Una intensa labor humanitaria junto a comunidades vulnerables del norte de Argentina

La noche anuncia su llegada, y el calor se aferra a la arena en los últimos minutos que le quedan. Y mientras el ocaso se posiciona detrás del campamento base, un cacique wichi, su esposa y sus hijos conversan relajados con un par de voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja que ya terminaron su jornada y se sientan a disfrutar del momento. El hombre les cuenta sobre su vida y como eran esas tierras hace décadas atrás. Una zona de contrastes desérticos y un eterno vaivén de calores secos y fríos medulares siempre acompañados del viento. La comunidad Wichi, al igual que los Toba, Chorote y otras etnias de la región, han sido los eternos moradores de la provincia de Salta. En este lugar el agua siempre ha sido una preocupación, pero en los últimos años la situación se ha tornado crítica.

A inicios del 2020, el Gobierno Provincial declaró el estado de emergencia socio sanitaria. La desnutrición cobró la vida de 8 niños, y el desabastecimiento del líquido vital implicó serias complicaciones higiénicas. Acorde a un estudio realizado en febrero por el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina, el 90% de las poblaciones Wichi que habitan en la zona se encuentran en una situación nutricional por debajo de lo normal, y el 84% de los niños tuvieron diarrea en el último mes.

La Cruz Roja Argentina ha venido trabajando en este territorio desde algunos años atrás. Ha sido un trabajo sostenido que ha generado un fuerte vínculo con los miembros de la comunidad. “Desde hace años nos vienen acompañando” Comenta Joaquín, Cacique de la Comunidad Quebracho Blanco “Ya son personas conocidas. Ahora falta que más personas vengan a trabajar aquí”. A inicios de este año la Sociedad Nacional, con el apoyo de la IFRC, montó un campamento base con el que se llega a más de 38 comunidades. Fundamentalmente, se ha brindado atención primaria en salud y se han realizado labores en agua y saneamiento.

En este campamento base se ha instalado una planta de potabilización de agua con una capacidad de 60.000 litros diarios donada por la Cruz Roja Española. Esto ha ayudado de manera significativa a la población. “Han mejorado los signos de salud, se nota que las personas están mayormente hidratadas” indica Merina Moreno, voluntaria que apoya en la línea de salud en la zona y quien ha estado vinculada en procesos de atención primaria desde hace meses en Salta. Además, se ha hecho la entrega de filtros comunitarios, bidones y 556 filtros familiares en 17 comunidades de la zona.

El trabajo ha requerido un enorme esfuerzo, más aún con las complicaciones generadas por los efectos de la Pandemia de la COVID-19. Debido a las medidas de aislamiento decretadas, la movilización de equipos dentro del país, y traída de insumos requeridos desde el exterior, debieron tomar más tiempo, implicaron retrasos en el proyecto y aumentaron costos. Algo similar está ocurriendo con la movilización de voluntarios y voluntarias.  “Las distancias son enormes, por ejemplo, mover un voluntario o voluntaria desde Buenos Aires al campamento, implica más de 20 horas de viaje. En consecuencia, la planificación operativa tuvo que ajustarse a estos tiempos dado que implica 4 días de viaje, 2 de ida y 2 de vuelta” Indica Abel Martínez, Director de Respuesta a Emergencias de la Cruz Roja Argentina. “Por cuestiones especialmente de salud mental, los voluntarios y voluntarias deben estar en el campamento por un máximo de 15 días y de ahí ser relevados”.

Sin embargo, el optimismo y las ganas de ayudar son más fuertes que las complicaciones enfrentadas. Los voluntarios y voluntarias de la Sociedad Nacional encuentran en esta actividad gratificación al conectarse con las personas de esta zona.

La noche termina de ponerse, y entre el cálido viento que se escurre en el desierto se esparcen los relatos del cacique. Los voluntarios y voluntarias lo escuchan atentos y con un profundo sentimiento de satisfacción. Saben que ha sido un día más de acciones positivas en la comunidad, y que mañana continuarán aportando y aprendiendo en una de las zonas más olvidadas del país, junto a personas que los reciben con calidez y dispuestos a trabajar por un cambio en sus localidades.

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