Cambio climático

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Bolivia: El reto de acceder a agua potable entre sequías e inundaciones

En el último año, la población boliviana ha tenido que hacer frente a inundaciones devastadoras, al año más caluroso y la mayor sequía de toda su historia. Más de dos millones de personas sufrieron los efectos de la falta de lluvia, mientras que las tormentas dejaron más de 50 muertes y 430 mil personas afectadas. Estos datos parecen confirmar lo que hace tiempo anunciaba la ciencia: Bolivia es el país más vulnerable a la crisis climática en América del Sur.Sequías prolongadasLa frecuencia e intensidad de los episodios de sequía es cada vez mayor tanto en el altiplano como en las llanuras del país. En 2023, llegó el período seco más prolongado de su historia, consecuencia de las altas temperaturas y la crisis climática, intensificada por el fenómeno de El Niño.En siete de los nueve departamentos de Bolivia (La Paz, Potosí, Cochabamba, Oruro, Chuquisaca, Tarija y Santa Cruz), cerca de dos millones de personas vieron como la falta de lluvia secaba sus campos, agotaba sus ahorros y lastimaba su salud física y mental.Los efectos fueron particularmente graves en las zonas rurales, donde los ingresos y los empleos dependen de la agricultura y la ganadería de camélidos, ovejas y vacas. Los reservorios de agua se secaron por completo, las cosechas de papa y otros alimentos básicos se perdieron; y las llamas y las alpacas empezaron a enfermar e incluso a morir de sed.“Cada vez que muere una llama, aparte de la pérdida emocional, estamos perdiendo como $100 USD, el equivalente a lo que necesitamos para vivir un mes en nuestro sector”, narra Evaristo Mamani Torrencio, vecino de Turco, en el departamento de Oruro.“Por familia más o menos perdemos entre 15-20 llamas. Es bastante dinero y eso es una pérdida no solamente para la comunidad, es una pérdida para el pueblo, porque de ahí viene el dinero para comprar nuestras cosas en Oruro. Si no hacemos ese movimiento económico y si no tenemos recursos, entonces simplemente no vamos a mover el mercado.”La escasez de agua puede provocar restricciones de uso, aumento en su precio y disminución en la calidad. Esto reduce la frecuencia de hidratación, debilita las medidas de higiene y aumenta la propagación de enfermedades estomacales e infecciosas.En casos como el de Evaristo y otras comunidades apoyadas por la Cruz Roja Boliviana, el largo tiempo que toma la recuperación tras la sequía, también puede llevar a las familias a tomar decisiones con efectos irreversibles sobre su vida, como vender su tierra, endeudarse o migrar.Inundaciones devastadorasMientras tanto, en otras partes de Bolivia, las repentinas inundaciones también están afectando gravemente al acceso de la población al suministro de agua potable. Elpasado 27 de febrero el nivel del río Acre en la ciudad de Cobija, frontera con Brasil, superó su máximo histórico y provocó la inundación de 16 sectores urbanos y 3 comunidades rurales. “Los deslizamientos asociados a las precipitaciones en el 90% del país, contrastan con una progresiva disminución anual de las lluvias registrada porServicio Nacional de Meteorología e Hidrologíaen los últimos años”, comenta Julian Pérez, Coordinador de Programas y Operaciones de la IFRC en los países andinos.“Algo que preocupa a la IFRC es que ambos eventos, sequías e inundaciones, tienen severosimpactos a largo plazo en la comunidad, afectando la producción de alimentos, la seguridad alimentaria y generando déficit hídrico y desnutrición”.Además de los daños en los campos e infraestructura, la población enfrenta ya casos de dermatitis, infecciones respiratorias y diarreas, mientras se prepara para evitar enfermedades transmitidas por mosquitos.“Sólo en el primer trimestre del 2024, Bolivia ha registrado un total de 11.000 casos de dengue”.Cruz Roja Boliviana en acciónEn ambos casos extremos, el acceso a agua potable y a servicios esenciales es vital para mantener la salud y evitar la propagación de enfermedades.Con apoyo de la Cruz Roja Boliviana y del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (IFRC-DREF), 6.500 personas afectadas por las sequías e inundaciones podrán protegerse de enfermedades, hacer un uso seguro del aguay decidir cómo recuperarse,al recibir dinero en efectivo para atender sus necesidades más urgentes.“Bolivia necesita urgentemente implementar medidas de adaptación al cambio climático, como la reforestación y la construcción de infraestructuras adecuadas,así como mejorar el sistema de alerta temprana y apoyar los esfuerzos del Estado para fortalecer la gestión de desastres”, concluye Pérez.

