Cambio climático

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Emergencia

Sudán del Sur: Inundaciones

Desde mayo de 2024, Sudán del Sur ha sufrido importantes inundaciones, causadas por las fuertes lluvias y el desbordamiento de las cuencas del río Nilo. Las inundaciones han afectado a más de 700.000 personas, han causado grandes daños en viviendas y han devastado ganado y cultivos. A través de este llamamiento de emergencia, la IFRC y sus miembros se proponen atender las necesidades urgentes de 300.000 personas mediante intervenciones en las áreas de salud, agua, saneamiento e higiene, refugio y medios de subsistencia.

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Nota de prensa

La Alianza por la Amazonía de la Cruz Roja tiene como fin salvaguardar vidas y reforzar la resiliencia comunitaria

Panamá/Ginebra, 16 de diciembre - En respuesta a las crecientes amenazas que plantean la crisis climática, el aumento de los desastres y la pérdida de biodiversidad, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) ha anunciado la reactivación de su programa por la Amazonía, la Alianza de la Cruz Roja por la Amazonía. Esta iniciativa, que une inicialmente a las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela, tiene como objetivo mejorar la resiliencia de las comunidades y apoyar a las personas afectadas por los impactos climáticos en la selva del Amazonas.La presencia local y el alcance mundial de la Cruz Roja la convierten en un socio clave para la protección de las comunidades y los ecosistemas amazónicos. Con filiales y personal voluntario en los nueve países amazónicos, la Cruz Roja combina un profundo conocimiento local con experiencia en reducción de riesgos, resiliencia climática y operaciones humanitarias para hacer frente a las crecientes necesidades de la región. La Amazonía, hogar del 10% de todas las especies conocidas y responsable de generar el 20% del oxígeno del mundo, se acerca a un punto de inflexión. La deforestación, los incendios forestales y las actividades extractivas, agravadas por fenómenos climáticos extremos como inundaciones, incendios y sequías prolongadas, amenazan la vida y los medios de subsistencia de más de 40 millones de personas, incluidos 350 grupos de pueblos indígenas. “En el corazón de nuestra propuesta está la convergencia del conocimiento indígena, la experiencia de la Cruz Roja y los avances tecnológicos y de investigación. Esta fórmula, implementada en estrecha coordinación con los Estados, los pueblos indígenas y otras partes interesadas, maximizará los esfuerzos para fortalecer la resiliencia de las comunidades y anticipar y responder a las crisis que afectan a las poblaciones amazónicas”, dijo Xavier Castellanos, Secretario General Adjunto de la IFRC, Desarrollo de Sociedades Nacionales y Coordinación de Operaciones. La Alianza de la Cruz Roja por la Amazonía se centra en la gestión del riesgo de desastres y la resiliencia climática, la salud comunitaria, los medios de vida sostenibles y la respuesta a los desastres y el desplazamiento climático. Armonizar, maximizar y racionalizar el trabajo de la Cruz Roja en estas áreas ayudará a anticipar y reducir el impacto de los peligros que podrían verse exacerbados por la crisis climática en los próximos años. Sólo entre enero y agosto de este año, los incendios destruyeron 62.268 kilómetros cuadrados de la Amazonía, una superficie doce veces mayor que la ciudad de Londres. Esta devastación, agravada por una sequía histórica, ha afectado gravemente al acceso a la salud y a la alimentación y ha aumentado el riesgo de desplazamientos inducidos por el clima. Ante estos escenarios de crisis múltiples, la Cruz Roja ya está trabajando en varias comunidades en el Amazonas. En Ecuador, el voluntariado trabaja con los pueblos indígenas en la aplicación de técnicas agrícolas que reducen el riesgo de sequías, contribuyendo a la diversificación de los ingresos y a la restauración de los ecosistemas para mejorar la seguridad alimentaria y económica. En Colombia, la Cruz Roja proporciona asistencia de salud y acceso a medicamentos en zonas remotas y de difícil acceso. La Alianza de la Cruz Roja por la Amazonía se basa en una sólida experiencia. Las Sociedades de la Cruz Roja de los países amazónicos han colaborado con más de 53 comunidades amazónicas para promover la salud comunitaria y reducir el riesgo de desastres. Este nuevo esfuerzo busca ampliar estos éxitos al mismo tiempo que se alinea con la experiencia global de la IFRC en resiliencia climática y gestión de desastres. Para más información y para solicitar una entrevista, póngase en contacto con: [email protected]   En Panamá: Susana Arroyo Barrantes +50769993199  En Ginebra: Tommaso Della Longa +41797084367                       Hannah Copeland +41762369109 

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Centroamérica: Cruz Roja responde al mayor brote de dengue con educación y prevención.

El dengue ha sido una de las principales amenazas para la salud pública en América Latina durante décadas, con epidemias que se producen de forma cíclica cada tres a cinco años.Transmitido por las hembras del mosquito Aedes aegypti, este virus afecta a millones de personas cada año, pero nunca como ahora.En lo que va del año, se han reportado más de 12,7 millones de casos sospechosos de dengue en la Región de las Américas, una cifra récord en la historia de la enfermedad.En Centroamérica y México, sólo en la última semana de noviembre se notificaron más de 17.000 nuevos casos sospechosos de dengue. Esto equivale a 100 casos cada hora, un aumento del 198% respecto a la media de los últimos cinco años.Este aumento en la propagación del dengue es un reto para los sistemas de salud en una región que enfrenta condiciones climáticas y sanitarias complejas.Los efectos de la crisis climática, las temperaturas extremas y los fenómenos meteorológicos más intensos – como los huracanes Eta e Iota en 2020, las olas de calor históricas de inicios de este año, o la reciente tormenta tropical Sara - están transformando los hábitos de miles de familias centroamericanas que viven en condiciones de riesgo y vulnerabilidad.El aumento de la pobreza y la desigualdad, sumado a servicios de agua y saneamiento insuficientes e inadecuados, empujan a la población a almacenar la poca agua a la que tienen acceso. Muchas veces el agua se almacena de forma incorrecta, por falta de información o por falta de insumos adecuados para almacenarla de forma segura.Esta y otras prácticas como la deficiente gestión de residuos sólidos, pueden facilitar la creación de criaderos de mosquitos en objetos como contenedores de agua sin tapa, neumáticos, macetas, pilas y canales.En medio de este desafío multifactorial, la Cruz Roja se ha destacado por su respuesta integral, que abarca diversas estrategias centradas en la prevención y la educación.Durante el 2023 y el 2024, nuestros equipos locales han implementado seis operaciones de respuesta al dengue en Centroamérica, con apoyo del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres de la Federación (IFRC-DREF).Este año, también se han realizado acciones contra el dengue en las operaciones de respuesta al incendio en el hospital de Roatán, en Honduras; y a las inundaciones en junio en El Salvador.Gracias a estas ocho operaciones del IFRC-DREF, llegaremos a más de 182.000 personas en Guatemala, Honduras, El Salvador, Costa Rica y Panamá con acciones de respuesta, pero también de prevención para futuros brotes.Prevención y educación comunitariaUna de las principales iniciativas de la Cruz Roja ha sido la sensibilización de las comunidades sobre los peligros del dengue y la importancia de eliminar los criaderos de mosquitos.Las personas voluntarias trabajan directamente en las comunidades, encoordinación con los entes reguladores de salud realizan intervenciones comunitarias orientadas hacia la prevención y el control vectorial.Las principales acciones incluyen charlas educativas, identificación y eliminación de criaderos de mosquitos, aplicación de larvicidas en pilas y contenedores de agua, la ejecución de campañas de fumigación y limpieza, y visitas domiciliarias.Durante estas acciones, la población aprende cómo prevenir la acumulación de agua estancada, cuáles con los sitios preferidos de los mosquitos para poner huevos; y cómo promover medidas prácticas y efectivas como la inversión de recipientes y la limpieza regular de sistemas de drenaje.Además, la respuesta incluye la distribución de contenedores para el almacenamiento seguro de agua y kits de limpieza para hogares, así como filtros de agua, repelentes y mosquiteros para grupos en riesgo de salud como mujeres embarazadas, niños y niñas menores de 5 años, población adulta mayor, personas con discapacidad y/o con movilidad reducida.Comunidades fuertes y preparadasLa Cruz Roja también trabaja con la mirada puesta en el largo plazo, en la capacitación del personal local para fortalecer las capacidades comunitarias en la lucha contra el dengue.A través de talleres y entrenamientos, las personas voluntarias aprenden cómo identificar los síntomas del dengue, cómo evitar los brotes de manera eficaz y cómo implementar programas sostenibles de control de mosquitos.Además, el personal voluntario ha contribuido a la creación y capacitación de Comités Comunitarios de Salud, para promover la vigilancia epidemiológica a nivel comunitario.En distintos lugares, la capacitación también se extiende al personal local de salud, quienes reciben formación en el manejo clínico de pacientes con dengueA través de su enfoque integral de educación y prevención, la Cruz Roja ha desempeñado un papel clave en la lucha contra el dengue en Centroamérica, una región altamente vulnerable debido a factores climáticos, sociales y sanitarios.Las acciones llevadas a cabo por el voluntariado y el personal capacitado no sólo han permitido responder a emergencias, sino también preparar a las comunidades para futuros brotes.Desde la eliminación de criaderos y la distribución de suministros hasta la formación en gestión clínica y estrategias sostenibles de control de vectores, estas intervenciones han fomentado la resiliencia de las comunidades. En algunos lugares, las acciones de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja en apoyo a los ministerios de salud de la región han permitido reducir los casos de dengue.En Panamá, por ejemplo, se ha registrado una reducción de los casos de dengue en las últimas semanas, que podría estar vinculada a los esfuerzos de varios actores, entre ellos el Ministerio de Salud, la Cruz Roja Panameña, otros organismos internacionales y las propias comunidades.Algunas comunidades también han proporcionado testimonios que sugieren que los esfuerzos de educación y disminución del dengue están marcando la diferencia.A pesar de los avances, el dengue sigue siendo un desafío, lo que subraya la importancia de continuar adaptando nuestras estrategias de respuesta a los cambios climáticos y sociales que afectan la salud pública en la región.

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IFRC en la COP29: Todas las personas merecen ser advertidas antes de que se produzcan los desastres

