Hace sólo cinco años, el 99% de las operaciones de respuesta a desastres llevadas a cabo por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) en las Américas, fueron dirigidas por hombres. ¿Por qué tal disparidad? En gran parte, porque muchas de las mujeres que podrían participar en la formación y las operaciones necesarias para ocupar esos puestos tienen a su cargo niñas y niños, personas mayores o con discapacidad. Esto limita su disponibilidad para participar en la respuesta a emergencias.Por eso, en 2020, la IFRC y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) lanzaron la iniciativa Equidad y Liderazgo con un objetivo claro: aumentar el número de mujeres en puestos de gestión y liderazgo humanitario en las Américas.El proyecto comenzó como una oportunidad para crear una red entre iguales en la que las mujeres pudieran compartir y crecer juntas, tanto en puestos de liderazgo como a nivel local. A lo largo de los años, las mujeres que han participado en el programa han recorrido un camino de liderazgo -que incluyó formación en gestión y tutoría- a través del cual ampliaron sus competencias para dirigir operaciones en casos de desastre y emergencia."Quizás haya pocas mujeres liderando operaciones humanitarias por falta de oportunidades y motivación", dijo Karla Vogt, voluntaria de la Cruz Roja Boliviana que participó en la iniciativa. "Soy voluntaria de la Cruz Roja desde hace 11 años y siento que aún es necesario promover políticas internas de equidad de género".El programa, añadió, dio a las mujeres la oportunidad de "generar espacios para mostrar lo mejor que tenemos, ser ejemplo para otras mujeres y ejercer nuestras capacidades, muchas veces invisibilizadas por razones de género".La inversión da resultadosLos resultados han sido notables. Gracias a esta colaboración, el número de mujeres que dirigen operaciones humanitarias en América aumentó en 2020 al 48% y luego al 50% en 2021. Las respuestas de la IFRC a los huracanes Eta e Iota en 2020, la erupción del volcán La Soufrière en abril de 2021 y el terremoto de Haití en 2021 también fueron dirigidas por mujeres.La propia Vogt fue desplegada en 2021 como coordinadora sobre el terreno de la operación de respuesta a las inundaciones en Bocas del Toro (Panamá). Ese mismo año, la operación de respuesta a la crisis migratoria en Darién, Panamá, también fue dirigida por una mujer.Pero la cosa no acaba ahí. La dirección regional de la operación de respuesta al COVID-19, así como la respuesta a la pandemia en Perú, Argentina y Centroamérica estuvieron en manos de mujeres expertas en acción humanitaria, lo que supone una mejora sustancial respecto a las cifras de 2019."El corazón de la operación del volcán La Soufrière fueron y siguen siendo las mujeres que dieron y siguen dando su ser a la respuesta de emergencia", dijo Rhea Pierre, coordinadora de preparación para desastres y crisis climáticas de la IFRC en el Caribe de habla inglesa y holandesa. Pierre fue desplegada en 2021 como gestora de desastres como parte de la respuesta a la erupción del volcán La Soufrière en San Vicente y las Granadinas."Creo que programas como este han puesto de relieve el papel vital que desempeñamos en estos contextos de emergencia. En mi caso, me empujó a salir de mi zona de confort y me demostró que sí, que puedo lograrlo, que puedo ser un actor en este espacio y contribuir positivamente a mejorar la vida de la gente."En 2022, el 48% de las operaciones fueron dirigidas por mujeres, pero en 2023 esta cifra se redujo al 30%, lo que indica que la labor de equidad de género es algo que se gestiona continuamente, no se soluciona de una vez. Esta es una de las razones por las que la región de las Américas traza continuamente el progreso de la equidad de género en su respuesta a emergencias, a través de un sitio web que se actualiza periódicamente.Aunque la iniciativa ha permitido aumentar el número de mujeres formadas, desplegadas y que ocupan puestos de liderazgo en las operaciones humanitarias de la región, sigue siendo necesario avanzar en el diseño, la aplicación y la normalización de medidas que atiendan las necesidades relacionadas con el balance entre el trabajo y la vida personal, y la distribución del trabajo doméstico.El trabajo continúaDecenas de mujeres de las Sociedades de la Cruz Roja en las Américas han participado en programas de formación y mentoría, y han contribuido a la cocreación de un programa de formación de competencias."A las mujeres que inician su carrera humanitaria les digo: te necesitamos",dice Diana Oviedo, Coordinadora de Operaciones de la IFRC en Centroamérica, designada como Coordinadora de la respuesta a la pandemia por COVID-19 en Centroamérica. ”Necesitamos tu voz, tu visión del mundo, tus aportes para reducir el sufrimiento de quienes más lo necesitan".“Sos suficiente, tu experiencia, formación y calidad humana son suficientes, no dudés de vos misma. No sintás miedo de dar tu opinión, tengás o no una posición de liderazgo. Estamos en este mundo humanitario porque nos une un sentimiento común de humanidad, confiá en tu equipo, escuchá las soluciones que otras personas te ofrecen, acercate a otras mujeres que te inspiren y aprendé de sus experiencias.”.
