Seguridad alimentaria

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Zimbabue: un proyecto hídrico ofrece un jardín de esperanza en una región devastada por la sequía

Patience Makuya, de 37 años y madre de siete, es una de las muchas mujeres que se han llevado la peor parte de una sequía devastadora que ha convertido campos antes fértiles en extensiones estériles.Desencadenada por el fenómeno meteorológico de El Niño, la sequía ha asolado el sur de África, dejando a millones de personas frente a la inseguridad alimentaria y la escasez de agua.En Mwenezi, provincia de Masvingo, un distrito famoso por sus lluvias irregulares y sus altas temperaturas, el impacto ha sido especialmente grave. Aquí, más del 80% de la región ha recibido precipitaciones por debajo de la media, lo que ha provocado la pérdida generalizada de las cosechas y ha agravado la crisis del hambre.Para mujeres como Patience, la lucha diaria por la supervivencia se ha convertido en una dura realidad, aunque un sistema de riego y un huerto recién creados están aliviando la presión de muchas familias. "Antes de este sistema de agua corriente y el huerto, solíamos hacer largos viajes para buscar agua y dejábamos a nuestras hijas e hijos todo el día con hambre", recuerda Patience. "No teníamos verduras que darles para comer con sadza (harina de maíz), así que comprábamos azúcar para que comieran con la sadza".Esta sombría realidad es compartida por mucha gente en Mwenezi, donde la sequía ha llevado la inseguridad alimentaria a niveles alarmantes, con casi la mitad de la población luchando contra el hambre severa.Un conducto de esperanzaLa Cruz Roja de Zimbabue, consciente de las necesidades acuciantes de Mwenezi ha puesto en marcha varios proyectos destinados a salvar vidas y mitigar los efectos de la sequía, con el apoyo de la IFRC.Uno de esos proyectos es el Sistema de distribución de agua por tubería de Gudomutovhoti, una red de tuberías de 2 km puesta en servicio en mayo de 2024, que ha llevado el agua que tanto necesitaba el distrito, transformando vidas en el proceso.La red de tuberías alimenta el huerto nutricional de 1,5 hectáreas, donde Patience y muchas otras mujeres de 100 hogares cuidan diligentemente las parcelas que les han sido asignadas.Para Patience y las mujeres de la comunidad de Gudomutovhoti, en el distrito 14, bajo el mando del jefe Neshuro, el sistema de agua corriente ha sido casi un milagro. En una región propensa a la irregularidad de las lluvias y a los problemas hídricos, especialmente ante el cambio climático, el plan no sólo ha reducido la ardua tarea de ir a buscar agua, sino que también ha proporcionado los medios para mantener a sus familias.Gracias a la creación de un huerto nutricional, Patience y otras mujeres de la comunidad pueden ahora cultivar verduras y legumbres, que constituyen una fuente vital de nutrición. "Ahora nuestras niñas y niños se alimentan mejor gracias a este huerto", dice Patience. "Podemos cocinar espinacas de nuestro huerto y alimentar a nuestras familias". El huerto nutricional también ha fomentado un sentimiento de autosuficiencia entre las mujeres, que han asumido la propiedad de sus parcelas y ahora son capaces de mantener a sus familias, a pesar de las duras condiciones."Muchas personas de la comunidad se mostraban escépticas y se reían de nosotras por participar en el proyecto, pero ahora vienen a pedirnos verduras para comer de nuestros huertos y vendemos para recaudar dinero con el que pagar las tasas escolares o comprar cereales para evitar el hambre en esta sequía", nos cuenta Patience.Desafíos aún pendientesAunque el sistema de agua potable y el huerto nutricional han proporcionado un alivio muy necesario, los retos a los que se enfrenta Mwenezi están lejos de haber terminado. La sequía sigue estrechando sus garras, exacerbando la inseguridad alimentaria y provocando una serie de problemas sociales, como la violencia de género, los matrimonios infantiles y el abandono escolar."La sequía ha agravado estos problemas", afirma Abigail Murwira, responsable de género del Ministerio de Asuntos de la Mujer y Desarrollo Comunitario y de la Pequeña y Mediana Empresa del distrito. "Las parejas discuten más cuando faltan alimentos, y muchas niñas abandonan la escuela para casarse mientras sus familias buscan formas de ganarse la vida".La sequía se ha cobrado un alto costo entre quienes se dedican a la ganadería, con la muerte de muchos animales por falta de agua y pastos. La estación de agua de Gudomutovhoti está proporcionando un alivio crítico, suministrando el agua que tanto necesitan los pastores y su ganado, aliviando el duro impacto de la sequía.La evaluación de las necesidades de la Cruz Roja de Zimbabue en Mwenezi, apoyada por la IFRC, subraya la urgente necesidad de ampliar la respuesta, como se pide en el actual llamamiento de emergencia de la IFRC para los países afectados por la sequía y la inseguridad alimentaria en África. Sin apoyo adicional, millones de personas en Zimbabue y en toda la región se enfrentarán a niveles cada vez peores de inseguridad alimentaria aguda, malnutrición y escasez de agua.La historia de Patience Makuya es un duro recordatorio del costo humano del cambio climático y de la necesidad crítica de esfuerzos humanitarios sostenidos. Si bien la Cruz Roja de Zimbabue y la IFRC han dado pasos significativos para aliviar el sufrimiento inmediato en Mwenezi, y la resistencia de personas como Patience es inspiradora, estos hechos no deben ser vistos como un sustituto del apoyo que tan desesperadamente necesitan.Por Rumbidzai Nenzou, Oficial de Comunicación de la IFRC