Bakú, Azerbaiyán (13 de noviembre de 2024) - En un momento en que las inundaciones, las tormentas y las olas de calor sin precedentes cobran un costo cada vez mayor en las comunidades de todo el mundo, la IFRC se ha unido a los principales organismos de las Naciones Unidas que se ocupan del clima para hacer sonar la alarma sobre un mecanismo de defensa de primera línea contra la crisis climática, que es fundamental pero que con demasiada frecuencia se pasa por alto: la alerta temprana y la acción temprana.El llamado se hizo durante un evento de alto nivel en la COP29, cuyo objetivo era hacer un balance de los progresos realizados hasta la fecha por Alertas Tempranas para Todos (EW4All), una iniciativa encabezada por las Naciones Unidas. La iniciativa pretende ampliar las alertas y acciones tempranas en los países más afectados por las emergencias relacionadas con el clima. Como líder mundial del Pilar 4 de la iniciativa - “Preparación para responder a las alertas”- la IFRC está trabajando con las Naciones Unidas y otra gran variedad de socios de EW4All para asegurar que todas las personas del planeta estén protegidas por sistemas de alerta temprana para 2027.La reunión de alto nivel congregó a los codirectores de los cuatro pilares, a saber, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) y la IFRC, así como a representantes gubernamentales, organizaciones humanitarias y medioambientales, grupos de financiación privada y otros socios y colaboradores clave.Dirigiéndose a la audiencia, el Secretario General de la IFRC, Jagan Chapagain, dijo que el mundo no sólo debe aumentar la financiación para la alerta temprana, sino también garantizar que la inversión llegue al nivel local, asegurando que las comunidades más afectadas por las crisis climáticas reciban el apoyo que necesitan.“Desde los satélites hasta los sacos de arena, estamos construyendo una línea de defensa sin fisuras contra los riesgos climáticos”, declaró Chapagain. “La tecnología nos trae alertas tempranas desde arriba, pero son las comunidades sobre el terreno -llenando sacos de arena y construyendo resiliencia- las que realmente hacen que estos sistemas funcionen”.Las organizaciones representadas en la reunión señalaron que la campaña está progresando, pero coincidieron en que los gobiernos y las organizaciones financieras reunidas en la COP29 deben establecer nuevos objetivos de financiación climática para garantizar que los países y las comunidades más vulnerables al clima reciban el apoyo adecuado. El Secretario General de la ONU, António Guterres, que convocó el evento, señaló que aunque la crisis climática afecta a todo el mundo, muchos países sufren consecuencias desproporcionadas. Un ejemplo es la creciente intensidad de las olas de calor.“Este va camino a ser el año más caluroso de los libros de historia”, señaló Guterres. “El calor ha abrasado países y comunidades con temperaturas que sobrepasan los límites de la resistencia humana. Y en todo el mundo hemos visto lluvias y huracanes récord, incendios históricos y sequías mortales.En esta era de catástrofes climáticas, los sistemas de alerta temprana y la protección contra el calor extremo no son lujos. Son necesidades”.Más allá de eso, señaló, son una inversión sólida, que proporciona un retorno de casi diez veces, con medidas estándar de seguridad laboral que responden al calor extremo ahorrando un potencial de 360.000 millones de dólares al año. El Presidente de la COP29, Mukhtar Babayev, hizo eco de esta opinión y citó estimaciones según las cuales la inversión en alertas tempranas podría evitar pérdidas de hasta 16.000 millones de dólares al año.Situación global de los sistemas de alerta temprana multiamenazasLa buena noticia es que, según el informe de este año sobre la situación mundial de los sistemas de alerta temprana multiamenaza (MHEWS, por sus siglas en inglés), el mundo se encuentra en sus niveles más altos de cobertura de alerta temprana notificada desde 2015.Por el contrario, sigue habiendo un impacto desproporcionado de los desastres en diferentes países. El informe muestra que los países con MHEWS menos completos tienen una tasa de mortalidad relacionada con los desastres que es casi seis veces mayor que la de los países con cobertura entre “sustancial” y “completa”, y casi cuatro veces más personas afectadas por desastres.“Los avances siguen siendo desiguales. La mitad de los países de África y sólo el 40% de los países de América y el Caribe han informado de la existencia de sistemas de alerta temprana de peligros múltiples”, según el informe. “Pero incluso entre los países que cuentan con tales sistemas, muchos siguen teniendo lagunas en uno o más de los cuatro pilares: conocimiento del riesgo, previsión y detección, difusión de alertas y acción temprana”.En un principio, la iniciativa EW4ALL dio prioridad a treinta países para una actuación rápida, pero ahora se ha ampliado. Al mismo tiempo, se están incorporando nuevos socios, incluido el sector privado, para garantizar un mayor alcance e impacto.La necesidad es urgente. Las estimaciones realizadas muestran que entre 2000 y 2019 se produjeron aproximadamente 489.000 muertes anuales relacionadas con el calor, el 45% de ellas en Asia y el 36% en Europa. En todo el mundo, se reconoce que el diagnóstico oficial y la notificación de enfermedades, lesiones y muertes relacionadas con el calor están subregistrados.La OMS y la OMM estiman que la ampliación de los sistemas de alerta sanitaria por calor a 57 países podría salvar unas 98.314 vidas al año.IFRC: invertir en las comunidades más afectadas¿Cómo se ve sobre el terreno esa inversión en prevención? Para la IFRC, que lidera el pilar de preparación de la iniciativa, la clave del éxito reside en combinar las inversiones en alerta temprana con la capacidad de las organizaciones locales para actuar en consecuencia. Esto significa invertir en la creación de sistemas locales, capacidades y preparación de la comunidad para ampliar la cobertura de la acción temprana y anticipatoria.Abordando esta necesidad de inversión, Chapagain también ofreció una visión general de la ambición de la IFRC a 5 años para el calor extremo a través de la Plataforma Mundial de Resiliencia Climática, con el objetivo de llegar a 100 millones de personas en 100 ciudades, movilizando 500 millones de francos suizos.La IFRC también pide una mayor inversión en acciones locales multisectoriales para que las ciudades y las comunidades reduzcan el riesgo de calor. Esto incluye planes de acción contra el calor, sistemas de protección social sensibles a los impactos y soluciones basadas en la naturaleza que ayuden a las comunidades a adaptarse mejor y reducir los riesgos. También es necesario que todos los socios pertinentes colaboren para definir los factores desencadenantes, actualizar la normativa y sensibilizar a la población.La IFRC y su red de 191 Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja están bien situadas para desempeñar un papel clave en la EW4ALL. “Nuestra misión con Alertas Tempranas para Todos es conectar los recursos mundiales con la acción local”, concluyó Chapagain, “para que todas las comunidades, por remotas que sean, estén preparadas para lo que se avecina”.

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IFRC en la COP29: Invertir cuándo y dónde más importa – de forma temprana, en la salud de las personas más afectadas

Calor extremo y olas de calor prolongadas. Inundaciones y tormentas nunca antes registradas en todos los rincones del planeta. Sequías y tormentas fuera de lo común.Estas son algunas de las formas en que el cambio climático está teniendo repercusiones profundas y muchas veces devastadoras en la salud de las personas y las comunidades de todo el mundo. Mientras líderes mundiales se reúnen en la cumbre climática COP29 que se celebra en Bakú, Azerbaiyán (11-22 de noviembre), la IFRC vuelve a señalar lo que se ve todos los días en las respuestas de emergencia a inundaciones repentinas, olas de calor extremas, sequías prolongadas, crisis económicas y hambre. No sólo hay personas que mueren, pierden sus hogares y sus medios de subsistencia, sino que la crisis climática tiene efectos duraderos en la salud y el bienestar de la población. Las olas de calor extremas, las inundaciones y las tormentas están exponiendo a cada vez más personas al riesgo de contraer enfermedades infecciosas y desnutrición, al tiempo que reducen su acceso a la atención sanitaria."Los impactos de la crisis climática están teniendo un efecto masivo en la salud de las personas", dijo el Secretario General de la IFRC, Jagan Chapagain, durante el primer día de la Conferencia COP29. "Así que debemos abordar los impactos en la salud de una manera muy integral".Igual de importante es cómo y cuándo se abordan esas cuestiones, añade. La financiación y la inversión en salud comunitaria y preparación no sólo deben aumentar, sino que deben dirigirse a las comunidades locales donde más se necesitan."La inversión tiene que ser del nivel adecuado y llegar al lugar adecuado", afirma Chapagain. "Por el momento, no hay suficiente inversión y esa inversión no llega al nivel comunitario. Menos del diez por ciento de la financiación para el clima llega a las comunidades". "Tenemos que apoyar la acción comunitaria sobre el terreno, allí donde la gente vive y se enfrenta a las consecuencias cada día".Esa inversión no puede esperar hasta después de que se produzca el desastre. "También es importante cómo y cuándo se hace esa inversión", añadió. "Si se hace la inversión pronto -con sistemas de alerta temprana o acciones anticipatorias- se salvan vidas, medios de subsistencia y dólares".Un problema en llamasUn ejemplo es la creciente amenaza del calor extremo. En los últimos años se ha llegado a récords mundiales de temperatura mes tras mes, a medida que el cambio climático hace más extremas las olas de calor, un asesino silencioso y mortal. Cada año, el calor mata a casi medio millón de personas en todo el mundo.Sin embargo, sólo el 0,5% de la financiación multilateral para la adaptación al clima se destina a medidas sanitarias que podrían reducir drásticamente esa cifra. Esas medidas sanitarias también podrían mejorar el bienestar de las personas y ahorrar dinero a largo plazo. Para 2030, especialistas prevén entre 2.000 y 4.000 millones de dólares de costos adicionales en salud si no se toman medidas de adaptación ahora.Las soluciones pasan por una serie de acciones, desde la construcción de ciudades y sistemas sanitarios resistentes al clima, hasta el desarrollo de planes nacionales de acción contra el calor y protocolos de alerta temprana. Otras acciones garantizarían que los sistemas de protección social y de salud respondan a las perturbaciones relacionadas con el clima, mientras que las soluciones basadas en la naturaleza podrían aprovechar el poder protector natural de los ecosistemas para proteger a las comunidades del calor extremo o las mareas de tempestad.“A medida que se intensifican los impactos climáticos, los sistemas de salud deben adaptarse para proteger a las personas más vulnerables”, dijo Petra Khoury, Directora del Departamento de Salud y Cuidadosde la IFRC, en un evento especial de la COP29 organizado por la Alianza para la Acción Transformadora sobre el Clima y la Salud, un programa organizado por la OMS.“La red de la IFRC está en primera línea, construyendo sistemas de salud resilientes al clima a través de la movilización comunitaria”, dijo. “Las soluciones que abordan el triple nexo entre salud, clima y migración deben centrarse en la comunidad”.“Incorporar tanto a las comunidades de acogida como a las desplazadas en el proceso de toma de decisiones y en las soluciones es clave para mitigar el impacto de este nexo”.Entre otras cosas, la IFRC está trabajando para ampliar la vigilancia comunitaria de las enfermedades relacionadas con el clima, profundizar sus actuales esfuerzos de participación comunitaria y ampliar el alcance de su trabajo mediante el enfoque de "una salud".El enfoque "una salud" es una forma holística de mejorar la salud humana teniendo en cuenta la salud del entorno en el que viven las personas. Por ejemplo, si el ganado se vuelve vulnerable a las enfermedades por el calor o la falta de alimentos o agua, esto repercute en la salud humana. Hasta el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes que afectan a la especie humana, tienen su origen en los animales. La IFRC también está muy implicada en la vigilancia calle por calle, casa por casa, de enfermedades como el dengue, la malaria y el cólera, entre muchas otras. Pero el cambio climático exige mayores esfuerzos en la participación de la comunidad en el seguimiento, la prevención y la respuesta a las enfermedades.Para hacer todo esto, hay que invertir en todos los niveles, desde los presupuestos de los gobiernos nacionales hasta los bancos multilaterales de desarrollo, los fondos multilaterales para el clima, las instituciones de financiación de la salud, las agencias bilaterales de desarrollo y los actores del sector privado.Poner esto en práctica también significa integrar la acción por la salud y el calor como parte de un enfoque holístico de la acción de adaptación en los planes climáticos nacionales, así como mejorar la coordinación entre los gobiernos con las autoridades locales, los actores y las comunidades. Ya se han visto signos de progreso. En la COP28, el Marco de los EAU para la Resiliencia Climática Mundial reforzó las medidas de adaptación, mientras que 151 países firmaron la primera Declaración de la COP sobre el Clima y la Salud. Y cada vez hay más conciencia de la urgencia de abordar los efectos de las olas de calor en la salud. La IFRC siguió haciendo sonar la alarma organizando la primera Cumbre Mundial sobre el Calor Extremo y nuestro Día de Acción contra el Calor anual el 2 de junio. Los recientes y graves huracanes -a veces denominados "tormentas monstruosas"-, junto con una racha de graves inundaciones en amplias zonas de Europa, África occidental y central, las Américas y el Sudeste Asiático y Oceanía, también están poniendo de manifiesto la urgente necesidad de este tipo de inversión local. Estas inundaciones están desplazando a millones de personas, dejándolas sin acceso a agua potable y saneamiento. A menudo, las comunidades más afectadas también se enfrentan a un acceso limitado al agua potable, el saneamiento, la nutrición, la atención de la salud y la educación. Que la COP29 se considere finalmente un éxito dependerá de si se asumen compromisos para revertir estas realidades con inversiones reales en salud, preparación y alerta temprana que lleguen al ámbito local. «Si en la COP29 logramos avanzar en estos ámbitos, yo lo consideraría un éxito», concluyó Chapagain.Más información:Enfoque de la IFRC en materia de salud y cuidadoEnfoque de la IFRC ante la crisis climáticaIniciativa Alerta Temprana para Todos de la Organización Meteorológica MundialPágina de Alertas tempranas para todas las personas de la IFRC

