Día Internacional del Voluntariado: Cada día, voluntarias como Ange brindan «una primera respuesta que salva vidas».

Volunteer Ange Mulanga explains the items contained in menstrual hygiene kits being provided to people displaced by violence in North Kivu, in the eastern part of the Democratic Republic of the Congo.

La voluntaria Ange Mulanga explica los artículos que contienen los kits de higiene menstrual que se entregan a la población desplazada por la violencia en Kivu Norte, en el este de la República Democrática del Congo.

Foto: Cruz Roja de la República Democrática del Congo

En todo el mundo, personas voluntarias como Ange Mulanga, de la República Democrática del Congo, navegan por complejos y diversos desafíos para prestar servicios que salvan vidas a personas afectadas por conflictos armados, desastres naturales y epidemias.

En la parte este de la República Democrática del Congo, Ange Mulanga y un equipo voluntario de la filial de Kivu Norte de la Cruz Roja ofrecen una respuesta de emergencia rápida a una serie de crisis casi a diario.

No importa cuál sea la emergencia, allí están presentes. Acuden para prestar servicios de primeros auxilios, agua y refugio, como hicieron con la población desplazada por una erupción volcánica que ocurrió en 2021. O para ayudar a detener la propagación de Mpox, Covid-19 u otras enfermedades infecciosas, como hicieron en múltiples ocasiones en los últimos años.

En la actualidad, Ange y su equipo suelen prestar ayuda crítica a algunas de las casi 1,7 millones de personas de su región que se han visto desplazadas por el actual conflicto interno.

"Después de ir a las comunidades para hacer una evaluación, trabajamos rápidamente para dar una primera respuesta que salve vidas", dice Mulanga, voluntaria de la filial de Kivu Norte de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo.

"En general, se trata de artículos de primera necesidad. Artículos para el hogar y ropa de cama y medicinas para los centros de salud, que están en pleno proceso de recibir a las personas desplazadas".

Pero hacer este trabajo no suele ser fácil.

En la zona donde trabaja Ange hay combates constantes entre el gobierno y los grupos armados, y tensiones por motivos étnicos y tribales. Los lugares más necesitados suelen ser los mismos en los que estalla la violencia entre estos grupos. El personal humanitario y la población civil se ven a menudo atrapados entre dos fuegos.

Para llevar servicios humanitarios a las personas que viven en estas zonas, los equipos de la Cruz Roja actúan de enlace tanto con las autoridades gubernamentales como con los grupos armados para garantizar un paso seguro, y se comunican con liderazgos locales para que todas las partes entiendan que la misión de la Cruz Roja es puramente humanitaria, independiente y neutral.

"Se vuelve un poco complicado", dice Ange.

"No sólo porque hay que preparar la respuesta muy rápidamente con las autorizaciones [del gobierno y de los grupos armados], sino porque también hay que mantener una relación positiva con las y los líderes y grupos comunitarios que pueden facilitar o entorpecer los esfuerzos de socorro".

"A veces parece que vamos de un país a otro" añade, refiriéndose al trabajo de conseguir autorizaciones para pasar controles de carretera y entrar en zonas controladas por distintos grupos.
 

Una de tantas

Ange no está sola. Es sólo una de las muchas personas voluntarias dedicadas en la RDC -y en todo el mundo- que asumen tareas críticas de ayuda a personas en situaciones muy difíciles. Mientras el mundo humanitario celebra el Día Internacional del Voluntariado el 5 de diciembre, la IFRC rinde homenaje a voluntarias como Ange, que emplean una profesionalidad, persistencia y compasión increíbles para llevar humanidad a personas en situaciones de extrema vulnerabilidad.

En el caso de Kivu del Norte, la región se ha visto afectada durante mucho tiempo por crisis humanitarias, incluida la violencia, en la vecina Ruanda y en el cercano Burundi.

En febrero de 2024, la IFRC lanzó un llamamiento de emergencia a raíz del creciente número de ataques en el este de la RDC que provocaron una nueva ronda de desplazamientos a gran escala. El llamamiento solicita 50 millones de francos suizos para apoyar a la Cruz Roja de la RDC en su labor de prestar asistencia alimentaria, servicios de salud, agua, saneamiento e higiene y servicios de protección a 500.000 personas desplazadas y a sus comunidades de acogida en Kivu del Norte y Kivu del Sur.

Los combates en esta zona han obstaculizado gravemente la capacidad de la población para acceder a las tierras de cultivo y cultivarlas, obtener suministros y entregar mercancías. La inflación se ha visto agravada por la devaluación del franco congoleño, lo que ha provocado un aumento sustancial de los precios de los alimentos.

El hacinamiento en los campos de personas desplazadas ha dejado a la población en condiciones extremadamente desesperadas. Las mujeres representan alrededor del 60% del total de la población desplazada, y las infancias menores de 5 años alrededor del 18%.

Lamentablemente, voluntarias como Ange no siempre reciben todo el apoyo que necesitan para llevar a cabo su labor. El llamamiento de emergencia sigue estando significativamente subfinanciado, lo que pone en peligro gran parte de la respuesta de emergencia prevista, mientras que diversos factores siguen obstaculizando el trabajo de voluntariado.  

Gracias a la reputación de la Cruz Roja, al poder de la marca Cruz Roja y a la dedicación de personas como Ange, las y los voluntarios de la filial consiguen responder.

"Pero no siempre es fácil porque, por desgracia, sobre el terreno hay gente que no entiende que estamos ahí sólo para ayudar a la población desplazada", señala Ange. En una situación en la que casi todo el mundo está de un lado u otro, a mucha gente le cuesta creer que haya personas que se mantengan independientes, imparciales y neutrales.

"A veces nos preguntan: '¿De verdad son neutrales?", continúa Ange.

Una voluntaria de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo mide la parte superior del brazo de un niño pequeño como parte de un examen nutricional que se lleva a cabo en Kivu del Norte, una zona muy afectada por la inseguridad alimentaria debido a los continuos combates.

Una voluntaria de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo mide la parte superior del brazo de un niño pequeño como parte de un examen nutricional que se lleva a cabo en Kivu del Norte, una zona muy afectada por la inseguridad alimentaria debido a los continuos combates.

Foto: Cruz Roja de la República Democrática del Congo

‘No podíamos acercarnos a la niñas y niños’

Además de sortear los controles de carretera, realizar el duro trabajo de entregar suministros de socorro, instalar puestos de agua o transmitir mensajes sanitarios, también deben trabajar constantemente para combatir el flujo constante de desinformación.

Un ejemplo de ello fue la pandemia de Covid-19.  "En mi parte del mundo, la gente pensaba que el COVID-19 había llegado por culpa de la gente occidental", señaló Ange. "Así que cuando íbamos a los pueblos a hablar del COVID-19 y de cómo evitarlo, y la gente veía nuestros coches, pensaba que les llevábamos el COVID".

Esta percepción es en cierto modo comprensible. Cada vez que hay un brote, llegan profesionales de la salud y personal humanitario, a menudo en robustos vehículos utilitarios blancos con logotipos (incluida la Cruz Roja, para repartir vacunas, servicios de higiene y otras intervenciones.

Ange recuerda que cuando los equipos de la Cruz Roja acudieron a una comunidad para tratar el problema de la desnutrición, algunos padres desconfiaban de los trabajadores de la Cruz Roja.

"No podíamos acercarnos a los niños y niñas", recuerda Ange. "Incluso empezaron a llorar. Entendimos que para la comunidad, que tocáramos a la población infantil significaba que traíamos el COVID y otras enfermedades, incluido el ébola. Porque incluso cuando el Ébola golpeó, estuvimos entre las organizaciones que respondieron muy activamente a esa epidemia".
 

Una voluntaria de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo comparte una sonrisa y unas palabras amistosas con una mujer embarazada mientras ofrece información sobre higiene durante una intervención rápida de emergencia en la provincia de Kivu del Norte.

Una voluntaria de la Cruz Roja de la República Democrática del Congo comparte una sonrisa y unas palabras amistosas con una mujer embarazada mientras ofrece información sobre higiene durante una intervención rápida de emergencia en la provincia de Kivu del Norte.

Foto: Cruz Roja de la República Democrática del Congo

Hacer frente a este reto no es fácil. Una buena parte de las acciones de la Cruz Roja y la IFRC en situaciones como ésta se enmarcan en lo que se denomina Participación Comunitaria y Rendición de Cuentas, o CEA, en la que el voluntariado escucha las preocupaciones de la comunidad y desarrolla mecanismos regulares de retroalimentación para mostrar a la gente que sus preocupaciones son escuchadas y atendidas.

También dedican el tiempo necesario a explicar a la gente, mediante visitas puerta a puerta, reuniones comunitarias y programas de radio, en qué consiste la Cruz Roja.

"La comunicación es clave", dice Ange. "Pero como en muchas partes de Kivu del Norte no hay conexiones de telefonía móvil ni Internet, transmitir el mensaje es difícil".

Con estos y otros retos a los que se enfrenta cada día el voluntariado, es fundamental que reciban el apoyo, el respeto y la protección que necesitan y merecen.

Para saber más sobre el voluntariado en la red de la IFRC y nuestros esfuerzos por garantizar el respeto de una labor humanitaria imparcial y neutral, visite los siguientes enlaces:

#ProtegerLaHumanidad

En memoria: Lista de personas voluntarias de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja fallecidas en acto de servicio.

Día Internacional del Voluntariado

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