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La IFRC lanza un llamamiento mientras Mongolia se enfrenta al invierno más crudo de los últimos 50 años

Ginebra/Kuala Lumpur/Ulaanbaatar, 18 de marzo de 2024: Mongolia está sufriendo su invierno más duro en casi medio siglo, luchando contra los devastadores efectos del Dzud. Desde noviembre del año pasado, las condiciones meteorológicas extremas han envuelto al 76% del país en condiciones de Dzud Blanco y Dzud de Hierro. Estas condiciones cubren las zonas de pastoreo con nieve profunda y hielo, limitando críticamente el acceso a los alimentos para el ganado.Sin embargo, desde febrero de este año, la tasa de mortalidad del ganado se ha disparado, afectando a cerca del 75% de todos los hogares de pastores. El costo actual de la pérdida de ganado supera los 4,7 millones de cabezas y las previsiones oficiales apuntan a un empeoramiento de la situación.Los medios de subsistencia de los pastores, que dependen del ganado vacuno, caprino y equino, están gravemente amenazados. Según la evaluación del Centro de Operaciones de Emergencia, esta crisis será dos veces más grave que el Dzud del año pasado. Predice un impacto mayor que el importante evento del Dzud de 2010, que provocó la pérdida de 10,3 millones de cabezas de ganado y afectó al 28% de la población de Mongolia. La crisis afecta de forma desproporcionada a los pastores con rebaños más pequeños, que se enfrentan a importantes retos de recuperación.Más de 7.000 familias carecen ahora de alimentos adecuados, y las fuertes nevadas han sepultado los gers (viviendas tradicionales) y refugios de más de 1.000 familias de pastores. Hasta la fecha, 2.257 familias de pastores han perdido más del 70% de su ganado, y miles más necesitan servicios sanitarios básicos, combustible y carbón.Bolormaa Nordov, Secretario General de la Cruz Roja de Mongolia, declaró:"Como uno de los actores humanitarios más activos en el país, la Cruz Roja de Mongolia trabaja incansablemente para prestar asistencia humanitaria a las personas afectadas junto con sus asociados en estos momentos difíciles. Agradecemos a la IFRC que siempre haya estado con nosotros, apoyando nuestros esfuerzos humanitarios a lo largo de los años. Con este llamamiento de emergencia, esperamos minimizar el impacto de la emergencia del Dzud y apoyar a los hogares con soluciones a más largo plazo para sus vidas y medios de subsistencia."Desde noviembre de 2023, la Cruz Roja de Mongolia ha dirigido los esfuerzos de respuesta, identificando las necesidades urgentes, como la escasez de alimentos, el acceso a la atención sanitaria y la destrucción de los medios de subsistencia. Además, ha distribuido suministros vitales, como mantas de abrigo para animales, que han beneficiado a 5.100 familias de pastores con necesidades urgentes.Olga Dzhumaeva, Jefa de la Delegación de Asia Oriental de la IFRC, señaló:"Somos testigos de las numerosas dificultades que afrontan muchas familias de pastores, desde la pérdida de su preciado ganado hasta la carga de las dificultades financieras, la escasez de recursos y las inmensas presiones sobre la salud mental y física de las personas. Sin embargo, vemos la esperanza inquebrantable y la resistencia de tantas familias que luchan contra la fuerza del invierno con una fortaleza increíble. Las continuas muertes de ganado, la disminución de recursos y el deterioro de las condiciones de cientos de miles de personas en Mongolia este invierno son un crudo recordatorio de la urgente necesidad de ayuda".Para apoyar a la población de Mongolia, el llamamiento de emergencia de la IFRC solicita 4,5 millones de francos suizos para prestar asistencia en efectivo, protección de los medios de subsistencia, apoyo sanitario y psicosocial, formación profesional y participación comunitaria a un máximo de 10.000 familias de pastores afectadas por el Dzud.Si desea más información o solicitar una entrevista, póngase en contacto al correo: [email protected] Beijing:Kexuan Tong: +86 13147812269En Kuala Lumpur:Afrhill Rances: +60 192713641En Ginebra:Tommaso Della Longa: +41 797084367 Mrinalini Santhanam: +41 763815006