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Para aumentar la resiliencia ante los desastres climáticos, la naturaleza está en el centro de las soluciones

República Dominicana es un país con una biodiversidad única. Sus numerosos ecosistemas terrestres, costeros y marinos se caracterizan por un alto porcentaje de especies de plantas y animales que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.Esta biodiversidad es esencial para que la isla disponga de casi todo lo necesario para la vida: alimentos, aire limpio, agua en cantidad y calidad suficientes, suelos sanos y barreras naturales que protegen a la población de los desastres. Estos recursos son vitales en un país altamente vulnerable a los desastres relacionados con el clima. "República Dominicana es uno de los países que más siente los impactos del cambio climático" comenta Ángel Ortiz, punto focal de clima y ambiente de la Cruz Roja Dominicana. "Sus impactos están reduciendo el acceso a agua limpia, aumentando las inundaciones, produciendo sequías más prolongadas y reduciendo los ingresos de las comunidades".A medida que los ecosistemas se degradan, la biodiversidad disminuye y las comunidades se vuelven más vulnerables a desastres relacionados con el clima, que afectan su bienestar y amenazan sus fuentes de ingreso.“Una de las principales amenazas es la deforestación y la caza irracional de peces y flamencos”, afirma Betania Luisa Guevara, vecina de El Cajuil, un pueblo cercano a la Laguna de Oviedo. “Otro gran problema es la falta de agua, la sequía. Aquí, al ser un lugar árido, llueve muy poco y no tenemos tuberías para acceder al agua potable”. Se estima que la República Dominicana ha sufrido una disminución de hasta el 50% de los niveles de lluvia promedio en los últimos 60 años. Esto viene acompañado de una reducción significativa de sus bosques y una exposición recurrente a huracanes y tormentas. “Cuando llueve mucho, al subir el río, se desborda e inunda la comunidad porque no hay drenaje para que el agua salga”, dice Ana María Frómeta, de la comunidad de Acapulco en Río San Juan. “Cuando el mar no está bravo, el agua sale inmediatamente. Pero si el mar está bravo, el agua se queda porque las dos chocan y no hay salida”. A pesar de las amenazas y los riesgos, estas comunidades sueñan con un futuro en el que las comunidades se fortalezcan protegiendo la naturaleza. La naturaleza, a su vez, estaría entonces lo suficientemente sana para protegerles también.La biodiversidad, el cambio climático y la Cruz Roja están interconectadas.La Cruz Roja forma parte de las comunidades, por lo que conoce de primera mano la relación entre las comunidades y sus ecosistemas. Por ello, la Cruz Roja Dominicana, la IFRC y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) están trabajando con tres comunidades (El Cajuil, en la provincia de Pedernales; Hato de Mana, en la provincia de La Altagracia; y Acapulco, en la provincia de María Trinidad Sánchez) para identificar las oportunidades que ofrece la naturaleza para mejorar su bienestar y reducir su vulnerabilidad.“En estos tres sitios hemos aplicado diagnósticos comunitarios para poder escuchar a la comunidad e identificar cuáles son las preocupaciones y posibles soluciones para abordar estas problemáticas”, explica Lilian Ayala, Oficial Senior de Acción Climática y Resiliencia Comunitaria de la IFRC.En El Cajuil, por ejemplo, una de las principales preocupaciones de la comunidad es la pérdida del ecosistema de la laguna de Oviedo, la principal atracción turística de la zona, su mayor reservorio de pesca y, por tanto, su principal fuente de ingresos. Esa laguna hipersalina está amenazada por la contaminación, la destrucción de manglares y la sobreexplotación pesquera.La Cruz Roja está actuando sobre esa realidad, al implementar, entre otras medidas, soluciones basadas en la naturaleza (SBN). Las SBN son acciones que ayudan a las comunidades a reducir los riesgos de desastres, adaptarse al cambio climático y generar recursos económicos. A la vez que protegen, restauran y gestionan de forma sostenible los ecosistemas.En el caso del Cajuil, la recuperación y preservación del bosque manglar, la gestión de desechos, los huertos familiares y la recuperación de las especies de la laguna le permitirían a la comunidad seguir viviendo del uso sostenible de la laguna y reducir el impacto de las inundaciones, gracias a la barrera protectora que crean los manglares.¿Cómo sería una comunidad que construye su resiliencia apostando por las soluciones basadas en la naturaleza?“Mi comunidad soñada sería una donde la relación que tendríamos con la naturaleza sería una hermandad, una ayuda mutua”, imagina Betania Luisa Guevara.“Nosotros aportando en la preservación de la naturaleza, y ella brindándonos su sombra, los frutos, los peces. Sería un lugar donde toda la gente esté capacitada para combatir la deforestación, hacer un buen manejo de la basura, racionalizar el agua y cuidar la naturaleza”“Sería una comunidad con fuentes de empleo sostenibles; en el sector turístico nos capacitaríamos al 100 por ciento para brindar un mejor servicio. Y tendríamos excelentes condiciones en educación y en salud”, concluye.Por su parte, Ana María, visualiza a Acapulco como una comunidad limpia, con manglares completamente restaurados que actuarían como barreras naturales contra el mar. Además, tendrían sistemas de drenaje que evitarían el desbordamiento de los ríos.El futuro que soñamos se construye en colectivoEl camino hacia un futuro sostenible y resiliente está claro: solo a través de la colaboración entre las comunidades, autoridades locales, instituciones públicas y los equipos locales de la Cruz Roja, podremos conservar la biodiversidad y mantener las comunidades y sus medios de vida a salvo ante los desafíos del cambio climático.-Esta iniciativa forma parte del Programa Global de Resiliencia Climática. En total, 23 Sociedades Nacionales forman parte de este proyecto en la región de las Américas.

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Nota de prensa

Los Estados deben abordar el impacto humanitario de la pérdida de biodiversidad reduciendo el riesgo de desastres y fortaleciendo la resiliencia

Bogotá, Ginebra - 21 de octubre de 2024.Al inicio de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP16), la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) exhorta a los Estados parte del Convenio a abordar la interrelación entre la degradación ambiental, el cambio climático, los desastres y los impactos que éstos causan en las personas, la naturaleza y el patrimonio cultural. Todo ello contribuirá a alcanzar los objetivos del Marco Global de Biodiversidad (MGB)."La pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación deben ser entendidas también como crisis humanitarias. Estas tres crisis aumentan el riesgo de escasez de agua y alimentos, epidemias y pandemias, desastres más frecuentes e intensos, así como la migración y el desplazamiento forzado” dijo Martha Keays, Directora Regional de la IFRC para América. “Llamamos a los gobiernos locales y nacionales, a la sociedad civil y a todos los participantes en la COP16 para que se incrementen los compromisos técnicos y financieros en la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático.”Dos metas específicas del MGB son fundamentales para evitar una situación en la que, para 2050, 200 millones de personas requieran ayuda humanitaria internacional cada año como resultado de una combinación de desastres relacionados con el clima, la degradación del medio ambiente y los impactos socioeconómicos resultantes. La «meta 8» pretende aumentar la resiliencia climática de los ecosistemas y los medios de vida mediante la mitigación, la adaptación y la reducción del riesgo de catástrofes, o soluciones basadas en la naturaleza. La "meta 11" pretende restaurar, conservar y mejorar la contribución de la naturaleza al bienestar humano."Es crucial acelerar la acción conjunta para salvar la naturaleza y salvar vidas. La experiencia de la Cruz Roja y su rol clave en la reducción del riesgo de desastres, la adaptación y el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades puede apoyar directamente los esfuerzos para proteger, restaurar y utilizar de manera sostenible la biodiversidad”, explicó Keays.Los equipos locales de la Cruz Roja en toda América ya están aplicando medidas como la protección de los manglares para reducir el impacto de las inundaciones, la restauración de los arrecifes de coral, la reforestación de bosques y cuencas hidrográficas y la protección de las fuentes de agua. Estas soluciones basadas en la naturaleza se complementan con sistemas de acción temprana, anticipación basada en pronósticos y protocolos de acción temprana que permiten a la red de la IFRC proteger a las personas y la naturaleza antes de que se produzcan los desastres. Los ejemplos de este trabajo incluyen: El trabajo de la Cruz Roja Argentina en apoyo a la restauración de más de 25.000 hectáreas de vegetación natural tras los destructivos incendios de la provincia de Corrientes en 2022.El desarrollo por parte de la Cruz Roja Mexicana de una medición participativa y localizada de la resiliencia que considera y destaca la interconexión entre sistemas y sectores, facilitando el análisis y la acción colectiva a través de los capitales físico, humano, social, financiero y natural.El apoyo de la Cruz Roja Canadiense a varias organizaciones indígenas en la restauración de sus tierras tras los desastres para aumentar la resiliencia.La colaboración de cruzrojistas canadienses con la Cruz Roja de Belice para apoyar a comunidades locales en la restauración de su cultura y sus bosques y en el aumento de la resiliencia al cambio climático mediante la plantación de árboles de Nuez Maya.El trabajo de la Cruz Roja Hondureña y la Cruz Roja Suiza para ayudar a reducir los riesgos de desastres combinando la bioingeniería del suelo y la reforestación para reducir el riesgo de deslizamientos con actividades de agroecología para ayudar a recuperar zonas productivas, aumentar la seguridad alimentaria y ofrecer oportunidades económicas.En Colombia, República Dominicana, Jamaica y Granada, la acción de la Cruz Roja para promover la gestión sostenible y la restauración de los ecosistemas de manglares para reforzar la resiliencia ante inundaciones, reduciendo los riesgos de desastre y contribuyendo a la vez a conservar la biodiversidad.“Instamos a los Estados a integrar las estrategias de conservación de la biodiversidad y las iniciativas de desarrollo sostenible en la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático”, dijo la Dra. Judith Carvajal de Álvarez, Presidente Nacional de la Cruz Roja Colombiana."Como auxiliares de los poderes públicos la Cruz Roja puede apoyar a fortalecer la resiliencia de las comunidades, promoviendo el dialogo de saberes entre las comunidades biodiversas, y el conocimiento científico."La COP16 tendrá lugar en Cali, Colombia, del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024.Para mayor información por favor contacte a: [email protected] Colombia – Rafael Payares +573135644837 / Angie Rodríguez +573204314860En Panamá - Susana Arroyo Barrantes +50769993199En Ginebra – Tommaso Della Longa +41797084367 / Hannah Copeland +41762369109Nota al editor:En la actualidad, la IFRC está ampliando su trabajo sobre la adaptación dirigida a nivel local, la reducción del riesgo de desastres y el cambio climático en el marco de su Plataforma Global de Resiliencia Climática, apoyada por la ruta hacia la acción climática de la IFRC, que tiende un puente entre la financiación y el apoyo climático, humanitario, de desarrollo, privado e innovador para fortalecer la resiliencia de las comunidades y adaptarse a los riesgos relacionados con el clima. En las Américas, esta iniciativa incluye enfoques sobre Programación Climáticamente Inteligente, Sistemas de Alerta Temprana, Acción Anticipatoria y Soluciones Basadas en la Naturaleza en comunidades en condiciones de vulnerabilidad debido a los impactos del cambio climático. Este trabajo cuenta con el apoyo de la Cooperación Española, IRISH AID, USAID, y donantes del sector privado como la Fundación Z Zurich.Como líderes de la Carta sobre el Clima y el Medio Ambiente para las Organizaciones Humanitarias, la IFRC también se ha comprometido a reducir la huella medioambiental de sus operaciones y programas.

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Emergencia

Camerún: Inundaciones

Desde principios de agosto de 2024, las lluvias torrenciales han afectado gravemente a las regiones del extremo norte, oeste, noroeste y suroeste de Camerún, afectando a más de 360.000 personas y provocando múltiples muertes, pérdida de medios de subsistencia, viviendas, infraestructuras, instalaciones educativas, daños agrícolas y medioambientales, así como pérdidas de ganado. Este llamamiento ayudará a la Cruz Roja de Camerún a marcar una diferencia significativa para 99.100 personas afectadas por estas devastadoras inundaciones.