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Emergencia

Lesotho: Sequía

Lesotho se enfrenta a una grave crisis de seguridad alimentaria, agravada por el fenómeno meteorológico de El Niño, que está interrumpiendo la importante temporada de siembra y las lluvias del verano 2024/25. Las persistentes malas cosechas, la disminución en la producción de alimentos, la escasez de agua y la subida desmedida de los precios de los alimentos han afectado gravemente a la producción agrícola del país, donde el 41% de los hogares rurales se ven ahora obligados a gastar más de la mitad de sus ingresos sólo para llevar comida a la mesa. A través de este llamamiento de emergencia, la Cruz Roja de Lesotho ayudará a 87.381 personas (17.473 hogares) que se enfrentan a los niveles más graves de inseguridad alimentaria a mantener sus medios de subsistencia, aumentar su resiliencia y recuperarse de la actual crisis alimentaria.

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Asistencia en efectivo: "Hoy veo un futuro mejor para mis hijas".

Desde hace varios años, la región del Extremo Norte de Camerún se enfrenta a los efectos del cambio climático, caracterizados por sequías, alteraciones estacionales e inundaciones recurrentes, con consecuencias desastrosas para la agricultura, la ganadería e incluso el acceso a los centros de abastecimiento y los mercados, entre otros problemas. Esta situación ha provocado un mayor deterioro de la situación económica de los hogares locales.A los efectos del cambio climático se suman las tensiones sociales marcadas por los conflictos y agravios intercomunitarios, así como la presencia de grupos armados no estatales. En los últimos diez años, estos factores han creado una situación de inseguridad que ha provocado movimientos de población y, para mucha gente, la pérdida de sus personas queridas."Perdí a mi marido hace unos años", cuenta Soumaïra, que vive con sus hijas en el pueblo de Ndoukoula, en la región del Extremo Norte de Camerún. "Tenía 13 años cuando nos casamos. Unos años después di a luz a nuestra primera hija. Mi marido nos cuidaba muy bien. Su trabajo consistía en criar los rebaños de los hombres importantes de la zona, y también se encargaba de venderlos"."Un día, cuando volvía de un pueblo de la frontera con Nigeria para vender los animales de uno de sus jefes, lo mataron en un ataque. Acababa de dar a luz a nuestra segunda hija, y yo ya era viuda con dos niñas que mantener".Una vida renovada gracias a la asistencia en efectivoAl haber perdido a sus padres cuando tenía menos de 10 años, y enfrentándose a una situación precaria, Soumaîra fue acogida por el jefe de la aldea, que hace todo lo posible por cuidar de ella y de sus hijas."Un día, mientras realizaba mis tareas cotidianas, se me acercaron personas voluntarias de la Cruz Roja y algunos miembros de mi comunidad", recuerda. "Me dijeron que querían recabar información sobre mí para ver si podía optar a alguna otra ayuda económica que me permitiera cubrir las necesidades inmediatas de mi familia".Resulta que el pueblo de Soumaïra es uno de los ocho destinatarios de la Alianza Programática entre la IFRC, la Dirección General de Protección Civil Europea y Operaciones de Ayuda Humanitaria (ECHO) y la Cruz Roja Francesa en Camerún.Como parte de la segunda fase de las operaciones de la Alianza en la región, 1.000 hogares de la región del Extremo Norte reciben ayuda en efectivo desde enero de 2024. Las entregas de efectivo se realizaron para responder a las necesidades básicas más urgentes de la población de esta región, tras la violencia armada, los efectos del cambio climático y los impactos residuales y económicos de la pandemia de COVID-19."Les dije todo lo que querían saber y confiaba en ser seleccionada, y así fue. Algún tiempo después, me explicaron que recibiría 64.000 francos centroafricanos (unos 91 francos suizos) en tres plazos. Con ese dinero podría comprar algunos artículos importantes para la casa, hacer que cuidaran de mis hijas si alguna vez se ponían enfermas y, con el resto, si quería, montar un pequeño negocio"."Hoy he recibido mi primera asignación económica y estoy muy contenta. Con este dinero voy a comprar mijo y otros alimentos para alimentar a mis hijas. También voy a empezar a criar ganado y a comerciar para ganarme la vida. Es un proceso que continuará con los demás fondos que reciba. Podré atender las necesidades escolares de mis hijas y luchar por cambiar sus vidas"."Hoy puedo ver un futuro más brillante para mis hijas".Además de la ayuda en efectivo, la Cruz Roja de Camerún está compartiendo mensajes de sensibilización comunitaria sobre la mejor manera de prepararse y responder a epidemias y desastres, así como sobre la comunicación de riesgos y la participación de la comunidad.

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Donación islámica

Como la mayor red mundial de organizaciones humanitarias y voluntariado con base local, la IFRC está en una posición única para garantizar que su donación de Zakat o Sadaqah llegue a las personas y comunidades que más lo necesitan. Estamos plenamente acreditados para recibir donaciones del Zakat y estamos presentes en las comunidades junto a quienes apoyamos. Actuamos antes, durante y después de los desastres y las emergencias sanitarias para satisfacer las necesidades y mejorar la vida de las personas vulnerables, llegando a millones de personas cada año.

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Crisis del hambre: "Ahora puedo cuidar de mi propia familia"

