Dengue

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Nota de prensa

Olas de calor mortales en Centroamérica: 35 veces más probables a causa del cambio climático y cuatro veces más que en el 2000.

Panamá, GinebraLas olas de calor mortales que han azotado recientemente a Norteamérica y Centroamérica son 35 veces más probables debido al cambio climático provocado por la vida humana, según el último estudio de World Weather Attribution (WWA). WWA es una colaboración de especialistas y analistas, incluyendo personal del Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Las olas de calor comenzaron en marzo en partes de México, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras y el suroeste de Estados Unidos. Analizando específicamente los cinco días y noches más calurosos del calor extremo más reciente, a principios de junio, el grupo de científicos y analistas de la WWA descubrió que en un mundo que no se hubiera calentado por los 1,2 grados centígrados de calentamiento global observados hasta la fecha, habría sido muy improbable que se hubiera producido el calor extremo. Se hizo 35 veces más probable de lo que habría sido en la época preindustrial, y cuatro veces más probable que a principios de este siglo, hace sólo 24 años. Los investigadores afirman que en el año 2000 se habrían producido olas de calor similares una vez cada 60 años, pero que en la actualidad pueden esperarse cada 15 años.Las olas de calor no sólo son cada vez más frecuentes. También son cada vez más calurosas. En los cinco días (del 3 al 7 de junio) y noches (del 5 al 9 de junio) más calurosos que estudiaron, los investigadores descubrieron que las temperaturas diurnas eran 1,4 grados más altas de lo que habrían sido incluso en una "ola de calor" (extremadamente rara) en la época preindustrial; las temperaturas nocturnas eran 1,6 grados más altas. A medida que el calentamiento mundial supere los 1,2 grados de media, las olas de calor en la región seguirán siendo más calurosas e incluso más frecuentes.El calor extremo ha tenido muchas repercusiones. Al menos 125 personas han muerto en México a causa de las olas de calor desde marzo. Es probable que la cifra en toda la región sea mucho mayor, ya que las muertes relacionadas con el calor rara vez se registran adecuadamente, o no se registran en absoluto, porque las muertes relacionadas con el calor a menudo se atribuyen a condiciones de salud preexistentes o de aparición repentina, en lugar de al calor que las exacerba o las causa.Un problema de salud que puede empeorar debido al calor y otros desastres relacionados con el clima, como las sequías, es el dengue transmitido por mosquitos. En Guatemala y Honduras, el crecimiento exponencial del dengue ha llevado a que las autoridades sanitarias declaren una alerta roja. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, desde el 1 de enero hasta el 25 de mayo de este año, los casos aumentaron un 622% en Guatemala y un 580% en Honduras, en comparación con el mismo período en 2023. En Guatemala, los casos pasaron de 3,738 en 2023 a 23,268 en 2024, mientras que en Honduras aumentaron de 4,452 a 25,859.En Belice, las olas de calor han provocado incendios forestales. Se han registrado incendios en los distritos de Toledo y Cayo, con temperaturas diarias superiores a 100°F (39°C), lo que crea condiciones propicias para que los incendios se inicien fácilmente y se intensifiquen rápidamente.En toda América Central, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja están lidiando con los impactos del calor extremo. En Guatemala y Honduras, las personas voluntarias están eliminando los criaderos de mosquitos, llevando a cabo campañas para la prevención y proporcionando mosquiteros. Sus operaciones cuentan con el apoyo de asignaciones financieras del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres de la IFRC (IFRC-DREF), y tienen como objetivo apoyar a más de 20,000 personas. Una asignación del DREF también está ayudando a la Cruz Roja de Belice a apoyar a 800 personas, proporcionando kits de higiene, suministros de limpieza y efectivo para los esfuerzos de recuperación de las familias afectadas. Además, los miembros del cuerpo nacional de socorro de Belice están recibiendo equipo de protección personal.Karina Izquierdo, Asesora Urbana para la región de América Latina y el Caribe en el Centro Climático de la Cruz Roja, afirmó:“Cada fracción de grado de calentamiento expone a más personas al calor peligroso. El aumento adicional de 1.4°C de calor causado por el cambio climático podría haber marcado la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas durante mayo y junio. Además de reducir las emisiones, los gobiernos y las ciudades deben tomar medidas más audaces para volverse más resilientes al calor”.Martha Keays, Directora Regional de la IFRC para las Américas, afirmó:“El calor extremo es una amenaza silenciosa para la salud, la economía y el bienestar de millones de personas en América Central y del Norte. Se esperan más olas de calor este año, y las infancias, las personas con discapacidades, las mujeres embarazadas y las personas adultas mayores son particularmente vulnerables, al igual que ciertas poblaciones que trabajan o pasan tiempo al aire libre, como las personas trabajadoras agrícolas y las personas en movimiento. Los equipos de la Cruz Roja en el terreno continuarán asistiéndoles, al tiempo que refuerzan las iniciativas de acción temprana y advertencia temprana que ayudan a anticipar y proteger vidas de este y otros desastres relacionados con el clima”.Para obtener más información, consulta el informe completo en el sitio web de World Weather Attribution.Para más información o solicitar una entrevista, por favor contactar a: [email protected] Panamá: Susana Arroyo Barrantes +50769993199 En Ginebra: Andrew Thomas +41763676587