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Tecnología, educación y confianza: tres claves para construir la resiliencia comunitaria del hoy y del mañana.

Paraguay es un país conocido por su calor. En el verano, la temperatura puede llegar a los 45 Cº, pero con la crisis climática los termómetros pueden llegar a niveles inimaginados.En los últimos 40 años, las olas de calor en el país se han multiplicado por tres y en comunidades como Santa Ana y Barcelona II, en la ciudad de Asunción, esto supone mássequías e incendios que amenazan el bienestar de sus habitantes.A los extremos del verano, se suman los del invierno. Durante la época lluviosa esas mismas comunidades suelen quedar sumergidas por las inundaciones, lo que obliga a muchas familias a desplazarse temporalmente a otros barrios o zonas del país.“Acá estamos en la ribera del río Paraguay y, en ciertas épocas, hay bastantes inundaciones y mi comunidad y otras cercanas quedan totalmente bajo el agua”, comenta Domingo, vecino de Santa Ana. “Además, hay mucha gente que rellena el terreno con basuras y capas de tierra que se pueden convertir fácilmente en un foco de incendio”, añade.Aún en medio de la adversidad, estas comunidades sueñan con un futuro en el que la resiliencia climática no sea solo una meta, sino una forma de entender el desarrollo y organizar la vida de barrios, comunidades y países enteros.Este sueño, aunque parece ambicioso, puede ser posible gracias a iniciativas como la que Cruz Roja Paraguaya, IFRC e Irish Aid impulsan en Paraguay. Expandiendo la Alerta Temprana y Acción Temprana es un proyecto que busca fortalecer las capacidades de las comunidades para prepararse y responder ante desastres, promoviendo laresiliencia climática a largo plazo.Pero, ¿cómo lucirían Santa Ana y Barcelona II si fueran comunidades 100% resilientes a la crisis climática?En el futuro ideal, las personas en estos dos lugares no estarían exentas a los efectos de los desastres, pero contarían con herramientaspara anticiparlos, actuar de forma rápida y poner a salvo su vida, la de sus seres queridos y los bienes necesarios para continuar con sus actividades tras el desastre. “El sistema de alerta temprana modificará significativamente las capacidades de las comunidades para dar respuesta a diferentes desastres: inundaciones, sequías, tormentas, o epidemias; yesto es fundamental para generar lazos de interacción en las diferentes comunidades”, menciona Héctor Guex, Director de Programas y Operaciones de la Cruz Roja Paraguaya.El camino hacia ese futuro resiliente ya está en marcha. Según Guex, la estrategia propuesta por la Cruz Roja Paraguaya se basa en tres componentes: la incorporación de tecnología, la educación; y la generación de confianza a través de mecanismos de participación comunitaria. Tecnología y Educación: Pilares de la PreparaciónEn una comunidad resiliente, utilizar herramientas tecnológicas y asegurar que sean accesibles permitiría que toda la comunidad reciba información en tiempo real, a través de los canales de su preferencia.“Para construir el sistema de alerta temprana hemos identificado qué canales de comunicación usan las personas, y de qué fuentes reciben o podrían recibir información sobre desastres relacionados al clima que puedan afectar a toda la comunidad”, explica Jorge Olmedo, voluntario de la Cruz Roja Paraguaya.“Por ejemplo, en el barrio Divino Niño hay una radio comunitaria que funciona como el medio oficial para alertar a la comunidad en caso de desastre”.La educación también juega un rol central en la ruta hacia la resiliencia climática. En el futuro que soñamos la formación en primeros auxilios y prevención de incendiostransformaría a la población en agentes de su propio resguardo.Confianza y participación comunitariaPara llegar a este futuro resiliente, la colaboración entre la Cruz Roja y las comunidadeses clave paragenerar lazos de confianza y responsabilidad compartida.“Con las personas voluntarias de la Cruz Roja, el primer trabajo que hicimos fue el reconocimiento de toda la zona, las familias, la infraestructura y también un conversatorio con toda la comunidad sobre cuáles son las preocupaciones y amenazas más frecuentes”, recuerda Domingo, vecino y líder comunitario de Santa Ana.Después de reunir esa información, la comunidad se está organizando en comités a los que la Cruz Roja asesora sobre cómo alertar y prepararse para responder a la llegada de un posible desastre. Esta cohesión no solo mejora la acción temprana,también promuevela colaboración y el bienestar general.“Nosotros cada vez que llueve nos contamos todo en el chat grupal porque hay muchas casas en las que se vuelan los techos y entonces vamos a auxiliar a la familia con la tormenta. Cuando llueve ya estamos en alerta”, comenta Ruth, vecina de la comunidad Barcelona II.Hacer posible el cuidado de la salud y los sueños del futuroConvertir en realidad los futuros resilientes que imagina la población de Santa Ana y Barcelona II es una tarea que ninguna comunidad, ninguna organización y ningún país pueden llevar adelante por su cuenta. Consciente de esto, la Cruz Roja Paraguaya y varias instituciones públicas co-organizan una plataforma nacional de diálogo multisectorial sobre alerta temprana y acción temprana, conformada porla sociedad civil, el sector humanitario, la academia y la comunidad científica; y otras organizaciones que trabajan en la gestión de riesgos de desastres a nivel local o nacional.Este espacio impulsa el conocimiento de los riesgos de desastre, la detección, observación, seguimiento, análisis y previsión; la difusión y comunicación de las alertas y el fortalecimiento de las capacidades de preparación y de respuesta ante emergencias.“La crisis climática está echando huellas en nuestras vidas y es un desafío que trasciende generaciones”, concluye el Director de Programas y Operaciones, Héctor Guex. “Tenemos que poner la vista y los esfuerzos en generar mejores condiciones para las futuras generaciones”.Conozca las iniciativas que impulsa la IFRC en materia de Alerta Temprana y Acción Temprana:Alerta temprana, acción tempranaAlertas tempranas para TodosPrograma Global de Resiliencia ClimáticaHub de Anticipación

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Temporada de inundaciones: "Fue aterrador", pero el voluntariado de la Media Luna Roja lo arriesgó todo para salvar vidas y ayudar a la gente a recuperarse.

El pueblo de Devipur, en Noakhali, un extenso distrito de la región del delta sur de Bangladesh, fue una de las zonas más afectadas cuando las inundaciones arrasaron la zona a finales de agosto. Todo el pueblo desapareció bajo el agua, y miles de personas se enfrentaron a la aterradora realidad de morir ahogadas.La filial de la Media Luna Roja de Noakhali entró inmediatamente en acción."Una vez que activamos la línea directa, las llamadas no cesaron. Recibíamos entre 10 y 12 llamadas por minuto, la mayoría de rescate", cuenta Nusrat Jahan Nishi, una joven voluntaria. Su equipo trabajó sin descanso, rescatando a cientos de personas y poniéndolas a salvo en la escuela primaria de Devipur, convertida en refugio.Estar en el refugio no era nada cómodo. Las familias, desde personas mayores hasta niñas y niños pequeños, vivían hacinadas, a menudo dormían en los bancos de la escuela y cocinaban en condiciones inseguras.Agua por todos lados, pero nada para beberSin agua potable ni inodoros, mantenerse saludable se convirtió en una lucha. Muchas familias no encontraban alimentos suficientes, especialmente para la niñez y la población audlta mayor, y los residuos empezaron a amontonarse, creando un entorno inseguro.Para aliviar su sufrimiento, personas voluntarias de la Media Luna Roja distribuyeron alimentos secos y cocinados junto con agua potable. También se enviaron equipos médicos para brindar asistencia y reducir los crecientes riesgos para la salud."En realidad, las personas que tienen hijos o maridos pueden arreglárselas más fácilmente con la comida aquí", explicó Tahera, destacando las dificultades que afrontan las mujeres para vivir y obtener alimentos en el refugio.Todo empezó el 20 de agosto de 2024, tras unas lluvias torrenciales en la India. En 24 horas, las zonas bajas de los distritos de Feni, Noakhali, Cumilla y Lakshmipur, en el este y sureste de Bangladesh, quedaron bajo el agua.Al día siguiente, el 90% de Feni y Noakhali estaban sumergidas y la Media Luna Roja de Bangladesh en Noakhali estableció rápidamente una sala de control y una línea de emergencia para organizar las labores de rescate.Inicialmente, el plan era rescatar a las personas voluntarias afectadas por las inundaciones y a sus familias, pero la situación era mucho peor de lo esperado. Personal voluntario y antiguos miembros de la juventud de todo el distrito se unieron, con la determinación de ayudar."Tomar decisiones en aquellas primeras horas fue lo más difícil», recuerda Farhana Haider Meem, Jefa de Juventud de la Unidad de Noakhali. "No teníamos ni idea de cómo gestionar tan rápidamente una emergencia tan masiva".Zobaer Hosen, uno de los primeros miembros jóvenes del equipo de rescate de Noakhali, afirma que se enfrentaron a enormes retos. "No teníamos suficiente equipo, ni barcos, ni nada en realidad. Pasé tres o cuatro noches sin dormir", cuenta Zobaer. "Nos quedábamos en la oficina de la unidad, pero cada vez que me dormía, me despertaba pensando que estaba sonando el teléfono".A pesar de las noches sin dormir y la falta de recursos, Zobaer y su equipo no se detuvieron."Fue aterrador"La unidad de Feni lo tuvo aún más difícil. Sabían que muchas familias estaban atrapadas en las peligrosas aguas de la inundación y no disponían del equipo de rescate adecuado. Salieron a ayudar a pesar de ello, pero por desgracia subestimaron gravemente las aguas y se quedaron atrapados también.Pasaron 36 horas atrapados, sin comida ni agua. Finalmente, cuando las aguas bajaron un poco, nadaron hasta ponerse a salvo utilizando cañas de bambú. Afortunadamente, las 23 personas voluntarias están sanos y salvos."Pasamos todo el día en el tejado de una casa de una planta, usando los cascos para coger agua para beber. Fue aterrador", cuenta Labib, de la Juventud de la Media Luna Roja en la unidad de Feni. "Después de aguantar ese día, por fin conseguimos volver al mercado cercano, donde encontré a mi padre, que había estado tan preocupado por mí".Magnitud inesperadaEl voluntariado de Feni se enfrentó a dos grandes retos. En primer lugar, no había mucha coordinación entre todas las organizaciones de rescate de la zona, ya que nadie había sufrido una inundación de esta magnitud. Otro desafío era la falta de equipos de rescate adecuados. La unidad de Feni fue el primer grupo de rescate que llegó para ayudar en las zonas más afectadas. Por desgracia, aún no había embarcaciones de rescate disponibles.Una vez más, como ninguno de los distritos afectados había sufrido inundaciones de esta magnitud en décadas, no había equipos ni embarcaciones preabastecidos para una respuesta inmediata al desastre.Muchas de las perosnas voluntarias de los distritos afectados insistieron en que, debido a estas inundaciones, había que abordar ahora estos problemas para prepararse mejor ante futuras catástrofes.Las inundaciones también afectaron a la población de las remotas colinas de Khagrachari, lejos de las zonas bajas donde se centraron las inundaciones, gente como Natun Kumar Chakma, un agricultor que también sufrió los devastadores efectos de las inundaciones."Mis campos siguen bajo el agua, y todas las cosechas se han perdido", dijo.Equipos voluntarios de la Media Luna Roja se desplazaron a estas remotas zonas montañosas, donde viven algunas de las minorías étnicas de la región, para suministrar alimentos de emergencia y prestar apoyo.Manos amigasUna vez que las aguas bajaron, los equipos de la Media Luna Roja de Bangladesh viajaron con un miembro del Equipo Nacional de Respuesta a Desastres a la aldea sumergida de Suborno Char, Noakhali, donde desinfectaron pozos tubulares para suministrar agua potable a la comunidad.Uno de los pozos que desinfectaron pertenecía a Halima. Ella y sus tres hijos se quedaron en su casa inundada mientras el agua hacía estragos fuera."No tengo ayuda, ni familia, así que pensé que era mejor quedarme que ir al refugio", explicó. Su marido, jornalero, se quedó sin trabajo a causa de la inundación. Durante casi una semana, la familia sobrevivió con comida seca. Gracias a la Media Luna Roja, ahora tienen agua potable y la familia de Halima recibirá más ayuda para reconstruir su vida.La Media Luna Roja de Bangladesh desplegó en Feni equipos médicos del Hospital de la Sagrada Familia (un hospital de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh) que incluían personal médico, paramédico y suministros de emergencia."La gente venía con todo tipo de problemas de salud: sarpullidos, infecciones, resfriados y diarrea", explica Fatema Akter, miembro del Equipo de Juventud de la Media Luna Roja de Feni. Estos equipos médicos fueron cruciales para prevenir la propagación de enfermedades tras el desastre.Las inundaciones no sólo afectaron a la salud física. El trauma de perder el hogar, los medios de subsistencia y la seguridad también tuvo un costo mental. Las y los voluntarios, formados en primeros auxilios psicológicos, escucharon y consolaron a la gente mientras atravesaban el miedo y la incertidumbre.Adrita Tabassum Ome, voluntaria de Juventud de la Cruz Roja de Feni, trabajó durante cinco días ofreciendo apoyo en salud mental. "Me centré en escuchar a las mujeres, las ancianas y a la niñez, mientras mi compañero de equipo apoyaba a los hombres", dijo. Este equipo voluntario desempeñó un papel crucial ayudando a la gente a controlar el estrés y la ansiedad durante el desastre.Más de 14 millones de personas se han visto afectadas por las inundaciones que desde junio azotan Bangladesh en las regiones del norte, noreste y sureste, desplazando a millones de personas y causando daños generalizados. En septiembre, la IFRC lanzó un llamamiento de emergencia solicitando 7,5 millones de francos suizos para apoyar los esfuerzos de recuperación de la Media Luna Roja de Bangladesh.Mientras prosiguen las operaciones, la Media Luna Roja está seleccionando y dando prioridad a las comunidades más afectadas, con el objetivo de llegar a 400.000 personas con apoyo para refugios seguros, seguridad alimentaria, recuperación de medios de subsistencia y servicios de salud, así como apoyo en materia de agua, saneamiento e higiene.Este artículo fue redactado por Nahidul Islam y Al-Shahriar Rupam y editado por Rachel Punitha, oficial superior de comunicaciones de la IFRC. Fotos de Al-Shahriar Rupam y Mustakim Billah Muhit.Ver más fotos e historias impactantes sobre las inundaciones en Feni y Noakhali.Ver el llamamiento de emergencia de la IFRC para donaciones que ayuden a la recuperación en Bangladesh.