En la región de Lubombo (Eswatini), cerca de la ciudad de Big Bend, Bongani Masuku, de 39 años, observa su campo de maíz. Acaba de cosechar una parte la semana pasada. "Pero aún queda trabajo por hacer", dice Bongani y empieza a trabajar la tierra. Lubombo es una de las zonas más calurosas de Eswatini. Mientras Bongani deshierba su campo, la temperatura ya ha subido a más de 34 grados. "Elimino las malas hierbas para que mi maíz crezca bien", dice. "Si dejara que las malas hierbas se apoderaran de todo, las siembras crecerían muy delgadas y no ofrecerían una buena cosecha". A principios de la temporada, Bongani asistió a un curso de formación agrícola, tras el cual recibió asistencia en efectivo de unos 70 euros aproximadamente. Invirtió el dinero en semillas de maíz más resistentes a la sequía, ya que el cambio climático ha hecho que las lluvias sean más irregulares y ha aumentado la sequía. Alrededor del 70% de la población de Eswatini depende directamente de la agricultura para su subsistencia. Por eso las cambiantes condiciones meteorológicas son extremadamente preocupantes. "Las recientes olas de calor han dificultado mucho la agricultura. El maíz no debe recibir demasiada luz solar cuando está floreciendo. La lluvia es importante en esa fase. La última vez que el maíz floreció no llovió nada, así que mi cosecha fue menor de lo que esperaba". El campo de maíz tiene un gran significado para Bongani. "Me permite alimentar a mi familia, pero también vender parte de la cosecha y conseguir dinero", añade. "Este dinero me ayuda a darle educación a mis hijos. Tengo cinco hijos con mi querida esposa. Ahora puedo comprarles libros de texto y otro material escolar, como bolígrafos. Si gano suficiente dinero, también puedo comprarles zapatos para que vayan a la escuela". Inseguridad alimentaria prolongada Como en otros lugares del sur de África, la población de Eswatini sufre una grave y prolongada crisis de seguridad alimentaria que comenzó en 2015. La sequía provocada por el fenómeno de El Niño, reforzada aún más por el cambio climático y la irregularidad de las lluvias e inundaciones desde entonces, han dañado las cosechas año tras año. Bongani es una de las 25.500 personas incluidas en el proyecto de tres años financiado por la Unión Europea para mejorar la seguridad alimentaria mediante asistencia en efectivo. Además de la Cruz Roja Finlandesa, el proyecto incluye a la Cruz Roja de Baphalali Eswatini y a la Cruz Roja Belga de Flandes. Para las personas destinatarias de la asistencia en efectivo, como Winile Masuku, el dinero ha significado la posibilidad de comprar alimentos como arroz, harina de maíz y aceite de cocina en un momento en que las fuentes habituales de alimentos son mucho menos abundantes y más caras. "Antes de recibir la asistencia en efectivo, dependíamos de nuestros vecinos", explica Winile sentada frente a su casa, cuyas paredes están hechas de intrincados tejidos de ramas y piedra. "Ahora puedo