"El Club de Salud Escolar nos ha enseñado a cuidar nuestra salud. También llevo a mi casa los conocimientos que aprendo en el club, y mis padres llevan esos mensajes a la comunidad en general".
Son palabras de Kikanshemeza, alumna de la escuela primaria de Mwisi, en el suroeste de Uganda, y orgullosa miembro de su Club de Salud Escolar.
Creado por la Cruz Roja de Uganda, el Club de Salud Escolar ayuda a estudiantes de primaria y secundaria a comprender cómo protegerse de diversas amenazas de enfermedad, mantenerse saludables y compartir sus nuevos conocimientos con sus pares, familias y comunidades en general.
Se trata de una de las muchas actividades diferentes del Programa Comunitario de Preparación para Epidemias y Pandemias (CP3), un programa multinacional dirigido por la IFRC y siete Sociedades Nacionales de la Cruz Roja para ayudar a las comunidades, que son las primeras en responder, y a otros socios a prepararse, detectar, prevenir y responder a los riesgos sanitarios.
Desde que se unió a su Club de Salud Escolar, Kikanshemeza ha construido en su casa un "tippy tap" -una sencilla instalación de bajo costo para lavarse las manos que puede ayudar a reducir hasta el 50% de las infecciones evitables-, ha apoyado a su familia para que lo use regular y adecuadamente, y ha compartido información sobre diferentes enfermedades que puede salvar vidas.
"Nos dijo que no comiéramos carne de animales muertos y que nos aseguráramos de enterrarlos correctamente, y también que los murciélagos son una causa potencial del ébola y que los monos también pueden transmitirlo", explica Annet, la madre de Kikanshemeza.
Foto: Paul Wu/IFRC
El conocimiento es poder
Kikanshemeza es una de los 30 personas del Club de Salud Escolar de la escuela primaria de Mwisi. El club se reúne una vez a la semana en sesiones especiales dirigidas por Akampurira, un facilitador de la Cruz Roja de Uganda, que les enseña todo sobre distintas enfermedades, incluido cómo reconocer los signos y síntomas, qué personas pueden estar más expuestas y qué medidas pueden tomar las y los estudiantes para evitar que las enfermedades se propaguen.
Después, el club se encarga del mantenimiento de las instalaciones de lavado de manos de la escuela, se aseguran de que la población estudiantil siga unas prácticas higiénicas adecuadas; y comparten lo que han aprendido con sus clases, a menudo mediante grandes representaciones teatrales en el vestíbulo de la escuela.
Las y los estudiantes presentan escenas informativas y animadas: desde un paciente que pide ayuda a un médico tras notar síntomas de paludismo, hasta una persona a la que muerde un perro en la calle y se apresura a vacunarse.
Abordar temas sanitarios serios de esta forma más divertida y desenfadada ayuda a desmenuzar temas complejos, mantiene el compromiso y les ayuda a retener los conocimientos por si los necesitan en el futuro.
Foto: Paul Wu/IFRC
¿Por qué implicar a estudiantes en la preparación ante epidemias?
La IFRC y nuestras Sociedades Nacionales miembros se han centrado desde hace mucho tiempo en ayudar a las personas a prepararse, responder y recuperarse de las epidemias.
Sabemos por experiencia que una preparación eficaz ante las epidemias debe implicar a las propias comunidades, a las personas que intervienen en primera instancia y a socios de todos los ámbitos de la sociedad, como las escuelas.
"Los clubes escolares de salud han cambiado las reglas del juego de la comunicación sobre riesgos sanitarios, ya que la población estudiantil comprometida han sido excelentes educadores entre iguales en la escuela, y también agentes de cambio en el hogar", explica Henry Musembi, Delegado del Programa CP3 para Uganda y Kenia.
"Los clubes son una gran plataforma para formar a la próxima generación de personas defensoras y de respuesta a las emergencias epidémicas en las comunidades destinatarias", añade.
Foto: Paul Wu/IFRC
Ver el cambio positivo
Kushaba, otro miembro del Club de Salud Escolar cuyo hermano había padecido paludismo anteriormente, dice que ha aprendido mucho del club y que ha notado un cambio positivo en su comunidad:
"Aprendimos cómo podemos controlar el paludismo cortando los compuestos, drenando toda el agua estancada para destruir el hábitat de los mosquitos, y cómo se puede usar un mosquitero tratado".
"Antes de la introducción del Club de Salud Escolar, no teníamos grifos de punta, no sabíamos cómo usar los retretes, ni siquiera cómo podemos limpiar nuestra escuela. Las y los estudiantes sufrían enfermedades como el paludismo o el cólera, pero ahora, gracias al Club de Salud Escolar, están bien", añade.
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El Club de Salud Escolar de Mwisi es uno de los varios creados en Uganda y otros países a través del Programa Comunitario de Preparación ante Epidemias y Pandemias (CP3).
Financiado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el programa se ejecuta en siete países y apoya a las comunidades, las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y otros socios para prevenir, detectar y responder a las amenazas de enfermedades.
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