Marruecos: Tres meses después del terremoto, los equipos de la Media Luna Roja ayudan a las comunidades a prepararse para el invierno
Tres meses después de que un terremoto de magnitud 6,8 sacudiera Marruecos el 8 de septiembre, matando e hiriendo a miles de personas y causando una destrucción generalizada, la Media Luna Roja Marroquí sigue trabajando para ayudar a miles de personas, muchas de las cuales siguen viviendo en refugios temporales y tiendas de campaña a medida que se acerca el invierno en las montañas del Atlas.
Inmediatamente después del sismo, los equipos de la Media Luna Roja Marroquí (MLRM) se desplazaron al terreno, en estrecha coordinación con la IFRC y las autoridades locales, para evaluar la situación, apoyar las operaciones de búsqueda y rescate y prestar ayuda a las personas afectadas.
Entre otras cosas, la MLRM ha prestado primeros auxilios y apoyo psicosocial, ha ayudado a trasladar a las personas heridas a los hospitales, ha evacuado a las personas de los edificios dañados y ha ayudado a ofrecer una gestión digna de los entierros. Otras Sociedades Nacionales también han echado una mano. Con el apoyo de la Media Luna Roja de Qatar, por ejemplo, la MLRM ha distribuido tiendas de campaña, colchones, mantas y utensilios de cocina en muchas comunidades montañosas remotas.
El 12 de septiembre, la IFRC lanzó un llamamiento de emergencia por un valor de 100 millones de francos suizos para ampliar las actividades de socorro de la Media Luna Roja Marroquí. El llamamiento siguió a una asignación de 1 millón de francos suizos del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (DREF) de la IFRC para apoyar las acciones de la Media Luna Roja Marroquí sobre el terreno.
La financiación ha ayudado a la Media Luna Roja Marroquí a prestar servicios de salud, agua potable, saneamiento e higiene, refugio, artículos de socorro, alimentos, apoyo a los medios de subsistencia, protección y actividades de participación comunitaria. Esa labor continúa.
Pero las necesidades siguen siendo grandes y las comunidades siguen siendo vulnerables. Las fotos que siguen ofrecen una visión de los tipos de asistencia proporcionada hasta ahora; y de la difícil situación a la que se enfrenta la población mientras las comunidades de montaña, a gran altitud, se preparan para el invierno.
Aquí encontrará más información sobre el apoyo financiado con estos fondos.
Todavía hoy, el trauma del temblor persiste en la mente de la gente. En Ighermane, un pueblo de montaña de la provincia de Chichaoua, las familias no sólo están preocupadas por las réplicas, sino también por cómo protegerse del frío y alimentarse durante los meses de invierno. Las temperaturas han bajado considerablemente y las reservas de alimentos están bajo mínimos.
El terremoto también dejó a las familias de muchos pueblos como Ighermane sin inodoros, acceso a agua potable o instalaciones para bañarse o lavar la ropa.
Los equipos de la Media Luna Roja también trabajaron con miembros de la comunidad en muchos lugares como Tagadirt, que quedó casi completamente destruida por el terremoto, para instalar letrinas, duchas y más puntos de agua, para mejorar las condiciones de vida de las personas que perdieron sus hogares.
Desde que se produjo el terremoto, se han enviado cientos de camiones de suministros -llenos de tiendas de campaña, mantas, colchones, ropa y alimentos- a las provincias de Al Haouz, Chichawa y Taroudant, afectadas por el sismo. La IFRC y la Media Luna Roja Marroquí, siguen trabajando con las comunidades para escuchar sus necesidades y poder ofrecerles el apoyo más eficaz para la recuperación.
La IFRC y la Media Luna Roja Marroquí siguen escuchando a la población de la cordillera del Atlas para ayudarla a capear el invierno, prepararse para posibles conmociones futuras y, en última instancia, volver a vivir como antes de este catastrófico terremoto.
Día Mundial de la Ayuda Humanitaria 2023
El 19 de agosto es el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria. En su calidad de mayor red humanitaria del mundo, el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria es un momento importante para que la IFRC reflexione sobre la labor de nuestros más de 16 millones de voluntarios y miembros del personal, que salva y cambia vidas.
En todos los rincones del mundo, encontrará a un voluntario de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja haciendo cosas increíbles por su comunidad local.
Ya sea prestando primeros auxilios o servicios médicos de urgencia a las víctimas de un desastre.
Ofreciendo un oído amigo y atento a las personas que luchan con su salud mental.
Ayudando a las personas que se desplazan a acceder a servicios humanitarios vitales a lo largo de sus viajes, para que no estén solas.
Reunir a las familias que han perdido a sus seres queridos a causa de un conflicto o una crisis.
Establecer sistemas de alerta temprana para que las comunidades sepan cuándo se aproximan peligros y cómo mantenerse a salvo.
O preparar comidas calientes y crear refugios para personas que han perdido su hogar.
Todos ellos se dedican a servir, apoyar y cuidar a las comunidades.
En resumen: no importa la crisis, no importa lo difícil que sea el reto, no importa quién necesite ayuda y no importa dónde se encuentre, nuestro personal humanitraio de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja están ahí para las comunidades.
#NoImportaQué
Damos las gracias de todo corazón a todas y cada una de nuestras personas voluntarias por hacer de nuestro mundo un lugar mejor, más seguro y más solidario.
Porque ante el aumento de las catástrofes y los retos, el mundo necesita a las personas humanitarias más que nunca.
Involúcrese
Obtenga más información sobre cómo hacer voluntariado humanitario en el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
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Descubra los Principios Fundamentales del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja que guían nuestra labor humanitaria.
Esconderse de las balas en un depósito de agua: una joven de Kenia que evacuó de Sudán cuenta su historia
“Oí las balas fuera cuando estaba limpiando. Mi jefe me dijo que había empezado la guerra".
Estas son las palabras de Theresa*, una joven de Kenia que accedió valientemente a compartir conmigo su historia sobre la huida del conflicto en Sudán. Temiendo por su seguridad, me pidió que no publicara su foto.
Theresa acababa de empezar a trabajar como empleada doméstica con otras cinco jóvenes en una casa grande de la capital de Sudán, Jartum, cuando estallaron los combates.
"Era nueva en Sudán. Mis jefes se fueron a Egipto y yo me quedé con cinco chicas y tres de seguridad. Se fue la luz, no había agua, hacía demasiado calor".
Cuenta que unos ladrones entraron en la casa, ataron al personal de seguridad y empezaron a buscarla a ella y a sus compañeras.
"Fuimos y nos escondimos arriba, en la parte superior de la casa, donde había un depósito de agua. Los ladrones rompieron las puertas, se llevaron oro, dinero, todo lo que había en la casa. Incluso mi pasaporte".
"Subieron y echaron un vistazo. Habíamos dejado un teléfono y una tetera y dijeron 'las chicas están por aquí y se han tomado el té aquí'".
"Yo estaba dentro del depósito de agua. Dispararon balas para que saliéramos, pero no lo hicimos. Nos quedamos quietas en el tanque de agua hasta que huyeron".
Theresa y sus compañeras huyeron de la casa varios días después, cuando otro grupo de hombres llegó y se instaló en ella.
"Lo dejé todo en aquella casa. La carretera no era segura. Las bombas estaban por todas partes. Disparaban, no me importaba [si moría]. [...] Vine a mi embajada. Me quedé allí y luego me llevaron a Kenia".
Theresa es sólo una de las 44 personas que conocí en el aeropuerto de Nairobi que habían conseguido ser evacuadas a un lugar seguro del conflicto en Sudán.
Atravesaban las puertas del aeropuerto en pequeñas parejas y grupos, desplomándose en las sillas que las personas voluntarias de la Cruz Roja de Kenia habían dispuesto para la gente. "Karibu, de nada", fueron algunas de las primeras palabras que escucharon.
El grupo estaba formado en su mayoría por mujeres, cuya evacuación se priorizó debido al mayor riesgo de violencia sexual y de género. Procedían de distintos países y todas habían estado en Sudán para trabajar o estudiar.
Alexina, trabajadora social y voluntaria de la Cruz Roja de Kenia, me cuenta que la mayoría de las mujeres y algunos de los hombres a los que ha ayudado han sobrevivido a la violencia sexual. Ha acogido a numerosos grupos y las historias como la de Theresa son sorprendentemente similares. A menudo, las personas han huido a toda prisa o les han robado sus pertenencias por el camino, lo que significa que no suelen tener pasaportes, dinero ni pertenencias cuando llegan a Nairobi.
Cuando llegan, las personas evacuados se registran primero con los equipos voluntarios de la Cruz Roja de Kenia, que toman sus datos para ayudarles a reconectar con sus seres queridos. A continuación, se les conduce a una tienda de campaña donde pueden mantener conversaciones tranquilas con personal de salud mental.