Francis Icabba dejó su país natal, Sierra Leona (África Occidental), en busca de seguridad y nuevas oportunidades. Poco podía imaginar entonces que acabaría cruzando continentes enteros y una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo para encontrar una vida mejor. Su primera parada fue su país vecino, Guinea, despuéscruzó el océano Atlántico hasta Brasil. Allí le resultó difícil asentarse debido a la barrera del idioma, por lo que decidió continuar su viaje y dirigirse hacia el norte. Francis tardó dos meses desde que salió de Brasil hasta llegar al Tapón del Darién: la espesa, densa y peligrosa selva que separa Colombia de Panamá. Una vez allí, emprendió una caminata de seis días, preparado con latas de sardinas, una pequeña estufa de gas y algunos fideos instantáneos para sobrevivir.En el camino le acompañaron dos mujeres embarazadas, en un viaje que describe como "una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida".Caminaron doce horas diarias sin comida, ya que sus provisiones se agotaron rápidamente. La humedad extrema, el calor sofocante y el cruce constante de ríos y arroyos les obligaron a abandonar sus maletas por el camino.''Las mujeres embarazadas con las que íbamos se habían rendido. En el camino evitamos víboras, ríos caudalosos y montañas peligrosamente empinadas. Todo es verde, no hay dirección, no hay señal móvil, uno solo camina y camina sin ningún norte. Todas las personas allí corremos ese riesgo por una mejor vida, pero es un camino en donde se pierde la esperanza. No recomendaría a nadie pasar el Tapón del Darién.''FrancisEl paso del Darién es una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo. Tristemente,muchas personas mueren en la ruta debido a las condiciones ambientales. También existe un alto riesgo de violencia, abusos sexuales, trata de personas y extorsión por parte de bandas criminales.Aún así, segúnlas tendencias recientes, se estima que más de 400,000 personas crucen el Darién a finales del 2023.Hay registros de personas de más de 50 nacionalidades diferentesque han cruzado por el Darién. La mayoría son de Venezuela, Haití y Ecuador, pero algunas proceden de lugares tan lejanos como India, Somalia, Camerún y Sierra Leona.Las personas como Francis que logran atravesar el Darién, suelen llegar en estado vulnerable, tanto físico como mental. Para ayudarles a recuperarse, la Cruz Roja Panameña gestiona centros de acogida donde les proporcionan primeros auxilios y artículos de primera necesidad como alimentos, agua potable, kits de higiene y ropa.''Llegar a Panamá fue uno de los momentos más felices de mi vida, es muy duro porque tuve que luchar por ella. La Cruz Roja fue la primera en ayudarnos y para mí fue una bendición. Persiguiendo nuestro sueño de una vida mejor, lo perdimos todo. Así que tres comidas al día, jabón, una toalla, un baño, poder hablar con alguien o que te atiendan, eso lo significa todo''FrancisEl personal voluntario de la Cruz Roja también ofrece apoyo psicosocial y servicios de salud materno infantil a quienes los necesitan. Y pueden proporcionar servicios de restablecimiento del contacto entre familiares y WiFi, para que las personas migrantes puedan comunicar a sus familias dónde se encuentran y que están a salvo.Para la mayoría de personasmigrantes, el Darién no es el final de su viaje, sino más bien el comienzo de una travesía de 5.470 kilómetros hacia el norte, a través de seis países de América Central y del Norte. Pero no importa quiénes sean o de dónde vengan, las personas que se desplazan en esta región no están solas: a cada paso del camino pueden obtener apoyo en los Puntos de Servicio Humanitario de las Sociedades de la Cruz Roja.