cuidar de mi propia familia". Jardinería para el cambio Aunque no todo el mundo se dedica a la agricultura, muchas personas en Eswatini cultivan una parte de su sustento diario en huertos comunitarios locales. Esta es una de las razones por las que este proyecto de resiliencia climática también pretende revivir la tradición de los huertos comunitarios. Parte de ese esfuerzo incluye cursos de formación del Ministerio de Agricultura sobre la forma más eficaz de cuidar los huertos comunitarios ante condiciones climáticas más extremas. Después de cada formación, quienes participan reciben asistencia en efectivo de unos 35 euros para comprar semillas de plantas, por ejemplo. Se anima a estas personas a utilizar variedades de cultivos que requieran menos agua. "El huerto ofrece estabilidad a mi familia, ya que me empleo en esto y cuido de mi familia", dice Sibongile, una de las participantes. "La cosecha del huerto me permite alimentar a mi familia, y también puedo vender algunas cosechas para conseguir dinero para la educación de mis hijos". Salud en el campo También es importante garantizar la salud de la población, ya que la sequía y el calor pueden crear condiciones que agraven la propagación de enfermedades y síntomas como la deshidratación. Por esta razón, el proyecto financiado por la UE también apoya a la comunidad en la preparación ante epidemias y pandemias. La Cruz Roja de Baphalali Eswatini gestiona tres clínicas en el país, y el proyecto apoya su capacidad para responder a diferentes epidemias, como las enfermedades diarreicas, la tuberculosis y el VIH. "Todas las mañanas ofrecemos asesoramiento sanitario, lo que significa que informamos a las personas atendidas de las epidemias que hay actualmente", explica Phumlile Gina, enfermera de la clínica de Hosea Inkhundla, en la región de Shiselweni. "Ahora mismo les informamos de las vacunas, sobre todo contra el coronavirus y la tuberculosis. También hacemos hincapié en la higiene adecuada: explicamos lo importante que es lavarse las manos y también recordamos a la gente que lave sus recipientes de agua de vez en cuando." "Algunas de las personas que atendemos aquí en el campo son muy pobres", añade. "Pueden venir a la clínica por alguna razón completamente distinta, por una gripe, por ejemplo. Pero entonces podemos darnos cuenta de que el crecimiento del hijo del paciente está claramente atrofiado y hay motivos para sospechar malnutrición." "También podemos ocuparnos de esas situaciones y vigilar el estado de las personas. Me siento muy bien cuando un paciente vuelve a la clínica al cabo de seis meses y dice que su hijo está muy bien y juega como los demás niños y niñas." La Alianza Programática entre la red de la IFRC y la Unión Europea proporciona financiación estratégica, flexible, previsible y a largo plazo, para que las Sociedades Nacionales puedan actuar antes de que se produzca una emergencia. Se está aplicando en todo el mundo, incluyendo 13 países de África.