Los desastres pueden tener efectos devastadores en las personas y las comunidades. Es probable que la frecuencia, complejidad y gravedad de los impactos aumenten en el futuro debido a factores como el cambio climático, el desplazamiento, los conflictos, la urbanización rápida y no planificada, los peligros tecnológicos y las emergencias de salud pública.

Esta política cubre nuestro enfoque de todo tipo de desastres, en todos los contextos, incluidas situaciones frágiles, prolongadas y de conflicto, tanto en áreas urbanas como rurales. Promueve enfoques integrados para que todas las etapas del proceso continuo de gestión del riesgo de desastres se consideren juntas de manera coherente, reemplazando las políticas anteriores de la Federación Internacional sobre preparación para desastres (1999), respuesta a emergencias (1997), rehabilitación posterior a emergencias (1999) y Vinculando el Socorro, la Rehabilitación y el Desarrollo (2001).