Migrantes en medio de una pandemia

Yudi y su familia

Yudi y su familia

Por Melissa Monzón 

Luis

Luis nació en Caracas, Venezuela. Hace dos años decidió salir de su país, buscando una mejor calidad de vida. Emprendió su viaje por carretera, pues no contaba con los documentos suficientes para poder viajar por avión. “Cuando llegué a Cúcuta me encontré con la Cruz Roja, me dieron un kit con ayuda para el camino, porque el viaje era bastante largo, yo iba hasta Medellín”. Una vez en Medellín trabajó ocho meses, para luego emprender su camino hacia Lima. El camino no fue lo que esperaba, una vez en Ecuador se encontró con una serie de protestas y al no poder continuar su camino, se quedó dos días en el terminal esperando a poder tomar el bus para continuar. “Al llegar a Guayaquil me encontré una vez más con una carpa de la Cruz Roja, nos ayudaron a todos, nos dieron un kit con alimentos, cosas de uso personal y medicinas”, comenta Luis. Luego siguió su ruta hasta llegar a Lima.

Una vez en Lima, una amiga le ofreció trabajo vendiendo comida. “Trabajé arduamente todos los días, tuvimos varios inconvenientes, pero seguimos, trabajamos en un horario agotador”. Sin embargo, por la pandemia, ya no pudo continuar trabajando. “Como trabajaba en las calles, con el COVID-19 ya no podíamos trabajar. Nos golpeó bastante duro, porque ese era nuestro único ingreso”.

Luis cuenta con una bicicleta, y ahora que Perú está abriendo algunas actividades económicas, él ya está buscando trabajo, ofreciendo su servicio de entregas a domicilio. “Como soy migrante, no cuento con subsidio por parte del gobierno. Por eso, todos los días voy a los mercados, buscando arduamente un trabajo, espero conseguir pronto”, nos cuenta Luis.

Yudi

Hace un año y siete meses Yudi vino al Perú con su familia, desde Venezuela, buscando una mejor calidad de vida. Para poder realizar el viaje, vendieron todo lo que tenían. Perú era su destino desde el inicio, pues escucharon que estaban entregando el permiso temporal de permanencia, con el cual podían trabajar, y ganarse la vida de manera legal y honesta, según nos comenta.

“Mi hija sufre de epilepsia, esto también nos hizo tomar la decisión de migrar. Necesitábamos ir a un lugar, a un país donde le pudieran ofrecer atención médica y conseguir las medicinas que ella tanto necesita”.

Antes de que Yudi viajara, ya habían llegado su hermano y sus sobrinos. Luego de que probaron que se sentían bien aquí, Yudi viajó con su hermana, sus dos hijos y sus dos perritos, quienes también son parte de la familia.

Una vez en Lima, Yudi trabajó como tutora de cursos en línea hasta noviembre del 2019. Por la pandemia, su hermana y su hijo también quedaron sin trabajo; sus sobrinos, quienes tenían un negocio de comida, tuvieron que cerrarlo. “La situación es bastante incierta, no sabemos qué va a pasar, qué va a ocurrir”, comenta Yudi.

 Jesús

Jesús vino desde Venezuela hacia Perú hace cuatro años. Su viaje fue por tierra, pues no contaba con recursos para venir en avión. Primero pasó por Ecuador, donde se quedó dos meses, para luego llegar al Perú en el 2016. “Cuando llegó todo me parecía bonito, aunque no conocía muchas cosas, me sentía desubicado, tenía solo veinte años. Viví en una habitación y compartía un baño con dieciséis personas. Trabajé de mesero en un restaurante; hasta el día de hoy estoy muy agradecido con esas personas porque yo no contaba con los documentos en ese momento, y siempre me trataron bien”, nos cuenta Jesús, quien hoy ya conoce la ciudad, tiene amigos y compañeros peruanos, y nos comenta que gracias a ellos ha podido conocer más la cultura del país.

Con el tiempo se mudó a un departamento, y pasó de mesero a ser administrador de un restaurante. “Conocí a personas muy agradables, espectaculares, me dieron mucho apoyo, aprendí muchas cosas, porque cuando salí de Venezuela era un estudiante, no tenía experiencia laboral”.

Por la pandemia Jesús se quedó sin trabajo, ya que el restaurante donde trabajaba decidió cambiar de rubro. “Me quedé sin trabajo, era alarmante porque yo vivía solo. Estaba preocupado, felizmente tuve contacto con unos amigos que decidieron mudarse conmigo.”

Jesús nos cuenta que otra gran preocupación de no generar ingresos, era no poder enviarles dinero a su papá y a su mamá que viven en Venezuela, y es que él, como muchos migrantes, es fuente de ingreso para sus familias, quienes se quedaron en su país.

“Trato de ver las cosas positivas a todo. Cuando empezó la cuarentena traté de organizarme un poco más, vendí algunas cositas, y también me distraía, traté de hacer mucho ejercicio, de orar mucho, de ver noticias y de comunicarme con mis familiares en Venezuela.”

Pedro*

Pedro salió de Venezuela hacia Colombia hace un año y medio en busca de trabajo, mientras que su esposa, María, viajó a Perú. Luego de dos meses se encontraron en este último país. Una vez en Perú Pedro trabajó en un restaurante “Me costó bastante porque nunca había trabajado en la cocina, pero di mi mejor empeño, además mi esposa en ese momento estaba embarazada. Busqué hacer lo mejor posible, hasta que quedé fijo en mi trabajo. Fui trabajando mucho, obteniendo cada una de las cosas que hoy tengo en mi hogar, y ayudando a mi familia en Venezuela, donde tengo a dos hijos. Luchando cada día por el bienestar de mi familia”, comenta Pedro.

En el contexto de pandemia Pedro se quedó sin trabajo. En uno de los exámenes que le hacen a su esposa por el embarazo, le hacen a él una prueba de VIH, dando como resultado positivo. “He estado contento con el trato que me han dado, he recibido una excelente atención e información. Estoy contento con el hospital, con su gente, con la ayuda acá en el Perú, nos han ayudado bastante. Me han dado las pastillas, información, todo sin falta.”

Pese a su grado de vulnerabilidad, Pedro ha salido a trabajar a la calle, pues es el sustento de su familia aquí y en Venezuela. “He salido pero teniendo todos los cuidados, con mi tapaboca y mi alcohol gel. Necesito salir a trabajar, sobre todo por la pequeña que necesita alimento”.

“Agradezco hoy estar en Perú y continúo con muchas ganas de seguir trabajando y luchando por mi familia, y por los que más queremos, ayudar a mis hijos en Venezuela, y nosotros estar aquí hasta que Dios lo permita, y poder volver a nuestra tierra y disfrutar de los nuestros.”, concluye Pedro.

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Luis, Yudi, Jesús y Pedro son algunas de las personas que forman parte del Programa de Transferencia Monetaria implementado en el Perú por la Cruz Roja, con el apoyo de la Unión Europea. Este programa está dirigido a familias en condición de vulnerabilidad, quienes se han quedado sin sustento económico a causa de la pandemia. Como parte del programa las familias reciben una tarjeta con un monto económico para cubrir sus necesidades básicas.

En los testimonios recogidos, las familias nos han compartido que el programa les ha permitido cubrir gastos principalmente de alojamiento, alimentación y salud.

*Este nombre fue cambiado para proteger a la persona que amablemente nos brindó su testimonio.

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