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Cruz Roja Monegasca
Oficina Regional Asia Pacífico
La Oficina Regional de Asia Pacífico de la Federación Internacional trabaja en apoyo de 38 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. A través de sus equipos de apoyo a grupos de países y sus oficinas en los países, proporciona coordinación, apoyo financiero y técnico para operaciones de desastre y programas de desarrollo a más largo plazo en toda la región. Vea los planes regionales, de clúster y de país actuales para Asia Pacífico.
Oficina Regional de Oriente Medio y África del Norte
La oficina regional de la Federación Internacional para Oriente Medio y África del Norte trabaja en apoyo de 17 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de la región. A través de sus equipos de apoyo a los grupos de países y las oficinas en los países, proporciona coordinación, apoyo financiero y técnico para operaciones de desastre y programas de desarrollo a más largo plazo en toda la región.Vea los planes actuales para MENA aquí.
Cruz Roja Sueca
Fondo de Desarrollo de Capacidades
El Fondo de Desarrollo de Capacidades (CBF, por sus siglas en inglés) de la IFRC otorga pequeñas subvenciones con un plazo establecido a las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, permitiéndoles aumentar la escala y la calidad de sus servicios; y de la ejecución de programas en sus comunidades.
El Presidente de la IFRC interviene en la conferencia de alto nivel sobre seguridad alimentaria y nutrición en la Unión Africana
Excelencias, honorables ministros, distinguidos delegados, dirigentes y amigos de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, señoras y señores, Es un gran honor y un placer para mí estar hoy aquí y, junto con todos ustedes, inaugurar este importante evento sobre las crisis de seguridad alimentaria a las que nos enfrentamos en África. Esta conferencia es una plataforma única que nosotros, los co-convocantes, proporcionamos para aprovechar el apoyo de los actores políticos, humanitarios y de desarrollo, así como de las instituciones financieras internacionales. Nos sentimos especialmente honrados por la estrecha cooperación de más de una década con la Comisión de la Unión Africana. A través de usted, Su Excelencia el Comisario Sacko, elogio el liderazgo de la Unión Africana y prometo nuestro compromiso continuo como Federación para fortalecer nuestra asociación. Sin embargo, mientras abordamos la complejidad de la seguridad alimentaria y la nutrición, tampoco debemos olvidar escuchar a quienes están en primera línea de riesgo y en las comunidades más marginadas y de difícil acceso. Represento a la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja -la mayor red humanitaria del mundo, compuesta por 192 Sociedades Nacionales que constituyen 14 millones de personas voluntarias en todo el mundo- preparada, comprometida y lista para responder a los desastres y las crisis a escala local, nacional y regional. Nuestra red aporta voces desde la primera línea de los desastres y soluciones que ofrecen las comunidades. Nosotros, la IFRC, defendemos la localización y la apropiación nacional en la práctica sobre el terreno como una necesidad en todo el mundo. Empoderar a los actores locales, como nuestras personas voluntarias de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, nos permite salvar vidas y llegar a más personas vulnerables. Nuestros voluntarios y voluntarias forman parte de las comunidades locales, conocen las necesidades y saben cómo atenderlas mejor. Llevar la asistencia humanitaria a las familias que se desplazan constantemente es uno de los mayores retos a los que se enfrentan los trabajadores humanitarios. Por ejemplo, nuestros equipos de la Media Luna Roja en Somalia trabajan en estrecha colaboración con las comunidades nómadas y, por lo tanto, nunca hay dudas sobre dónde entregar la ayuda. Estos voluntarios proceden de las comunidades a las que sirven y saben cómo hacerlo mejor que nadie. Como red mundial estamos profundamente preocupados por la crisis de inseguridad alimentaria que se está produciendo en África, donde 800 millones de personas están amenazadas en todo el continente y 146 millones tienen una gran necesidad de alimentos. El hambre es uno de los sufrimientos más indignos de la humanidad. Se espera que la situación se deteriore hasta 2023, y todos debemos preocuparnos, pero sobre todo movilizarnos para evitar cualquier catástrofe. No hay más tiempo que perder. Las palabras y el compromiso político deben traducirse en acciones urgentes. También somos conscientes de que esta crisis no es una crisis africana, sino una crisis mundial, desencadenada por tres factores globales: el cambio climático, las consecuencias socioeconómicas de la pandemia del COVID-19 y el impacto mundial sobre las materias primas y los precios del conflicto armado internacional en Ucrania. Las Sociedades Nacionales africanas, con el apoyo de la IFRC, no han esperado a que esta situación se deteriore para actuar. En 2021, 4,8 millones de personas recibieron ayuda en efectivo y alimentos. Como Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja también somos conscientes de que tenemos que ampliar nuestra respuesta. La IFRC ha lanzado un llamamiento regional de emergencia por 200 millones de francos suizos que abarca 23 países afectados y se centra en llegar a 7,6 millones de personas en 14 países prioritarios. Para romper el círculo vicioso de esta crisis alimentaria, la IFRC no sólo invertirá en la respuesta a la crisis, sino que trabajará junto con la Comisión de la Unión Africana y otros socios clave en la promoción de la ampliación de los esfuerzos para satisfacer el imperativo humanitario en todo el continente y abordar la necesidad urgente de invertir también en la atención de las necesidades a largo plazo. Actuaremos en consonancia con la Agenda 2063 de la UA, los planes de respuesta de los Estados miembros de la UA en todo el continente y los planes estratégicos de las Comunidades Económicas Regionales en materia de seguridad alimentaria. Para nosotros, esta es una crisis global. Estamos movilizando a nuestros 192 miembros para que apoyen las acciones dirigidas por las Sociedades Nacionales Africanas. Hoy tenemos aquí a 15 dirigentes de Sociedades Nacionales africanas, además de una representación de socios de la Cruz Roja y la Media Luna Roja de otros continentes. Estamos plenamente comprometidos, como un solo equipo, para garantizar que tanto la respuesta de emergencia como las soluciones a largo plazo a la crisis alimentaria estén en plena consonancia con los planes y las prioridades de los gobiernos. Como auxiliares de los poderes públicos, nuestras Sociedades Nacionales africanas participan en la movilización de voluntarios formados y capacidades y aprovechan su acceso único a las comunidades afectadas o en riesgo y su aceptación por parte de las mismas. También contribuyen a los