"Me levanto temprano, a las siete de la mañana, para atender las necesidades de la familia, y luego me dirijo al mercado cercano, que está a un kilómetro de distancia. Busco algo para alimentar a mis hijas e hijos hambrientos".
Así empieza un día típico para Youssef Khoder, voluntario de la Media Luna Roja Palestina del norte de Gaza. Youssef procede de una familia de personas voluntarias. Su madre es enfermera obstétrica y sus hermanos Mahmoud e Ibrahim también son enfermeros.
"Trabajamos en el punto médico de la MLRP en Jabalia desde su creación", cuenta. "Fuimos desplazados y tuvimos que trasladarnos a un centro de acogida, pero ahora la situación ha cambiado y hemos vuelto a nuestras casas".
Después de comprar comida en el mercado, Youssef y su mujer encienden un fuego para preparar la comida de sus hijos pequeños. La hija mayor, Ayloul, tiene 6 años. Mohammed tiene 4 y Ghaith, 2. Después, Youssef se va a reunir con sus hermanos en el punto médico de Jabalia.
"Caminamos 2 kilómetros de ida y vuelta todos los días para llegar al punto médico donde somos voluntarios", dice. "Llevamos a cabo nuestro trabajo porque es nuestro deber humanitario, seguir sirviendo a nuestra gente en el norte de Gaza".
Foto: Media Luna Roja Palestina
Un punto vital para la salud comunitaria en medio del conflicto
El punto médico consiste en una gran tienda de campaña, en cuyo interior hay una docena de camillas o camas de hospital rodantes. El puesto médico de Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza, ha permanecido operativo y ha prestado servicios médicos y sanitarios a miles de personas afectadas incluso cuando hospitales clave dejaron de funcionar; sigue prestando servicios a pesar de la escasez de medicamentos.
Mientras sus hermanos atienden pacientes, Youssef toma fotos como parte de sus responsabilidades documentando el trabajo de sus colegas de la Media Luna Roja Palestina. Se trata de una función importante para documentar las necesidades humanitarias e informar al mundo de lo que hace la Media Luna Roja para tratar de satisfacerlas.
Esto no es tan fácil como parece. Con los cortes de electricidad y la infraestructura de comunicaciones dañada, el simple acto de enviar las fotografías a la sede no es tan sencillo.
"Después de la oración de la tarde, camino un kilómetro hasta un lugar situado a gran altitud para poder captar señal y tener acceso a Internet. Paso media hora enviando archivos a la administración antes de volver al punto médico. Pasamos una hora con los colegas antes de regresar, y a veces nos detenemos en el mercado para comprar algo de comida para la tarde y para el día siguiente. Sin embargo, la comida escasea y los precios son muy altos".
Durante el Ramadán, todo esto se hacía mientras ayunaban de sol a sol. Después del trabajo, volvían a casa antes de romper el ayuno (iftar). "Mi familia y yo nos sentamos juntos. Rompo el ayuno con ellos, rezo la oración del Magreb, tomo el té y vuelvo a pie al punto médico. Trabajo unas horas antes de volver tarde a casa.
En cuanto a la escasez de alimentos, es como si lleváramos 6 meses ayunando, así que no es sólo durante el Ramadán.
Seguimos trabajando con mayor determinación que antes, y rezamos para seguir pudiendo servir a la gente, y para que los días oscuros de Gaza pasen pronto."