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Nota de prensa

La situación climática causa estragos en Asia-Pacífico; provoca inundaciones incesantes, enfermedades y un calor que pone en peligro la vida.

Kuala Lumpur/Dhaka/Pekín, 10 de agosto de 2023 - Los países de Asia y el Pacífico se tambalean por los múltiples desastres que están causando estragos en la región y los analistas del clima lo atribuyen a un fenómeno llamado El Niño. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) insta a las autoridades y a las organizaciones humanitarias a prepararse para múltiples desastres que golpean simultáneamente y con mayor intensidad. En los últimos meses, la IFRC ha publicado ocho asignaciones del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (DREF) para fenómenos relacionados con el clima: tres para el dengue en Bangladesh, Nepal y Sri Lanka, tres para inundaciones en Mongolia, Pakistán y Afganistán, una para un ciclón tropical en Bangladesh y otra para una ola de frío en Mongolia. Aunque el impacto total del fenómeno se espera para los meses de septiembre de este año a marzo del próximo, muchas regiones de Asia y el Pacífico ya se enfrentan actualmente a múltiples peligros, y todos ellos apuntan a un deterioro de la situación climática. En Bangladesh, las infecciones de dengue han invadido la nación y este año se han producido casi 30.000 nuevos casos, casi 5 veces más que las cifras del año pasado. Además, los expertos locales en salud pública confirman que muchas personas se están infectando con múltiples tipos de dengue, lo que complica el tratamiento. Sanjeev Kafley, Jefe de la Delegación de la IFRC en Bangladesh dice: "Estamos colaborando estrechamente con la Media Luna Roja de Bangladesh y las autoridades sanitarias para combatir la situación. En 85 distritos afectados por el dengue en las ciudades de Dhaka, Chattogram y Barishal, nuestros equipos voluntarios se están centrando en las actividades de sensibilización y prevención. Estamos avanzando en la adquisición de kits de pruebas para nuestras autoridades sanitarias, así como apoyando la disponibilidad de concentrado de plaquetas a través de los bancos de sangre de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh. Estamos apoyando en todos los puntos de intervención, desde las áreas que salvan vidas hasta las medidas preventivas". Los esfuerzos de mitigación climática de la IFRC a nivel nacional en diferentes países se dirigen a mejorar los sistemas de gestión del agua, frenar la cría de mosquitos, reforzar los sistemas de vigilancia y seguimiento para rastrear los brotes y aumentar la capacidad de atención sanitaria para gestionar los casos y proporcionar tratamiento. Olga Dzhumaeva, Jefa de la Delegación de Asia Oriental de la IFRC dice: "Las lluvias torrenciales y las inundaciones han afectado gravemente a Asia Oriental este verano. El norte, el noreste y algunas regiones del sur de China sufrieron una de las mayores precipitaciones que ha experimentado Pekín en los últimos 140 años. La capital, Ulán Bator, y 13 provincias de Mongolia, la parte central y muchas provincias de la República de Corea, así como la