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Myanmar: Tifón Yagi

Los fuertes vientos y las lluvias torrenciales del tifón Yagi provocaron graves inundaciones y deslizamientos de tierras en todo Myanmar, afectando a más de 60 municipios en nueve estados y regiones, con un número estimado de 631.000 personas afectadas, 320.000 desplazadas y cerca de 200 víctimas mortales.El objetivo de este llamamiento de emergencia es proporcionar ayuda inmediata y asistencia para la recuperación temprana a los hogares más gravemente afectados en las nueve zonas afectadas.

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Emergencia

Nigeria: Inundaciones

Nigeria se enfrenta actualmente a devastadoras inundaciones que han afectado a múltiples estados. Las inundaciones han arrasado pueblos y asentamientos enteros, especialmente en las zonas rurales y de la periferia urbana, donde las casas eran en su mayoría de barro, bambú y otros materiales incapaces de resistir las inundaciones. La magnitud de la destrucción no tiene precedentes y empeora aún más la ya difícil situación económica del país. A través de este llamamiento de emergencia, la IFRC y sus miembros se proponen atender las necesidades urgentes de 400.000 personas mediante intervenciones en las áreas de salud, agua, saneamiento e higiene, refugio y dinero en efectivo para múltiples fines.

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Emergencia

Níger: Inundaciones

Las fuertes y persistentes lluvias registradas desde julio se han cobrado la vida de más de 300 personas, han destruido más de 95 mil viviendas y han arrasado miles de hectáreas de cultivos y ganado. Las precarias condiciones socioeconómicas del país agravan también la vulnerabilidad de su población, en particular la que vive en campos de personas refugiadas, barrios periféricos, zonas propensas a las inundaciones y zonas urbanas densamente pobladas.A través de este llamamiento de emergencia, la IFRC y sus miembros se proponen atender las necesidades urgentes de 250.000 personas en 5 regiones mediante intervenciones en las áreas de salud, agua, saneamiento e higiene, refugio y seguridad alimentaria.

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Zimbabue: un proyecto hídrico ofrece un jardín de esperanza en una región devastada por la sequía

Patience Makuya, de 37 años y madre de siete, es una de las muchas mujeres que se han llevado la peor parte de una sequía devastadora que ha convertido campos antes fértiles en extensiones estériles.Desencadenada por el fenómeno meteorológico de El Niño, la sequía ha asolado el sur de África, dejando a millones de personas frente a la inseguridad alimentaria y la escasez de agua.En Mwenezi, provincia de Masvingo, un distrito famoso por sus lluvias irregulares y sus altas temperaturas, el impacto ha sido especialmente grave. Aquí, más del 80% de la región ha recibido precipitaciones por debajo de la media, lo que ha provocado la pérdida generalizada de las cosechas y ha agravado la crisis del hambre.Para mujeres como Patience, la lucha diaria por la supervivencia se ha convertido en una dura realidad, aunque un sistema de riego y un huerto recién creados están aliviando la presión de muchas familias. "Antes de este sistema de agua corriente y el huerto, solíamos hacer largos viajes para buscar agua y dejábamos a nuestras hijas e hijos todo el día con hambre", recuerda Patience. "No teníamos verduras que darles para comer con sadza (harina de maíz), así que comprábamos azúcar para que comieran con la sadza".Esta sombría realidad es compartida por mucha gente en Mwenezi, donde la sequía ha llevado la inseguridad alimentaria a niveles alarmantes, con casi la mitad de la población luchando contra el hambre severa.Un conducto de esperanzaLa Cruz Roja de Zimbabue, consciente de las necesidades acuciantes de Mwenezi ha puesto en marcha varios proyectos destinados a salvar vidas y mitigar los efectos de la sequía, con el apoyo de la IFRC.Uno de esos proyectos es el Sistema de distribución de agua por tubería de Gudomutovhoti, una red de tuberías de 2 km puesta en servicio en mayo de 2024, que ha llevado el agua que tanto necesitaba el distrito, transformando vidas en el proceso.La red de tuberías alimenta el huerto nutricional de 1,5 hectáreas, donde Patience y muchas otras mujeres de 100 hogares cuidan diligentemente las parcelas que les han sido asignadas.Para Patience y las mujeres de la comunidad de Gudomutovhoti, en el distrito 14, bajo el mando del jefe Neshuro, el sistema de agua corriente ha sido casi un milagro. En una región propensa a la irregularidad de las lluvias y a los problemas hídricos, especialmente ante el cambio climático, el plan no sólo ha reducido la ardua tarea de ir a buscar agua, sino que también ha proporcionado los medios para mantener a sus familias.Gracias a la creación de un huerto nutricional, Patience y otras mujeres de la comunidad pueden ahora cultivar verduras y legumbres, que constituyen una fuente vital de nutrición. "Ahora nuestras niñas y niños se alimentan mejor gracias a este huerto", dice Patience. "Podemos cocinar espinacas de nuestro huerto y alimentar a nuestras familias". El huerto nutricional también ha fomentado un sentimiento de autosuficiencia entre las mujeres, que han asumido la propiedad de sus parcelas y ahora son capaces de mantener a sus familias, a pesar de las duras condiciones."Muchas personas de la comunidad se mostraban escépticas y se reían de nosotras por participar en el proyecto, pero ahora vienen a pedirnos verduras para comer de nuestros huertos y vendemos para recaudar dinero con el que pagar las tasas escolares o comprar cereales para evitar el hambre en esta sequía", nos cuenta Patience.Desafíos aún pendientesAunque el sistema de agua potable y el huerto nutricional han proporcionado un alivio muy necesario, los retos a los que se enfrenta Mwenezi están lejos de haber terminado. La sequía sigue estrechando sus garras, exacerbando la inseguridad alimentaria y provocando una serie de problemas sociales, como la violencia de género, los matrimonios infantiles y el abandono escolar."La sequía ha agravado estos problemas", afirma Abigail Murwira, responsable de género del Ministerio de Asuntos de la Mujer y Desarrollo Comunitario y de la Pequeña y Mediana Empresa del distrito. "Las parejas discuten más cuando faltan alimentos, y muchas niñas abandonan la escuela para casarse mientras sus familias buscan formas de ganarse la vida".La sequía se ha cobrado un alto costo entre quienes se dedican a la ganadería, con la muerte de muchos animales por falta de agua y pastos. La estación de agua de Gudomutovhoti está proporcionando un alivio crítico, suministrando el agua que tanto necesitan los pastores y su ganado, aliviando el duro impacto de la sequía.La evaluación de las necesidades de la Cruz Roja de Zimbabue en Mwenezi, apoyada por la IFRC, subraya la urgente necesidad de ampliar la respuesta, como se pide en el actual llamamiento de emergencia de la IFRC para los países afectados por la sequía y la inseguridad alimentaria en África. Sin apoyo adicional, millones de personas en Zimbabue y en toda la región se enfrentarán a niveles cada vez peores de inseguridad alimentaria aguda, malnutrición y escasez de agua.La historia de Patience Makuya es un duro recordatorio del costo humano del cambio climático y de la necesidad crítica de esfuerzos humanitarios sostenidos. Si bien la Cruz Roja de Zimbabue y la IFRC han dado pasos significativos para aliviar el sufrimiento inmediato en Mwenezi, y la resistencia de personas como Patience es inspiradora, estos hechos no deben ser vistos como un sustituto del apoyo que tan desesperadamente necesitan.Por Rumbidzai Nenzou, Oficial de Comunicación de la IFRC

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Lesotho: Sequía

Lesotho se enfrenta a una grave crisis de seguridad alimentaria, agravada por el fenómeno meteorológico de El Niño, que está interrumpiendo la importante temporada de siembra y las lluvias del verano 2024/25. Las persistentes malas cosechas, la disminución en la producción de alimentos, la escasez de agua y la subida desmedida de los precios de los alimentos han afectado gravemente a la producción agrícola del país, donde el 41% de los hogares rurales se ven ahora obligados a gastar más de la mitad de sus ingresos sólo para llevar comida a la mesa. A través de este llamamiento de emergencia, la Cruz Roja de Lesotho ayudará a 87.381 personas (17.473 hogares) que se enfrentan a los niveles más graves de inseguridad alimentaria a mantener sus medios de subsistencia, aumentar su resiliencia y recuperarse de la actual crisis alimentaria.

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Namibia: Sequía

Durante la última década, Namibia se ha enfrentado a una prolongada sequía, que se ha visto agravada por el actual fenómeno de El Niño en el centro y este del Océano Pacífico. Las condiciones de El Niño han provocado que la mayor parte del país experimente precipitaciones por debajo de lo normal entre octubre de 2023 y abril de 2024, lo que ha llevado a que más de 1,4 millones de personas experimenten altos niveles de inseguridad alimentaria aguda y necesiten ayuda urgente para hacer frente a la escasez de alimentos y proteger sus medios de subsistencia.

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Emergencia

Bangladesh: Inundaciones

Bangladesh ha sufrido graves inundaciones debido a las fuertes lluvias provocadas por una activa estación monzónica. Más de 14,6 millones de personas se han visto afectadas en el sureste, noreste y norte del país, con 71 víctimas mortales registradas hasta el 3 de septiembre sólo en la región sureste.A través de este llamamiento, la Media Luna Roja de Bangladesh prestará asistencia humanitaria mediante intervenciones de agua, saneamiento e higiene, refugio, seguridad alimentaria, medios de subsistencia y salud en los ocho distritos más afectados.

