Ginebra, Ciudad de Panamá, 11 de noviembre de 2021 - Un año después de que los huracanes Eta e Iota azotaran Centroamérica, afectando a más de 7,5 millones de personas, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC) exige acciones e inversiones urgentes para proteger a las personas vulnerables que enfrentan el impacto combinado del COVID-19, la pobreza y los desastres relacionados con el clima en Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Solo en Honduras, más de 3 millones de personas padecen inseguridad alimentaria y 2,8 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, más del doble de la estimación anterior emitida a principios de 2020. Otras comunidades enfrentan la destrucción de sus medios de vida, como la pesca y la agricultura, obligando a las familias más vulnerables a elegir entre vender sus bienes para garantizar su seguridad alimentaria o reducir el número de comidas diarias.
Roger Alonso, Jefe de la Unidad de Desastres, Clima y Crisis de la IFRC, dijo:
“En los últimos 12 meses, los equipos de la Cruz Roja en Guatemala, Honduras y Nicaragua han trabajado incansablemente para atender las necesidades de más de 620.000 personas afectadas por Eta e Iota. Hemos brindado albergue, atención médica, apoyo psicosocial, acceso a alimentos, agua potable, saneamiento y ser-vicios de transferencia de efectivo. Sin embargo, el desastre no ha terminado. Se necesitan acciones urgentes ahora para proteger los medios de vida de las personas, prevenir enfermedades y acelerar la recuperación del impacto social y económico de los huracanes, que han afectado gravemente a mujeres, migrantes y personas desplazadas”.
En 2020, al menos 1,5 millones de personas fueron desplazadas en Centroamérica como consecuencia de desastres relacionados con el clima, incluidos los huracanes Eta e Iota: 937.000 en Honduras, 339.000 en Guatemala y 232.000 en Nicaragua.
Eta e Iota acabaron con el ganado y destruyeron más de 700.000 hectáreas de cultivos que eran fuente fundamental de sustento y seguridad alimentaria para muchas familias que ya enfrentaban exclusión social y dificultades económicas debido a la pandemia del COVID-19 y niveles de pobreza preexistentes. Estos impactos adversos han contribuido a que las personas decidan abandonar sus hogares o unirse a las "caravanas de migrantes" que se dirigen hacia América del Norte.
Martha Keays, directora regional de la IFRC para las Américas, dijo:
“Necesitamos actuar a nivel global y local antes de que las comunidades se vean desplazadas e invertir en adaptación climática y acción temprana para combatir el efecto de desastres como Eta e Iota. Guatemala, Honduras y Nicaragua están clasificados como países de alto riesgo de enfrentar desastres relacionados con el clima y, al mismo tiempo, están en el grupo de países que carecen de inversión para financiar los esfuerzos de preparación y adaptación. Las organizaciones humanitarias, gobiernos, sociedad civil, donantes y especialistas en clima deben colaborar para revertir ese patrón y promover medidas de financiamiento climático que salven vidas y empoderen a las comunidades, particularmente a aquellas con los mayores riesgos y menores capacidades”.
En respuesta a los huracanes Eta e Iota en Guatemala, Honduras y Nicaragua, la IFRC ha lanzado un llamamiento de emergencia de 20 millones de francos suizos para salvar vidas, entregar ayuda humanitaria y poner en marcha planes de preparación y medidas de adaptación al cambio climático que fomenten la resiliencia y minimicen el impacto de futuros desastres.
En noviembre de 2020, la IFRC también activó su Fondo de Emergencia de Socorro en Caso de Desastres (DREF) para entregar ayuda humanitaria rápida y efectiva a más de 26,000 personas afectadas por Eta o Iota en Belice, Colombia, Costa Rica y Panamá.
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