Cho Cho Aye y Phu Ngon Wai son amigas desde la infancia.
Ahora, ambos tienen 26 años y comparten algo más que recuerdos de la infancia: comparten un profundo compromiso con el servicio humanitario como voluntarias en la filial de la Cruz Roja del municipio de Kyite Ma Yaw, en el estado de Mon.
Su trayectoria en la Cruz Roja comenzó en 2014, justo después de terminar la escuela secundaria y asistir a una sesión de formación básica de la Cruz Roja en su comunidad. Además de su labor humanitaria, Cho es costurera y diseña y confecciona ropa, mientras que Phu dirige un negocio en línea de venta de ropa de mujer.
Un compromiso compartido
También comparten un profundo compromiso de apoyo a su comunidad a través de su labor de voluntariado humanitario. Y conocen de primera mano las graves consecuencias que las crisis relacionadas con el clima, como las tormentas y las inundaciones, pueden tener en las personas y las comunidades.
Cho recuerda vívidamente una experiencia desgarradora durante las inundaciones de junio de 2024.
"La planta baja de mi casa se inundó y mi familia quedó atrapada dentro", recuerda. "No podía salir, pero estaba segura de que mis amigos estaban fuera rescatando gente. En comparación con otras casas, la mía aún estaba en buenas condiciones. En cuanto me puse en contacto con ellos, me uní a las tareas de rescate, evacuando a las personas inundadas y distribuyendo comida y agua".
“Se trata de reconocer los esfuerzos que no se ven... Siempre intento ser quien pueda dar apoyo para que puedan vivir sin depender de nadie”.
Myanmar es uno de los países más propensos a los desastres de Asia. Durante la estación de los monzones, de mayo a octubre, el país es especialmente vulnerable a inundaciones y deslizamientos de tierra generalizados, que afectan a miles de personas. De hecho, casi el 95% del total de las precipitaciones anuales del país se producen durante la estación monzónica, a menudo acompañadas de tormentas tropicales.
En julio de 2024, las fuertes lluvias monzónicas provocaron el desbordamiento de múltiples ríos y cursos de agua, lo que causó graves inundaciones en todo el país. Estas inundaciones sin precedentes se cobraron vidas y afectaron a más de 100.000 personas en zonas rurales y urbanas de todo el país.
La Cruz Roja de Myanmar y la IFRC respondieron rápidamente. Con el apoyo de una asignación de 825.000 francos suizos del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres de la IFRC (IFRC-DREF), la Cruz Roja de Myanmar prestó socorro inmediato y asistencia para la recuperación temprana en las zonas más afectadas.
“Ver sus sonrisas nos hace felices. Es esta mentalidad de la Cruz Roja la que nos hace seguir adelante: estar ahí para las personas que más nos necesitan”.
Estos desastres suelen provocar desplazamientos masivos en pueblos y ciudades, especialmente en zonas bajas como el municipio de Kyite Ma Yaw, en el estado de Mon, al sureste de Myanmar, donde se encuentra el barrio de Cho y Phu, compuesto por 100 hogares. Como parte de un equipo de personas jóvenes voluntarias de la Cruz Roja, la mayor parte del trabajo de Cho y Phu consiste ahora en colaborar con las comunidades locales para prepararse antes de que se produzca el desastre.

Cho Cho Aye y Phu Ngon Wai ante un muro en el que aparecen palabras que representan los principios, valores y actividades humanitarias clave de la Cruz Roja de Myanmar.
Foto: Cruz Roja de Myanmar
Ambas voluntarias han pasado gran parte de su vida adquiriendo habilidades para mantenerse a salvo, cambiar su comunidad y prosperar. A lo largo de su trayectoria en la Cruz Roja, por ejemplo, han recibido una amplia formación en primeros auxilios y técnicas de rescate acuático que son cruciales durante las intervenciones de emergencia.
“Crecí nadando, así que no le tengo miedo al agua. Es mi punto fuerte. Creo que si los hombres pueden hacerlo, las mujeres también” afirmó Cho con confianza.
Ambas comparten la firme creencia de que las mujeres desempeñan un papel clave como líderes en la capacitación de la comunidad. "Hay un dicho que dice: 'Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer", dice Phu. "Pero, ¿por qué detrás? Hay una brecha. Se trata de reconocer los esfuerzos que no se ven. No sólo para nuestra comunidad, sino para mis colegas y amigos, siempre intento ser quien pueda dar apoyo para que puedan vivir sin depender de nadie. El apoyo debe ir en ambos sentidos".
Ya sea rescatando a personas durante las inundaciones o entregando provisiones esenciales, Cho y Phu nunca dudan en responder a la llamada de ayuda, ya sea de la filial de la Cruz Roja o de otros grupos benéficos. Su dedicación les ha hecho muy conocidas y respetadas en el municipio.

Las voluntarias de la Cruz Roja de Myanmar Cho Cho Aye y Phu Ngon Wai en una mesa redonda con mujeres del municipio de Kyite Ma Yaw, junto con la Cruz Roja de Myanmar y la Delegación de la IFRC en Myanmar.
Foto: Cruz Roja de Myanmar
“Cuando llevamos comida a sus casas, ya están esperando en la puerta”, dice Cho. “Ver sus sonrisas nos hace felices. Es esta mentalidad de la Cruz Roja la que nos hace seguir adelante: estar ahí para la gente que más nos necesita”.
Aunque Cho sueña con convertirse en diseñadora de moda y Phu aspira a ampliar su negocio en línea, su compromiso con la labor humanitaria sigue siendo inquebrantable.
“Estamos decididas a seguir colaborando como voluntarias con la Cruz Roja mientras vivamos”, afirma.
Su dedicación ha fortalecido la filial de la Cruz Roja del municipio de Kyite Ma Yaw, inspirando a otras personas a unirse a ella. En la actualidad, su filial cuenta con 20 personas voluntarias, y muchas mujeres jóvenes han dado un paso al frente para convertirse en humanitarias.
“Creo que juntas podemos construir un futuro más inclusivo y empoderado”, dijo Phu.
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