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Emergencia

Yemen: Inundaciones

Las fuertes lluvias han causado destrucción y desplazamientos en Yemen, agravando una situación humanitaria ya de por sí grave. Este llamamiento de emergencia tiene como objetivo proporcionar ayuda a las personas más afectadas por las inundaciones. La ayuda se centrará en las personas cuyos hogares y refugios temporales han quedado total o parcialmente destruidos, las personas cuyos medios de subsistencia se han visto afectados, las que necesitan servicios de agua, saneamiento e higiene (WASH,) y de salud, y las que corren el riesgo de verse expuestas al impacto de nuevas inundaciones previstas. Por favor, haga su donación ahora y únase a nosotros para marcar una diferencia significativa para las 600.000 personas apoyadas por la Media Luna Roja de Yemen en esta respuesta.

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"Estaremos allí para apoyarles": En las comunidades más vulnerables a las tormentas, el voluntariado asume el reto.

En los campos de Cox's Bazar, en Bangladesh, donde los ciclones suponen una amenaza constante, un grupo extraordinario de personas se convierte en el héroe anónimo de la Preparación y respuesta ante desastres.Unas 3.300 personas voluntarias de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja son la base de la preparación comunitaria y la intervención de emergencia en los campamentos.Dil Mohammed, de 46 años, es uno de ellos. "La gente sabe que estaremos a su lado si nos necesitan durante cualquier desastre", afirma.Tras recibir formación y preparación de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh y la IFRC, Dil Mohammed y sus compañeros voluntarios desempeñan un papel fundamental en la difusión de información de alerta temprana de ciclones y la facilitación de acciones anticipatorias para reducir las pérdidas y los daños sin precedentes que pueden ocasionar los ciclones.Las temporadas de ciclones en Bangladesh, que abarcan de abril a mayo y de octubre a noviembre, son periodos de máxima alerta. Desde 2018, estas voluntarias han recibido formación sobre preparación ante desastres y sobre el sistema de alerta temprana del campamento, así como material de seguridad y equipos de alerta temprana.Cuando se acercó el ciclón Mocha en mayo de 2023, por ejemplo, entraron en acción. Dil Mohammed recuerda su rápida respuesta: "Cuando se anunció la señal 1 del ciclón, recibimos inmediatamente la noticia y empezamos a enviar mensajes verbales a la gente que vivía en mi campamento. Tras recibir el anuncio de la señal de ciclón 4, izamos la bandera de señal de ciclón y difundimos la información de la señal a través de megáfonos por todo el campamento".Mientras que los hombres voluntarios se centraron en informar a la comunidad en general, sus compañeras desempeñaron un papel vital en la concienciación de las mujeres de la comunidad del campamento."Fuimos de puerta en puerta y tuvimos un impacto tremendo en nuestra comunidad, donde el 52% de la población son mujeres", dice Dil Kayas, una voluntaria del campo 8W.Minara, otra voluntaria del campo 7, afirma que "lo aprendido me ha permitido ayudar a la gente de mi comunidad cuando lo necesita".Junto con otras personas voluntarias, Minara ayuda a facilitar sesiones de concienciación a nivel de bloque, asegurándose de que incluso quienes no pudieron asistir a eventos a gran escala reciban información vital sobre la preparación para el ciclón.Minara también utilizó su formación en primeros auxilios para prestar asistencia inmediata a su sobrino herido, mostrando el impacto en el mundo real de las iniciativas de mejora de la capacidad dentro de los campamentos.Cuando la amenaza del ciclón se intensificó, el voluntariado redobló sus esfuerzos. Dil Mohammed explica: "Cuando oímos que se anunciaba la señal 8, izamos 3 banderas de señalización y empezamos a utilizar sirenas, megáfonos, micrófonos de mezquitas y todas las herramientas de comunicación disponibles para asegurarnos de que cada habitante del campamento supiera del peligro inminente".Reconociendo que las mujeres, la niñez, la población adulta mayor y las personas con discapacidad son los grupos más vulnerables durante los desastres, las personas voluntarias idearon un plan para garantizar su seguridad. Mantenían una lista de hogares con «personas extremadamente vulnerables» y, una vez izada la primera bandera, visitaban cada uno de esos hogares, tranquilizándoles y ofreciéndoles ayuda.En una ocasión, una mujer embarazada se acercó expresando su preocupación por la capacidad de su frágil refugio para resistir el ciclón. Las personas voluntarias, en coordinación con la dirección del lugar, organizaron su traslado al refugio de una familia cercana, dando prioridad a su seguridad y bienestar.Dil Kayas y Dil Mohammed prosiguieron sus esfuerzos, utilizando megáfonos para difundir información sobre las señales. Aconsejaron a los miembros de la comunidad que aseguraran sus refugios y protegieran los documentos importantes en bolsas de plástico.También destacaron la disponibilidad de refugios comunales para casos de emergencia. Como resultado de sus mensajes, la comunidad participó activamente en asegurar sus refugios, con las mujeres desempeñando un papel proactivo.Tras el paso del ciclón, pasaron rápidamente a ocuparse de las responsabilidades posteriores al ciclón, realizando evaluaciones para medir el alcance de los daños en sus respectivos campamentos e identificando a quienes necesitaban ayuda de emergencia. También se dedicaron a la exigente tarea de despejar carreteras y caminos, garantizando el acceso y la comunicación dentro de los campamentos."Tras la llegada a tierra del ciclón Mocha, empezamos a limpiar las carreteras de los bloques de los campamentos", cuenta Mahabu Alam, un joven voluntario del campamento 1W. "Los árboles estaban arrancados y los escombros esparcidos, dificultando la accesibilidad".Historias similares en otros asentamientosCox's Bazar no es el único lugar donde la población desplazada de Myanmar está marcando la diferencia en sus propias comunidades. En algunos casos, entre el voluntariado hay personas cuyas familias llegaron a Bangladesh desde Myanmar en años anteriores.En el asentamiento de Basan Char, Jafor Alam, voluntario de la Media Luna Roja de Bangladesh, lleva una bicicleta llena de herramientas para limpiar los escombros de los canales de agua. Si estos canales se bloquean durante las fuertes lluvias, el resultado puede ser una inundación repentina.Mientras tanto, personas voluntarias como Nur Hossain desempeñan un papel importante para garantizar el mantenimiento y la funcionalidad de la infraestructura esencial de los refugios. Capataz experimentado, Hossain ha trabajado en varios lugares de Chittagong, una de las ciudades más grandes del país.Además de mantener los refugios para garantizar su solidez y seguridad, organiza sesiones de sensibilización y resuelve los problemas que surgen en la comunidad bajo la dirección del equipo de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh.Muchas de estas personas también tienen una gran experiencia en sus campos. Abdul Hamid, que vive con su familia en Bhasan Char, se incorporó a la operación Bhasan Char de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh como voluntario de Agua, Saneamiento e Higiene (WASH) en 2021.Gracias a sus conocimientos técnicos y a su experiencia en iniciativas de biogás, se convirtió en voluntario de apoyo a la gestión del sitio, responsable del mantenimiento de los servicios de biogás en Bhasan Char.De este modo, Abdul Hamid desempeña un papel importante a la hora de garantizar el mantenimiento y la funcionalidad de la infraestructura esencial de biogás, contribuyendo significativamente a los esfuerzos de sostenibilidad de su comunidad.Con sus acciones, todas estas personas voluntarias no sólo protegen a sus vecinos, sino que también capacitan a sus comunidades para afrontar los ciclones y los peligros asociados a ellos con resiliencia y preparación.Historia escrita por Farhan Arafin KarimFotos: Humayra TasnimEditado por Al-Shahriar Rupam y Rachel Punitha

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Cambio climático: Convirtiendo las tormentas en "monstruos".

Nunca antes había surgido del Atlántico una tormenta de categoría 4 en junio, el primer mes de la temporada de huracanes del Atlántico, que dura seis meses. Es la primera vez que la región se ve expuesta tan temprano a un huracán cuyos vientos y lluvias torrenciales cuestan vidas y provocan daños tan generalizados.Las aguas extremadamente cálidas del Atlántico Sur actuaron como combustible para la tormenta, convirtiéndola rápidamente en un gran huracán. Más de 1,2 millones de personas se vieron afectadas en Barbados, Granada, Jamaica y San Vicente y las Granadinas, las islas más castigadas. Este tipo de tormentas tempranas podría anunciar un futuro de tormentas que se intensifican rápidamente, potencialmente destructivas, que dejarán a las comunidades poco tiempo para recuperarse entre desastres, según especialistas del clima y de la respuesta a huracanes.Pero, ¿qué significa el vínculo entre los huracanes y la crisis climática para las personas más afectadas? Susana Arroyo, Gerenta Regional de comunicación para las Américas de la IFRC, estuvo en la isla de Carriacou cuatro días después del paso de Beryl. Habló con tres familias que accedieron a compartir lo que vivieron y lo que sienten sobre el futuro, con cinco meses más de temporada de huracanes por delante."Esto no fue un huracán; fue algo más. El cambio climático ha convertido las tormentas en monstruos, yo solo quiero salir corriendo". - BeatrizBeatriz se jubiló el año pasado y, tras 30 años trabajando en Estados Unidos, decidió volver a Carriacou, su isla natal. Cuando se enteró de que se avecinaba una tormenta, no tuvo miedo: ya había pasado por eso antes. Se abasteció de agua, preparó su linterna, puso a salvo a sus animales y esperó.Beryl destruyó su casa, sus posesiones y los recuerdos de toda una vida. "Estoy demasiado triste para hablar de lo que estoy pasando, pero quiero que la gente sepa esto: el cambio climático ha convertido las tormentas en monstruos"."Yo soy fuerte, pero no estoy seguro de poder empezar de cero una y otra vez. El huracán Beryl se llevó mi tienda, mi casa, mi esperanza. Me desespera pensar que vendrán muchos más". - LeroyLeroy, su esposa y sus tres hijes tenían una tienda en Carriacou, donde vendían alimentos y comestibles a vecinos y turistas. En este lugar reconstruyó su vida después de que, en 2004, el huracán Iván destruyera por completo la casa y el negocio de su familia en Granada, la isla principal del archipiélago del país."Pensé que ya había tenido mi cuota de destrucción con Iván, pero no, aún tenía que lidiar con Beryl".Leroy dijo que no estaba preparado para enseñarme lo que quedaba de su casa y su negocio. Había estado allí una vez después del huracán, y fue tan desgarrador que no quería volver.Al final lo hará, me dijo. Y se recuperará y empezará de nuevo, pero le aterra pensar en la posibilidad de que otro huracán vuelva a arrasarlo todo. Sólo este año se prevén hasta 25 tormentas, de las cuales 13 podrían convertirse en huracanes, esperemos que no tan devastadores como Beryl."Nos estábamos recuperando de una sequía, ahora debemos recuperarnos del huracán Beryl. Estoy cansada de recuperarme de desastres, sólo quiero una vida segura para mí y mi familia". - AgnesEn la primera mitad de 2024, las altas temperaturas y la falta de lluvias provocaron olas de calor, incendios y una sequía que amenazó el suministro de agua de Granada. Justo cuando el país se recuperaba de los efectos a medio plazo de estas crisis, llegó el huracán Beryl."Necesitábamos lluvias moderadas y constantes, no fuertes, cortas y destructivas como Beryl", dijo Agnes, preguntándose cuántos desastres más tendrían que afrontar ella y sus niñes. El punto álgido de la temporada de lluvias es entre agosto y septiembre, pero también es cuando se producen las tormentas más frecuentes y destructivas. Agnes espera que, al menos este año, ninguna de ellas azote las islas de Granada.El camino hacia la recuperación será largo, pero el voluntariado y el personal local de la Cruz Roja ya están trabajando con las comunidades para proporcionar asistencia, protección y apoyo a la recuperación a las familias más afectadas a través de un llamamiento de emergencia que pretende llegar a 25.000 personas en cuatro de los países afectados: San Vicente y las Granadinas, Granada, Barbados y Jamaica.Además, el IFRC-DREF asignó 1,7 millones de francos suizos para apoyar los esfuerzos de respuesta al huracán Beryl.

