Las olas de calor provocan algunas de las catástrofes más mortíferas y se están intensificando, advierten la IFRC y el organismo de ayuda humanitaria de la ONU antes de la COP27

Two children walk beneath a sun umbrella to try and keep cool in Chichongole village in Mozambique.

Dos niñas caminan con una sombrilla para intentar mantenerse frescas en la aldea de Chichongole, en Mozambique.

Foto: IFRC/Aurélie Marrier d’Unienville

Un nuevo informe detalla cómo los eventos de calor extremo presagian un mundo menos habitable.

Ginebra, 10 de octubre - Las altas temperaturas récord de este año -que están provocando catástrofes en Somalia, Pakistán y en todo el mundo- presagian un futuro con emergencias humanitarias relacionadas con el calor más mortíferas, más frecuentes y más intensas, según advierte un nuevo informe.

Publicado un mes antes de la 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 27), Calor extremo: Preparándose para las olas de calor del futuro, afirma que, dado que el cambio climático hace que las olas de calor sean cada vez más peligrosas, hay que tomar medidas enérgicas ahora para evitar desastres por calor potencialmente recurrentes.

"A medida que la crisis climática no se controla, los fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor y las inundaciones, golpean con más fuerza a las personas más vulnerables", afirma Martin Griffiths, Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios y Coordinador del Socorro de Emergencia de las Naciones Unidas. "En ningún lugar el impacto se siente más brutalmente que en los países que ya se tambalean por el hambre, los conflictos y la pobreza".

El informe -el primero que publican conjuntamente la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) ofrece medidas concretas que los trabajadores humanitarios y los responsables de la toma de decisiones pueden adoptar para mitigar los peores efectos del calor extremo. El año 2022 ya ha visto cómo comunidades del norte de África, Australia, Europa, el sur de Asia y Oriente Medio se asfixian bajo temperaturas récord. Recientemente, el oeste de Estados Unidos y China se han visto afectados por el fuerte calor.

El informe señala que, en las próximas décadas, se prevé que las olas de calor alcancen y superen los límites fisiológicos y sociales del ser humano en regiones como el Sahel, el Cuerno de África y el sur y suroeste de Asia. Las olas de calor extremas en estas regiones, donde las necesidades humanitarias ya son elevadas, provocarían sufrimiento y pérdida de vidas a gran escala, desplazamientos de la población y un aumento de las desigualdades, advierte el informe.

"La crisis climática está intensificando las emergencias humanitarias en todo el mundo. Para evitar sus efectos más devastadores, debemos invertir por igual en la adaptación y la mitigación, en particular en los países de mayor riesgo", dice Jagan Chapagain, Secretario General de la IFRC.

"En la COP27, instaremos a los líderes mundiales a que se aseguren de que esta inversión llegue a las comunidades locales que están en primera línea de la crisis climática. Si las comunidades están preparadas para anticiparse a los riesgos climáticos y equipadas para actuar, evitaremos que los fenómenos meteorológicos extremos se conviertan en desastres humanitarios."

Las olas de calor se ceban con las desigualdades, y sus efectos son mayores en las personas aisladas y marginadas. El informe subraya que la prioridad urgente deben ser las inversiones cuantiosas y sostenidas que mitiguen el cambio climático y apoyen la adaptación a largo plazo de las personas más vulnerables.

El informe también constata que, aunque los impactos del calor extremo son globales, algunas personas se ven más afectadas que otras. Las comunidades vulnerables, como los trabajadores agrícolas, se ven abocadas a la primera línea de fuego, mientras que los ancianos, los niños y las mujeres embarazadas y lactantes corren un mayor riesgo de enfermedad y muerte.

Los países con menos ingresos del mundo ya están experimentando un aumento desproporcionado del calor extremo. Estos países son los menos culpables del cambio climático, pero verán aumentar considerablemente el número de personas en riesgo en las próximas décadas.

Sobre la base de un creciente conjunto de conocimientos y buenas prácticas en torno a los sistemas de alerta temprana, acción anticipada y respuesta a las olas de calor, el informe sugiere las siguientes cinco medidas clave para ayudar a las personas más vulnerables:

  • Proporcionar información temprana sobre las olas de calor para ayudar a las personas y a las autoridades a tomar medidas oportunas.
  • Apoyar la preparación y ampliar la acción anticipatoria, especialmente por parte de los agentes locales, que suelen ser los primeros en responder a las emergencias.
  • Encontrar formas nuevas y más sostenibles de financiar la acción local.
  • Adaptar la respuesta humanitaria a la aceleración del calor extremo. Las organizaciones humanitarias ya están probando enfoques como viviendas de emergencia más adecuadas desde el punto de vista térmico, "techos verdes", centros de refrigeración y ajustes en los horarios escolares, pero esto requerirá importantes inversiones en investigación y aprendizaje.
  • Reforzar el compromiso en los ámbitos humanitario, de desarrollo y climático.

Para hacer frente al impacto del calor extremo a largo plazo y ayudar a las comunidades, pueblos, ciudades y países a adaptarse al riesgo de calor extremo será necesaria una planificación sostenida del desarrollo.

El informe completo está disponible aquí.

Nota para los editores:

Material audiovisual disponible en este link y este link para los medios de comunicación.

Para más información, por favor, contacten con:

IFRC (Geneva): Jenelle Eli, +1-202-603-6803, [email protected]

OCHA (Nueva York): Jaspreet Kindra, +1-929-273-8109, [email protected]

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