región japonesa de Kyushu, también sufrieron las graves consecuencias de las lluvias extremas de julio. Como consecuencia, millones de personas de Asia oriental se vieron muy afectadas y desplazadas, y las carreteras, puentes, viviendas e infraestructuras sufrieron graves daños, muchos de ellos irreparables. En respuesta a la situación, nuestros colegas y voluntariado de las Sociedades Nacionales de China, Japón, Mongolia y República de Corea se han desplegado en primera línea, activando sus respuestas de emergencia, haciendo todo lo posible por evacuar a las personas atrapadas por las inundaciones y los escombros, y enviando urgentemente a las zonas afectadas suministros de socorro como mantas, tiendas de campaña y camas plegables." La IFRC, las Sociedades Nacionales y sus asociados creen que debemos centrarnos igualmente en el fomento de la resiliencia mediante la inclusión de la naturaleza, la anticipación, la adaptación y la mitigación. En el contexto del rápido aumento de los riesgos climáticos, es importante hacer énfasis en la acción temprana o anticipatoria; mediante la cual los fondos se asignan de forma proactiva en función de los pronósticos meteorológicos para apoyar a las personas en situación de riesgo antes de que se produzca el desastre. Luis Rodríguez, Jefe de Clima y Resiliencia para Asia y el Pacífico de la IFRC dice: "Estos fenómenos fueron más intensos de lo habitual debido a las condiciones predominantes de calentamiento, lo que trae consigo precipitaciones más intensas, desencadenando ciclones, lluvias e inundaciones. Estos factores climáticos también influyen mucho en la dinámica de las infecciones. El aumento de las precipitaciones crea hábitats nuevos y propicios para las larvas o los virus, y el aumento de la temperatura acelera el desarrollo de los insectos portadores de virus y el tiempo de incubación de estos. Los cambios graves en los patrones de temperatura y precipitaciones debido al cambio climático, permitirán la propagación y transmisión de la enfermedad en zonas que actualmente se consideran de bajo riesgo o libres de dengue. No se trata de fenómenos aislados. Están conectados". En previsión de más fenómenos meteorológicos extremos que afectarán a más regiones de Asia y el Pacífico, las Sociedades Nacionales, junto con la IFRC, están llevando a cabo fuertes medidas de preparación, como la planificación de acciones para olas de calor, simulaciones y simulacros, preposicionamiento de reservas de ayuda humanitaria y equipos de evacuación y rescate. Así como cursos urgentes de actualización sobre procedimientos y reglamentos para personas voluntarias, personal y equipos técnicos. Además, los DREF garantizan que las Sociedades Nacionales puedan actuar con rapidez y eficacia, lo que significa que se salvan millones de vidas y medios de subsistencia. Para más información o solicitar una entrevista, póngase en contacto con: [email protected] En Kuala Lumpur: Afrhill Rances, [email protected] , +60 19 271 3641 En Ginebra: Anna Tuson, [email protected] , +41 79 895 6924

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Lucha contra el Dengue en tiempos de COVID-19