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Huracán Beryl: Para las islas más afectadas, la preparación dio sus frutos con una rápida respuesta. Pero la recuperación se complica por los daños generalizados.

Mucho antes de que el huracán Beryl tocara tierra en las islas caribeñas de Jamaica, Granada y San Vicente y las Granadinas, el voluntariado de la Cruz Roja, las autoridades locales y la población habían trabajado duro para prepararse para lo peor.Anticipándose a los bloqueos de carreteras, los cortes de electricidad y la escasez de agua potable y alimentos, los equipos de la Cruz Roja estaban preparando paquetes de socorro y trasladando suministros lo más cerca posible de los lugares con más probabilidades de necesitarlos después de la tormenta.Cuando el huracán Beryl tocó tierra en Granada, San Vicente y las Granadinas y Barbados, estaba clasificado como huracán de categoría 4. Los fuertes vientos derribaron árboles y tendidos eléctricos. Los fuertes vientos derribaron árboles y tendidos eléctricos, arrancaron tejados enteros de las casas y, en algunos casos, volaron edificios completamente de sus cimientos.En las islas de Carriacou y Petite Martinique, más del 95% de las viviendas resultaron dañadas o destruidas, según las estimaciones oficiales. Las fotos aéreas mostraron grandes franjas de destrucción donde antes había barrios. La tormenta tampoco perdonó a las instalaciones sanitarias, los edificios aeroportuarios, las escuelas o las gasolineras.Cuando el huracán Beryl llegó a Jamaica, causó grandes daños en toda la isla. Las carreteras quedaron bloqueadas por árboles caídos, tendidos eléctricos derribados y deslizamientos de tierra, mientras que los cortes de electricidad y los daños estructurales en importantes instalaciones públicas dificultaron los esfuerzos de respuesta."Este es el huracán más fuerte que ha azotado Jamaica en casi 17 años, desde el huracán Dean en 2007", dijo Rhea Pierre, responsable de desastres de la IFRC para el Caribe de habla inglesa y neerlandesa.En todas las islas, las labores de socorro y rescate se complicaron por la persistencia del mal tiempo, los cortes de electricidad, los bloqueos de carreteras y los daños en las infraestructuras. En muchos casos, las zonas más afectadas también quedaron aisladas de los servicios básicos.Gracias a las alertas de tormenta, miles de personas se refugiaron en lugares seguros. Pero la tormenta también se cobró vidas. Las autoridades han confirmado hasta ahora al menos 15 muertes: cinco en Granada, cinco en San Vicente y las Granadinas, dos en Jamaica y tres en Venezuela. Pero la cifra podría aumentar a medida que continúe la evaluación.La preparación dio frutosA pesar de los daños, el trabajo previo dio sus frutos. Tras el paso del huracán, los equipos de personas voluntarias estaban listos para actuar, visitando las comunidades más afectadas y evaluando detalladamente las necesidades de la gente. Repartieron suministros, ofrecieron primeros auxilios y escucharon a las personas que se enfrentaban a sus pérdidas."Estamos distribuyendo lonas y bidones, así como cintas de limpieza y alimentos para las familias afectadas por el huracán", explica Zoyer John, voluntaria de la Cruz Roja de Granada, frente a una casa gravemente dañada."La mayor parte de los daños en nuestro estado triinsular se produjeron en las islas de Carriacou y Petite Martinique. Pero aquí en la isla principal, en el norte de la isla, mucha gente también se vio afectada".En Jamaica, el personal voluntario de la Cruz Roja también estuvo sobre el terreno realizando evaluaciones rápidas y distribuyendo suministros que habían preparado al principio de la temporada de huracanes. A medida que se acercaba el huracán, esas reservas se trasladaron a almacenes seguros cerca de los lugares donde se preveía que el impacto sería más fuerte.Todo este trabajo anticipado se vio reforzado por una asignación de 1,7 millones de francos suizos del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres de la IFRC (IFRC-DREF), basada en las necesidades previstas de las personas en la trayectoria de la tormenta. Este desembolso anticipado significó que las comunidades podían contar con ayuda de emergencia sin tener que esperar a la recaudación de fondos después de la tormenta.En los días posteriores al huracán, la IFRC también lanzó un llamamiento de emergencia de 4 millones de francos suizos para prestar asistencia humanitaria inmediata, protección y apoyo a la recuperación de las familias más afectadas. La operación prestará apoyo a 25.000 personas (5.000 hogares) durante un año.En los primeros días, la atención se centrará en la distribución de artículos de socorro y soluciones de refugio a corto plazo que cubran las necesidades inmediatas de las personas. Con el tiempo, sin embargo, el plan es llevar a cabo también intervenciones que ayuden a las personas a garantizar el acceso a un refugio digno y seguro -centrándose en reconstruir mejor-, así como el suministro de asistencia en efectivo y cupones para bienes específicos.También se prestarán distintos apoyos para restablecer los medios de subsistencia. Debido al impacto de la tormenta en las infraestructuras, muchas personas de las islas se han quedado sin ingresos. En Barbados, la industria pesquera y los pequeños empresarios de las costas meridionales se vieron muy afectados por las marejadas de la tormenta, que causaron daños generalizados.También se prevén intervenciones sanitarias para prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas. Las Sociedades Nacionales se centrarán en apoyar las necesidades de higiene de la población, así como de agua potable, principalmente mediante la entrega de equipos domésticos para el tratamiento del agua.Más tormentas por venirEn las mentes de todas las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de la región está el hecho de que la temporada de huracanes acaba de comenzar. Esta es una de las razones por las que el llamamiento de emergencia también apoya intervenciones destinadas a reducir la vulnerabilidad de las personas a futuros desastres y a mejorar la respuesta comunitaria a los desastres.Una semana después del paso del huracán Beryl, la población local debe intentar rehacer su vida y, al mismo tiempo, prepararse para lo que pueda venir después.Esta es la nueva realidad a la que se enfrentan las pequeñas naciones insulares del Caribe, ya que las temperaturas del agua más altas de lo normal en el sur del Atlántico y el Caribe actúan como combustible para las tormentas, haciendo que se intensifiquen rápidamente hasta convertirse en grandes huracanes. Esto da a las comunidades menos tiempo entre tormentas para recuperarse y prepararse."Este tipo de eventos ya no se producen una sola vez y esto demuestra la necesidad de que los actores locales lideren la preparación y la acción anticipatoria", añadió Rhea Pierre, responsable de desastres de la IFRC para el Caribe de habla inglesa y neerlandesa. "Estamos viendo ese tipo de preparación en acción ahora mismo".

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Aumentan las necesidades humanitarias tras el paso de Beryl, un huracán sin precedentes que abre una nueva realidad para el Caribe.

Ciudad de Panamá, Ginebra, 4 de julio de 2024 - El huracán Beryl, el más temprano en alcanzar la intensidad de categoría cinco en el Océano Atlántico, ha causado una devastación sin precedentes en todo el Caribe, haciendo su destructiva trayectoria a través de San Vicente y las Granadinas, Granada, Dominica, Barbados y Jamaica.Este huracán sin precedentes de principios de temporada muestra la nueva realidad de la crisis climática a la que se enfrentan las pequeñas naciones insulares del Caribe: es más probable que las tormentas se intensifiquen rápidamente y se hagan más fuertes, causando graves destrozos y dando a las comunidades menos tiempo para recuperarse entre choque y choque. Las temperaturas del agua más cálidas de lo normal en el sur del Atlántico y el Caribe están actuando como combustible para las tormentas, haciendo que se intensifiquen muy rápidamente y se conviertan en huracanes de gran intensidad -categoría tres o superior.En Jamaica, la Cruz Roja ya ha preposicionado suministros en todas sus filiales en previsión de una posible respuesta humanitaria. En San Vicente y las Granadinas, Granada, Dominica y Barbados, los equipos locales de la Cruz Roja ya están sobre el terreno prestando asistencia vital a pesar de las importantes dificultades para acceder a las zonas afectadas, la mayoría de las cuales están dispersas y aisladas."Ya se han enviado a las islas más afectadas kits de higiene, de limpieza, de herramientas, de cocina, lonas, mantas y mosquiteras para cubrir las necesidades inmediatas de la población afectada. En los próximos días tendremos una idea más clara del impacto total de Beryl en la salud física y mental de la población y en sus medios de subsistencia. No obstante, la rápida evaluación de los daños muestra que la devastación es masiva", señala Rhea Pierre, Directora de Desastres de la IFRC para el Caribe de habla inglesa y neerlandesa.La tormenta impactó primero en Barbados, causando graves daños en la costa sur y afectando significativamente a la industria pesquera, con más de 200 barcos pesqueros dañados o destruidos. En San Vicente y las Granadinas, el 90% de las infraestructuras han resultado dañadas, incluidas viviendas, carreteras y la terminal del aeropuerto de Union Island. Las comunicaciones con el sur de las Granadinas siguen interrumpidas y el acceso a los servicios básicos sigue siendo limitado.Mientras estaba en Granada, Beryl tocó tierra en Carriacou como huracán de categoría 4, dañando el 95% de las viviendas de Carriacou y Petite Martinique. Sigue vigente el estado de emergencia, con 3.000 personas en refugios. La Cruz Roja de Granada está distribuyendo artículos de primera necesidad y coordinando con las autoridades el restablecimiento de los servicios de comunicación y electricidad. En Dominica, la población necesita refugio tras verse obligada a trasladarse. La Cruz Roja de Dominica ha distribuido suministros de emergencia a las personas más afectadas, especialmente en la zona de Baytown."Gracias al despliegue de equipos comunitarios de respuesta a desastres y al posicionamiento previo de suministros, hemos podido responder rápidamente, pero sólo estamos en el segundo día de las secuelas de Beryl, y se necesitará más apoyo en las próximas semanas y meses. A partir de ahora, afrontaremos dos retos a la vez: responder a la operación y preparar a las comunidades para la próxima sacudida, ya que la temporada de huracanes no ha hecho más que empezar", añade Pierre.La IFRC seguirá apoyando a los equipos locales de la Cruz Roja en todo el Caribe y hace un llamamiento a los gobiernos, donantes y partes interesadas para que respalden sus esfuerzos de respuesta y acción temprana, ya que las necesidades humanitarias siguen aumentando y se prevé que la temporada de tormentas sea una de las más activas de las que se tiene registro.Para más información o para solicitar una entrevista, póngase en contacto con: [email protected] Panamá:Susana Arroyo Barrantes: +507 6999-3199En Ginebra:Mrinalini Santhanam: +41 76 381 50 06Tommaso Della Longa: +41 79 708 43 67

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Nota de prensa

Olas de calor mortales en Centroamérica: 35 veces más probables a causa del cambio climático y cuatro veces más que en el 2000.