marcos políticos, como los compromisos mundiales de hambre cero (ODS1 y ODS2) y la aplicación del Acuerdo de París, garantizando una respuesta centrada en la comunidad para lograr un impacto duradero. Esta crisis no puede ser manejada por una sola agencia u organización, ni a corto ni a largo plazo. Unas asociaciones sólidas, incluso con las propias comunidades, son la base para lograr nuestro objetivo común de alcanzar el Hambre Cero, una gran ambición para que todos cumplamos los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2063 de África. Colectivamente, también estamos dispuestos a apoyar las soluciones a largo plazo a los desafíos de la inseguridad alimentaria que sean propiedad de los africanos y estén dirigidas por ellos. Con este espíritu, hemos lanzado la Iniciativa Panafricana Hambre Cero de la IFRC, una plataforma de asociación para abordar las causas profundas y fortalecer la resiliencia de las comunidades mediante programas a largo plazo. El objetivo de esta iniciativa es llegar al 25% de las personas más vulnerables de África para 2030 a través de asociaciones locales, nacionales, regionales e internacionales. Señoras y señores, estamos asistiendo a una crisis humanitaria catastrófica. El hambre es una crisis indigna. El hambre no es sólo una crisis alimentaria. Lleva a una crisis sanitaria. Y crisis ganadera. Significa la ruptura de los barrios y la perturbación de las comunidades locales. Significa desplazamiento de la población. Una respuesta de emergencia por sí sola no acabará con estas crisis de hambre. Al mismo tiempo que se abordan las necesidades urgentes, es esencial sentar las bases de la resiliencia. Los gobiernos, el sector privado y los grupos humanitarios y de desarrollo deben redoblar sus esfuerzos para apoyar la seguridad alimentaria, los medios de vida y los planes de resiliencia a largo plazo. Las medidas deben incluir inversiones en el fortalecimiento de los sistemas alimentarios de base y la inversión en los actores comunitarios para lograr la seguridad alimentaria y económica de forma sostenible. Uno de los enfoques a considerar es la acción anticipatoria para la seguridad alimentaria, basada en previsiones y análisis de riesgos. Nosotros, la IFRC, estamos dispuestos a hacer nuestra parte con los gobiernos y los socios. Creemos que este evento de alto nivel puede ser un momento clave para fortalecer nuestra cooperación y salvar más vidas. Como todos sabemos, responder tarde significará un inmenso sufrimiento para millones y millones de personas. Y para nosotros esto es inaceptable. Gracias.
Declaración oficial de la IFRC a la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres 2022
Tengo el honor de presentar esta Declaración Oficial en nombre de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC). El tema de la GP2022,"Del riesgo a la resiliencia: Hacia un desarrollo sostenible para todos en un mundo transformado por COVID-19"no podría ser más relevante para nosotros, ya que nos enfrentamos a necesidades crecientes y a un futuro incierto. El COVID-19 se ha cobrado ya más de 6,2 millones de vidas y ha aumentado la vulnerabilidad en todo el mundo, especialmente entre las mujeres, los niños, los ancianos y las personas con discapacidad. Al mismo tiempo, hay más personas amenazadas por la crisis climática, los conflictos, los desastres y las enfermedades. Las necesidades humanitarias de 2022 serán, como mínimo, el doble que en 2019. Hoy nos encontramos en una coyuntura crítica. No sólo debemos recuperarnos plenamente de esta pandemia, sino que también debemos revisar nuestra preparación y cambiar nuestro modus operandi para hacer frente de forma proactiva a futuros riesgos. Debemos pasar de responder a las crisis a crear capacidades individuales y comunitarias para anticiparse, prepararse, reducir el impacto, hacer frente y recuperarse de las crisis. Esto debe hacerse sin comprometer sus perspectivas a largo plazo, es decir, reforzando su resiliencia ante futuros riesgos. Para lograrlo, la IFRC hace un llamamiento a la acción colectiva en los siguientes ámbitos: En primer lugar, debemos inspirar una acción comunitaria que revolucione el cambio positivo. Las comunidades tienen capacidad de acción, autosuficiencia y sus propias esperanzas y planes para el futuro. Nuestros esfuerzos sólo les beneficiarán si nos centramos en sus prioridades, experiencias y conocimientos, y apoyamos sus acciones. Tenemos que apoyar a las comunidades para que se reúnan y aborden los retos a los que se enfrentan actualmente y se preparen para los que están por venir. La financiación y las asociaciones deben apoyar a las personas y a las comunidades para que comprendan sus riesgos, tomen medidas para afrontarlos y participen en los procesos oficiales de toma de decisiones. Los actores locales, como las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, son fundamentales para informar y canalizar las inversiones hacia los lugares adecuados, hacia los más necesitados, donde los escasos recursos pueden tener el mayor impacto. Tienen que estar en el asiento del conductor del cambio, y esto incluye a las mujeres y a los jóvenes. En segundo lugar, confiar en la ciencia. Debemos escuchar a la ciencia y utilizarla para planificar y proteger contra los riesgos futuros. Los fenómenos climáticos y meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y más intensos, y afectan a nuevos lugares con muchos peligros que golpean al mismo tiempo. No podemos utilizar lo que ocurrió en el pasado para predecir el futuro. Tenemos que confiar en la ciencia y actuar en consecuencia. Esta debe ser nuestra forma habitual de trabajar. La acción anticipatoria que pone a las comunidades en el centro debe ser la nueva normalidad si queremos reducir las necesidades humanitarias y evitar las pérdidas y los daños causados por el cambio climático. En tercer lugar, aprovechar el poder de las asociaciones. Sólo podemos ser más resilientes si colaboramos juntos, pero esto significa trabajar de forma más amplia que los sectores humanitario, de desarrollo y climático. También debemos mirar a los sectores público y privado, a los gobiernos locales, a las comunidades de base y a otros sectores: estamos intentando superar los mismos retos pero con medios diferentes. ¿Cómo puede el sector privado comprometerse de forma que impulse el impacto social? ¿Cómo pueden los gobiernos liderar el cambio con marcos propicios? ¿Cómo pueden las agencias humanitarias adoptar la agilidad en sus modelos de negocio? Junto con nuestros socios, hemos emprendido varias iniciativas, como el Grupo de Trabajo de Acción Anticipatoria, la Acción Basada en Previsiones del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (DREF, por sus siglas en inglés), el Centro de Anticipación, la Plataforma de Apoyo a los Países del Grupo de Trabajo Mundial para el Control del Cólera, y la Asociación de Acción Temprana Informada por el Riesgo (REAP, por sus siglas en inglés), a la que invitamos a nuestros socios a unirse. En cuarto lugar, debemos cambiar la forma de hacer negocios. Las asociaciones centradas en las personas para lograr los ODS requerirán nuevos enfoques de programación y financiación de los donantes. Estos deben permitir que el sector privado participe de forma significativa y demuestre el valor de las estructuras que pueden ser más sostenibles, replicables y ampliables para abordar las crecientes necesidades humanitarias y de desarrollo. Los países en desarrollo necesitarán más de 2,5 billones de dólares al año para cubrir el déficit de financiación de los ODS, pero solo se dispone de unos 150 000 millones de dólares de ayuda al desarrollo en el extranjero. Sin embargo, solo las fuentes de capital privado ascienden a más de 200 billones de dólares. Debemos considerar una financiación inteligente que ayude a que los recursos donados lleguen más lejos, creando oportunidades multiplicadoras. En todo momento, las comunidades deben estar en el centro de las decisiones tomadas en materia de inversión y programación para la reducción inclusiva del riesgo de desastres, la preparación ante epidemias y pandemias y la adaptación al cambio climático. Hay que dar prioridad a las comunidades más vulnerables a las catástrofes, así como a los entornos frágiles y afectados por conflictos y a los desplazados o en riesgo de desplazamiento. Los gobiernos pueden ayudar asegurando que las leyes, políticas, instrumentos financieros y planes nacionales sobre desastres y clima incluyan un enfoque en la reducción de riesgos para las personas más vulnerables. En la respuesta a lapandemia del COVID-19, la IFRC y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han hecho un buen uso de la capacidad de preparación creada a lo largo de los años. Desde el principio, hemos respondido a las crecientes necesidades y demandas de salud de las comunidades vulnerables, basándonos en soluciones locales y aprovechando el papel de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja comoauxiliares independientesde sus gobiernos en el ámbito humanitario. En los últimos dos años, la red de la IFRC apoyó a casi 1.200 millones de personas a través de nuestros programas COVID-19. Este apoyo ha incluido la comunicación de riesgos, las actividades de participación comunitaria para la promoción de la salud y la higiene, el agua y el saneamiento, y la asistencia alimentaria y en efectivo. Y más allá de nuestra respuesta de emergencia, nuestras Sociedades Nacionales llegaron a 139 millones de personas a través de programas de reducción del riesgo de desastres a prueba de pandemias, utilizando la guía de la IFRC para la "Programación de la gestión del riesgo de desastres inteligente desde el punto de vista climático durante la pandemia de COVID-19". Tengan por seguro que seguiremos esforzándonos por crear una cultura de prevención y resiliencia movilizando nuestra red mundial de 192 Sociedades Nacionales, 160.000 filiales locales y 14,9 millones de voluntarios comunitarios. Aprovecho esta oportunidad para rendir homenaje al Gobierno de Indonesia y a la Cruz Roja Indonesia por sus grandes esfuerzos para proteger a las personas y sus medios de vida de los desastres y las crisis. Gracias, y les deseo una exitosa Plataforma Global.
El poder de la juventud: En Vanuatu, personas jóvenes voluntarias mantienen el agua fluyendo
Jean Philipe Clement, de 58 años, se sumerge hasta los tobillos en el río que tantas noches le quita el sueño a él y a su comunidad.Mientras rebusca lentamente entre los escombros dejados por las recientes inundaciones, siente amargura al pensar en las próximas lluvias, sabiendo que llegarán tarde o temprano, y que probablemente traerán nuevas inundaciones a su comunidad.Agarra con una mano el mango de su fiel cuchillo de caña y con la otra sujeta el tallo de la rama de un árbol. Cuando balancea la afilada hoja metálica en la base de la rama, se oye un crujido al desprenderse la rama del árbol. Es el único momento en que se ahogan los sonidos de los mosquitos."Estamos podando algunas copas de los árboles para que la luz del sol pueda pasar y secar el agua que quede después de las inundaciones", explica."La principal causa de las inundaciones es la eliminación incorrecta de la basura. La gente no tira la basura en el lugar adecuado y es su descuido lo que está bloqueando el drenaje y provocando las inundaciones.""El agua estancada también ha provocado la cría de mosquitos".‘No hay otra opción’Aunque el agua ha retrocedido con el tiempo, no es nada comparado con la aterradora experiencia que supone el agua vertida en los portales de la cercana Solwe, una comunidad de 900 personas situada en Luganville, en la isla de Santo, a 45 minutos de vuelo de la capital de Vanuatu, Port Vila."Cuando llueve, el agua viene de las colinas y las plantaciones. Luego se junta en el centro, donde se encuentra Solwe. Debido a los escombros que obstruyen el río, se ha interrumpido el flujo del agua"."No hay salida para el agua y, como resultado, el agua no tiene adónde ir y los niveles empiezan a subir y a abrirse camino tierra adentro, hasta las casas".Una vez que la inundación ha llegado a las casas, la niñez no puede desplazarse a la escuela porque las carreteras están bajo el agua."La mayoría de las veces el nivel del agua llega hasta las ventanas de las casas. La gente tiene que entrar y salir de sus casas usando tablones de madera", dice Philipe."No tienen otra opción".Jóvenes toman acciónJusto cuando menguaban sus esperanzas de encontrar una solución para las frecuentes inundaciones, personas jóvenes voluntarias de la Cruz Roja de Vanuatu decidieron pasar a la acción.La juventud voluntaria de la Cruz Roja de Vanuatu en Solwe completó la formación en "Y-Adapt", un plan de estudios para jóvenes que consiste en juegos y actividades diseñadas para ayudarles a entender el cambio climático y a tomar medidas prácticas para adaptarse al cambio climático en su comunidad.A partir de ahí, tomaron la iniciativa de ayudar a personas como Philipe a prepararse para las próximas lluvias, limpiando los escombros del río y podando las copas de los árboles para que la luz del sol seque el agua estancada.Con el apoyo de la IFRC y la Cruz Roja Japonesa, el grupo de voluntariado completó el programa Y-Adapt y pudo adquirir una desbrozadora, una motosierra, rastrillos, una carretilla y guantes para ayudar en su campaña de limpieza."Si seguimos limpiando los escombros que interrumpen el flujo del agua y hacemos nuevos desagües, el agua fluirá hacia el río y no directamente a las casas de la gente", dice Tiffanie Boihilan, de 27 años, una de las voluntarias de la Cruz Roja que vive en Solwe.Y-Adapt anima a las personas jóvenes a centrarse en intervenciones de bajo costo que no requieran inversiones o tecnología a gran escala, pero que puedan reducir los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos.‘Si tenemos suerte’En la cercana estación de Mango se desarrolla una historia similar, aunque en condiciones muy diferentes. Aquí, el cielo es azul y el suelo está seco. Las cabezas se vuelven hacia el cielo para ver el menor atisbo de una nube oscura que podría traer la lluvia.En días así, los huertos se ven azotados por el calor del sol de mediodía.Los animales buscan la sombra donde pueden. Cubos vacíos en cada mano mientras los miembros de la comunidad pisan el terreno seco y polvoriento rumbo al arroyo más cercano, a una hora de distancia.Eric Tangarasi, de 51 años, es el jefe de la estación de Mango. Casado y con seis hijos, dice que espera que llueva pronto. La lluvia rellenará el único depósito de agua que abastece a más de 900 personas.La estación de Mango depende del suministro público de agua, pero éste ha sido irregular. Algunos días no hay agua. El río más cercano se encuentra a una hora de camino por terreno accidentado, por lo que la mejor y más segura opción para esta comunidad es el agua de lluvia."En la comunidad hay un gran problema con el agua", dice Eric. "A veces no hay agua durante dos o tres días. A veces puede durar hasta un mes"."Si tenemos suerte, el suministro de agua llega hacia medianoche hasta las 2 de la madrugada, que es cuando cada hogar almacena agua suficiente para cocinar y beber"."Actualmente sólo tenemos un tanque de agua para la comunidad, y con más de 900 personas viviendo aquí, debemos usar el tanque con moderación asegurándonos de dejar suficiente para que las demás personas lo usen".Una vez más, las personas jóvenes voluntarias de la Cruz Roja de Vanuatu entraron en acción.Como parte de sus actividades Y-Adapt (y de nuevo con el apoyo de la IFRC y la Cruz Roja Japonesa), el equipo de voluntariado de la Cruz Roja en Mango empezó a abordar los problemas de escasez de agua a nivel comunitario."Hay 17 personas que viven con discapacidades y es difícil para ellas cuando se acaba el agua", dice Pascalina Moltau, de 26 años, ella es una voluntaria de la Cruz Roja de Vanuatu que vive en la comunidad de Mango y ha formado parte de este proyecto desde el principio. "No pueden desplazarse hasta el arroyo cercano porque la accesibilidad es un gran problema, no es seguro para estas personas"."También debemos pensar en las personas mayores. No son lo bastante fuertes para soportar las dificultades del terreno para llegar al arroyo cercano y luego acarrear agua todo el camino de vuelta".Tras debatir con la comunidad la mejor forma de actuar, compraron un depósito de agua adicional de 10.000 litros para complementar el existente, de 6.000 litros. Las personas voluntarias, junto con la comunidad, comenzaron su plan de implementación de Y-Adapt construyendo los cimientos del depósito de agua."Este depósito de 10.000 litros ayudará a la comunidad a hacer frente a la creciente demanda de agua", afirma Eric. "Ahora no tenemos que esperar hasta medianoche para almacenar agua y podemos ser más capaces de gestionarla".
El Salvador: Cruz Roja apoya a las comunidades antes, durante y después de los desastres
Rosa Cándida es una campesina del pueblo Las Maravillas, en las afueras de Ahuachapán, al oeste de El Salvador. Ella, su marido, sus dos hijas y sus dos nietas pequeñas viven de la tierra, cultivando maíz, frijol y maicillo en el campo, a 2 kilómetros de su hogar.En un marcado contraste con el idílico entorno, en los últimos años Rosa ha visto cómo tormentas tropicales, deslizamientos de tierra, lluvias torrenciales y terremotos devastaban su país y su comunidad.El Salvador es el país más pequeño de Centroamérica, pero se enfrenta a grandes catástrofes y riesgos relacionados con el clima. En 2022, Rosa fue una de las más de 1,7 millones de personas que necesitaron algún tipo de ayuda humanitaria o protección en el país debido a los desastres.Un terremoto en enero de este año dañó su casa, creando grandes grietas en sus paredes de adobe y obligando a su familia a dormir a la intemperie mientras encontraban el dinero necesario para repararla.Media jornada de trabajo agrícola sólo genera ingresos suficientes para que Rosa alimente a su familia durante el día, lo que significa que desastres como el terremoto tienen un impacto drástico en las finanzas y el bienestar de su familia.Afortunadamente, la ayuda llegó de Cruz Roja Salvadoreña. Sus equipos realizaron rápidamente una evaluación de los daños causados y proporcionaron ayuda en efectivo a más de 600 familias de la región, incluida la de Rosa."El apoyo de la Cruz Roja nos ayudó a comprar alimentos, medicinas y otros artículos para el hogar", dice.Los equipos de la Cruz Roja realizaron dos transferencias de efectivo, asegurándose de que el dinero llegara a las personas que más lo necesitaban:"Dimos prioridad a los hogares más afectados por el terremoto, entre los que había personas mayores, mujeres embarazadas, madres en periodo de lactancia e infantes", explica Fátima Évora, de la Cruz Roja Salvadoreña.La asistencia en efectivo es una de las muchas formas en que la Cruz Roja Salvadoreña ayuda a las comunidades locales de todo el país a prevenir, prepararse y responder a los desastres. El personal voluntario también ha estado estableciendo sistemas de alerta temprana para preparar a las comunidades para sequías e inundaciones, ofreciendo apoyo a la gente para que adapte sus medios de subsistencia a la crisis climática.La Cruz Roja Salvadoreña organizó talleres comunitarios a principios de este año, para que la gente conociera los riesgos de desastre y saber cómo prepararse. Todo como parte de la Alianza Programática entre la IFRC y la Unión Europea."Aprendimos que hay alertas verde, amarilla, naranja y roja, y que cada una indica un nivel de riesgo diferente. Podemos estar preparadas y avisar por megáfono a la gente para que evacúe y busque ayuda", dice Juana Santa María, que asistió a un taller en San Luis Herradura."Lo más valioso ha sido saber que, como comunidad, podemos pedir ayuda a la alcaldía, a las asociaciones de desarrollo comunitario y al personal de protección civil. Hoy tenemos más información para prepararnos y responder a los desastres", añade.--En 2022, llegamos a 3.000 personas en El Salvador a través de la Alianza Programática con la Unión Europea.Implementada por 24 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en todo el mundo, incluyendo en Panamá, Guatemala, Honduras, El Salvador y Ecuador en las Américas, la Alianza Programática ayuda a las comunidades a reducir sus riesgos y estar mejor preparadas para desastres y emergencias de salud. Con la coordinación de la Cruz Roja Española,Cruz Roja Italiana y Cruz Roja Noruega y el apoyo de la IFRC, la Cruz Roja Salvadoreña está:Construyendo conocimiento comunitarioPrestandoasistencia a las personas que se desplazanPreviniendoy respondiendoa los brotes de saludGarantizandoque las percepciones y preocupaciones de la comunidad se tengan en cuenta y se utilicen para mejorar su asistencia humanitaria.