Dentro de la tienda, las personas voluntarias, entre ellas profesionales en psicólogía y trabajo social, se sientan con pequeños círculos de personas evacuadas que comparten sus historias de lo que han vivido. Este primer apoyo psicosocial a las personas que han pasado por situaciones traumáticas; les la oportunidad de empezar a procesar lo ocurrido.
A continuación hay una mesa de la policía para ayudarles con los documentos de identidad. Luego hay una cómoda zona de acogida donde la gente disfruta de comida y bebida, y un puesto de primeros auxilios con material médico y de higiene. Las personas pueden acceder a servicios telefónicos gratuitos, y la Cruz Roja de Kenia gestiona un servicio de autobuses para trasladarles a alojamientos gratuitos.
"Estoy muy contenta de haber vuelto a Kenia [...] Cuando me estaban buscando y yo estaba dentro del tanque de agua, pensé que ese día iba a morir", dice Theresa.
Después de contar su historia, Theresa parece entumecida y agotada. Me cuesta encontrar las palabras adecuadas para despedirme de ella. Sube a uno de los autobuses con su única bolsa y pienso en lo que debería haberle dicho: "Me asombra tu resistencia, Theresa".
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Se calcula que nueve millones de personas se han visto afectadas por el conflicto en Sudán. Alrededor de 1,2 millones de personas han sido desplazadas internamente y casi medio millón han huido a países vecinos.
La IFRC ha lanzado dos llamamientos de emergencia en respuesta a esta crisis: uno para apoyar a la Media Luna Roja Sudanesa a ayudar a las personas dentro de Sudán, y otro para apoyar a las Sociedades Nacionales de seis países vecinos que acogen a personas que huyen del conflicto.
Para ayudar a personas como Theresa, haga una donación a nuestros llamamientos siguiendo los enlaces de arriba.
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*Nombre ficticio para proteger su identidad.
Huir de Siria y sobrevivir al terremoto de Turquía: Los ingredientes secretos de la resistencia de Houda
Empezar una nueva vida en un lugar nuevo nunca es fácil. Se necesita una inmensa fuerza mental para reconstruir desde cero años de duro trabajo y comunidad.
Para Houda Al-Fadil, empezar de nuevo no fue una elección. Se vio obligada a huir de una Siria devastada por la guerra, dejando atrás su hogar para poder proteger a su familia y ofrecerles la oportunidad de una vida mejor, una vida lejos de los bombardeos, el hambre y el miedo.
En octubre de 2020, entrevistamos a Houda para nuestra revista de la Cruz Roja y la Media Luna Roja y nos enteramos de cómo ella y su familia habían empezado su nueva vida en Kahramanmaraş (Turquía).
Allí, Houda había encontrado su vocación en la cocina. Cocinar siempre había sido una pasión para ella, pero también se convirtió en una forma de llegar a fin de mes y mantener a su marido y sus cuatro hijos.
Al ponernos al día con Houda en abril de 2023, nos contó cómo se apuntó a cursos de cocina en los centros comunitarios de la Media Luna Roja Turca para dedicarse a su negocio de alimentación.
"Gracias a estos cursos, aprendí a comprar y vender. Conocí las tradiciones turcas y la comunidad turca, y me sentí incluida. Reunieron a personas de Turquía y Siria, y pude aprender de ambas. También organizaron un festival de cocina en el que pude vender comida que había preparado en casa".
Los cursos la inspiraron para crear nuevas recetas que combinaban ingredientes sirios y turcos. Vendiendo sus platos a domicilio, no tardó en ganarse una clientela fiel que adoraba sus singulares brebajes culinarios.
Su negocio iba bien y empezó a soñar con su propio pequeño restaurante, un espacio seguro en el que personas de Siria, Turquía y otros lugares pudieran conectar entre sí a través de la comida.
Pero la mañana del 6 de febrero de 2023, todo se detuvo. Un terremoto de magnitud 7,7 sacudió el sureste de Turquía y el norte de Siria, matando a más de 50.000 personas y destruyendo hogares y medios de subsistencia.
Afortunadamente, Houda y su familia no tuvieron heridas físicas, pero fue una experiencia aterradora para toda la familia.
"Las sacudidas y los sonidos que se prolongaron durante un minuto y medio fueron extremadamente angustiosos. Una de mis hijas no pudo dormir ni comer durante una semana. La mandé a casa de unos parientes para que se recuperara, y volvió cuando empezó a sentirse mejor", cuenta Houda.
Además de los daños físicos causados por el sismo, con la aparición de grietas en las paredes de su casa, el verdadero daño fue para el prometedor negocio de cocina de Houda.
"Tenía casi 100 clientes que compraban los platos que preparaba. Pero la mayoría de mis clientes huyeron de Kahramanmaraş tras el terremoto. Algunas personas se trasladaron a Estambul, Bursa y Mersin. Otras, lamentablemente, fallecieron. Ahora sólo me quedan dos clientes".
Puede que el terremoto sacudiera a Houda, pero no le arrebató su perseverancia y su voluntad de seguir adelante. ¿Cuál es el ingrediente secreto de su resistencia?
"Mi familia me mantiene en pie. Quiero que mi hija continúe sus estudios universitarios en estos tiempos difíciles, y quiero ayudarla a alcanzar sus sueños. Al perseguir mi propio sueño, puedo ayudar a mi familia y a otras personas a perseguir los suyos. Esto es lo que me hace feliz: ayudar a las demás personas y proporcionarles todo el apoyo que necesitan para alcanzar sus metas".
Houda quiere reconstruir su negocio de cocina en Turquía, sin planes de regresar a Siria.
"No volvería a Siria. La situación allí es terrible; la pobreza es increíble. Hay gente que no tiene comida. He oído historias de gente que ha tenido que vender su ropa para poder alimentar a sus hijos e hijas. No hay agua, ni electricidad, ni Internet. Simplemente no hay una vida adecuada para nosotros allí".
Para ayudarla en su viaje culinario, Houda también se ha dedicado a la jardinería con el apoyo de la Media Luna Roja Turca. El apoyo inquebrantable de las personas voluntarias ha sido otro ingrediente clave de su resistencia.
Y concluye: "Sigo aspirando a hacerlo. Mi sueño culinario sigue vivo. Todo el mundo debería aferrarse a sus ambiciones y no rendirse antes de tiempo. Mantenerse fuertes ante los retos que nos esperan".
Puede escuchar nuestra reciente entrevista con Houda en el último podcast de la revista de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.
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Para ayudar a las personas afectadas por el terremoto del 6 de febrero, la IFRC lanzó dos Llamamientos de Emergencia para Turquía y Siria para apoyar la respuesta de nuestras Sociedades Nacionales en el terreno.
Y desde 2019, en asociación con la Media Luna Roja Turca, la IFRC ha estado apoyando a más de 1,5 millones de personas refugiadas como Houda en Turquía a través de nuestro Programa de Red de Seguridad Social de Emergencia (ESSN), financiado por la Unión Europea. Haga clic aquí para obtener más información.
Cruz Roja Hondureña: la humanidad brilla en las comunidades locales
Son las 8 de la mañana de un apacible domingo en Copán Ruinas, una pequeña y pintoresca localidad del oeste de Honduras que fue una de las ciudades más poderosas del Imperio maya.
Los comerciantes empiezan a abrir sus puertas. Un puñado de mujeres y niños juegan en la plaza principal. Y muchos habitantes, con sus característicos sombreros de vaquero, salen a dar sus paseos matutinos.
Pero un hombre destaca con su chaleco y su gorra de color rojo vivo. Un gran emblema de la Cruz Roja y las palabras Cruz Roja Hondureña lucen orgullosos en la espalda. Observo un momento cómo charla con la gente del pueblo, que parece saludarle cordialmente con un apretón de manos o un choque de puños.
Lo alcanzo, le saludo amistosamente "¡Hola, amigo!" y me entero de que se llama Stanley. Es voluntario de la Cruz Roja desde hace más de 22 años y se dirige a una reunión con otras personas voluntarias y miembros del personal de toda la región. Me invita a visitar la filial local esa misma tarde para informarme de lo que hacen.
Y así lo hice. Y la bienvenida no pudo ser más cálida.
Durante el almuerzo supe que se habían reunido procedentes de toda la región para compartir sus historias, conocimientos y experiencias de apoyo a sus comunidades locales a través de diversas crisis y retos cotidianos.
Permítanme hablarles de tres de las personas que conocí: Mirian, Napoleón y Loany.
Mirian
Mirian es la orgullosa presidenta de la Cruz Roja local de Copán y lleva más de 10 años como voluntaria. Su filial gestiona las dos únicas ambulancias de toda la ciudad, lo que significa que cuando alguien tiene problemas, es su equipo el que responde a la llamada.
Sin embargo, supervisa mucho más que los servicios sanitarios de urgencia. Su sección hace mucho por ayudar a la población local, incluidos los grupos indígenas que viven en las colinas de los alrededores y los escolares, para que estén preparados ante crisis, como huracanes e inundaciones.