-- Casi 60.000 migrantes como Francis recibieron asistencia humanitaria y protección de la red de la IFRC en 2022 gracias a nuestra Alianza Programática con la Unión Europea.La Alianza es ejecutada por 24 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de todo el mundo, incluidas las de Panamá, Guatemala, Honduras, El Salvador y Ecuador en América, y tiene el objetivo de ayudar a las comunidades a reducir sus riesgos y a estar mejor preparadas para desastres y emergencias sanitarias. Esto incluye proteger la seguridad, la dignidad y los derechos de las personas que se desplazan.--Aquí puede ver y descargar más fotos sobre este tema.
En los últimos cincuenta años, Panamá ha experimentado un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, como lluvias intensas y prolongadas, tormentas de viento, inundaciones, sequías, incendios forestales, deslizamientos de tierra, ciclones tropicales y los efectos de los fenómenos de El Niño y La Niña.Ahora mismo, Panamá enfrenta una grande sequía; y en los años recientes, a finales del 2020, los huracanes Eta e Iota inundaron las regiones de Soloy y Tierras Altas, en Chiriquí, que son parte del territorio indígena Ngäbe. Esta es, además, una de las principales zonas agrícolas en Panamá, y una de las que se vio más afectada por estos huracanes, lo que impulsó a la comunidad a prepararse ante posibles eventos similares.A partir de eso, la gestión del riesgo frente a desastres se ha convertido en una labor fundamental, impulsada por la participación activa de lideresas y líderes indígenas comunitarios como Dalia, Eusebio y Wilfredo de la comunidad de Soloy, el compromiso de vecinas como Doña María que vive en Las Nubes, Tierras Altas, y el acompañamiento de actores locales como la Cruz Roja Panameña.En la Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático (COP28) que se celebra esta semana, la IFRC sigue insistiendo en que las comunidades deben estar en el centro de la preparación para desastres y crisis climática. Aquí exponemos tres de las razones principales:1. Volverá a ocurrir: Prepararse para catástrofes recurrentes"Una de las situaciones que se dan para la temporada de invierno son las inundaciones de los ríos, porque nosotros tenemos gran cantidad de ríos en la comunidad; y también los deslizamientos, que dejan casas y carreteras afectadas”, comenta Eusebio Bejarano, líder comunitario de Soloy.Es por eso que la Cruz Roja Panameña trabajó junto a la comunidad en la preparación de una evaluación y estableció Brigadas de Respuesta Comunitaria. Además, han empezado a utilizar una herramienta llamada Nexus Environmental Assessment Tool (NEAT+), que ayuda a identificar rápidamente los problemas medioambientales antes de diseñar intervenciones de emergencia o recuperación a más largo plazo.“Es una herramienta de evaluación medio ambiental que nos ha permitido conocer el contexto de las actividades que desarrolla la comunidad y sobre todo, cómo podemos trabajar para la protección de los medios de vida de esta comunidad, que es rural y que depende mucho de la agricultura de subsistencia”, explica Daniel González, Jefe de Gestión de Riesgos de la Cruz Roja Panameña.A nivel familiar e individual, también se pueden tomar acciones para proteger nuestras viviendas. Como Doña María, que vive cerca de la orilla del río y ha trabajado en un plan familiar de evacuación. Ahora está preparada para actuar en caso de inundación.2. La población local es la primera en responder: Reforzar la capacidad de respuesta de las comunidadesParte de los procesos de preparación requieren que las comunidades fortalezcan sus aprendizajes, capacidades técnicas y de liderazgo, para adaptarse mejor a las situaciones de crisis que van a vivir. Las organizaciones comunitarias son las primeras en responder cuando ocurren desastres y, a menudo, tienen acceso a áreas que los actores internacionales no tienen.Su presencia dentro de los territorios antes, durante y después de las crisis, significa que generalmente tienen la capacidad de responder de manera inmediata, pero también de fomentar la preparación y la recuperación a largo plazo.