7 desastres en América en 2023 de los que quizá no hayas oído hablar
En todo el mundo, continuamente ocurren catástrofes y crisis. Algunas acaparan titulares internacionales -como los terremotos de Turquía y Siria o el conflicto armado internacional de Ucrania-, pero otras pasan desapercibidas fuera de los países donde ocurren.Estas catástrofes más pequeñas y menos conocidas se cobran vidas, destruyen medios de subsistencia y hacen retroceder a comunidades enteras.Sólo en la región de las Américas se han producido muchas catástrofes de pequeña y mediana escala en lo que va del año. Pero aunque estos desastres hayan pasado desapercibidos para el resto del mundo, las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de toda la región han estado allí, en las comunidades.La IFRC ha prestado su apoyo, haciendo llegar dinero rápidamente a nuestras Sociedades Nacionales a través de nuestro Fondo de Reserva para la Respuesta a Desastres (DREF) para que puedan prepararse y responder con eficacia.Echemos un vistazo a siete desastres ocurridos en América durante el primer semestre de 2023 de los que quizás no han oído hablar, y cómo la red de la IFRC ha apoyado a las personas afectadas.1. Chile- Incendios en Viña del Mar: En febrero de 2023, los fuertes vientos y las altas temperaturas provocaron decenas de incendios forestales en el centro y el sur de Chile, causando víctimas y daños generalizados. Estos incendios se produjeron en diciembre de 2022 y se propagaron rápidamente alrededor de la ciudad de Viña del Mar.Con financiación del DREF, la Cruz Roja Chilena dio apoyo a más de 5.000 personas afectadas por los incendios en los meses siguientes. El personal y los equipos voluntarios prestaron apoyo médico a las comunidades y distribuyeron dinero en efectivo para que las personas pudieran comprar lo que necesitaban para recuperarse.Más información.2. Uruguay- Sequías: Uruguay sufre actualmente una sequía generalizada debido a la falta de precipitaciones desde septiembre de 2022 y a las temperaturas, que son cada vez más altas en verano. Lo que ha llevado al gobierno uruguayo a declarar el estado de emergencia. El gobierno solicitó oficialmente el apoyo de la Cruz Roja Uruguaya para llevar a cabo una evaluación de las necesidades de la sequía, para poder entender cómo estaba afectando a las personas y a las industrias agrícolas.Con financiación del DREF, los equipos de la Cruz Roja Uruguaya se dirigieron a las zonas más afectadas para hablar con más de 1.300 familias sobre el impacto de la sequía en su salud, sus medios de subsistencia y el acceso al agua. Sus hallazgos están ayudando al gobierno a tomar decisiones mejor informadas sobre cómo abordar la sequía, teniendo en cuenta las necesidades reales de las familias afectadas.Es la primera vez que la financiación del DREF se utiliza para apoyar una evaluación de daños de este tipo.Más información.3. Paraguay-Inundaciones: En febrero y marzo de 2023, las fuertes lluvias en el norte de Paraguay provocaron graves inundaciones que obligaron a muchas familias a abandonar sus hogares y paralizaron infraestructuras e industrias clave.La Cruz Roja Paraguaya respondió proporcionando primeros auxilios y apoyo psicosocial a las personas que se encontraban en refugios temporales. Las personas voluntarias también compartieron información con las comunidades sobre cómo protegerse de las enfermedades transmitidas por el agua y el aumento de los mosquitos.Más informacion.4. Ecuador - Inundaciones -Terremoto - Deslizamientos: En el primer trimestre de 2023, Ecuador sufrió varios desastres simultáneos -inundaciones, deslizamientos de tierra, derrumbes de edificios, granizadas y un terremoto- que pusieron a prueba a la Cruz Roja Ecuatoriana.El personal voluntario se desplegó rápidamente, prestaron un amplio apoyo a las personas afectadas: refugio, atención sanitaria, agua, saneamiento y asistencia en efectivo. También realizaron encuestas para saber exactamente cómo se habían visto afectadas las personas y qué era lo que más necesitaban para recuperarse.Más información.5. Argentina-Inundaciones: En junio, las fuertes lluvias provocaron inundaciones repentinas en el municipio de Quilmes, Buenos Aires, que afectaron a unas 4.000 familias. La inundación provocó cortes de electricidad, el cierre de carreteras y la contaminación del suministro de agua, lo que llevó a las autoridades locales a solicitar el apoyo de la Cruz Roja Argentina.El voluntariado se movilizó rápidamente para prestar primeros auxilios y apoyo psicosocial a las personas que se trasladaron previamente a los centros de evacuación de la zona. En las próximas semanas y meses, la Cruz Roja Argentina -con financiación del DREF- proporcionará refugio, salud, agua, saneamiento y apoyo higiénico a 500 de las familias más vulnerables afectadas por las inundaciones.Más información.6. Haiti- Inundaciones: Las inundaciones repentinas también afectaron a Haití a principios de junio, tras una tormenta excepcionalmente fuerte que barrió todo el país. Aunque no estaba clasificado como ciclón o aguacero tropical, el temporal afectó a miles de familias, se cobró más de 50 vidas y sumergió casas enteras.La Cruz Roja Haitiana desplegó rápidamente personal de rescate para prestar primeros auxilios y ayudar en las evacuaciones. Trabajando junto a los socios del Movimiento y con el apoyo del DREF, también han distribuido colchones, palas, rastrillos, kits de higiene, kits de tratamiento de agua y lonas de plástico.En un país que ya sufre una epidemia de cólera, las personas voluntarias de la Cruz Roja Haitiana siguen compartiendo información importante con las comunidades sobre cómo mantenerse saludable y adoptar buenas prácticas de higiene, especialmente importantes debido al mayor riesgo de inundaciones.Más información.7. República Dominicana- Inundaciones: Este mismo temporal de lluvias en Haití también afectó a las comunidades del otro lado de la frontera, en la República Dominicana, causando inundaciones repentinas en el oeste del país.La Cruz Roja Dominicana ha estado prestando asistencia humanitaria en forma de servicios de búsqueda y rescate, evacuación, salud e higiene, primeros auxilios psicológicos y restablecimiento del contacto entre familiares.Más información.--Estos son sólo algunos ejemplos de los muchos desastres que han afectado a América en lo que va de año. Con el apoyo del DREF, las Sociedades de la Cruz Roja de toda la región han podido responder rápidamente a estos desastres, proporcionando asistencia humanitaria eficaz y local directamente a quienes la necesitan. Si desea ayudar a nuestra red a seguir respondiendo a desastres menores como éstos, considere la posibilidad de hacer una donación a nuestro Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres hoy mismo.