Su filial también brinda asistencia al creciente número de personas migrantes que pasan por Honduras en su camino hacia el norte, entre otras cosas, a través de los Puntos de Servicio Humanitario, espacios estratégicamente situados donde las personas que migran pueden acceder a un apoyo seguro y fiable durante sus travesías.
"Me motiva el humanitarismo, ver cómo la Cruz Roja es una organización llena de amor por los demás. Que somos personas dispuestas a darlo todo. Para mí, es lo mejor que me ha pasado: ser miembro de la familia de la Cruz Roja", dice Mirian.
Napoleón
Napoleón vive en San Pedro Sula, la segunda ciudad más grande de Honduras. Es un antiguo cámara que lleva cinco años trabajando como conductor voluntario para la Cruz Roja Hondureña.
Hace un par de años, Napoleón fue uno de los muchos voluntarios de la Cruz Roja Hondureña que respondieron a los devastadores huracanes Eta e Iota que asolaron la región.
Describe cómo condujo un gran camión de rescate a través de aguas tan profundas que el vehículo estuvo a punto de desaparecer. A pesar de las traicioneras condiciones, pudo llegar y ayudar a rescatar a muchas personas varadas, sus pertenencias y mascotas. También colaboró en las enormes tareas de recuperación y reconstrucción, ayudando a rehacer las vidas y los hogares de la gente.
Napoleón lleva el orgullo del voluntariado escrito en la cara. Su sonrisa se dibuja de oreja a oreja cuando habla de apoyar a sus compañeros voluntarios y unirlos durante una crisis.
"Me gusta ser voluntario porque donas parte de tu vida y compartes sentimientos al ayudar a la humanidad. Te hace sentir bien, sentirte satisfecho, el hecho de poder ayudar", dice Napoleón.
Loany
Loany también trabaja en San Pedro Sula, pero su función es un poco diferente. No es voluntaria, sino empleada de la Cruz Roja Hondureña para ayudar a los voluntarios.
Trabaja con las filiales locales, como la de Copán, para mejorar su gobernanza, gestión financiera y movilización de recursos, de modo que sus voluntarios puedan prestar mejor atención y apoyo a sus comunidades.
Aunque no suene tan impresionante como vadear las aguas de una inundación para rescatar supervivientes, el trabajo de Loany no es menos importante. Unas filiales locales fuertes son la base de la red de la IFRC. Sin ellas, no podemos prestar el apoyo rápido, eficaz y local que las comunidades en crisis realmente necesitan.
Con un año de experiencia, Loany es relativamente nueva en la familia de la Cruz Roja. Le pregunté qué significa para ella trabajar en la Cruz Roja y si piensa seguir haciéndolo:
"Para mí significa amor, porque querer hacer las cosas bien, querer ayudar a otras personas vulnerables o en riesgo, nos hace dar lo mejor de nosotros mismos como personas. Entramos al mundo de la Cruz Roja y luego no queremos salir!", afirma.
Al final de la reunión de voluntariado, el grupo se disuelve y se despide afectuosamente.
Emprendo el camino de vuelta a la plaza principal de Copán, pensando en una palabra que utilizamos a menudo en el sector humanitario: ‘localización’.
Es un término de jerga. Pero, ¿qué significa realmente?
Me doy cuenta de que, para mí, significa Mirian, Napoleón y Loany: tres personas que trabajan duro dentro de sus comunidades locales para hacer que la vida sea mejor, más segura y más brillante para quienes les rodean.
Y significa Stanley: un hombre que lleva años recorriendo las mismas calles de su ciudad natal con su chaleco de la Cruz Roja. Un hombre conocido, de confianza y respetado por su comunidad local, y que está a su lado, en los buenos y en los malos momentos.
El Fondo de la Emperatriz Shôken anuncia los proyectos elegidos para 2023
El Fondo de la Emperatriz Shôken (FSE) lleva el nombre de Su Majestad la Emperatriz Shôken de Japón, quien -en la IX Conferencia Internacional de la Cruz Roja- propuso la creación de un fondo internacional para promover las labores de socorro en tiempos de paz.
El fondo está administrado por la Comisión Mixta de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que mantiene un estrecho contacto con la Misión Permanente de Japón en Ginebra, la Sociedad Japonesa de la Cruz Roja y el Instituto de Investigación Intercultural Meiji Jingu de Japón.
La familia imperial, el gobierno japonés, la Cruz Roja Japonesa y el pueblo japonés veneran la memoria de Su Majestad la Emperatriz Shôken, y su perdurable consideración por el Fondo queda patente en la regularidad de sus contribuciones al mismo.
El Fondo tiene un valor total de más de 14 millones de francos suizos y apoya proyectos dirigidos por las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja que benefician a las comunidades a las que sirven de muchas maneras diferentes. La primera subvención se concedió en 1921 para ayudar a cinco Sociedades Nacionales europeas a luchar contra la propagación de la tuberculosis. Desde entonces, se han concedido más de 15 millones de francos suizos a 171 Sociedades Nacionales. Las subvenciones se anuncian cada año el 11 de abril, aniversario de la muerte de Su Majestad la Emperatriz Shôken.
Cada vez más, el Fondo fomenta enfoques nuevos e innovadores con el potencial de generar conocimientos que beneficiarán a nuestro Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Proceso de Selección 2023
El Fondo recibió 51 solicitudes en 2022 para la 102ª distribución de ingresos, que abarcaban una amplia gama de proyectos humanitarios gestionados por Sociedades Nacionales de todo el mundo. Las solicitudes presentadas incluían más propuestas innovadoras que en años anteriores, lo que confirma una vez más la necesidad de que el FSE apoye la innovación y la experimentación en las Sociedades Nacionales.
Este año, la Comisión Mixta acordó asignar un total de 367.187 francos suizos a 13 proyectos en Albania, Bélgica, Burundi, Eswatini, Fiyi, Guinea, Honduras, Indonesia, Paraguay, Sudán, Siria, Tailandia y Uruguay. Las actuales crisis mundiales han repercutido en el rendimiento del fondo, y los miembros de la Comisión Mixta del FSE han ajustado el proceso en consecuencia.
Este año, los proyectos seleccionados abarcan diversos temas, como primeros auxilios y rescate, juventud, preparación para desastres, salud y Desarrollo de las Sociedades Nacionales.
Las subvenciones de 2023 por tema
El Fondo sigue alentando enfoques nuevos e innovadores, lo que se refleja claramente en la selección de las propuestas que recibirán financiación. Algunas Sociedades Nacionales están incubando y poniendo a prueba sus soluciones innovadoras y experimentando con multitud de ideas y enfoques. Con su metodología piloto, podrían potencialmente ampliar y aplicar sus iniciativas con el apoyo de otras fuentes de financiación. En esta categoría, los beneficiarios seleccionados son los siguientes:
Metodología piloto
La Cruz Roja Hondureña ha adoptado un enfoque innovador para el empoderamiento y la participación del personalvoluntario. El objetivo de su proyecto es establecer un fondo que apoye microproyectos innovadores desarrollados y dirigidos por equipos voluntarios locales. Esto ayudará a forjar vínculos más fuertes entre la Sociedad Nacional y las comunidades a las que sirve. Ha diseñado un proyecto piloto con 12 microproyectos, respondiendo a una necesidad identificada de aumentar la actividad a nivel de filial.
La Cruz Roja Uruguaya está centrando sus esfuerzos en mejorar la resiliencia de las personas jóvenes en materia de salud mental impartiendo formación en las escuelas, creando mecanismos de apoyo psicosocial y formando brigadas juveniles. Hay una creciente necesidad de apoyo a la salud mental de la poblaciónjoven, y este proyecto piloto en dos escuelas dará al equipo la oportunidad de aprender y adaptar su enfoque.
La Cruz Roja Indonesia pondrá a prueba un enfoque comunitario de sensibilización medioambiental y seguridad alimentaria. Se utilizará un centro de aprendizaje comunitario renovado para poner en marcha el proyecto piloto, en el que participarán más de 100 cónyuges que se quedan en casa y 30 niñas y niños. El proyecto pretende abordar cuestiones emergentes, como el cambio climático, al tiempo que fortalece los vínculos comunitarios.
Muchas Sociedades Nacionales han dado prioridad a soluciones innovadoras para combatir los retos del cambio climático. En esta categoría, los proyectosseleccionados, además de la Cruz Roja Indonesia, son los siguientes.
Cambio climático
Las inundaciones son uno de los riesgos naturales más devastadores. La Cruz Roja Belga animará a las personasjóvenes afectadas por las inundaciones a expresar y compartir sus sentimientos sobre el cambio climático mediante la narración digital de historias. Esta iniciativa, fácil de replicar y escalable, tiene el potencial de darnos una enorme perspectiva y permitir que se compartan mensajes poderosos.