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Mongolia: Ola de frío ('Dzud')

Mongolia está sufriendo una crisis sin precedentes por la ola de frío, conocida como dzud, que ha diezmado rebaños enteros de ganado, fuente fundamental de alimentos e ingresos para muchas comunidades. El clima de esta temporada se ha registrado como el más severo de los últimos 49 años, con un 76% del país afectado. Varios factores clave adicionales han empeorado el impacto del dzud, incluyendo numerosas ventiscas desde noviembre de 2023 y una extensa cobertura de nieve en todo el país que ha limitado las oportunidades de pastoreo para los animales. La IFRC solicita 4,5 millones de francos suizos para ayudar a la Cruz Roja de Mongolia a prestar servicios vitales a 36.000 personas en estos momentos de desesperada necesidad.

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El poder de la juventud: En Vanuatu, personas jóvenes voluntarias mantienen el agua fluyendo

Jean Philipe Clement, de 58 años, se sumerge hasta los tobillos en el río que tantas noches le quita el sueño a él y a su comunidad.Mientras rebusca lentamente entre los escombros dejados por las recientes inundaciones, siente amargura al pensar en las próximas lluvias, sabiendo que llegarán tarde o temprano, y que probablemente traerán nuevas inundaciones a su comunidad.Agarra con una mano el mango de su fiel cuchillo de caña y con la otra sujeta el tallo de la rama de un árbol. Cuando balancea la afilada hoja metálica en la base de la rama, se oye un crujido al desprenderse la rama del árbol. Es el único momento en que se ahogan los sonidos de los mosquitos."Estamos podando algunas copas de los árboles para que la luz del sol pueda pasar y secar el agua que quede después de las inundaciones", explica."La principal causa de las inundaciones es la eliminación incorrecta de la basura. La gente no tira la basura en el lugar adecuado y es su descuido lo que está bloqueando el drenaje y provocando las inundaciones.""El agua estancada también ha provocado la cría de mosquitos".‘No hay otra opción’Aunque el agua ha retrocedido con el tiempo, no es nada comparado con la aterradora experiencia que supone el agua vertida en los portales de la cercana Solwe, una comunidad de 900 personas situada en Luganville, en la isla de Santo, a 45 minutos de vuelo de la capital de Vanuatu, Port Vila."Cuando llueve, el agua viene de las colinas y las plantaciones. Luego se junta en el centro, donde se encuentra Solwe. Debido a los escombros que obstruyen el río, se ha interrumpido el flujo del agua"."No hay salida para el agua y, como resultado, el agua no tiene adónde ir y los niveles empiezan a subir y a abrirse camino tierra adentro, hasta las casas".Una vez que la inundación ha llegado a las casas, la niñez no puede desplazarse a la escuela porque las carreteras están bajo el agua."La mayoría de las veces el nivel del agua llega hasta las ventanas de las casas. La gente tiene que entrar y salir de sus casas usando tablones de madera", dice Philipe."No tienen otra opción".Jóvenes toman acciónJusto cuando menguaban sus esperanzas de encontrar una solución para las frecuentes inundaciones, personas jóvenes voluntarias de la Cruz Roja de Vanuatu decidieron pasar a la acción.La juventud voluntaria de la Cruz Roja de Vanuatu en Solwe completó la formación en "Y-Adapt", un plan de estudios para jóvenes que consiste en juegos y actividades diseñadas para ayudarles a entender el cambio climático y a tomar medidas prácticas para adaptarse al cambio climático en su comunidad.A partir de ahí, tomaron la iniciativa de ayudar a personas como Philipe a prepararse para las próximas lluvias, limpiando los escombros del río y podando las copas de los árboles para que