“Debemos prepararnos en Primeros Auxilios, las autoridades deben estar capacitadas, el personal docente y la comunidad", dice Dalia, lideresa de la Brigada de Apoyo Psicosocial. "La Cruz Roja ha traído diferentes tipos de capacitaciones, en las que han participado jóvenes, pero necesitamos que se involucren más comunidades y más jóvenes”.La implementación de proyectos educativos, como las escuelas azules, que incorporan aprendizajes sobre agua, saneamiento e higiene (WASH), reciclaje y huertos escolares; son una muestra de las acciones que las comunidades de esta zona están llevando a cabo, con el apoyo de la Cruz Roja Panameña.“Hemos capacitado a la Brigada de Extinción de Incendios, la Brigada de Primeros auxilios; pero también hemos trabajado en el fortalecimiento de la resiliencia en tres centros educativos de Alto bonito, Boca de Remedio y Soloy", comenta Daniel González, Jefe de Gestión de Riesgo de la Cruz Roja Panameña.. "Además, les hemos dotado de botiquines de primeros auxilios y tablas rígidas, acompañado de la capacitación a docentes y a la comunidad educativa”.3. Las comunidades saben lo que está en juego: Fortalecer la resiliencia comunitariaLas comunidades son el corazón de la preparación ante la crisis climática porque saben lo que está en juego: su entorno y la supervivencia de sus medios de vida. Ante la crisis climática y los escenarios cada vez más inciertos, la Cruz Roja trabaja con las comunidades para fortalecer la resiliencia local ante los choques relacionados con el clima.“Hemos trabajado de la mano con la Cruz Roja, organizando y preparándonos para situaciones que se vienen dando con la crisis climática, enfocándonos bastante en la comunidad, trabajando con liderazgos, trabajando con las autoridades y visitando las comunidades”, comenta Eusebio Bejarano, Líder Comunitario.La resiliencia comunitaria permite a las comunidades prepararse para hacer frente a los desastres y crear un futuro seguro, saludable y próspero. Para eso debemos registrar información sobre todas las amenazas pertinentes, así como sus causas, amenazas a la salud, peligros, conflicto, violencia, crisis climática, degradación ambiental. Únicamente así podremos establecer prioridades en conjunto, y decidir cuál es la mejor manera de abordarlas.Otro de los líderes comunitarios, Wilfredo, resalta la importancia de promover la empatía y el cuidado colectivo, y destaca la importancia de cuidar la naturaleza, enfatizando que las montañas y ríos son fundamentales para la vida comunitaria. La población indígena Ngäbe también ha puesto sobre la mesa la necesidad de tomar en cuenta elementos culturales como el idioma, a la hora de plantear acciones de preparación.Una comunidad resiliente es aquella que cuenta con experiencia, es saludable y puede satisfacer sus necesidades básicas, tiene oportunidades económicas, cuenta con infraestructura y servicios bien mantenidos y accesibles; y puede manejar sus bienes naturales en armonía con el ambiente.También se están llevando a cabo acciones de preparación ante desastres y resiliencia comunitaria en Guatemala, Honduras, El Salvador y Ecuador, gracias a la Alianza Programática entre la red de la IFRC y la Unión Europea, que proporciona financiación estratégica, flexible, a largo plazo y predecible, para que las Sociedades Nacionales puedan actuar antes de que ocurra una emergencia.