Por Fernando Gandarillas Paraguay es el tercer país de la región con mayor incidencia en casos de Dengue. Este es el tercer año consecutivo en el que se presenta un intenso brote de la enfermedad. En 2020 se ha tenido el mayor número de casos en la historia del país (más de 220 mil casos) y hasta el momento 73 personas han fallecido. Las ciudades con mayor afectación son Asunción, Mariano, Limpio y Capiatá. La Cruz Roja Paraguaya ha venido trabajando desde inicios del año para atender la emergencia en dichas localidades. Con el apoyo de la IFRC la Sociedad Nacional implementó un proyecto de respuesta al dengue en dichas ciudades llegando a 1280 familias. Las acciones se enfocaron en generar actividades educativas para la prevención, higiene y saneamiento, así como entrega de kits de protección y de higiene. Estas actividades sufrieron serias complicaciones para su ejecución con la aparición de la COVID-19 en el país. La pandemia complicó los trabajos que la Sociedad Nacional venía desarrollando. “Debido a las restricciones de movilidad y las medidas de distanciamiento social nos vimos imposibilitados de continuar con las actividades que realizábamos en las comunidades” señala Magali Paredes, Responsable de Salud para Dengue y COVID-19 de la Cruz Roja Paraguaya. Gran parte del trabajo con la comunidad se realizaba a través de reuniones comunitarias, donde se impartían talleres y se socializaban conocimientos. Una de las labores más importantes fue la creación de brigadas comunitarias para trabajar en la prevención y respuesta del brote de la enfermedad a nivel local. Algunas de las familias que viven en las zonas afectadas trabajan en reciclaje de basura. Muchos de los accesorios reciclados son guardados por las personas en los patios de sus hogares o en lugares cercanos a donde viven. Ahí se acumula el agua lluvia y se generan criaderos de mosquitos. Debido al vínculo directo con los medios de vida de las personas, la acción del personal de la Cruz Roja estaba encaminado a informar y capacitar a miembros de la comunidad sobre cómo prevenir la propagación de las larvas del mosquito sin que la actividad económica se vea afectada. “Sentimos que siempre existió una importante participación e interés por parte de los miembros de la comunidad porque sabían que nosotros somos conscientes de esto y que queremos trabajar con ellos para encontrar soluciones” indica Magali. Por otro lado, parte del trabajo que la Cruz Roja Paraguaya vino haciendo se focalizó en 12 escuelas de las ciudades de intervención. El trabajo con niños para enseñarles sobre medidas de prevención del virus tuvo mucho impulso en un principio. Cuando se adoptaron las medidas de aislamiento los niños dejaron de ir a la escuela. Debido a estas circunstancias la Sociedad Nacional está trabajando para generar un proceso de capacitación a los profesores como agentes replicadores de conocimientos. La idea es que ellos participen de manera activa en la respuesta y atención a los niños. La Cruz Roja incluyó el componente de COVID-19 en las acciones comunitarias desde el brote del virus. La creación de las brigadas comunitarias ha sido clave para difundir información y promover acciones de prevención tanto del dengue como del nuevo Coronavirus. Además, se crearon mecanismos de vigilancia comunitaria que implica un trabajo coordinado entre los miembros de la comunidad y la Unidad de Salud Familiar local (punto de atención pública de salud en la localidad) para que las personas informen, sin miedo a ser discriminadas, si han estado en contacto con personas que han dado positivo a la COVID-19 o si han estado seriamente expuestas al virus. “Muchas veces las personas no quieren informar sobre su condición de salud, si están presentando síntomas o si han estado en contacto con personas con COVID-19 debido a que se siente observadas” dice Magali. La Cruz Roja ha trabajado como intermediadora entre la comunidad y esta entidad estatal para facilitar las condiciones que generan seguridad en los informantes. Las acciones de la Sociedad Nacional se llevaron a cabo en un momento en el que la emergencia de la COVID-19 captó totalmente la atención pública, en consecuencia, el interés público por la emergencia de dengue bajó considerablemente. En este sentido, la Sociedad Nacional trabajó desde el campo de la comunicación para mantener procesos de difusión en torno al nuevo Coronavirus y el dengue paralelamente. El trabajo que ha venido desarrollando la Cruz Roja Paraguaya se ha sostenido con la participación activa de decenas de voluntarios que han sumado esfuerzos. Uno de los resultados más importantes del proyecto ha sido lograr un trabajo conjunto con un considerable empoderamiento de las personas de las comunidades afectadas. A pesar de las complicaciones generadas por los efectos de la Pandemia, los esfuerzos por controlar el dengue deberán continuar en el margen del esfuerzo y coordinación permanente de los actores locales, gubernamentales y de organizaciones humanitarias.

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Acción comunitaria contra el Dengue

En el patio de un centro de salud de un barrio de Managua, Nicaragua, una madre y una hija comparten una sonrisa cómplice. Sus miradas transmiten alegría y seguridad. Acaban de compartirnos una historia de supervivencia y empoderamiento. Tras haber vivido una muy dura experiencia personal con el dengue, ambas son voluntarias comunitarias en una operación de control vectorial de la Cruz Roja Nicaragüense.En 2019, la región de Centro América sufrió la mas extensa epidemia de dengue de la década. Más de un millón de personas se han visto afectadas por el brote, con los números más altos de casos reportados en Honduras y Nicaragua. La Cruz Roja está trabajando en estos dos países, así como también en Costa Rica, El Salvador y Guatemala para empoderar a las comunidades locales para hacer frente tanto al brote actual como a posibles futuros brotes.Con el apoyo de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Rojas (FICR), las Sociedades Nacionales trabajan junto a comunidades en las zonas más afectadas para equiparlos con la información y materiales necesarios para controlar y mitigar los efectos del actual brote, y prevenir brotes futuros. Este enfoque comunitario se conoce como Vigilancia Epidemiológica Basada en la Comunidad (VEBC), y ha sido empleado en la región anteriormente con resultados positivos en otras crisis epidémicas, como la de zika en 2016. Esta estrategia permite que sean los propios miembros de la comunidad quienes identifiquen los riesgos presentes en su entorno y lleven a cabo acciones para eliminarlos o mitigarlos, empoderándoles para que se conviertan en agentes activos de cambio.El primer paso de la VEBC es identificar a líderes sociales que, trabajando en conjunto con las Sociedades Nacionales, organizan a grupos comunitarios. Una vez formados estos grupos, la Cruz Roja los capacita sobre el brote epidémico para que puedan identificar señales de alarma y conozcan las vías de referencia a atención sanitaria disponibles si se identifica un posible caso de dengue, así como las medidas de higiene y saneamiento que hay que adoptar para prevenir y mitigar brotes. Con base en esta información, las comunidades crean mapas de riesgo y planes para implementar medidas preventivas y de mitigación. El último paso de la VEBC es la puesta en práctica de estos planes a través de campañas de identificación y eliminación de criaderos, visitas domiciliarias en las que replican la información aprendida sobre prevención del dengue, y actividades de divulgación en escuelas.Una enfermedad que te cambia la vidaKaren Rodríguez, quien participa de las actividades organizadas por la Cruz Roja Nicaragüense, compartió su experiencia con el dengue. Su hija, Jade Gámez, había sufrido dengue tres veces, a los 11, 12 y 13 años. La última de esas veces, Jade había sido diagnosticada con dengue severo. Esta última vez, la enfermedad fue grave y la menor sufrió daños en los riñones y el hígado, así como un pre-infarto.Los niños y niñas menores de 15 años son un grupo especialmente vulnerable. En datos de agosto de 2019, el 66% de los fallecimientos reportados en Honduras como parte del actual brote correspondía a menores de 15 años y en Guatemala, el 52% de los casos de dengue severo reportados también correspondía a este grupo de edad.Tras haber sobrevivido a una enfermedad tan dura, ahora madre e hija son voluntarias de la Cruz Roja Nicaragüense. Como parte de la actual operación, su labor consiste en replicar la información recibida entre sus vecinos, así como llevar a cabo campañas de limpieza para eliminar criaderos en su comunidad. “Las dos hacemos lo mismo, cuando una no puede ir a las actividades de limpieza, acude la otra”, dice Karen. Para ellas, esta es una oportunidad de ayudar a sus vecinos para que eviten pasar una experiencia como la que pasaron ellas hace años. “Ahora que estoy apoyando a la Cruz Roja y que puedo ayudar a la gente, me siento tranquila, me siento feliz”, dice Karen. “Más que todo para que la gente no viva la experiencia que yo viví”, añade Jade.Los brotes de dengue son cíclicos y se repiten cada año durante la estación de las lluvias, presentando epidemias extensas con una frecuencia de entre cuatro y cinco años. En 2019, la Organización Mundial de la Salud reconoció el dengue como una de las diez mayores amenazas a la salud global, con un estimado 40% de la población mundial actualmente en riesgo. Las epidemias pueden tener un efecto devastador sobre los grupos más vulnerables. Por eso, es importante el trabajo de las Sociedades Nacionales en materia de sensibilización, así como su fortalecimiento de capacidades que permitan continuar empoderando a las comunidades en la preparación y respuesta al dengue y otras enfermedades transmitidas por vectores como el zika y chikungunya