Crisis climática en Colombia: un reto humanitario
Millones de personas expuestas a los efectos de las olas de calor, la caída en la producción de alimentos, la desertificación, fenómenos climáticos extremos y la pérdida de nevados, glaciares y fuentes de agua. Así sería la Colombia de 2040, si se cumplieran los escenarios proyectados por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales del país; y si no se tomara ninguna medida para responder a la crisis climática global. Desde la perspectiva de la Cruz Roja Colombiana y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC), reducir el impacto del cambio climático en la vida y medios de subsistencia de la población pasa por cuatro acciones clave: fortalecer las iniciativas de acción temprana, enfrentar la migración inducida por la crisis climática, fomentar medios de vida y servicios eco sistémicos resilientes al clima y aumentar el alcance de los programas de reducción de riesgos de desastres y crisis sanitarias enfatizando los riesgos vinculados con el clima, que ya impactan, por ejemplo, la salud de la población. Su presencia en todo el territorio, su credibilidad y liderazgo técnico en el ámbito humanitario y su estrecho vínculo con las comunidades, hacen de la Cruz Roja Colombiana un actor aventajado para implementar esas acciones y aquellas diseñadas por las mismas poblaciones en riesgo. La acción temprana y la resiliencia comunitaria en Colombia En los últimos 15 años, la Cruz Roja Colombiana ha puesto en el centro de sus programas la urgencia de reducir al máximo los efectos de la crisis climática en las comunidades, sobre todo aquellas expuestas a desastres recurrentes. Claro ejemplo de esto es el proyecto que lleva adelante con apoyo de la Fundación Z Zúrich con el objetivo de fortalecer la resiliencia comunitaria ante las inundaciones. Esta iniciativa parte de una herramienta innovadora capaz de medir hasta qué punto una población está preparada para enfrentar y sobreponerse a lluvias e inundaciones. Los resultados de la medición permiten a la Cruz Roja diseñar acciones que, teniendo en cuenta los análisis y proyecciones climáticas, potencien las capacidades de la comunidad y refuercen sus puntos más débiles. Ese tipo de acciones toman en cuenta, desde el minuto uno, la voz de las propias comunidades. Porque sí, los proyectos para aumentar la resiliencia y los sistemas de alerta temprana pueden salvar vidas y medios de subsistencia, pero para ser eficaces deben implicar activamente a las comunidades en riesgo. Ellas y otros actores locales, como el voluntariado de la Cruz Roja, son las primeras en responder cuando se produce una catástrofe, a menudo tienen acceso a zonas a las que no llegan las agencias internacionales y suelen ser las mejor situadas para vincular los esfuerzos de respuesta inmediata con el desarrollo de soluciones de largo plazo. También, son las comunidades las que atestiguan cómo el cambio climático agrava las crisis que les afectan desde décadas atrás: pobreza, desigualdad, desplazamiento, conflicto. Estos no son fenómenos separados, están conectados y tienen la capacidad de potenciarse unos a otros. COP28, agua y paz En la 28 edición de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), la Cruz Roja Colombiana es panelista del evento de alto nivel “Agua para la paz y la seguridad: del riesgo a la resiliencia”, organizado por la IFRC y organismos de las Naciones Unidas y la Alianza para la Paz y la Seguridad; con el propósito de visibilizar cómo las prácticas cooperativas, equitativas y sostenibles de gestión del agua, permiten la paz y la seguridad en regiones frágiles y afectadas por conflictos y la crisis climática. Además, la Sociedad Nacional se suma al llamado a los Estados para que aumente la inversión en soluciones basadas en la naturaleza, en anticipación y preparación y se ponga rápidamente en marcha el Fondo de Pérdidas y Daños, que servirá para reducir los impactos de la crisis climática en los países que menos contaminan pero que se ven más afectados por ella. La Cruz Roja Colombiana participa en la COP28 como miembro del grupo de campeones globales del clima de la IFRC, conformado por 20 Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja comprometidas con el trabajo en políticas climáticas y la colaboración estratégica con los Ministerios de Ambiente y otros actores clave, en la búsqueda de soluciones al cambio climático. Trabajo en equipo La necesidad de un enfoque de acción local, articulación nacional y alcance global para combatir la crisis climática nunca ha sido más evidente. Proteger a la población de los efectos humanitarios de ésta es una tarea que corresponde al ecosistema humanitario en su conjunto. En Colombia, la ciudadanía, sociedad civil, agencias humanitarias, sector privado y el Estado -a quien la Cruz Roja tiene el mandato de auxiliar- cuentan con la Cruz Roja Colombiana para llevar adelante esta tarea, sin duda, la más desafiante de nuestro tiempo.