la luz del sol seque el agua estancada.Con el apoyo de la IFRC y la Cruz Roja Japonesa, el grupo de voluntariado completó el programa Y-Adapt y pudo adquirir una desbrozadora, una motosierra, rastrillos, una carretilla y guantes para ayudar en su campaña de limpieza."Si seguimos limpiando los escombros que interrumpen el flujo del agua y hacemos nuevos desagües, el agua fluirá hacia el río y no directamente a las casas de la gente", dice Tiffanie Boihilan, de 27 años, una de las voluntarias de la Cruz Roja que vive en Solwe.Y-Adapt anima a las personas jóvenes a centrarse en intervenciones de bajo costo que no requieran inversiones o tecnología a gran escala, pero que puedan reducir los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos.‘Si tenemos suerte’En la cercana estación de Mango se desarrolla una historia similar, aunque en condiciones muy diferentes. Aquí, el cielo es azul y el suelo está seco. Las cabezas se vuelven hacia el cielo para ver el menor atisbo de una nube oscura que podría traer la lluvia.En días así, los huertos se ven azotados por el calor del sol de mediodía.Los animales buscan la sombra donde pueden. Cubos vacíos en cada mano mientras los miembros de la comunidad pisan el terreno seco y polvoriento rumbo al arroyo más cercano, a una hora de distancia.Eric Tangarasi, de 51 años, es el jefe de la estación de Mango. Casado y con seis hijos, dice que espera que llueva pronto. La lluvia rellenará el único depósito de agua que abastece a más de 900 personas.La estación de Mango depende del suministro público de agua, pero éste ha sido irregular. Algunos días no hay agua. El río más cercano se encuentra a una hora de camino por terreno accidentado, por lo que la mejor y más segura opción para esta comunidad es el agua de lluvia."En la comunidad hay un gran problema con el agua", dice Eric. "A veces no hay agua durante dos o tres días. A veces puede durar hasta un mes"."Si tenemos suerte, el suministro de agua llega hacia medianoche hasta las 2 de la madrugada, que es cuando cada hogar almacena agua suficiente para cocinar y beber"."Actualmente sólo tenemos un tanque de agua para la comunidad, y con más de 900 personas viviendo aquí, debemos usar el tanque con moderación asegurándonos de dejar suficiente para que las demás personas lo usen".Una vez más, las personas jóvenes voluntarias de la Cruz Roja de Vanuatu entraron en acción.Como parte de sus actividades Y-Adapt (y de nuevo con el apoyo de la IFRC y la Cruz Roja Japonesa), el equipo de voluntariado de la Cruz Roja en Mango empezó a abordar los problemas de escasez de agua a nivel comunitario."Hay 17 personas que viven con discapacidades y es difícil para ellas cuando se acaba el agua", dice Pascalina Moltau, de 26 años, ella es una voluntaria de la Cruz Roja de Vanuatu que vive en la comunidad de Mango y ha formado parte de este proyecto desde el principio. "No pueden desplazarse hasta el arroyo cercano porque la accesibilidad es un gran problema, no es seguro para estas personas"."También debemos pensar en las personas mayores. No son lo bastante fuertes para soportar las dificultades del terreno para llegar al arroyo cercano y luego acarrear agua todo el camino de vuelta".Tras debatir con la comunidad la mejor forma de actuar, compraron un depósito de agua adicional de 10.000 litros para complementar el existente, de 6.000 litros. Las personas voluntarias, junto con la comunidad, comenzaron su plan de implementación de Y-Adapt construyendo los cimientos del depósito de agua."Este depósito de 10.000 litros ayudará a la comunidad a hacer frente a la creciente demanda de agua", afirma Eric. "Ahora no tenemos que esperar hasta medianoche para almacenar agua y podemos ser más capaces de gestionarla".