RC3 es una red distribuida de entidades e iniciativas de investigación, académicas o científicas dentro del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Reúne a cada uno de sus conocimientos específicos y les ayuda a unir fuerzas para apoyar a nuestro Movimiento con el fin de alcanzar sus objetivos y misión.
Permanezca firme ante el desastre con el Seguro DREF de la IFRC. Hemos desarrollado un innovador mecanismo de seguro que utiliza los mercados comerciales para que las contribuciones de donantes a nuestro Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (DREF) lleguen aún más lejos.
Los miembros de la Junta de Gobierno de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Federación Internacional), profundamente preocupados ante el cada vez más elevado tributo humano que se cobran los conflictos y la violencia alrededor del mundo, dirigimos hoy un llamado a todas las partes para que velen por la seguridad y la protección de los trabajadores humanitarios y de las personas civiles, y permitan el acceso irrestricto por parte de las organizaciones humanitarias, a fin de que presten asistencia fundamental.En medio de circunstancias en extremo difíciles, con inclusión de conflictos armados y crisis mundiales relegadas, 2023 fue un año marcado por la mayor cantidad de muertes de trabajadores humanitarios registrada en la historia, con más de 400 vidas perdidas. En los primeros cuatro meses de 2024, observamos la constante y sombría trayectoria de trabajadores de asistencia humanitaria que ven sus vidas segadas mientras prestan servicios a otras personas. En los últimos seis meses,las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han lamentado el deceso de 30 dedicados voluntarios y miembros del personal enArgelia, Etiopía,Irán, Israel, Libia, Palestina y Sudán. Vivimos el luto de la muerte de estas personas y honramos su labor de servicio. Eran más que colegas, eran amigos y miembros queridos de sus familias, víctimas de una trágica muerte mientras intentaban ayudar a otras personas. Se trata de algo inaceptable de conformidad con el derecho internacional humanitario y nuestros principios fundamentales, e inaceptable para la humanidad, en general. En este contexto, reiteramos nuestra exhortación para que se conceda a los voluntarios y miembros del personal de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja acceso y espacio seguros e irrestrictos para que presten servicios humanitarios de conformidad con nuestros principios fundamentales de neutralidad, imparcialidad e independencia.El imperativo de salvaguarda de las personas civiles se extiende a las instituciones de vital importancia, con inclusión de los hospitales, las escuelas, y la infraestructura de carácter crucial. Se debe amparar de todo daño a estas instituciones a fin de que sea posible mantener la estabilidad, proporcionar servicios esenciales, y aportar esperanza en los momentos más aciagos de una crisis o un conflicto. Los voluntarios y miembros del personal de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja despliegan esfuerzos infatigables para prestar asistencia vital y atención médica, y necesitan condiciones de seguridad para cumplir con su labor que salva vidas. Su protección, sin impedimento, reviste importancia capital.Lamentamos la pérdida de nuestros dedicados miembros del personal, y aprovechamos este momento para celebrar su inquebrantable dedicación como un símbolo de los más elevados ideales de la humanidad. Los miembros de la Junta de Gobierno de la Federación Internacional, instamos unidos a la búsqueda de soluciones políticas para salvaguardar a las personas civiles y para garantizar la protección de los trabajadores de ayuda humanitaria, a fin de avanzar en dirección de la paz y la estabilidad duraderas.
Descubra información sobre la respuesta de los donantes a nuestros programas y llamamientos en los últimos años.Esta página se actualizará en breve con los informes correspondientes a 2023.
La Alianza Programática es una colaboración innovadora y ambiciosa de tres años entre la Federación Internacional, muchas de nuestras Sociedades Nacionales miembros y la Unión Europea. Juntos, ayudamos a las comunidades de todo el mundo a reducir sus riesgos y estar mejor preparados para los desastres y las emergencias sanitarias.
