Salvar vidas en el mar: "Algo que no se olvida fácilmente"

Aboard the Ocean Viking, IFRC's Sara Mancinelli give a hug to a child just rescued from the Mediterranean Sea.

A bordo del Ocean Viking, Sara Mancinelli, de la IFRC, abraza a una niña recién rescatada del mar Mediterráneo.

Foto: IFRC

Cuando las personas ponen un pie a bordo del buque de rescate humanitario Ocean Viking, sus vidas penden de un hilo.

Como responsable de operaciones de la IFRC a bordo del Ocean Viking, el trabajo de Sara Mancinelli consiste en garantizar que las personas en apuros reciban la atención y los cuidados críticos que necesitan una vez a bordo.

Nos ofrece una visión única en primera persona de la vida cotidiana a bordo de este punto de servicio humanitario flotante en el mar.

Nadie puede olvidarlo

"No creo que nadie pueda olvidar su primer rescate a bordo del Ocean Viking. En realidad, salvar vidas es algo que no se olvida fácilmente.

Cuando ves un barco en apuros, sabes lo que significa para la gente a bordo. A veces llevan días a la deriva en el mar, sin comida, agua potable ni chalecos salvavidas. La mayoría de las embarcaciones están abarrotadas y la gente tiene que agarrarse para salvar su vida. Saben que si caen al agua, lo más probable es que ese sea su final. Y que cada año, miles de personas se ahogan durante el mismo viaje.

Cuando el Ocean Viking recoge a personas en tales circunstancias, se siente un inmenso alivio. La mayoría llora al subir al barco, o besa el suelo y cae en nuestros brazos. Otras personas simplemente se quedan muy, muy calladas, sabiendo de lo que acaban de escapar. Lo primero que siempre decimos a la gente es: 'Estás a salvo'.

Sara Mancinelli escucha la historia de una persona migrante recientemente rescatada, a bordo del Ocean Viking.

Sara Mancinelli escucha la historia de una persona migrante recientemente rescatada, a bordo del Ocean Viking.

Foto: IFRC

La primera cara amiga en mucho tiempo

La mayoría de las personas que suben a bordo del Ocean Viking han pasado por momentos difíciles. No sólo en sus días en el mar, sino también antes. Algunas han pasado penurias en su país de origen, sobre todo si proceden de zonas afectadas por conflictos.

Y han atravesado un peligroso viaje para llegar a las costas del Mediterráneo. Después de un rato a bordo, la gente empieza a contarnos su viaje. Son historias de trata de seres humanos, chantaje, violencia sexual, tortura y a veces incluso esclavitud. Mucha gente nos dice: 'Usted es la primera cara amiga que he visto en mucho tiempo'.

Estar ahí para la gente

Durante su estancia a bordo, hacemos todo lo posible por ayudar a la gente. En primer lugar, les damos ropa seca, comida y agua. Y les proporcionamos asistencia médica, ya que muchas personas resultaron heridas durante el viaje, o no han tenido acceso a atención médica en meses.

Hacemos que la gente esté lo más cómoda posible. Hay un refugio dedicado exclusivamente a mujeres y menores, y otro para hombres. Y hay espacio para relajarse, hablar, rezar y curarse.

Y, por supuesto, proporcionamos apoyo psicosocial. Vemos que esto es muy necesario, para la población adulta e infantil. Hay menores que viajan sin sus padres, otros viajan con familiares que están muy traumatizados. Les consolamos en la medida de lo posible con juegos, colores y juguetes.

Sara Mancinelli, Directora de Operaciones de la IFRC, a bordo del buque de rescate humanitario Ocean Viking

Sara Mancinelli, Directora de Operaciones de la IFRC, a bordo del buque de rescate humanitario Ocean Viking

Foto: IFRC

Un largo viaje por delante

Durante su estancia a bordo, la mayoría de sobrevivientes empiezan a darse cuenta de que su viaje no ha terminado. Cuando llegan a Europa, les esperan nuevos retos. Intentamos prepararles para ello. Les informamos sobre lo que pueden esperar cuando lleguen a tierra y dónde encontrar ayuda. Si las personas tienen necesidades específicas, por ejemplo si necesitan protección o atención médica, las remitimos a especialistas y autoridades en tierra para que les hagan un seguimiento.

Para las personas migrantes rescatadas en el mar, su estancia en el Ocean Viking es sólo una pequeña parte de un viaje largo y difícil. Pero es un viaje en el que a menudo no se les ve como seres humanos, se les trata como un problema, un número, o incluso como delincuentes. Por eso, durante estos pocos días, estamos haciendo todo lo posible para que la gente se sienta segura, escuchada y vista. Porque, al fin y al cabo, todos somos humanos".

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