Desde los Andes hasta la Amazonía, grandes impactos climáticos perduran mucho más que los titulares.

Image of a flooded neighborhood in Dorado do Sul, affected by the intense rains in the state of Rio do Sul, in south Brazil.

Imagen de un barrio inundado en Dorado do Sul, afectado por las intensas lluvias en el estado de Rio do Sul, en el sur de Brasil.

Foto: Alejandro Bravo/ IFRC

Escrito y publicado por el Centro del Clima

La desaparición de glaciares, huracanes e incendios forestales sin precedentes, sequías e inundaciones, "desde los Andes hasta el Amazonas", marcaron el paisaje socioeconómico de América Latina y el Caribe el año pasado, infligiendo graves daños mucho después de que desaparezcan los titulares, según la Organización Meteorológica Mundial.

El informe Estado del clima en América Latina y el Caribe 2024, publicado el viernes 28 de marzo, pone de relieve el creciente costo de las condiciones meteorológicas extremas para la vida, los medios de subsistencia y el suministro de alimentos "en una región que no es ajena a la pobreza y la inseguridad", según un comunicado de prensa de la OMM.

La Secretaria General de la OMM, Celeste Saulo, declaró el viernes: "En 2024, los impactos meteorológicos y climáticos se produjeron en cascada desde los Andes hasta la Amazonia, desde las ciudades abarrotadas hasta las comunidades costeras, causando importantes trastornos económicos y medioambientales".

"La sequía y el calor extremo alimentaron incendios forestales devastadores. Las lluvias excepcionales desencadenaron inundaciones sin precedentes, y asistimos al huracán de categoría 5 más temprano del que se tiene registro".

Según el conjunto de datos utilizado, fue el año más cálido registrado en Centroamérica y el Caribe, y el más cálido o el segundo más cálido en México y Sudamérica.

Venezuela se convirtió en el segundo país del mundo en perder todos sus glaciares con la desaparición del Humboldt, el último.

Las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias en Rio Grande do Sul se convirtieron en el peor desastre climático de Brasil, causando enormes pérdidas económicas a la agricultura y cobrándose casi 200 vidas.

Los incendios forestales en las regiones del Amazonas y el Pantanal, el centro de Chile, México y Belice se vieron alimentados por la sequía y las olas de calor extremo. En Chile, los incendios provocaron al menos 130 muertes, convirtiéndose en el peor desastre del país desde el terremoto de 2010.

El aumento del nivel del mar hizo que las comunidades costeras y las islas del Caribe fueran más vulnerables a los huracanes: Beryl fue el huracán más potente jamás registrado que tocó tierra en Granada y sus dependencias y causó devastación en todo el Caribe.

Sin embargo, casi el 70% de la combinación energética de la región procedió de fuentes renovables, y la energía solar y eólica experimentaron "un notable aumento del 30% en capacidad y generación en comparación con 2023", según la OMM, organismo asociado a la IFRC.

"También hay esperanza. Las alertas tempranas y los servicios climáticos de los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales están salvando vidas y aumentando la resiliencia en toda América Latina y el Caribe", añadió Celeste Saulo.

"La labor de la comunidad de la OMM y de todos nuestros asociados es más importante que nunca para hacer frente a los desafíos y aprovechar las oportunidades".

El informe El estado del clima en América Latina y el Caribe 2024 incluye un mapa interactivo y un cuadro de mando sobre fenómenos extremos, y complementa el informe de la OMM El estado del clima mundial, publicado a principios de marzo.

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