Desde que se despierta hasta el momento de acostarse, Jane Pacheco concentra toda su energía y recursos para estimular y cuidar a su niña, la pequeña Milagro, de dos años y medio. Sus hermanas, otros miembros de la familia, vecinos y personal de la Cruz Roja la apoyan día a día, dado que criar a un bebé nunca es una tarea fácil, aún menos si está afectado por el síndrome congénito del Zika.“Tengo mucha suerte porque he recibido mucho apoyo de mi familia”“Tengo mucha suerte porque he recibido mucho apoyo de mi familia. Mis hermanas me han ayudado demasiado, los vecinos y mi papá también. Me ayudan a cogerla, me la cuidan cuando yo me achicopalo y me acompañan. Cuando yo no puedo asistir a la terapia por algún motivo, ellos la llevan. Mi papa me colabora con la plata del transporte para ir a terapia mientras que mis hermanas me colaboran con la comida u otros productos, para que a la niña no le falte nada”, explica Jane, sentada con sus dos hermanas y una vecina en su casa en el barrio Bolivariana de Santa Marta, Colombia.A Dana Milagro le gusta comer pollo, verdura, purés y arroz, que desde hace unos meses puede finalmente deglutir. Disfruta brincar, que le hagan cosquillas y sobre todo ama la piscina. Determinada a que su hija reciba todo el cuidado que esté a su alcance, Jane ha logrado inscribirla a un programa de hidroterapia para estimular sus capacidades motoras. Dana disfruta mucho la piscina y gracias a los ejercicios en el agua ha progresado mucho.Para estimular a Milagro, Jane cuenta también con el apoyo de su familia. Grey, su hermana menor, detalla: “Cuando viene de la fundación, mi hermana nos enseña los ejercicios de estimulación y los repetimos. Nos dice cómo moverla, de hablarle mirándola en la cara para que nos identifique. Ahora que está caminando la ponemos mucho parada para que fortalezca sus piernas.”“Cuando mis hijos estaban chiquitos, ella les brindaba mucho amor. Imposible ahora que la dejemos sola. Si ella necesita de mí, en cualquier cosa, yo le voy a ayudar, siempre le digo que aquí estoy. Nos dijeron que Mila no iba a caminar. Pero nosotros hemos luchado y hemos visto mucha evolución. Ella ahora está caminando” añade Magola, su otra hermana.“Nunca, antes de que llegara la Cruz Roja, me habían preguntado cómo me sentía”Mientras observa a su hija dando algunos pasos con determinación, Jane, emocionada, relata un momento muy importante tanto para ella como para la familia entera: “El 31 de diciembre ella se paró sola y empezó a caminar. Estaba con el papá en el piso, se levantó y vino donde estaba yo. Nosotros nos quedamos sin palabras, porque nos habían dicho que no iba a poder caminar. Fue una emoción inmensa, y yo empecé a llorar.”Al ver caminar a su hija, Jane llamó a familiares y vecinos, y también contactó a una referente de la Cruz Roja que la ha estado acompañando desde hace varios meses. “Ahora que puede caminar, me siento muy feliz. Y me siento bien porque me felicitan a mí, porque lo estoy haciendo bien. Estoy más motivada”, añade, hablando de sus sentimientos.La carga emocional para las familias de niños que sufren de complicaciones debido al síndrome congénito del Zika es significativa, sobre todos para las madres, que, desde el nacimiento, o desde el embarazo ya experimentan inquietud, ansiedad y temores por tener un hijo o hija “diferente” y no siempre cuentan con sistemas de apoyo adecuados. Para cuidar a Milagro, Jane puede contar con sus hermanas y otras personas de la comunidad, sin embargo, la Cruz Roja Colombiana enfoca su atención tanto en el bienestar de la niña como en el de la mamá.“He sentido más que todo que la Cruz Roja me ha estado dando apoyo a mí. Porque como yo no hablo con nadie, nadie se interesa de cómo me siento. Nunca, antes de que llegara la Cruz Roja, me habían preguntado cómo me sentía. Y esto es muy importante. El otro día me sentí mal, me levanté asustada y me sentí mejor haciendo los ejercicios de respiración que me han enseñado. Me apoyan tanto cómo mi familia”, explica Jane, agradecida.En la foto: Dana Milagro con su tía Magola