Para hacer frente a los retos del cambio climático, la Cruz Roja de Burundi llevará a cabo actividades como la plantación de árboles y la promoción de una mejor gestión de los residuos urbanos. El proyecto es una iniciativa dirigida por jóvenes que hacen voluntariado, y esperan quereducirá el desempleo juvenil. Este enfoque integral dará lugar a importantes oportunidades de aprendizaje.
La Cruz Roja Paraguaya desarrollará una aplicación móvil que servirá como sistema de alerta temprana y educará a las comunidades sobre cómo pueden responder a las inundaciones en siete distritos comunitarios. Esta solución es escalable, innovadora y un enfoque sostenible para abordar las necesidades de la comunidad.
Finalmente, el último grupo de beneficiarios utilizará sus subvenciones para abordar cuestiones relacionadas con la preparación ante catástrofes, la salud y la juventud. En esta categoría, los beneficiarios seleccionados son los siguientes.
Preparación para Desastres
La Cruz Roja de Eswatini mejorará los procesos de gestión de datos para una toma de decisiones eficaz durante las emergencias en Eswatini para 2025. La idea principal es integrar y generalizar un tablero de aplicaciones para teléfonos móviles en el actual sistema de gestión de la información de la Sociedad Nacional y aumentar la participación de la comunidad (comunidades afectadas) en el intercambio y la gestión de la información.
Tailandia es un país propenso a los riesgos naturales, que a menudo causan daños devastadores y pérdidas de vidas humanas. Por ello, la Cruz Roja Tailandesa pretende mejorar la preparación para desastres, principalmente para terremotos, formando a niños y jóvenes mediante simulación de realidad virtual.
La Media Luna Roja Sudanesa utilizará los fondos para apoyar a las mujeres afectadas por las inundaciones, proporcionándoles dinero en efectivo, subvenciones y herramientas de subsistencia que les permitan poner en marcha su propio negocio. El objetivo es crear resiliencia y contextos de recuperación a más largo plazo para las crisis actuales y futuras, empoderando a las comunidades más vulnerables para laautosuficiencia.
Health
The Red Cross Society of Guinea will focus on developing a mobile health app to comprehensively improve the quality of basic emergency obstetric and neonatal care, especially for complex deliveries, with a view to reducing maternal and newborn mortality.
Juventudes
Según las cifras sobre trata de seres humanos, Albania es uno de los principales países de origen y el segundo país europeo no perteneciente a la UE con mayor número de víctimas. Para hacer frente a esta amenaza, la Cruz Roja Albanesa utilizará la subvención para formar a personal y voluntariado, con vistas a activar la prevención entre iguales en los institutos. La Sociedad Nacional se pondrá en contacto con otras Sociedades Nacionales hermanas para crear una sólida red de personas formadorascon certificación,que sensibilicen a través de actividades entre iguales.
La Cruz Roja de Fiyi se propone revisar su actual programa de voluntariado, utilizando la subvención para aplicar la digitalización de extremo a extremo a fin de mejorar la experiencia de incorporación y aumentar la calidad y la rentabilidad de la gestión del personal voluntario. La idea es incluir también formación a nivel comunitario que genere un aprendizaje significativo y sea fácilmente replicable en otros lugares.
En la actualidad, la Media Luna Roja Árabe Siria cuenta con más de 18.000 personas entre personal y voluntariado,en sus filiales locales queapoyan el desempeño de su misión humanitaria. Con miras a ampliar el desarrollo de las filiales complementando otras iniciativas, la Sociedad Nacional utilizará la subvención para digitalizar sus políticas de cursos en línea a los que se pueda acceder libremente en cualquier momento, haciendo que la formación sea más cómoda para su red de personal y voluntariado.
Fondo Social Europeo (FSE) y aprendizaje
El Fondo se esfuerza constantemente por extraer enseñanzas de los proyectos ejecutados en beneficio de todo el Movimiento y por diversificar su material didáctico. A finales de este año, el Fondo se unirá a las partes interesadas de los otros mecanismos de financiación del Desarrollo de las Sociedades Nacionales (DSN), a saber, el Fondo de Creación de Capacidades y la Alianza para la Inversión en las Sociedades Nacionales, para celebrar un evento de aprendizaje, con el objetivo de compartir las lecciones aprendidas y las experiencias de los beneficiarios de los diferentes fondos.
Es importante reconocer la diversidad de las Sociedades Nacionales dentro de la red y la amplia gama de apoyo al DSN que se necesita. El FSE y los demás mecanismos de financiación (que se centran más en el DSN) funcionan de forma complementaria y juntos tienen la capacidad de satisfacer esta gama de necesidades de DSN y aprendizaje y apoyar una transformación más amplia en nuestra red.
El cólera ha vuelto pero el mundo mira hacia otro lado
Este artículo se publicó originalmente en el sitio web del BMJ aquí.
El cólera, cuya erradicación se creía cercana, ha vuelto: deshidrata y mata a personas en cuestión de horas y asola comunidades de seis continentes. A pesar del alarmante número de casos y muertes en el último año, los responsables de la toma de decisiones hacen la vista gorda, dejando que la gente muera de una enfermedad prevenible y tratable.
La comunidad sanitaria debe dar la voz de alarma para que se tomen medidas inmediatas. Se necesita urgentemente una respuesta de emergencia fuerte y global, pero es sólo un primer paso. Más que nunca, el mundo debe invertir en sistemas de agua y saneamiento y preparar a las comunidades antes de que se produzcan brotes.
En los últimos 200 años, ha habido siete pandemias de cólera, y el brote actual es el mayor en una década. En 2022, 30 países notificaron brotes de cólera, incluidos lugares que habían estado libres de la enfermedad durante décadas. En Haití, donde millones de personas se han visto desplazadas por la violencia, el cólera ha matado a cientos de personas en pocos meses. Líbano está experimentando su primer brote desde 1993, con más de 6.000 casos registrados. Tras unas inundaciones devastadoras, Nigeria sufrió un importante brote de cólera. En Malaui, el peor brote en décadas ha dejado 620 muertos desde marzo. Las escuelas están ahora cerradas en un intento de detener el aumento de infecciones.
El riesgo de transmisión del cólera se multiplica cuando las personas viven en condiciones de pobreza o hacinamiento y carecen de acceso a agua potable, saneamiento adecuado e instalaciones higiénicas. El cólera, una enfermedad diarreica causada por la bacteria Vibrio cholerae, suele propagarse a través de alimentos o agua contaminados. Si no se trata, puede causar deshidratación grave y ser mortal en cuestión de horas.
Casi la mitad de la población mundial -aproximadamente 3.600 millones de personas- vive sin un saneamiento seguro en su hogar, lo que la hace vulnerable a los brotes de cólera. La Organización Mundial de la Salud informa de que al menos 2.000 millones de personas consumen agua de fuentes contaminadas con heces.
Crisis superpuestas
Sin embargo, las causas profundas de la oleada de brotes recientes de cólera son complejas y polifacéticas. Las crisis humanitarias superpuestas en todo el mundo, como la migración, los conflictos, la pobreza y la injusticia social, obligan a la gente a vivir en condiciones insalubres, lo que alimenta la propagación de esta enfermedad infecciosa. Tras la pandemia de covid-19, el número de personas que viven en la pobreza extrema aumentó por primera vez en una generación. Y ahora, el aumento de la inflación y las repercusiones del conflicto en Ucrania podrían empeorar una situación ya de por sí grave.
El cambio climático contribuye a la propagación del cólera. Los fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e intensos, como huracanes e inundaciones, han provocado importantes trastornos en los procesos de tratamiento del agua y dañado las infraestructuras sanitarias en muchas partes del mundo. La combinación de temperaturas más altas y precipitaciones extremas provoca una mayor incidencia de infecciones transmitidas por el agua, como el cólera.
Factores como la inseguridad alimentaria también agravan la vulnerabilidad de las comunidades a la propagación del cólera. La desnutrición debilita el sistema inmunitario, lo que aumenta el riesgo de que una persona sufra síntomas graves y muera. A medida que los acontecimientos mundiales hacen subir los precios de los alimentos, también ha aumentado el número de personas desnutridas. Se calcula que 140 millones de personas en África se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria.
El cólera puede tratarse con un método sencillo llamado tratamiento de rehidratación oral, pero muchas personas no pueden acceder a esta herramienta que salva vidas: se calcula que el 56% de los niños con diarrea no pueden recibir este tratamiento. El cólera también puede prevenirse mediante la vacuna oral contra el cólera, pero el suministro no puede satisfacer las necesidades actuales. A finales de 2022, 11 países que sufrían brotes de cólera habían solicitado 61 millones de dosis de la vacuna, mucho más de los 36 millones de dosis que se esperaba producir. La escasez de vacunas ha obligado recientemente al Grupo Internacional de Coordinación, del que forma parte la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC), a pasar de una estrategia de dos dosis a una de dosis única para poder ampliar la cobertura.