Migración: La Cruz Roja Ecuatoriana sale a la calle para prestar servicios esenciales a personas migrantes venezolanas - en cada paso del camino
Cristia, Winston, Yender y Belkis son cuatro personas muy diferentes, han tomado caminos distintos en la vida. Han recorrido miles de kilómetros desde Venezuela, primero a través de Colombia, camino al sur, hacia Ecuador. Sus realidades son muy diferentes y sus necesidades varían a lo largo del viaje. En algunos puntos, necesitan información y una llamada telefónica; y en otro punto de la ruta, buscan atención médica, o alguien con quien hablar y en quien confiar. El movimiento de personas de Venezuela a Ecuador es sólo una de las muchas rutas que las personas migrantes cruzan a lo largo de América en busca de un futuro mejor. La red de la IFRC está presente en 22 países de la región; y evalúa constantemente las necesidades de las personas migrantes para identificar la mejor manera de apoyar a quienes más lo necesitan. Como en muchos otros lugares, a lo largo de otras rutas migratorias, la Cruz Roja Ecuatoriana se esfuerza por acompañar a quienes migran, donde sea que se encuentren, cuando más lo necesitan, para garantizar que estén en estado seguro y saludable, física y emocionalmente.1. Cruzar fronteras hacia un camino desconocidoCaminando con la ayuda de dos muletas, Cristia es acompañada por su marido Winston, tras cruzar el puente fronterizo de Rumichaca que separa Colombia de Ecuador. Mujeres embarazadas, menores, personas adultas mayores o personas heridas o con alguna discapacidad, como Cristia, cruzan esta frontera hacia un futuro incierto, sin saber dónde dormirán y comerán por el camino. Se calcula que cerca de 475.000 personas migrantes y refugiadas venezolanas viven en Ecuador. En el camino pueden enfrentarse a muchos riesgos: xenofobia, hambre, el peligro de subir y bajar de los camiones de carga, pasar las noches en la calle sin importar las condiciones del clima. Así como violencia sexual, robos y extorsiones.2.La información es esencialA un lado de la carretera, Cristia espera junto al paso de ruidosos y fugaces tractores, mientras Winston busca información sobre cómo llegar a Perú. Allí les esperan familiares que tomaron la misma ruta hace meses.Cristia y Winston obtienen gran parte de la información que necesitan a través de grupos masivos de WhatsApp, administrados por otras personas que han migrado antes. Al cruzar de un país a otro, la pareja perdió el acceso a datos móviles, la moneda cambió y no saben cómo continuar su viaje. En respuesta a este tipo de necesidades, la Cruz Roja Ecuatoriana proporciona información básica y orientación a las familias; para que sepan dónde recibir apoyo, como kits de alimentos, puntos de descanso e higiene personal. También les comparten la ubicación de las Unidades Móviles de Salud en las carreteras, donde pueden recibir primeros auxilios psicológicos y asistencia médica primaria.Este servicio es posible gracias a la Alianza Programática entre la red de la IFRC y la Unión Europea, que proporciona financiación estratégica, flexible, a largo plazo y predecible, para que las Sociedades Nacionales que forman parte de este programa puedan prestar un apoyo humanitario más eficiente y eficaz.3. Conexión en cada pasoQuienes aún tienen teléfono móvil pueden mantenerse en contacto con sus personas queridas. Pero muchas veces, los teléfonos y las libretas de direcciones pueden perderse o ser robados y no tienen forma de llamar a sus familiares para informarles de que siguen con vida. Para hacer frente a este problema, la Cruz Roja Ecuatoriana ofrece el servicio de Restablecimiento de Contacto entre Familiares, que permite a las personas migrantes comunicarse con sus personas cercanas para contarles cómo se encuentran. Mateo Ríos, voluntario de la Cruz Roja, ofrece llamadas nacionales e internacionales, conexión a Internet y acceso a las redes sociales a 130 personas al mes. "Apoyar el restablecimiento de contacto entre familiares es muy emotivo. Algunas personas viven una gran incertidumbre al no haber tenido contacto con sus familias durante semanas, y cargan con el peso de los peligros que han vivido. Así es como desde el voluntariado trabajamos para mantener la confianza de las personas, para que puedan seguir adelante", afirma Mateo.4. Recuperarse para avanzarMientras Cristia y Winston se detienen para recibir más información, hay quienes, como Yender, de 19 años, recorren el camino con compañeros que conocieron en la carretera. Aquí, Yender y su grupo esperan su turno para entrar en la Unidad Móvil de Salud, donde cada día se atiende a unas 40 personas. "He pasado frío, he sido rechazado y maltratado", dice Yender. "La comida no está asegurada en la ruta y en algunos lugares ni siquiera nos dan un vaso de agua, aunque estemos deshidratados. El kit de comida que nos ha dado la Cruz Roja nos da fuerzas, y pronto, cuando me vea el médico, quiero que me diga cómo está mi salud".Tras recibir asistencia médica y psicológica, Yender y sus amigos recargan energías, se despiden del equipo humanitario y continúan su viaje hacia el sur.5. Instalarse en un nuevo hogar, en un nuevo paísAdemás de las ciudades y pueblos de tránsito donde la gente pasa breves horas de camino a su destino final, hay lugares donde la gente se establece y empieza una nueva vida desde cero. Ibarra es una de esas ciudades, rodeada por las montañas andinas.Quienes acaban de llegar no tienen medios para comprar alimentos, productos básicos o pagar un alquiler. Allí, la Cruz Roja Ecuatoriana proporciona ayuda en efectivo y apoyo a los pequeños negocios de la población migrante y de acogida. Este es el caso de Belkis Colmenares. Ella vive en Ecuador desde hace dos años, salió de Venezuela hace tres y vive en un apartamento de tres habitaciones con otras doce personas, siete de las cuales son niñeces. "Hace dos meses nos enteramos de la ayuda que se ofrecía", cuenta Belkis. "Una chica de la Cruz Roja nos acompañó al cajero automático y nos dieron el dinero con el que compré comida, pagué parte del alquiler y medicinas para mi marido, que sufre una discapacidad motora. Aunque el dinero desaparece en cuanto llega, me sentí feliz porque me quitó un gran peso de encima".
