El mundo no está preparado para una nueva pandemia, advierte la Federación Internacional

A Bangladesh Red Crescent Society volunteer provides oxygen via ventilator to an elderly man who is struggling to breathe due to COVID-19 in Satkhira, Bangladesh in September 2021.

Una persona voluntaria de la Media Luna Roja de Bangladés suministra oxígeno mediante un ventilador a un anciano que tiene dificultades para respirar debido al COVID-19 en Satkhira, Bangladés, en septiembre de 2021.

Foto: IFRC/Mir Hossen Roney

Ginebra, 30 de enero de 2023 — Ningún terremoto, ninguna sequía, ni ningún huracán en la historia humana se cobró tantas vidas como la pandemia de COVID-19, según la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (Federación Internacional), la red de intervención a raíz de desastres más extensa del mundo. El abrumador corolario estimado de más de 6,5 millones de personas fallecidas motivó un análisis profundo por parte de esta organización para determinar la preparación que cabría incorporen los países a fin de prepararse para la siguiente emergencia sanitaria mundial.         

En dos informes trascendentales publicados hoy por la Federación Internacional – el Informe Mundial sobre Desastres y el informe Todos y cada uno tienen importancia – se aporta una perspectiva directa de los logros y desafíos surgidos en los últimos tres años, y se formulan recomendaciones destinadas a ayudar a los dirigentes en la mitigación de las repercusiones de tragedias esta magnitud en el futuro. 

Jagan Chapagain, secretario general de la Federación Internacional, señala que:  

“La pandemia de COVID-19 debería constituir una llamada de alerta para que la comunidad mundial se prepare, sin dilación, para hacer frente a la siguiente crisis sanitaria. Las recomendaciones que dirigimos a los dirigentes del mundo giran en torno a la consolidación de la confianza, la lucha contra la desigualdad, y el recurso a los agentes y a las comunidades locales para que ejecuten actividades que salvan vidas. La siguiente pandemia podría estar agazapada a la vuelta de la esquina y, si la experiencia vivida durante la pandemia de COVID-19 no acelera nuestras medidas de preparación, cabría preguntarse qué lo hará”. 

A lo largo de los últimos tres años, la red de miembros de la Federación Internacional ayudó a que más de 1.100 millones de personas  se mantuvieran a salvo del virus. Durante este lapso, la importancia de la confianza surgió de manera reiterada. Cuando las personas confiaron en los mensajes de seguridad, estuvieron dispuestas a acatar las medidas sanitarias que, en ciertos casos, las mantenían separadas de sus seres queridos, a fin de disminuir el ritmo de propagación de la enfermedad y salvar vidas. Asimismo, la vacunación de millones de personas en un tiempo sumamente corto fue posible cuando la población confió en la inocuidad y en la seguridad de las vacunas.   

No podemos permitirnos el lujo de esperar una siguiente ocasión para afianzar la confianza. Esta debe ser cultivada a través de una genuina comunicación bidireccional, así como de la proximidad y del apoyo consecuente a lo largo del tiempo.  

Quienes responden a las crisis no pueden esperar hasta la próxima vez para generar confianza. Debe cultivarse mediante una comunicación genuinamente bidireccional, la proximidad y el apoyo constante a lo largo del tiempo. 

En el curso de su labor, las unidades de las organizaciones de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja documentaron la forma en la cual la pandemia de COVID-19 se nutría de las desigualdades y las exacerbaba. Las condiciones de saneamiento deficientes, el hacinamiento, la falta de acceso a servicios sociales y sanitarios crean las condiciones propicias para la rápida y amplia propagación de las enfermedades. Deberemos abordar las desigualdades en materia de salud y las vulnerabilidades socioeconómicas mucho antes de que ocurra una nueva crisis.  

En su Informe Todos y cada uno tienen importancia -en el que se encuestó a las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de casi todos los países del mundo-, la IFRC constató que los equipos pudieron responder rápidamente a la pandemia porque ya estaban presentes en las comunidades y muchos de ellos habían participado en actividades de preparación, tenían experiencia previa en la respuesta a epidemias y eran sólidos auxiliares de sus autoridades locales.  

“Las organizaciones con arraigo comunitario forman parte integrante de los esfuerzos de preparación e intervención ante pandemias. Los agentes y las comunidades locales constituyen la primera línea de intervención y, como tales, desempeñan funciones específicas, pero de idéntica importancia, en todas las fases de la gestión de los brotes de enfermedades. Es necesario aprovechar sus conocimientos del contexto local para lograr mayor acceso, confianza y resiliencia”, señala el señor Chapagain.   

“Han sido tres años inmisericordes, no obstante, publicamos estas investigaciones y formulamos estas recomendaciones en un acto de esperanza: la comunidad mundial puede extraer enseñanzas y el justo tenor de esta tragedia, preparándose mejor para hacer frente a futuras emergencias sanitarias”.  

En el Informe Mundial sobre Desastres se plantean seis medidas esenciales para un preparación más eficaz que permita enfrentar futuras emergencias sanitarias públicas. El informe Todos y cada uno tienen importancia destaca la necesidad de contar con datos precisos y pertinentes en los esfuerzos de preparación e intervención ante pandemias. Estas dos publicaciones se encuentran a disposición de dirigentes, profesionales y el público en general.  

 

Nota para editores:  

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En Ginebra: Jenelle Eli, +1 202 603 6803 [email protected] 

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