Moralmente inaceptable
En lugares como Malaui y Haití, la tasa de mortalidad por cólera se triplicó en 2022. Nadie debería morir de una enfermedad prevenible y tratable. Este nivel de sufrimiento es moralmente inaceptable.
La IFRC ha puesto en marcha una respuesta de emergencia en 20 países, en la que voluntarios capacitados de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja rastrean las vías de transmisión y, al mismo tiempo, se aseguran de que las instalaciones de saneamiento funcionen y de que haya suministro de agua potable. A nivel comunitario, los equipos tratan a las personas administrándoles un tratamiento de rehidratación oral y derivando a los más gravemente afectados al hospital. En Malaui, donde el número de infecciones aumenta día a día, la Cruz Roja ha establecido 14 puntos de rehidratación oral en todo el país y está llegando a más de 753.000 personas con campañas de salud e higiene.
Los voluntarios también desempeñan un papel importante en las campañas de vacunación contra el cólera. La Cruz Roja Libanesa, por ejemplo, ha contribuido considerablemente al despliegue de la campaña nacional de vacunación contra el cólera. Mediante visitas puerta a puerta a hogares, instituciones y organizaciones, la Cruz Roja Libanesa vacunó a más de 260.000 personas en sólo 39 días en 151 municipios.
En los países donde el cólera es endémico, estamos poniendo en marcha sistemas de abastecimiento de agua, saneamiento y programas de higiene sostenibles a largo plazo. Por ejemplo, en los países donde operamos, construimos y rehabilitamos 1.300 sistemas de agua, más de 7.000 instalaciones de saneamiento en hogares, escuelas y centros de salud, y cerca de 6.000 estaciones de lavado de manos, mejorando la vida de más de tres millones de personas en todo el mundo.
El personal y los voluntarios de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja están en primera línea en esta emergencia de salud pública, pero no podemos hacerlo solos. El resurgimiento del cólera en todo el mundo a pesar de décadas de esfuerzos de erradicación sugiere que los mecanismos de control, prevención y respuesta al cólera deben ampliarse rápidamente.
Para prevenir brotes, reducir la transmisión y salvar vidas, necesitamos un compromiso político y mayores recursos financieros. Debemos garantizar el acceso al suministro de agua potable e invertir en infraestructuras de saneamiento adecuadas en las comunidades de mayor riesgo. Debemos aumentar la producción y distribución de vacunas orales contra el cólera. Los sistemas de salud pública y los centros de tratamiento del cólera deben estar mejor financiados. Por último, debemos generar confianza en las comunidades. Es menos probable que la gente siga las medidas preventivas si no confía en los líderes de su comunidad y en los sistemas sanitarios.
Pero para acabar realmente con el cólera, no podemos olvidar las crisis humanitarias de raíz. Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y el sector privado deben movilizarse de una vez y aumentar las inversiones en infraestructuras y sistemas sanitarios y sociales para que puedan resistir las consecuencias de las catástrofes, los conflictos y el cambio climático.
Una de las lecciones más importantes que aprendimos de la pandemia del covid-19 es que nadie está a salvo hasta que todos lo están. Trabajar juntos y garantizar que nadie se quede atrás redunda en beneficio de todos.
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Visite nuestra página sobre agua, saneamiento e higiene (WASH) para obtener más información sobre el cólera.
Y siga a Petra en Twitter para más actualizaciones sobre el trabajo de la IFRC en salud y asistencia: @petra_khoury
Crisis de hambre en Nigeria: Formas creativas de mejorar la nutrición
Muchos países de África se enfrentan a la peor crisis alimentaria de las últimas décadas.
Las consecuencias son mayores para las mujeres y los niños, y muchas madres luchan actualmente por proteger a sus hijos de la desnutrición.
En Nigeria, uno de los 12 países prioritarios de la IFRC en nuestra respuesta a la crisis del hambre, la Cruz Roja Nigeriana y la IFRC están utilizando formas creativas para ayudar a los padres a mantener a sus hijos sanos y alimentados. Veamos tres de ellas.
Clubes de madres
Los Clubes de Madres son espacios seguros para que las mujeres se reúnan y se apoyen mutuamente en los éxitos y las dificultades de la maternidad. La idea surgió en Ghana en los años 70 y desde entonces se ha extendido por todo el mundo. En la actualidad, se hace cada vez más hincapié en la participación de los hombres y en el apoyo a su papel igualmente vital en la crianza de los hijos.
Las personas voluntarias de la Cruz Roja Nigeriana han creado 140 de estos Clubes de Madres en 7 estados del noroeste de Nigeria, que permiten a los padres y madres reunirse y recibir información sobre nutrición, lactancia materna y cuidados infantiles adecuados. Son una forma de impartir educación sanitaria a los progenitores sobre cómo cuidar mejor a sus recién nacidos, cómo amamantarlos correctamente y cómo mejorar la higiene y los cuidados, todo ello en un entorno amistoso y de apoyo. Cuando su hijo sufrió un edema, una grave manifestación de los síntomas de la desnutrición, Amina, miembro de uno de los Clubes de Madres, acudió a la Cruz Roja Nigeriana en busca de ayuda:
"Mi hijo llevaba un tiempo enfermo y no sabía que era grave, ni siquiera que estaba desnutrido, hasta que ellos [las personas voluntarias de la Cruz Roja] vinieron a mi casa a examinarle. Hoy, gracias a las actividades de sensibilización y a mi pertenencia a los clubes, puedo cuidar mejor a mis hijos y aconsejar a las mujeres de mi comunidad sobre las buenas prácticas".
Ayuda en metálico y con vales
Muchos hogares del estado de Nasarawa se enfrentan a una grave escasez de alimentos debido a la sequía que asola la región. Sadiya, madre de un niño que lucha por alimentarse a sí misma y a su hijo, dice,
"No puedo comer ni preparar comida para mi hijo con regularidad porque la tierra apenas produce nada".
Del mismo modo, otra mujer del estado de Níger destaca cómo el aumento del coste de la vida, especialmente el de los alimentos, le impide dar una buena cena a su familia:
"Mi hijo no ha sido amamantado adecuadamente porque no hay suficientes comidas nutritivas disponibles en el mercado para mí. E incluso cuando están disponibles, son inasequibles".
Para hacer frente a esta situación, la IFRC está proporcionando vales a las madres lactantes a través de su programa de asistencia de efectivo. "Yo fui una de las madres apoyadas por la Cruz Roja. Recibí 10.000 nairas, que me permitieron comprar alimentos para mi familia", añade.
El programa de transferencia de efectivo está diseñado para ayudar a las familias de bajos ingresos a hacer frente a las presiones de la inflación, de modo que puedan satisfacer las múltiples necesidades del hogar y, por tanto, de los niños.
La entrega de dinero en efectivo a las personas a las que apoyamos es una forma eficaz, eficiente y transparente de proporcionar ayuda humanitaria a los más vulnerables. Garantiza que las personas tengan la libertad, la dignidad y la independencia para decidir sobre su propia recuperación.
Visitas a domicilio para suplir las carencias de los servicios sanitarios
Varios centros de salud carecen de personal y algunos han sido cerrados debido a la creciente inseguridad, lo que dificulta el acceso de los niños desnutridos incluso a la atención sanitaria básica.
Las mujeres y los miembros de los clubes de madres realizan visitas a domicilio y examinan a los niños desnutridos midiendo la circunferencia de sus brazos. Cualquier niño que sufra de desnutrición se registra en una tarjeta de referencia, diseñada por la Cruz Roja Nigeriana, y se remite a un centro de salud para su posterior tratamiento. Estas visitas domiciliarias minimizan la carga de los servicios sanitarios ampliados y garantizan que los niños sean examinados regularmente y reciban apoyo cuando lo necesiten.
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En respuesta a la crisis alimentaria en el noreste y noroeste de Nigeria, la IFRC hizo un llamamiento de emergencia por más de 4.000.000 de francos suizos para ayudar a la población a hacer frente a la situación.
Haga clic aquí para donar hoy y apoyar esta labor que salva vidas.
Él las llamaba "plantas de esperanza": El apoyo a la salud mental de las personas en la crisis de Ucrania
Una simple búsqueda de "Járkiv" en Internet ofrece hoy escenas de cenizas grises cubriendo edificios astillados. Así es como gran parte del mundo ve ahora a Ucrania.
Lejos de esta percepción están los recuerdos de los lugareños de las chimeneas crepitantes y los paseos bajo los árboles, muchos de los cuales están ahora sin vida.
Pero al menos queda un pequeño grupo de verde primaveral: unas pocas plantas en el patio trasero de un residente de Járkiv. Las únicas que han sobrevivido a la lluvia de misiles en un jardín que antes era exuberante y vibrante.
"Él las llamaba plantas de la esperanza", dice Ana Blanco, una de las 20 personas de la Cruz Roja Española que trabajan en Záhony, Hungría.