La abuelita Ana es una de los personajes más queridos de la comunidad de Mirador de la Lagunita. A sus 94 años de edad, Ana ya no puede caminar por sí sola y requiere de la ayuda de su familia y de sus vecinos cuando la visitan. Hace unos días perdió el equilibrio y cayó al piso provocándole heridas en su rodilla, tobillo y sobre todo en su ojo, el cual lastimosamente perdió.Al enterarse de esta noticia, Idanic y Marylin, voluntarias de la Cruz Roja Venezolana la han venido brindando asistencia y atención pre hospitalaria para que las heridas provocadas por la caída no sigan empeorando. Anita, la abuelita consentida de todos, solo se deja curar por estas dos voluntarias que nunca le fallan a la hora de brindarle los primeros auxilios.Idanic Álvarez quien lleva más de dos décadas vinculada a la Cruz Roja Venezolana como voluntaria, dice que trabajar en las comunidades y cuidar de seres humanos como la abuelita Ana, le han permitido entender el verdadero significado de la solidaridad y amor por el prójimo.Mientras la abuelita Ana la observa, Idanic nos cuenta que es importante reconocer las necesidades de los otros y verse reflejada en ellas a través de su labor humanitaria de la cual aprende todos los días.Marylin Marín, socorrista y voluntaria desde hace 16, es también una profesional de enfermería perioperatoria. A su llegada a la comunidad, atendió inmediatamente las heridas de la abuelita Ana que están sanando poco a poco, gracias a sus cuidados y recomendaciones. Marylin dice que poner su granito de arena para la recuperación de Ana, la abuelita de todos, la llena de alegría y siente que a veces quisiera hacer más por ella. Gracias a sus cuidados y las medicinas que le ofrecen, va recuperando su salud. Entre bromas y curaciones llega el momento de despedirse; la Abuelita Ana lo hace con un beso y una bendición a Idanic y Marylin, sus voluntarias preferidas.
A primera vista María Elena es una mujer tímida, reservada y que habla poco. No puede esconder su sonrisa de felicidad cuando se percata de la llegada de Idanic y Marilyn, voluntarias de la Cruz Roja Venezolana que vienen apoyando a la comunidad en el desarrollo del proyecto de medios de vida que permitirá que esta comunidad fortalezca sus capacidades locales y sea más resiliente.
María Elena vive en la comunidad del Mirador de la Lagunita, un poblado ubicado a una hora y treinta minutos de Caracas. En esta pequeña colectividad, esta líder comunitaria es clave a la hora de organizar a sus compañeros y vecinos en el trabajo comunitario.
Respira hondo cuando recuerda que tuvo que regresar hace dos años desde República Dominicana para cuidar a su padre que se encontraba delicado de salud. Regresó con siete meses de embarazo, ahora su hijo va a cumplir un año de nacido y solo espera que su pareja de origen dominicano pronto esté con ellos en el Mirador de la Lagunita.
Entre risas y gestos de agradecimiento hacia los voluntarios de la Cruz Roja Venezolana María Elena sueña con una comunidad saludable y feliz. Idanic y Marylin, voluntarias de Cruz Roja Venezolana la animan constantemente a seguir adelante, ella por su parte, no deja de recordarles que la actividad planificada con los niños en los próximos días, quiere realizarlas con sus voluntarias preferidas. María Elena es también docente en la escuelita de la comunidad y la promotora de la “Olla Comunitaria”. Con gran entusiasmo nos cuenta que ha asumido el gran reto de levantar a su comunidad en compañía de las lideresas que, como ella, trabajan de la mano junto a Cruz Roja Venezolana.