La pandemia no se ha acabado

Por Olivia Acosta

Alexander Arauz tiene 22 años, es diseñador de interiores y está estudiando Administración de Empresas en Rivas, una ciudad del Pacífico Sur de Nicaragua, muy cerca de la frontera con Costa Rica. Comenzó su voluntariado en la Cruz Roja Nicaragüense como socorrista en la filial de la Rivas hace 7 años, donde participó en la emergencia de la tormenta tropical Nate, así como en proyectos de prevención de Zika, además es parte de la Red de Comunicadores de la Institución, entre otros.

Desde que empezó la pandemia, Alexander ha querido apoyar en el diseño y la puesta en marcha de distintas actividades para apoyar a la población en la lucha contra la pandemia, como la difusión de las medidas de prevención frente al virus y el servicio de apoyo psicosocial, para ayudar a manejar el estrés de las personas que han contraído la enfermedad, o han perdido algún familiar a causa del coronavirus.

Según Alexander, “La gente con la que hablamos lo está pasando muy mal, incluso practicamos con ellos ejercicios de auto relajación para intentar rebajar su estrés.  Luego hay otras personas que quieren saber cómo deben protegerse y recibir información veraz sobre la COVID-19. También hemos habilitado una cuenta en Facebook para difundir cómo se deben utilizar las mascarillas, cuáles son los mecanismos de transmisión del virus y cómo debe protegerse la población para evitar el contagio.

Alexander tiene muchas cosas que contar, pero una de las experiencias que más le ha marcado es el apoyo ofrecido a los cientos de conductores de camiones que se quedaron varados en la frontera con Costa Rica durante varias semanas, debido a las restricciones de movimiento impuestas por la pandemia. “Se trataba de trasportistas de varias nacionalidades de la región (Panamá, Guatemala, México, Honduras y Costa Rica), que no podían acceder con sus camiones a través de la frontera a Costa Rica o Panamá, para entregar sus mercancías.  La situación en la que se encontraban era deplorable, tenían que vivir a la intemperie con lo puesto y dormir debajo de los camiones, expuestos a condiciones de insalubridad, e incluso a robos… “

La Cruz Roja Nicaragüense se ha encargado de apoyarles en esta dura situación y ha entregado más de 1,300  kits de alimentos a los transportistas y además ha revisado su estado de salud. Según Alexander, “muchos de ellos tenían miedo de contraer el virus y hemos tenido que tomar temperatura para comprobar si tenían fiebre o algún otro síntoma de la COVID-19. Recuerdo que, entre todos ellos, había una sola mujer. Estaba muy preocupada por contactar con sus hijos y gracias a los vecinos de la zona, pudo recargar su móvil varias veces para poder hablar con ellos”.

Todos los voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja Nicaragüense llevan equipos de protección con mascarillas, gorros y lentes protectoras para poder ejercer su labor. Según Alexander, “al principio todos estábamos intranquilos pensando que podíamos contraer el virus y contagiar a nuestras familias, sobre todo cuando trasportamos en ambulancia a personas que pueden tener coronavirus. Pero si se siguen las medidas de protección establecidas, sientes seguridad y te das cuenta que lo más importante es el valor del trabajo que hacemos por los demás. Me siento muy bien, satisfecho, estamos trabajando para apoyar a la población en estos duros momentos, nos sentimos como héroes sin capa ayudando a personas que no conocemos, tratándolos como si fuesen nuestros familiares”.

Según Alexander, como también está ocurriendo en otros países de la región, las medidas de prevención ante el virus se están relajando y algunas personas ni siquiera llevan mascarilla. “Aunque en Nicaragua nunca ha habido un confinamiento obligatorio, las personas al principio salían poco de casa, respetaban más las distancias y casi todos llevaban mascarilla. Incluso había personas que parecían astronautas de lo protegidos que iban por la calle. Ahora vemos a mucha gente sin protección, en aglomeraciones, e incluso muchas familias hacen turismo y van a la playa… tenemos un duro trabajo por delante para seguir sensibilizando a la población, porque la pandemia no se ha acabado”, concluye.

Cruz Roja Nicaragüense. Desde que comenzó la pandemia, las acciones de la Cruz Roja Nicaragüense se han centrado en contribuir al control epidémico del virus a nivel nacional mediante la promoción de la higiene, el uso de mascarillas y la distribución de kits de higiene a las poblaciones más vulnerables. Asimismo, desde el pasado mes de marzo la Cruz Roja Nicaragüense ha estado implementando el desarrollo de una campaña masiva de comunicación enfocada en la prevención de la COVID-19, llegando a más de 1,5 millones de personas.

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