"Él y su mujer llegaron a la estación de tren de Záhony con dos de ellas, habiendo viajado desde Járkiv. Y todos los días les veía cuidar y enorgullecerse de que se mantuvieran vivas en el alféizar del refugio".
Para este hombre, estas plantas son su símbolo de hogar. Y aunque no sean lo más práctico para llevar en su viaje, Ana entiende que son de vital importancia para su bienestar mental.
Tras haber trabajado en emergencias con la IFRC desde 2011, Ana sabe que los supervivientes de desastres y conflictos pueden ser resilientes. Lo ha visto con sus propios ojos mientras prestaba ayuda de emergencia en Puerto Rico tras el huracán María, o apoyando en materia de agua y saneamiento tras el terremoto de Nepal de 2015.
Pero esto no significa que la esperanza siempre florezca por sí sola.
Eso es lo que llevó a Ana desde su casa en Valencia a Záhony: su experiencia le enseñó que apoyar la salud mental de las personas afectadas por desastres o conflictos es tan importante como apoyar su salud física.
Vino con 20 compañeros especialistas en salud de la Cruz Roja Española para trabajar junto a la Cruz Roja Húngara, asegurándose de que sus equipos tengan lo necesario para atender las necesidades inmediatas de salud mental y física de las personas. Y para ayudar a establecer una clínica de salud en Zahony, de modo que también puedan prestar un apoyo eficaz a largo plazo.
No es la primera vez que Ana apoya a personas refugiadas. En dos ocasiones ha trabajado en campos de Grecia ayudando a los refugiados a expresar sus emociones a través de la terapia artística. Sus ojos se iluminan mientras habla: "Fue extraordinario. Aunque había una gran barrera lingüística, nos basamos en formas universales de comunicación".
Ya sea a través de la creación de arte, o cuidando delicadamente las pequeñas plantas en el alféizar de una ventana, todo el mundo tiene algo que decir, porque todo el mundo tiene algo que sentir. Y estos sentimientos necesitan un lugar donde ir.
"He crecido en una familia que siempre ha ayudado a la gente. Siento que me falta algo cuando veo una crisis y no puedo ir, si no estoy disponible para responder. Es un terremoto dentro de mí", explica Ana.
Es este deseo innato de ayudar a los demás, de ser amable con los demás -compartido por tantos millones de miembros de nuestra familia de la Cruz Roja y la Media Luna Roja- lo que ha motivado a Ana durante su estancia en Hungría. Durante muchas semanas ha trabajado pacientemente para conocer a muchas de las personas que se alojan en Záhony y crear confianza con ellas, ayudándolas a abrirse.
Hablando de otro hombre que conoció al principio y que se sentaba solo en una litera en un rincón del refugio, Ana dice: "No quería salir cuando lo conocí. Había estado viajando solo, la posibilidad de contactar con un amigo en el extranjero era cada vez más escasa".
"De vez en cuando, le decía: 'espero verte en la estación de tren', 'espero verte pronto para comer'". Y a los pocos días, le vio salir de la oscuridad y salir al exterior, interactuando con ella y los demás.
En su último día en Záhony, Ana se desvive por ayudar a ponerle en contacto con un asistente al otro lado del teléfono. Termina su misión sabiendo que, para millones de personas, su hogar es ahora muy diferente al que tenían antes. Muchos no saben dónde terminarán sus viajes.
Ana sostiene una verdad que muchos socorristas llevan en el corazón: nunca podemos garantizar que alguien esté bien o que todos sobrevivan.Pero hacemos todo lo posible para alimentar las semillas de la esperanza, para que un día las vidas de las personas afectadas por crisis como la de Ucrania puedan volver a florecer plenamente.
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Haga clic aquí para obtener más información sobre el llamamiento de emergencia de la IFRC para Ucrania y los países afectados.Si desea hacer una donación para apoyar nuestra labor de respuesta a esta crisis, haga clic aquí.
También puede visitar nuestra página de salud mental para saber más sobre la labor de la IFRC en materia de salud mental y apoyo psicosocial en todo el mundo.
Declaración oficial de la IFRC a la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres 2022
Tengo el honor de presentar esta Declaración Oficial en nombre de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC).
El tema de la GP2022, "Del riesgo a la resiliencia: Hacia un desarrollo sostenible para todos en un mundo transformado por COVID-19" no podría ser más relevante para nosotros, ya que nos enfrentamos a necesidades crecientes y a un futuro incierto.
El COVID-19 se ha cobrado ya más de 6,2 millones de vidas y ha aumentado la vulnerabilidad en todo el mundo, especialmente entre las mujeres, los niños, los ancianos y las personas con discapacidad.
Al mismo tiempo, hay más personas amenazadas por la crisis climática, los conflictos, los desastres y las enfermedades. Las necesidades humanitarias de 2022 serán, como mínimo, el doble que en 2019.
Hoy nos encontramos en una coyuntura crítica. No sólo debemos recuperarnos plenamente de esta pandemia, sino que también debemos revisar nuestra preparación y cambiar nuestro modus operandi para hacer frente de forma proactiva a futuros riesgos. Debemos pasar de responder a las crisis a crear capacidades individuales y comunitarias para anticiparse, prepararse, reducir el impacto, hacer frente y recuperarse de las crisis. Esto debe hacerse sin comprometer sus perspectivas a largo plazo, es decir, reforzando su resiliencia ante futuros riesgos.
Para lograrlo, la IFRC hace un llamamiento a la acción colectiva en los siguientes ámbitos:
En primer lugar, debemos inspirar una acción comunitaria que revolucione el cambio positivo.
Las comunidades tienen capacidad de acción, autosuficiencia y sus propias esperanzas y planes para el futuro. Nuestros esfuerzos sólo les beneficiarán si nos centramos en sus prioridades, experiencias y conocimientos, y apoyamos sus acciones. Tenemos que apoyar a las comunidades para que se reúnan y aborden los retos a los que se enfrentan actualmente y se preparen para los que están por venir.
La financiación y las asociaciones deben apoyar a las personas y a las comunidades para que comprendan sus riesgos, tomen medidas para afrontarlos y participen en los procesos oficiales de toma de decisiones.
Los actores locales, como las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, son fundamentales para informar y canalizar las inversiones hacia los lugares adecuados, hacia los más necesitados, donde los escasos recursos pueden tener el mayor impacto. Tienen que estar en el asiento del conductor del cambio, y esto incluye a las mujeres y a los jóvenes.
En segundo lugar, confiar en la ciencia.
Debemos escuchar a la ciencia y utilizarla para planificar y proteger contra los riesgos futuros. Los fenómenos climáticos y meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes y más intensos, y afectan a nuevos lugares con muchos peligros que golpean al mismo tiempo.
No podemos utilizar lo que ocurrió en el pasado para predecir el futuro. Tenemos que confiar en la ciencia y actuar en consecuencia. Esta debe ser nuestra forma habitual de trabajar. La acción anticipatoria que pone a las comunidades en el centro debe ser la nueva normalidad si queremos reducir las necesidades humanitarias y evitar las pérdidas y los daños causados por el cambio climático.
En tercer lugar, aprovechar el poder de las asociaciones.
Sólo podemos ser más resilientes si colaboramos juntos, pero esto significa trabajar de forma más amplia que los sectores humanitario, de desarrollo y climático. También debemos mirar a los sectores público y privado, a los gobiernos locales, a las comunidades de base y a otros sectores: estamos intentando superar los mismos retos pero con medios diferentes. ¿Cómo puede el sector privado comprometerse de forma que impulse el impacto social? ¿Cómo pueden los gobiernos liderar el cambio con marcos propicios? ¿Cómo pueden las agencias humanitarias adoptar la agilidad en sus modelos de negocio?
Junto con nuestros socios, hemos emprendido varias iniciativas, como el Grupo de Trabajo de Acción Anticipatoria, la Acción Basada en Previsiones del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (DREF, por sus siglas en inglés), el Centro de Anticipación, la Plataforma de Apoyo a los Países del Grupo de Trabajo Mundial para el Control del Cólera, y la Asociación de Acción Temprana Informada por el Riesgo (REAP, por sus siglas en inglés), a la que invitamos a nuestros socios a unirse.
En cuarto lugar, debemos cambiar la forma de hacer negocios.
Las asociaciones centradas en las personas para lograr los ODS requerirán nuevos enfoques de programación y financiación de los donantes. Estos deben permitir que el sector privado participe de forma significativa y demuestre el valor de las estructuras que pueden ser más sostenibles, replicables y ampliables para abordar las crecientes necesidades humanitarias y de desarrollo.
Los países en desarrollo necesitarán más de 2,5 billones de dólares al año para cubrir el déficit de financiación de los ODS, pero solo se dispone de unos 150 000 millones de dólares de ayuda al desarrollo en el extranjero. Sin embargo, solo las fuentes de capital privado ascienden a más de 200 billones de dólares. Debemos considerar una financiación inteligente que ayude a que los recursos donados lleguen más lejos, creando oportunidades multiplicadoras.