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Donación islámica

Como la mayor red mundial de organizaciones humanitarias y voluntariado con base local, la IFRC está en una posición única para garantizar que su donación de Sadaqah llegue a las personas y comunidades que más lo necesitan. Estamos presentes en las comunidades junto a quienes apoyamos. Actuamos antes, durante y después de los desastres y las emergencias sanitarias para satisfacer las necesidades y mejorar la vida de las personas vulnerables, llegando a millones de personas cada año.

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Alianza innovadora entre IFRC y The Nature Conservancy equipa a las comunidades caribeñas para combatir la crisis climática

Ginebra/Panamá, 21 de febrero de 2024: La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) y The Nature Conservancy (TNC) han preparado con éxito a más de 3.000 personas en la República Dominicana, Granada y Jamaica para adaptarse a la crisis climática. Aprovechando los hábitats costeros para reducir el riesgo, esta iniciativa fusiona la ciencia de la conservación de última generación con la preparación ante desastres.Un elemento central de este éxito es el Proyecto Resilient Islands (Islas Resilientes), una colaboración entre la IFRC y TNC que redefine la resiliencia comunitaria, utilizando el poder protector de la naturaleza contra la crisis climática. Este enfoque es fundamental en el Caribe, donde la proximidad del 70% de la población a la costa subraya su vulnerabilidad.En Granada, el proyecto ha diseñado una instalación para pescadores, con inteligencia desde el punto de vista climático. Cuenta con veintiún compartimentos, y capacidad para recoger agua de lluvia y energía solar para la generación de electricidad. Otras ventajas son: un muelle para facilitar el acceso a las embarcaciones de pescadores; y la siembra de vegetación costera para mejorar el hábitat cercano a la costa, reducir la erosión y filtrar el agua de la corriente. Estas soluciones hacen que la pesca artesanal sea más segura y sostenible.Eddy Silva, Gerente de Proyecto de The Nature Conservancy, subraya las implicaciones más amplias:"Las lecciones aprendidas de Resilient Islands aumentarán la conciencia sobre la resiliencia climática y ayudarán a ampliar los esfuerzos a nivel local y nacional en todas las pequeñas islas en desarrollo del Caribe. En un momento en que los peligros relacionados con el clima y el aumento de la temperatura de los océanos son cada vez más extremos y destructivos, este programa ha demostrado que los manglares, los arrecifes de coral y la reforestación pueden salvar vidas y medios de subsistencia."Proteger, gestionar y restaurar estos ecosistemas es clave para limitar la exposición y vulnerabilidad de las personas a los peligros. La IFRC y TNC muestran que esto debe hacerse mediante leyes, políticas y planes de desarrollo resilientes al clima que promuevan la toma de decisiones con base científica, mejoren los sistemas de alerta temprana y anticipen los desastres relacionados con el clima. En Jamaica, el programa Resilient Islands ha mejorado el actual índice nacional de clasificación de la vulnerabilidad incluyendo indicadores de los ecosistemas. Esto permite a los organismos supervisar y medir no sólo los niveles de vulnerabilidad de las comunidades, sino también la capacidad de los hábitats para proteger a las personas y los medios de subsistencia.Las comunidades y organizaciones locales también han desempeñado un papel fundamental a la hora de garantizar que las soluciones al cambio climático respondan a las necesidades locales y sean inclusivas y sostenibles. Martha Keays, Directora Regional de la IFRC para las Américas, destaca el papel indispensable de la participación local:"Una importante lección aprendida por el programa Resilient Islands es que no hay resiliencia sin localización. Las soluciones basadas en la naturaleza son soluciones basadas en la comunidad, y los actores locales, incluidas las personas voluntarias de la Cruz Roja, deben estar en el centro de su diseño e implementación. También hemos aprendido que el cambio es más probable cuando organizaciones complementarias trabajan juntas. La alianza entre la IFRC y TNC es un modelo de la innovación, generosidad y visión que el mundo necesita para abordar la crisis climática, posiblemente el mayor reto de nuestro tiempo."El Dr. Rob Brumbaugh, Director Ejecutivo de The Nature Conservancy Caribbean, reflexiona sobre la sinergia única de la Alianza:"El proyecto es un enfoque modelo para reunir a organizaciones con capacidades muy diferentes pero muy complementarias. TNC, con experiencia en la avanzada ciencia de la conservación, datos y técnicas de conservación, y la IFRC, líder mundial en planificación y respuesta a desastres."El Proyecto Resilient Islands es una iniciativa de cinco años ejecutada en conjunto por la IFRC y TNC con el apoyo de la Iniciativa Internacional sobre el Clima (IKI) del Gobierno de Alemania. El programa finalizó oficialmente con una ceremonia de clausura y revisión del proyecto en Ciudad de Panamá el 20 de febrero de 2024.Para solicitar una entrevista u obtener más información, póngase en contacto con:The Nature Conservancy - Claudia Lievano [email protected] - [email protected]

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El cambio climático y El Niño agudizan los incendios extremos en Chile