Luimer Guerrero ha llevado su música desde Venezuela hasta Colombia
Luimer Guerrero llegó a Bucaramanga hace más de un año con sus dos hijos, su esposa y su suegra en un autobús que pudieron tomar con la ayuda de su congregación religiosa en Venezuela. Luimer emprendió su viaje lleno de sueños y expectativas con la convicción de que tendría nuevas oportunidades de resurgir en un país que desconocía por completo. Y como si se tratara de una señal, el primer lugar al que se acercaron fue el Centro de Atención Solidaria y de Apoyo (CASA) de la Cruz Roja Colombiana. Allí recibieron una de las atenciones más importantes para él y su familia, la explicación de cómo obtener el Permiso Especial de Permanencia (PEP), un documento que entrega el Gobierno colombiano a migrantes venezolanos. Para Luimer ese fue el primer contacto en el que conoció a quienes hoy considera una familia e “impresionante” entidad, la Cruz Roja Colombiana.Después de este acercamiento vinieron otras oportunidades; la Cruz Roja Colombiana llegó con medicina y jornadas de salud al lugar donde estaba viviendo Luimer junto con decenas de personas. En otra ocasión, Luimer cuenta que en medio de una urgencia odontológica, y sin saber con exactitud a dónde acudir, se acercaron a la institución humanitaria y allí les prestaron atención. “Nos ayudaron a llegar al sitio más cercano donde nos podrían ayudar; puedo decir que siempre que solicitamos ayuda encontramos una mano amiga para mí y para mi familia”.La música, una bendición de vidaHoy, este migrante venezolano es docente de música gracias al personal de la Cruz Roja que lo animó a dictar clase y a las personas que lo fueron conociendo y recomendando con sus amigos. Tiene 25 alumnos entre niños, adultos y grupos de jóvenes a los que les enseña un arte que alegra los corazones y además es el trabajo que le permite darle sustento a su familia.Bucaramanga (Santander) ha sido para Guerrero un espacio en el cual ha podido aprender de la cultura colombiana y a la vez ha sido una oportunidad para ser un embajador de los acordes venezolanos con los que creció. La música ha sido y seguirá siendo un sello toda su vida.Guerrero insiste en que para salir adelante en Colombia y en cualquier parte del mundo se necesita tener una mente de emprendedor. Por esta razón ha conformado su academia de música StaffGL y gracias a su emprendimiento ha estado en varios escenarios, uno de ellos la Casa del Libro en Bucaramanga (Santander). Su esposa, por su parte, también está trabajando en una iniciativa de café express. Luimer tiene esperanza y asegura que con esfuerzo y dedicación seguirá saliendo adelante.
Fortalecimiento de la preparación regional: el Caribe se prepara para la temporada de huracanes de 2019
♪ Water come inna mi roomHuh huh!Mi sweep out some with mi broomDi likkle dog laugh to see such funAnd di dish run away with the spoon ♪Fue pegadiza, fue graciosa, fue disfrutada por personas hasta Nicaragua, sin embargo, habló de un tema muy serio. Era una canción sobre el huracán Gilbert y la devastación causada en Jamaica en 1988. No hay canciones populares sobre los huracanes Irma y María, tal vez porque Lovindeer no escribió una o tal vez porque, en este caso, los dos huracanes llegaron uno detrás del otro y causaron tanta destrucción en 2017 que fue difícil encontrar humor en la situación.En preparación para la temporada de huracanes de 2019, cinco organizaciones internacionales, con sede en el Caribe, están trabajando con las oficinas nacionales de desastres y las comunidades para fortalecer la preparación para desastres. Santa Lucía, Dominica, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, así como la República Dominicana, mejorarán la preparación durante la temporada de huracanes a través de mejoras de sistemas localizados de alerta temprana. La asistencia financiera fue proporcionada por la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO).El proyecto tiene un enfoque de cuatro frentes que incluye mejorar la coordinación de las organizaciones de ayuda. Después de Gilbert, muchas agencias de ayuda internacional enviaron zinc a Jamaica porque miles de hogares habían perdido sus techos. Sin embargo, como especialista técnica de alerta temprana comunitaria de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), Nicole Williams recuerda que “no había madera sobre la cual colocar el zinc o ningún clavo para sujetarlo a las casas. "Esta desafortunada circunstancia tuvo un resultado positivo: condujo a la formación de organizaciones regionales como la Agencia de Manejo de Emergencias y Desastres del Caribe (CDEMA). Sin embargo, la respuesta al huracán María en Dominica demostró que todavía hay margen de mejora. CDEMA y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (UNOCHA) han estado trabajando juntos para mejorar el Mecanismo de Respuesta Regional.Como parte del proyecto, hubo una formación de formadores en Dominica, donde los miembros de la Cruz Roja de Dominica recibieron entrenamiento sobre cómo implementar sistemas de alerta temprana con las comunidades. Los sistemas de alerta temprana son un aspecto importante de la preparación porque permiten una acción temprana para salvar vidas y proteger activos. La alerta temprana nacional a menudo no es específica de una comunidad en riesgo. Se prefieren las nuevas herramientas de comunicación a los mensajes tradicionales de radio y televisión. Comprender por que medios las personas reciben mensajes y sus necesidades es esencial. Las necesidades de grupos vulnerables como mujeres o personas con capacidades diferentes se consideran más en el diseño de los mensajes de alerta. Karen Lawrence, quien forma parte del Servicio Meteorológico de Dominica, describió la capacitación como "empoderamiento, intercambio de conocimientos, creación de redes, tanto que la gente estará tan informada que podrá tomar las decisiones correctas en el momento adecuado, y por lo tanto, mitigando el impacto de los desastres".El objetivo de esta alianza internacional es trabajar con las oficinas nacionales de desastres y las comunidades para mejorar la preparación. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lidera el equipo en este proyecto y trabaja con las oficinas nacionales de desastres para mejorar las comunicaciones, los planes de prueba a través de simulaciones y apoyar la concientización pública y la educación. Las comunidades desarrollarán una mejor comprensión del riesgo potencial que animará a sus miembros a tomar medidas de protección.Las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja en los cinco países, junto con la Federación Internacional, apoyan otras acciones a nivel local. Diez comunidades implementarán sistemas locales de alerta temprana y también se les proporcionará la tecnología necesaria para mitigar el riesgo. Tecnología de alerta temprana que incluye pluviómetros, indicadores de inundación y señales de calentamiento. La tecnología no se limita al equipo sino que implica la capacitación de los Equipos Comunitarios de Respuesta a Desastres (CDRT, por sus siglas en inglés) y la actualización de los planes de respuesta a desastres que se prueban mediante ejercicios de simulación.Se prevén entre 9 y 15 tormentas para la temporada de huracanes de 2019, con la probabilidad de entre 4 y 8 huracanes. Existe la posibilidad de que 2-4 de esos huracanes sean mayores. Como se vio con Irma y María en 2017, dos huracanes importantes pueden tener un impacto severo en el Caribe, por lo que el equipo internacional se reunió recientemente en la Conferencia de Entendimiento sobre Riesgos del Banco Mundial en Barbados, para compartir el progreso y planificar los próximos pasos. Esperemos que no haya necesidad de que se canten canciones ingeniosas después de la temporada de huracanes de 2019, ¡pero ha llegado, ¡así que a prepararse!