En todo momento, las comunidades deben estar en el centro de las decisiones tomadas en materia de inversión y programación para la reducción inclusiva del riesgo de desastres, la preparación ante epidemias y pandemias y la adaptación al cambio climático. Hay que dar prioridad a las comunidades más vulnerables a las catástrofes, así como a los entornos frágiles y afectados por conflictos y a los desplazados o en riesgo de desplazamiento.
Los gobiernos pueden ayudar asegurando que las leyes, políticas, instrumentos financieros y planes nacionales sobre desastres y clima incluyan un enfoque en la reducción de riesgos para las personas más vulnerables.
En la respuesta a la pandemia del COVID-19, la IFRC y las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han hecho un buen uso de la capacidad de preparación creada a lo largo de los años. Desde el principio, hemos respondido a las crecientes necesidades y demandas de salud de las comunidades vulnerables, basándonos en soluciones locales y aprovechando el papel de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja como auxiliares independientes de sus gobiernos en el ámbito humanitario.
En los últimos dos años, la red de la IFRC apoyó a casi 1.200 millones de personas a través de nuestros programas COVID-19. Este apoyo ha incluido la comunicación de riesgos, las actividades de participación comunitaria para la promoción de la salud y la higiene, el agua y el saneamiento, y la asistencia alimentaria y en efectivo. Y más allá de nuestra respuesta de emergencia, nuestras Sociedades Nacionales llegaron a 139 millones de personas a través de programas de reducción del riesgo de desastres a prueba de pandemias, utilizando la guía de la IFRC para la "Programación de la gestión del riesgo de desastres inteligente desde el punto de vista climático durante la pandemia de COVID-19".
Tengan por seguro que seguiremos esforzándonos por crear una cultura de prevención y resiliencia movilizando nuestra red mundial de 192 Sociedades Nacionales, 160.000 filiales locales y 14,9 millones de voluntarios comunitarios.
Aprovecho esta oportunidad para rendir homenaje al Gobierno de Indonesia y a la Cruz Roja Indonesia por sus grandes esfuerzos para proteger a las personas y sus medios de vida de los desastres y las crisis.
Gracias, y les deseo una exitosa Plataforma Global.
Conflicto en Ucrania: cómo la Cruz Roja presta el apoyo necesario a las personas que abandonan el país
Llegan a la frontera entre Ucrania y Eslovaquia agotados tras dos o tres días de viaje. Algunos llegan en coche. Muchos otros van a pie, cargando bolsas, arrastrando maletas.
Desde finales de febrero, casi 6 millones de personas han huido de Ucrania para buscar seguridad en otros países.
Hay mujeres y hay niños. Muchos, muchos niños. Los pocos hombres de la fila suelen ser mayores. Los más jóvenes se han quedado en gran parte para apoyar a su país en el conflicto.
Los jóvenes ayudan a los adultos, cansados y preocupados, a llevar sus pocas y preciadas pertenencias. Llevan mochilas con osos de peluche. Una niña lleva su propia bolsa de pañales. Mientras algunos pequeños se aferran a sus madres con toda la fuerza que pueden reunir sus pequeñas manos, los mayores corren de un lado a otro, entusiasmados con la aventura que les han contado. Sus madres se apresuran a protegerlos y agruparlos.
La gente llega a esta frontera en el cruce de Úzhgorod a todas horas del día y de la noche. Los voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja Ucraniana los reciben. Les proporcionan información, alimentos, bebidas calientes, ropa y mantas. Ataviados con sus uniformes rojos de emergencia, ayudan a llevar las pertenencias de la gente hasta el paso fronterizo. Algunos necesitan sillas de ruedas y los voluntarios se lanzan a ayudar. Una vez que cruzan la frontera, son recibidos por el voluntariado de la Cruz Roja Eslovaca.
Olexander Bodnar es el hombre de 23 años que dirige el equipo de voluntarios de la Cruz Roja Ucraniana en Úzhgorod, en la frontera occidental del país. Veinticuatro horas al día, siete días a la semana, el equipo hace turnos en este cruce.
“Mi equipo es la gente más maravillosa del mundo", dice. "Tenemos muchas personas amables que se han unido a nosotros. Tenemos 130 voluntarios que se han apuntado desde que empezó el conflicto. Muchos son enfermeros y médicos".
Los conocimientos médicos son muy valorados. En un edificio recién construido, la Cruz Roja ha instalado una pequeña clínica, abastecida con cosas como comida para bebés y pañales. Los catres se alinean en un lado de la clínica como un lugar para que los viajeros cansados descansen, aunque sea por un rato. Es aquí donde los voluntarios realizan los primeros auxilios básicos. Muchos de los ancianos se quejan de que les sube la tensión. Los voluntarios formados la comprueban y me dicen que la mayoría de las veces está bien. Están sometidos a un estrés extremo, y algunos experimentan ataques de pánico, una reacción normal durante un acontecimiento anormal.
Olexander cuenta la historia de una mujer mayor que abandonaba su querido país con su marido, que acababa de ser operado:
"Cayó de rodillas y pidió a Dios que protegiera a su país. Dijo: 'Mi querida Ucrania, por favor, perdóname. No quiero dejarte, pero debo hacerlo'".
Las lágrimas llenaron los ojos de Olexander mientras ayudaba a la pareja a acercarse al paso fronterizo.
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La IFRC está apoyando a la Cruz Roja Ucraniana, y a otras muchas Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de la región, para ayudar a las personas afectadas por el conflicto en Ucrania. Conozca más sobre nuestro trabajo aquí.
¡Hola, mundo! Bienvenidos a nuestra nueva IFRC.org
Bienvenidos al nuevo sitio web de la IFRC.
Ya seas una persona voluntaria, un miembro del personal de una Sociedad de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja, un colaborador o socio de nuestra labor, o un miembro del público que nos visita por primera vez, estamos encantados de que estés aquí.
Aunque técnicamente este sitio está en funcionamiento desde septiembre de 2021, hoy es una ocasión especial. Por primera vez en nuestra historia, nuestro sitio web está disponible en las cuatro lenguas de trabajo de nuestra red:Inglés, francés, españolyárabe.
Como la mayor red humanitaria del mundo, es justo que reflejemos la increíble diversidad de nuestros miembros y hagamos nuestro trabajo accesible al mayor número de personas posible.
Todas las páginas de este sitio web se han traducido a estos idiomas para que podamos servir mejor a nuestros miembros y a nuestro público. Puedes navegar fácilmente entre las distintas versiones lingüísticas utilizando el botón desplegable de la parte superior de cada página.
¿Qué vas a descubrir?
Nuestro nuevo sitio web es muchas cosas.
Es una mesa de noticias, llena de las últimas actualizaciones y conocimientos sobre cuestiones humanitarias y emergencias.
Es una plataforma de defensa de las personas más vulnerables del mundo.
Es un escenario en el que brillan nuestras 192 imparables Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Es un lugar en el que puedes donar para los mayores desastres que afronta nuestro mundo en estos momentos, o para los más pequeños de los que quizá ni siquiera hayas oído hablar en las noticias.
Es un centro de aprendizaje: sobre todo, desde la crisis climática y la salud comunitaria hasta la preparación para desastres y la migración.
Es una ventana transparente hacia cómo trabajamos y a los mayores problemas que queremos abordar como red.
Y mucho más.
Con este nuevo sitio web queremos mostrarte el poder y el alcance de la mayor red humanitaria del mundo.
Un gran agradecimiento
Este nuevo sitio web multilingüe ha sido posible gracias a la ardua labor de muchos miembros del personal de nuestra Secretaría y de otros lugares, y al amable apoyo de la Media Luna Roja de Kuwait, la Cruz Roja Francesa y la Cruz Roja Española.
Hoy es sólo el comienzo, y nos esforzaremos cada día para que este sitio web sea mejor, más atractivo y más accesible para ustedes: nuestro público.
Es un placer compartir algo que lleva mucho tiempo gestándose y de lo que estamos muy orgullosos.
Gracias por leer y ¡feliz navegación!
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Declaración en nombre de los 160 signatarios de la Carta sobre el clima y el medio ambiente para organizaciones humanitarias ante la XXVI Conferencia de las Partes en la Convención Marco sobre el Cambio Climático
La evidencia científica más actualizada, incluido el último informe del IPCC, confirma la veracidad de estas palabras. Nuestro planeta está en un período de crisis climáticas y ambientales aceleradas, y todos sentimos sus efectos. Como organizaciones humanitarias, lo vemos a diario en nuestro trabajo.
