Yo quiero, yo puedo

Por Olivia Acosta

Mariela Bareiro tiene 43 años, es licenciada en enfermería, pero dejó de ejercer hace dos años debido a una tragedia familiar de la que todavía se está recuperando. “Cuando la Cruz Roja Paraguaya lanzó un llamamiento en busca de voluntarios para ofrecer información sobre la pandemia a la población, no me lo pensé, necesitaba hacer algo, sentirme útil… pensé: yo soy capaz de hacer esto, yo quiero, yo puedo”.

Y así fue como el 8 de junio comenzó la aventura de Mariela en el call center del Centro Nacional de Enlace. El servicio, que recibe más de mil llamadas al día, consiste en una línea gratuita habilitada para orientar y atender las preguntas e inquietudes de la ciudadanía en relación a COVID-19, implementada por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Paraguay.

Mariela dedica 18 horas semanales a esta labor, en turno de mañana, junto a otros 18 voluntarios de la Cruz Roja Paraguaya. Su misión es ofrecer información sobre medidas de prevención y aislamiento y agendar citas para la realización de test de coronavirus. “La mayoría de las personas nos llaman para reportar síntomas de COVID-19, nosotros los verificamos y agendamos citas para que puedan hacerse el test lo antes posible y confirmar si han contraído el virus”.

Pero en muchas ocasiones las llamadas que reciben requieren otro tipo de intervención: “Mucha gente nos llama porque está muy triste, han perdido seres queridos por la pandemia y necesitan desahogarse, por eso recibimos formación en contención emocional, para poder apoyarles en esos duros momentos”. Según Mariela, mucha gente que vive sola siente mucha ansiedad cuando presenta algún síntoma de coronavirus y llaman angustiados para saber qué hacer. “Es ahí cuando tenemos que hacer un trabajo de escucha para luego tranquilizar y al final dar las instrucciones precisas que deben seguir”. Recuerda a un señor de 54 años que había perdido a su mujer y dos hijos: “tenia síntomas, pero decía que no le importaba haber contraído el virus, porque estaba solo y ya no le quedaba nadie… son llamadas muy difíciles. Ojalá que todo esto nos ayude a ser más empáticos, más solidarios y más humanos”.

En algunas ocasiones, también reciben llamadas de personas que necesitan ayuda urgente: “Recuerdo un caso bastante dramático de una mujer de 43 años que se cayó y se golpeó la cabeza. Nos llamaron sus dos hijas, que habían pedido ayuda a los vecinos, pero nadie quiso acercarse, porque ambas habían dado positivo en COVID-19 unos días antes. Tuvimos que derivar el caso a atención hospitalaria”, recuerda.

Mariela comenzó como voluntaria hace 8 años en la filial de Cruz Roja de Ñemby, una de las ciudades del departamento Central de Paraguay, en el área de juventud y luego en el de Damas Voluntarias. Tiene 4 hijos que también son voluntarios de la organización, la más pequeña tiene 13 años, nos cuenta. “Lo que hago me llena y me apasiona, me siento útil y doy lo mejor de mi”, concluye con una sonrisa.

La Cruz Roja Paraguaya implementa actividades de salud, agua y saneamiento para responder a la pandemia. Se han instalado 120 estaciones de lavado móviles en ubicaciones estratégicas y se han distribuido más de 5,000 kits de higiene familiar. La Cruz Roja Paraguaya también realiza seguimiento del estado de salud de poblaciones vulnerables en riesgo de contraer el virus y trabaja en albergues para apoyar a la población que regresa al país y tiene que realizar cuarentena. Además, asiste a varios hospitales del país en el traslado de pacientes con COVID.

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