Por el Centro del ClimaEl lunes 12 de febrero, la IFRC aprobó una operación del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (DREF), por un valor de medio millón de francos suizos para ayudar a la Cruz Roja Chilena a prestar asistencia a casi 10.000 personas afectadas por los incendios, que, según la organización, han tenido "profundas consecuencias" y son notablemente peores que los de hace un año.La Cruz Roja Chilena sigue prestando asistencia a miles de personas afectadas por los incendios forestales que, según la ONU, se consideran los más mortíferos registrados en el país, recogiendo ayuda en especie donada por residentes de todo el país; y asociándose con un banco local para agilizar las donaciones en línea.La Cruz Roja también está prestando asistencia sobre el terreno con primeros auxilios y ha creado una línea telefónica para ayudar a las familias separadas por los incendios a restablecer el contacto.Un relato completo de la respuesta de la Cruz Roja Chilena al desastre -que el Presidente Gabriel Boric describió a principios de esta semana como la "mayor tragedia" desde el terremoto de 2010- ya está disponible (en español) a través de un espacio en la cuenta de X/Twitter de la IFRC."La población de Viña del Mar, de Quilpué, de Villa Alemana, han vivido y están viviendo una situación tremendamente catastrófica, excepcional, inédita y dolorosa", dijo el presidente Boric.Las autoridades chilenas informaron el martes de que se habían recuperado 131 cadáveres de los barrios incendiados.Temporadas DestructivasLos incendios en Chile se producen dos semanas después de que Colombia declarara estado de desastre, a causa de los casi 30 incendios forestales que siguen arrasando el país, como parte de los más de 300 incendios que se han producido desde noviembre, señaló el UNDRR, que añadió que, un informe de 2022 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente preveía un aumento mundial de los incendios extremos de hasta el 14% para 2030 "debido al cambio climático y al cambio en el uso de la tierra".En Chile, los incendios forestales "han aumentado drásticamente en los últimos años", según un estudio publicado a finales del mes pasado en la revista Nature, en el que se investigaba la temporada de incendios del verano de 2022-23 en el hemisferio sur. Según el estudio, casi dos millones de hectáreas han sido arrasadas por incendios forestales en los últimos diez años, tres veces más que en la década anterior, y todas menos una de las siete temporadas más destructivas, se han observado desde 2014."Las condiciones meteorológicas de los incendios (incluyendo altas temperaturas, baja humedad, sequía y fuertes vientos) aumentan el potencial de que los incendios forestales, una vez encendidos, se propaguen rápidamente", escriben los autores de Nature, mientras que "la concurrencia de El Niño y las sequías y olas de calor provocadas por el clima, aumentan el riesgo local de incendios; y han contribuido decisivamente a la intensa actividad incendiaria observada recientemente en Chile central."MegasequíaJuan Bazo, representante regional del Centro del Clima para América Latina, declaró hoy: "Hay pruebas claras de que el cambio y la variabilidad climáticos, incluido el fenómeno del Niño/Oscilación del Sur (ENOS), tienen una relación significativa con los incendios en Chile, especialmente en la última década, en la que han sido cada vez más extremos"."Las sequías y olas de calor de una gravedad sin precedentes están estrechamente relacionadas con los incendios forestales y están teniendo un grave impacto en las comunidades más vulnerables".Las inversiones adicionales en adaptación y resiliencia que pueden ser necesarias a la luz de la intensificación de los impactos climáticos "incluyen la mejora del Sistema de Alerta Temprana (SAT) del país, una herramienta crítica para tomar medidas tempranas, reducir el riesgo de desastres y apoyar la adaptación climática", añade el artículo de Nature."Estos sistemas permiten prever fenómenos meteorológicos peligrosos y ayudan a minimizar los impactos informando oportunamente a gobiernos, comunidades y ciudadanía".Durante gran parte de la última década, Chile también ha sufrido lo que se denomina una megasequía, la más larga desde que se tienen registros, lo que aumenta aún más el riesgo.

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La Plataforma Global de Resiliencia Climática de la IFRC canaliza 100 millones de francos suizos para acciones climáticas lideradas localmente en 33 países en 2023

La IFRC puso en marcha su Plataforma Mundial de Resiliencia Climática (GCRP) el año pasado en la COP27 con el objetivo de recaudar mil millones de francos suizos en los próximos cinco años para impulsar la acción climática liderada a nivel local.En su primer año, la Plataforma ha movilizado 100 millones de francos suizos, proporcionando programación en tres áreas prioritarias - acción anticipatoria y alerta temprana, soluciones basadas en la naturaleza y protección social sensible a los impactos - en 33 de los países más vulnerables al clima del mundo.El aumento de las inversiones en acción anticipatoria y alerta temprana, soluciones basadas en la naturaleza y protección social que responda a los impactos tiene el potencial de un cambio transformador si se combina con niveles sin precedentes de inversión a nivel local.La acción anticipatoria y la acción temprana implican tomar medidas para proteger a las personas antes de que se produzca una crisis, basándose en pronósticos o predicciones, para prevenir o reducir los posibles impactos del desastre. Este tipo de acciones van desde los planes de evacuación, la distribución de dinero en efectivo o el refuerzo de las viviendas.Las soluciones basadas en la naturaleza son acciones para proteger, gestionar de forma sostenible o restaurar ecosistemas -como bosques, manglares, arrecifes de coral o espacios verdes urbanos- de forma que se aborden los retos sociales, como el riesgo de desastres, el cambio climático o la seguridad alimentaria. La función de las redes de protección social o de seguridad que responden a los impactos es reducir la vulnerabilidad a la pobreza; y la dependencia de estrategias negativas para hacer frente a la situación. Estas medidas incluyen la adaptación de los medios de subsistencia, el apoyo sanitario y social y la Preparación y respuesta ante desastres."Este es exactamente el tipo de solidaridad que necesitamos tener con las comunidades y organizaciones como las Sociedades Nacionales que tienen raíces locales, en sus esfuerzos por prevenir y reducir los riesgos para que todas las personas tengan la oportunidad de prosperar, en lugar de sólo trabajar para recuperarse de grandes pérdidas", dijo el Secretario General de la IFRC, Jagan Chapagain, quien anunció la promesa de financiación adicional mientras participaba hoy en la Cumbre sobre el Clima COP28 en Dubai, Emiratos Árabes Unidos."Al igual que debemos movilizarnos a nivel mundial para abordar las causas del cambio climático, también debemos ayudar a las comunidades a adaptarse", prosiguió. "La Plataforma Mundial de Resiliencia Climática ofrece una gran oportunidad para hacer algo muy concreto y positivo que salve vidas, medios de subsistencia e incluso comunidades enteras de los efectos cada vez peores de la crisis climática."Enfoque adaptado a las amenazas localesAunque las plataformas dan prioridad a la acción temprana, las soluciones basadas en la naturaleza y la protección social que responda a los impactos, las actividades variarán en función de los riesgos climáticos concretos a los que se enfrenten las comunidades.En algunos casos, la acción temprana significa evacuaciones planificadas o refuerzo de las viviendas. En otros, puede significar la distribución de kits de protección sanitaria o, en el caso de las olas de calor, la creación de centros móviles de refrigeración. En las Américas, donde el cambio climático ha aumentado la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos -desde tormentas tropicales hasta deslizamientos de tierra, inundaciones e incendios forestales- la GCRP ayuda a las Sociedades Nacionales a desarrollar o mejorar soluciones que aborden esos riesgos particulares.En los países de África oriental afectados por la sequía, la GCRP apoya a las Sociedades Nacionales que trabajan para ayudar a las comunidades a adaptarse mediante el desarrollo de sistemas integrados de abastecimiento de agua y participan en iniciativas de múltiples socios, como el programa El Agua en el Corazón de la Acción Climática.En todo el mundo, en países como Kenia y Nepal, la protección social adaptada a las crisis ha supuesto incluir el trabajo de anticipación en el sistema de protección social del gobierno nacional. Esto significa que más personas tienen acceso a información y apoyo oportunos.Las Sociedades Nacionales que participen integrarán estos enfoques en su planificación institucional, sus prioridades y sus estrategias de financiación. La GCRP respaldará estos esfuerzos reforzando los conocimientos técnicos de las Sociedades Nacionales a través de la formación y el apoyo operativo.Entre los países que se han beneficiado hasta ahora de la financiación de la GCRP figuran:Africa: Benín, Burkina Faso, Burundi, Camerún, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Eswatini, Etiopía, Ghana, Kenia, Madagascar, Malawi, Mauritania, Mozambique, Namibia, Nigeria, Ruanda, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Tanzania y Uganda.Americas: Colombia, República Dominicana y JamaicaAsia-Pacífico: Bangladesh, Indonesia, Mongolia, Pakistán, Filipinas y VietnamMENA: Irak, Palestina, Siria y Yemen.Con la excepción de Ruanda, todos los países participantes están considerados los 100 más vulnerables al clima según el Índice ND-GAIN, una iniciativa de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, cuyo objetivo es ayudar a comprender cómo se adaptan las comunidades al cambio climático.Para más información, lea nuestra explicación técnica.También puede visitar nuestra página de Alerta temprana y el Hub de Anticipación, nuestra plataforma de acción anticipada alojada por la Cruz Roja Alemana.

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Crisis climática Q&A: ¿Por qué algunas tormentas recientes han ganado tanta fuerza, tan rápidamente?