Mientras el mundo se prepara para reunirse en la COP26 que tendrá lugar en Glasgow en noviembre, instamos a los negociadores a tener presentes las consecuencias humanitarias de sus decisiones. Los desastres climáticos prácticamente se han duplicado en los últimos veinte años y las amenazas de origen meteorológico son ahora el principal motivo de los desplazamientos internos, ya que afectan de manera más evidente a las personas más pobres y marginadas. La crisis climática suma estrés a las organizaciones humanitarias, que ya están más exigidas que nunca. Se necesitan medidas urgentes y ambiciosas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los riesgos crecientes, y de ese modo evitar las consecuencias funestas para las personas y el medio ambiente. Sin una acción climática ambiciosa, será difícil para las organizaciones humanitarias responder a las necesidades crecientes.
Sabemos que, aun en las hipótesis más favorables para los próximos años, habrá cierto grado de cambio climático y degradación ambiental, y que es probable que sus consecuencias aumenten en el plano humanitario. Debemos tener en cuenta las características individuales, como la edad, el género y el estatuto jurídico, y las condiciones estructurales que afectan la exposición de las personas al riesgo, para que las más vulnerables a esas consecuencias reciban el apoyo que necesitan para protegerse a sí mismas y a sus medios de subsistencia.
Cuando firmamos la Carta, nos comprometimos a reforzar nuestra acción, reducir los riesgos y vulnerabilidades, y dar apoyo a quienes corren mayores riesgos. Nos comprometimos a basar nuestra acción en el liderazgo y la experiencia locales, a invertir en respuestas duraderas, y a acoger y ampliar la sabiduría indígena y local. Prometimos reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, minimizar el daño que causamos al medio ambiente y reducir nuestros desechos, así como transmitir información, conocimiento y recursos para ampliar los efectos de nuestro esfuerzo.
Sabemos que es necesaria una transformación radical. Tenemos la determinación de actuar, a través de medidas urgentes y deliberadas, y llamamos a todos aquellos que forman parte del sector humanitario y de otros, a hacer lo mismo.
Firman,
Signatarios de la Carta sobre el clima y el medio ambiente para organizaciones humanitarias.
La Carta está abierta a la firma de todas las organizaciones humanitarias. Para recibir información sobre la Carta y orientación sobre su implementación, visite la página www.climate-charter.org.
Distancia física, no emocional
Por Olivia AcostaDiego Gómez tiene 38 años, es técnico de emergencias médicas, y desde hace 9 años ejerce su labor como paramédico en el Comité Metropolitano de la Cruz Roja Costarricense, en el Cantón de San José, la capital del país. Cada día realiza su actividad en una Unidad de Soporte Avanzado, en la que, junto con un conductor, realiza traslados de pacientes al hospital, muchos de ellos con sintomatología compatible con la COVID-19. Según Diego, las cosas han cambiado mucho desde que comenzó la pandemia. “Normalmente atendemos casos médicos de urgencias, pero con el inicio de la pandemia aumentaron mucho las llamadas relacionadas con el virus… había muy poca información, y rápidamente se saturó el sistema de salud. Nos dimos cuenta que había mucha gente asustada pensando que había contraído el coronavirus y muchos se sentían muy solos y angustiados sin saber qué hacer”.El servicio en el que trabaja Diego consta de 4 ambulancias y desde que llega el aviso de atención urgente, se inicia el protocolo para saber si la persona que va a ser atendida podría estar infectada por el virus. La familia o el propio paciente informa sobre su sintomatología y se comprueba si ha tenido contactos estrechos con personas afectadas por el coronavirus. Cuando el equipo llega al domicilio del paciente y se confirma la sospecha de posible contagio, se organiza su traslado al centro médico disponible más cercano. “Muchos de los pacientes que atendemos son adultos mayores con patologías previas, como obesidad o diabetes. Lo más duro es que tienen que viajar solos en la ambulancia y mucha gente mayor se tiene que despedir de la familia, porque no están permitidos los acompañamientos por motivos de seguridad en el contexto de la pandemia… es un momento duro para ellos y para nosotros también”.Diego también nos cuenta que él y tres de sus compañeros tuvieron que hacer cuarentena durante 15 días, debido al contacto con un paciente que tuvo que ser atendido en la ambulancia por un paro cardíaco, y resultó ser COVID positivo.Según nos cuenta Diego, durante los días de aislamiento su sentimiento era de frustración, y luego de vulnerabilidad, “por primera vez me vi en el lado de los enfermos y eso me afectó bastante, tuve que asimilar que es parte del trabajo que realizamos. Ahora tenemos nuevos protocolos, y todos los casos que atendemos son tratados como sospechosos, hasta que se demuestre lo contrario, por eso utilizamos mascarillas con filtro de protección, una bata quirúrgica, lentes de protección etc. Yo vivo con mi madre que es mayor, y siempre intento respetar las medidas de seguridad… aunque tengamos que guardar distancia física con nuestros mayores, eso no significa que tengamos que guardar distancia emocional. Siempre es posible demostrar afecto por teléfono, o cambiar abrazos por videollamadas”, concluye.La Cruz Roja Costarricense ha estado trabajando en primera línea de atención a la emergencia sanitaria, hasta el momento se han traslado más de 8000 casos de pacientes confirmados o sospechosos por la COVID-19 y se han efectuado más de 41000 incidentes por la misma causalidad, también se han realizado campañas en las comunidades impulsando la puesta en práctica de las medidas sanitarias.
El Salvador: sobreviviendo en medio del COVID-19 y las inundaciones
Sandra no podía conciliar el sueño. Era la noche del 31 de mayo, el agua caía por toneladas del cielo y el viento parecía quebrar la estructura de las paredes de su casa. La Tormenta Amanda se impuso en la comunidad La Anona de San Luis La Herradura en el departamento de La Paz. Esa misma noche el caudal del Rio Comapa reventó y cubrió con agua y lodo los poblados aledaños. Entre las casas afectadas estuvo la de Sandra y su familia. “Esa misma noche tuvimos que salir en búsqueda de refugio”, comenta. “El agua se metió a la casa e inundó todo”.Al día siguiente ella, al igual que miles de familias en todo el país, se ubicó en una escuela cercana que fue utilizada como albergue temporal. Al momento existen 152 albergues abiertos por el Gobierno Nacional con cerca de 5.400 albergados.Sandra ya salió de este centro de resguardo y ha regresado a su tierra. Su casa y condiciones de vida están afectadas y se enfrenta a una situación sanitaria compleja. Dichas condiciones la hacen vulnerable en medio de un escenario marcado por el brote del COVID-19. “De por si estábamos muy complicados con la pandemia. Muchos vecinos que viven de la venta ambulante no podían salir a vender”, comenta mientras espera su turno para recibir kits de alimentos entregados por la Cruz Roja Salvadoreña en su comunidad. “Con la tormenta esto se ha empeorado. Las tierras agrícolas ya no han podido ser trabajadas y todo lo que teníamos ahí se perdió. Se perdieron sembríos, se perdieron animales y no tenemos ingresos”.Desde el inicio de las inundaciones la Cruz Roja inició con labores de rescate y entrega de ayuda humanitaria. Al momento la Sociedad Nacional trabaja directamente con 30 albergues del país y 5 centros de resguardo en donde ha entregado kits de higiene y de aseo, así como colchones y frazadas. También está trabajando en comunidades que se encuentran fuertemente afectadas. En estas actividades han participado más de mil voluntarios que se han movilizado a 10 departamentos del país desde la sede central y diferentes filiales de la Sociedad Nacional. Sin embargo, el cierre de carreteras por deslaves ha complicado la movilización del personal de la Cruz Roja al interior de El Salvador.Al momento las lluvias han disminuido en el país, pero lo más fuerte está por venirse. Existen miles de familias que han perdido sus hogares y otras que están regresando a sus casas expuestas a riesgos por deslaves y con condiciones complicadas de salubridad. “Muchas personas de la comunidad están con gripe y fiebre, y están teniendo que irse a los centros de salud para hacerse la prueba (de la COVID-19).”, señala Sandra”. “Los mosquitos están por todos lados y tenemos miedo de que nos de dengue”, añade. Con el bajar de las aguas el riesgo de brotes de enfermedades empieza a incrementarse y surge la necesidad de brindar soporte alimenticio, apoyo psicosocial, provisión de agua y saneamiento, entre otras necesidades surgidas en las personas afectadas. La Cruz Roja Salvadoreña está formulando un proyecto para poder brindar apoyo en algunas de estas áreas. “Con este proyecto se pretende trabajar con tres comunidades del departamento de La Libertad apoyando en algunas de estas áreas de acción”, indica Valle.La intensidad de los efectos generados por la tormenta ha cobrado treinta vidas. Sin embargo, este fue el primer golpe dado por la emergencia. El trabajo de recuperación implica un gran esfuerzo para apoyar a estas poblaciones que se han visto afectadas por los efectos generados por la pandemia de la COVID-19 y las inundaciones.“Esta es la primera vez que tenemos que enfrentarnos a una emergencia de estas características, pero ahí estaremos”, afirma Valle.