Panamá, GinebraLas olas de calor mortales que han azotado recientemente a Norteamérica y Centroamérica son 35 veces más probables debido al cambio climático provocado por la vida humana, según el último estudio de World Weather Attribution (WWA). WWA es una colaboración de especialistas y analistas, incluyendo personal del Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. Las olas de calor comenzaron en marzo en partes de México, Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras y el suroeste de Estados Unidos. Analizando específicamente los cinco días y noches más calurosos del calor extremo más reciente, a principios de junio, el grupo de científicos y analistas de la WWA descubrió que en un mundo que no se hubiera calentado por los 1,2 grados centígrados de calentamiento global observados hasta la fecha, habría sido muy improbable que se hubiera producido el calor extremo. Se hizo 35 veces más probable de lo que habría sido en la época preindustrial, y cuatro veces más probable que a principios de este siglo, hace sólo 24 años. Los investigadores afirman que en el año 2000 se habrían producido olas de calor similares una vez cada 60 años, pero que en la actualidad pueden esperarse cada 15 años.Las olas de calor no sólo son cada vez más frecuentes. También son cada vez más calurosas. En los cinco días (del 3 al 7 de junio) y noches (del 5 al 9 de junio) más calurosos que estudiaron, los investigadores descubrieron que las temperaturas diurnas eran 1,4 grados más altas de lo que habrían sido incluso en una "ola de calor" (extremadamente rara) en la época preindustrial; las temperaturas nocturnas eran 1,6 grados más altas. A medida que el calentamiento mundial supere los 1,2 grados de media, las olas de calor en la región seguirán siendo más calurosas e incluso más frecuentes.El calor extremo ha tenido muchas repercusiones. Al menos 125 personas han muerto en México a causa de las olas de calor desde marzo. Es probable que la cifra en toda la región sea mucho mayor, ya que las muertes relacionadas con el calor rara vez se registran adecuadamente, o no se registran en absoluto, porque las muertes relacionadas con el calor a menudo se atribuyen a condiciones de salud preexistentes o de aparición repentina, en lugar de al calor que las exacerba o las causa.Un problema de salud que puede empeorar debido al calor y otros desastres relacionados con el clima, como las sequías, es el dengue transmitido por mosquitos. En Guatemala y Honduras, el crecimiento exponencial del dengue ha llevado a que las autoridades sanitarias declaren una alerta roja. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, desde el 1 de enero hasta el 25 de mayo de este año, los casos aumentaron un 622% en Guatemala y un 580% en Honduras, en comparación con el mismo período en 2023. En Guatemala, los casos pasaron de 3,738 en 2023 a 23,268 en 2024, mientras que en Honduras aumentaron de 4,452 a 25,859.En Belice, las olas de calor han provocado incendios forestales. Se han registrado incendios en los distritos de Toledo y Cayo, con temperaturas diarias superiores a 100°F (39°C), lo que crea condiciones propicias para que los incendios se inicien fácilmente y se intensifiquen rápidamente.En toda América Central, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja están lidiando con los impactos del calor extremo. En Guatemala y Honduras, las personas voluntarias están eliminando los criaderos de mosquitos, llevando a cabo campañas para la prevención y proporcionando mosquiteros. Sus operaciones cuentan con el apoyo de asignaciones financieras del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres de la IFRC (IFRC-DREF), y tienen como objetivo apoyar a más de 20,000 personas. Una asignación del DREF también está ayudando a la Cruz Roja de Belice a apoyar a 800 personas, proporcionando kits de higiene, suministros de limpieza y efectivo para los esfuerzos de recuperación de las familias afectadas. Además, los miembros del cuerpo nacional de socorro de Belice están recibiendo equipo de protección personal.Karina Izquierdo, Asesora Urbana para la región de América Latina y el Caribe en el Centro Climático de la Cruz Roja, afirmó:“Cada fracción de grado de calentamiento expone a más personas al calor peligroso. El aumento adicional de 1.4°C de calor causado por el cambio climático podría haber marcado la diferencia entre la vida y la muerte para muchas personas durante mayo y junio. Además de reducir las emisiones, los gobiernos y las ciudades deben tomar medidas más audaces para volverse más resilientes al calor”.Martha Keays, Directora Regional de la IFRC para las Américas, afirmó:“El calor extremo es una amenaza silenciosa para la salud, la economía y el bienestar de millones de personas en América Central y del Norte. Se esperan más olas de calor este año, y las infancias, las personas con discapacidades, las mujeres embarazadas y las personas adultas mayores son particularmente vulnerables, al igual que ciertas poblaciones que trabajan o pasan tiempo al aire libre, como las personas trabajadoras agrícolas y las personas en movimiento. Los equipos de la Cruz Roja en el terreno continuarán asistiéndoles, al tiempo que refuerzan las iniciativas de acción temprana y advertencia temprana que ayudan a anticipar y proteger vidas de este y otros desastres relacionados con el clima”.Para obtener más información, consulta el informe completo en el sitio web de World Weather Attribution.Para más información o solicitar una entrevista, por favor contactar a: [email protected] Panamá: Susana Arroyo Barrantes +50769993199 En Ginebra: Andrew Thomas +41763676587

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Olas de calor: La Cumbre Mundial sobre el Calor de la IFRC abordará el "asesino invisible"

Con temperaturas extremadamente altas que se cobran vidas en todo el mundo, la Cumbre Mundial sobre el Calor señala la urgente necesidad de ayudar a las comunidades a hacer frente a las olas de calor.Las olas de calor son cada vez más frecuentes y extremas, y se cobran cada vez más vidas, por lo que se reconocen cada vez más como una de las consecuencias más mortíferas del cambio climático.Una cumbre mundial sobre el calor organizada por la IFRC el jueves 28 de marzo (13:30 CET) pretende dar la voz de alarma sobre la creciente urgencia de las olas de calor y la amenaza que suponen para la salud y el bienestar humano.Organizada en Alianza con USAID, la cumbre pretende estimular el diálogo y la inversión en torno a soluciones que permitan salvar vidas y mitigar costos mediante la mejora de la preparación, la alerta temprana, la coordinación y la respuesta rápida, entre otras cosas.La Administradora de USAID, Samantha Power, y el Secretario General de IFRC, Jagan Chapagain, estarán acompañados por líderes de todo el mundo que están desarrollando soluciones innovadoras para reducir el impacto de los eventos de calor extremo.El calor extremo se define generalmente como periodos prolongados con temperaturas superiores a 37° C. Pero las recientes olas de calor han superado con creces las expectativas normales. En Brasil, recientemente, las temperaturas en algunas ciudades superaron los 60° C. En algunas zonas del norte de África y el sudeste asiático, las olas de calor alcanzan habitualmente los 50 grados."Partes de Sudamérica y Australia acaban de salir de los dos veranos más calurosos de su historia", señala el Secretario General de la IFRC, Jagan Chapagain. "En todo el mundo, 2023 fue el año más caluroso jamás registrado, con un margen enorme. La mitad de la población mundial -3,5 millones de personas- ha sufrido olas de calor.Para la IFRC, la Cumbre será también la ocasión de lanzar una campaña de acción de dos meses sobre el calor extremo antes del Día de Acción contra el Calor, el 2 de junio. La campaña incluirá un conjunto de herramientas en línea para ayudar a las personas a difundir conocimientos y prepararse para la estación estival del hemisferio norte, que para muchos ya ha comenzado. Asesinas silenciosasA veces se hace referencia a las olas de calor como asesinas «silenciosas» o «invisibles» porque las personas que sucumben suelen morir en sus casas y es posible que en un principio no se reconozca que su muerte se debe a un calor prolongado.Sin embargo, las autoridades sanitarias y especialistas del clima están observando una clara correlación entre las altas temperaturas y el aumento de las tasas de mortalidad en muchas partes del mundo. Las olas de calor en Europa mataron a más de 60.000 personas en 2022; en el Reino Unido, las carreteras se derritieron y murieron casi 3.000 personas.En la India se producen al menos 1.000 muertes al año atribuibles al calor extremo. En Estados Unidos, la cifra es similar. Según The Lancet, China va camino de registrar entre 20.000 y 80.000 muertes al año por olas de calor. Sin embargo, se cree que estas cifras subestiman enormemente el impacto real del calor extremo. ¿Quién corre más riesgo?Las olas de calor pueden ser especialmente peligrosas para las poblaciones vulnerables, como las personas adultas mayores, niñas y niños pequeños, las personas con discapacidad y las mujeres embarazadas. Las personas con enfermedades preexistentes, como obesidad, cardiopatías o afecciones respiratorias como el asma, también corren un riesgo elevado de sufrir complicaciones de salud a causa de las olas de calor.Además, ciertos grupos de población que pasan tiempo al aire libre durante las horas de más calor -trabajadores agrícolas, jornaleros, peones camioneros y personal que trabaja al aire libre- corren un riesgo especialmente elevado.Las personas que se enfrentan a la inseguridad de la vivienda, como las personas sin hogar y las que viven en asentamientos informales y barrios marginales, o que carecen de acceso a atención médica o a lugares donde puedan refrescarse (parques, playas, estaciones de refrigeración, espacios con aire acondicionado, etc.) también corren un mayor riesgo.Áreas UrbanasLas ciudades y las zonas densamente pobladas se enfrentan a un reto único con respecto al cambio climático y el calor extremo debido a su infraestructura urbana innata. Este fenómeno puede explicarse por el «efecto isla de calor urbano», en el que los materiales de construcción utilizados habitualmente para construir infraestructuras urbanas absorben y retienen el calor más de lo que lo harían los recursos materiales naturales.Esto, junto con una actividad humana muy concentrada, asentamientos informales, subestructuras y poblaciones densas y espacios verdes abiertos mínimos, perpetúan el calor extremo.¿Qué está haciendo la IFRC?Para 2025, la IFRC se propone ayudar a 250 millones de personas a estar mejor protegidas contra el calor en al menos 150 ciudades y pueblos. Para ello, la IFRC facilita la adopción de medidas climáticamente inteligentes para ayudar a las comunidades mundiales a prepararse, responder y recuperarse de los desastres climáticos.La Plataforma Mundial de Resiliencia Climática de la IFRC tiene como objetivo mejorar la resiliencia y desarrollar las capacidades de adaptación de 500 millones de personas en los países más vulnerables al clima. La Iniciativa de Alerta Temprana para Todas las Personas de la IFRC tiene como fin proporcionar alerta temprana de condiciones meteorológicas extremas a todas las personas del planeta para 2027, lo que incluye el calor extremo. Y la IFRC alerta periódicamente a través de su red de 191 Sociedades Nacionales y mediante actividades mundiales de sensibilización y eventos internacionales como el Día de Acción contra el Calor, que se celebrará el 2 de junio de 2024.

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El cambio climático duplicó la probabilidad de inundaciones históricas en el sur de Brasil – Estudio

Este artículo fue escrito y publicado primero por el Centro del ClimaEl cambio climático hizo que se duplicaran las posibilidades para que se dieran las lluvias extremas que causaron inundaciones destructivas en el estado de Rio Grande do Sul, en el sur de Brasil, a fines de abril y principios de mayo, según el último estudio rápido del grupo World Weather Attribution publicado ayer.Las fuertes lluvias también se intensificaron por el fenómeno de El Niño, que ahora se está desvaneciendo, mientras que los impactos empeoraron por algunas fallas en la infraestructura, agregaron los científicos de WWA.El evento fue "extremadamente raro" incluso con la presencia del calentamiento global, pues no se espera que suceda más de una vez por siglo, pero habría sido aún más raro sin el cambio climático.Al combinar las observaciones con los modelos climáticos, los investigadores estimaron que el cambio climático hizo que el evento fuera más del doble de probable y hasta casi un diez por ciento más intenso."Protección natural"Regina Rodrigues, investigadora de la Universidad Federal de Santa Catarina, Florianópolis, que participó en el estudio, dijo:"El impacto devastador en los sistemas humanos de tales eventos extremos solo puede minimizarse con una adaptación suficiente, incluida una infraestructura de protección contra inundaciones bien mantenida y una planificación urbana adecuada. Los cambios en el uso de la tierra han contribuido directamente a las inundaciones generalizadas al eliminar la protección natural y pueden exacerbar el cambio climático al aumentar las emisiones".La IFRC lanzó un llamamiento de emergencia por 8 millones de francos suizos para aumentar la asistencia humanitaria a las comunidades afectadas por las inundaciones que afectaron a más de 2 millones de personas y que fueron descritas como el peor desastre registrado en la historia del estado de Rio Grande do Sul. La red mundial de la IFRC y la Cruz Roja Brasileña "apoyarán (...) 25.000 personas que han perdido sus hogares y necesitan asistencia urgente, especialmente familias monoparentales con niñas y niños menores de cinco años, ancianos y personas con discapacidad", dijo la IFRC el mes pasado.El equipo central del WWA está formado por especialistas de varias instituciones, como el Grantham Institute - Climate Change and the Environment, el Imperial College de Londres, el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos, el Laboratoire des Sciences du Climat et de l'Environnement y el Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.Este equipo colabora con científicas del clima y otros expertos del país en el que se realiza el estudio, aportando conocimientos y perspectivas fundamentales sobre meteorología, bases de datos, modelización e impactos. En el caso de Brasil, el estudio de WWA fue realizado por científicos nacionales y de Países Bajos, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos.