La pandemia de COVID-19 tras dos años: una nueva normalidad para algunos mientras las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja advierten de que millones de personas aún corren riesgo

A Nurse from the Kenyan Ministry of Health administers a COVID-19 vaccine to a woman in Isiolo County, Kenya with the assistance of Kenyan Red Cross volunteers

Una enfermera del Ministerio de Sanidad de Kenia administra la vacuna COVID-19 a una mujer en el condado de Isiolo (Kenia) con la ayuda de voluntarias de la Cruz Roja Keniana en el marco de un programa de divulgación en zonas rurales y de difícil acceso.

Foto: IFRC/Susan Mbalu

Ginebra, 7 de marzo de 2022 – Dos años después del inicio de la pandemia de COVID-19, muchos países dan la crisis por finalizada. Sin embargo, millones de vidas humanas permanecen en riesgo. En gran parte del mundo, se carece de la amplia cobertura de vacunación, sistemas de salud sólidos, o las capacidades para realizar pruebas diagnósticas que permitirían pasar a una situación de ¨nueva normalidad¨. La crisis no se superará mientras no exista acceso universal a las herramientas necesarias para hacer frente a la COVID-19 y recuperarse de ella. Entretanto, seguirá afectándonos a todos.

El presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Federación Internacional), Francesco Rocca, ha declarado que: 

La ''convivencia con el virus'' es un privilegio que no está al alcance de muchos países y comunidades en el mundo. El acceso equitativo a las vacunas, las pruebas diagnósticas y los tratamientos permitirán salvar vidas y, además, protegerán al mundo frente a nuevas variantes más peligrosas. Ese es el único sendero hacia el restablecimiento de la normalidad. Nadie estará a salvo mientras todos no lo estemos''.

Los miembros del personal y los voluntarios de las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja trabajan sin descanso para reducir la brecha en materia de equidad y lograr que las vacunas lleguen desde las pistas de los aeropuertos hasta los brazos de las personas y a las comunidades vulnerables, marginadas y en situación de riesgo. Su labor resulta crucial tanto para favorecer la vacunación como para informar a las comunidades, generar confianza y combatir la desinformación existente sobre las vacunas contra la COVID-19. Desde el inicio de la pandemia, han prestado atención a más de trescientos (300) millones de personas a través de las actividades de inmunización.

En países como Zambia, donde los sistemas de salud son frágiles y los rumores sobre la vacunación se difunden con rapidez, las dificultades asociadas al suministro de vacunas representan apenas uno de los múltiples obstáculos existentes. La Cruz Roja de Zambia ha puesto en marcha una campaña móvil de vacunación contra la COVID-19, mediante la cual administra vacunas en zonas de difícil acceso. Los voluntarios movilizan a las comunidades para que participen en las campañas de vacunación, difunden información sobre las vacunas y los centros móviles de vacunación, y promueven la intervención de los dirigentes locales para que aboguen en favor de comportamientos saludables.

Afganistán se ve gravemente afectado por una nueva ola de infecciones que pone a prueba el sistema de salud del país. Ante esta situación, la Media Luna Roja Afgana ha ampliado los servicios que ofrece en sus clínicas en todo el país, así como en el hospital especializado en la COVID-19, situado en Kabul. Además, respalda las actividades nacionales de vacunación y realiza campañas de información sobre medidas para evitar la propagación del virus.

En la zona del Pacífico, varios países sufren por vez primera una intensa ola de propagación del virus, con un aumento sin precedentes de las infecciones que amenaza con desbordar la capacidad de los hospitales y los sistemas de salud. En Fiyi o Vanuatu, países que abarcan más de 165 islas habitadas, los voluntarios de las Sociedades Nacionales acuden en coche, en barco y a pie hasta las comunidades más alejadas para sensibilizar a la población sobre la COVID-19 y promover la vacunación.

Las situaciones de desigualdad que se perpetúan han sido un excelente caldo de cultivo para la pandemia de COVID-19, y esta, a su vez, ha contribuido a agravarlas, llevando a muchas familias a la pobreza y multiplicando los problemas de violencia doméstica y salud mental. Las mujeres, las comunidades urbanas y los migrantes han sufrido de forma desproporcionada los devastadores efectos socioeconómicos de esta crisis, y más de cinco (5) millones de niños han perdido a uno de sus progenitores, o a otra persona encargada de su cuidado, a causa de la pandemia de COVID-19. Pese a que el apoyo psicosocial ha sido un componente central en la labor de la Federación Internacional, los voluntarios observan un aumento significativo en las necesidades de apoyo relacionado con salud mental.

El presidente de la Federación Internacional, Francesco Rocca, ha explicado que:

''La pandemia es más que una crisis sanitaria. Existen comunidades que sufrirán durante años sus efectos a nivel socioeconómico y de salud mental, y no podemos permitir que la COVID-19 se convierta en la enfermedad de las personas más pobres y vulnerables del mundo. Resulta fundamental que las medidas de intervención y recuperación a nivel mundial incluyan a todas las personas y se centren en el fomento de la capacidad de resiliencia de las comunidades y la consolidación de los sistemas sanitarios''.

Para más información o concertar entrevistas, contacten con:

En Ginebra: Marie Claudet, +1 202 999 8689, [email protected]

En Ginebra: Tommaso Della Longa, +41 79 708 43 67, [email protected]

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