Una entrevista con Juan Bazo, meteorólogo del Centro del Clima de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, por Susana Arroyo Barrantes, Gerente Regional de Comunicación para IFRC en las Américas.Susana Arroyo: En octubre del 2023, el huracán Otis causó gran impacto en cobertura mediática por las consecuencias humanitarias, y llamó la atención del mundo de la ciencia porque causó mucho asombro, que pudiera pasar de una tormenta tropical a un huracán de categoría 5, en apenas 12 horas. Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, fue el huracán más potente jamás registrado en la costa del Pacífico mexicano. ¿Tuvo El Niño algo que ver con la rápida intensificación de Otis?Juan Bazos: Se trató de una combinación océanos cálidos, junto con el fenómeno de El Niño.Además, todo el borde costero pacífico de México, El Salvador, Honduras y las costas de Costa Rica, han estado muy calientes; esto ha permitido la formación de ciclones y tormentas. Incluso, algunas de estas tormentas han pasado desde el Atlántico, hacia el Pacífico.En relación a la intensificación, esto ya ha pasado antes, el huracán Patricia en el 2015, también tuvo esta intensificación muy rápida en menos de 12 horas frente a la costa pacífico de México, solo que el impacto no fue en una zona muy habitada.Para la ciencia, es cada vez más difícil pronosticar este tipo de intensificación. La mayoría de los modelos, por no decir todos, fallaron en el pronóstico de corto plazo, que es uno de los pronósticos más seguros que tenemos en meteorología. Esto se debe a distintos factores: la rápida intensificación, condiciones atmosféricas muy locales; y la temperatura del agua del océano en esta parte de la costa mexicana.Cada vez más, la intensificación no sólo se está dando en la parte del Pacífico y Atlántico de nuestra región, en el océano Índico también se está dando. En Filipinas se ha tenido muchas veces este tipo de intensificaciones muy rápidas que son todo un desafío, tanto para los servicios climáticos, como para la respuesta humanitaria.SA: Sí, es un desafío inmenso, porque de hecho algo de lo que dependemos para tomar decisiones que salven vidas es de los pronósticos rigurosos, precisos, efectivos. Si avanzamos hacia una era de mayor incertidumbre, pues hay que que buscar también la forma de ver cómo anticipamos por otros frentes. ¿Qué podríamos esperar para este año que inicia?JB: En los meses siguientes estaríamos normalmente entrando a un periodo neutral y pasando rápidamente a un fenómeno de La Niña. Y esto también traerá sus consecuencias, cambiando todo el panorama. Podría ser que este año debamos prepararnos para una temporada de huracanes quizás mayor de lo normal. Entonces tenemos que seguir monitoreando, tomando en cuenta la crisis climática, y un océano Atlántico que aún se mantiene muy cálido.SA: Desde la meteorología, Juan, Cruz Roja ha tratado de hacer cada vez más alianzas, con institutos, con instituciones que se dedican a investigar, monitorear y entender el clima. ¿Es ese uno de los caminos hacia el futuro, estrechar más esa alianza?JB: Cada vez más la Cruz Roja tiene como sus aliados principales a las entidades técnicas científicas, para tomar decisiones confiables. Y creo que esa es la forma en la que debemos seguir trabajando. La información científica nos va a traer información para nuestros programas y operaciones a diferentes escalas de tiempo, a muy corto, mediano y largo plazo.No hay dejar de lado las proyecciones climáticas, si no planificar cómo podemos adaptarnos sabiendo que el clima va a mudar. Esto lo hacemos, es parte de nuestro trabajo desde las políticas hasta en nuestras intervenciones cuando llegamos a las comunidades, y creo que la Cruz Roja lo hace muy bien. Sin embargo, necesitamos empoderarnos más, acercarnos más hacia las entidades técnicas científicas, la academia, son nuestros aliados que nos puede traer mucha más información, mucho más rica, mucho más localizada. Y este es, el siguiente paso que tenemos que dar.SA: Se vienen muchos cambios también en la meteorología. Ahora, usando la inteligencia artificial, la big data, cambios para mejorar la predicción. Son cosas que ya se están viendo. Creo que podíamos ver una luz para tener pronósticos más confiables sobre la intensificación.JB: La inteligencia artificial abre mucho espacio para la innovación. La meteorología no es 100% precisa, siempre hay ese grado de incertidumbre y va a haber fallos. Es parte del caos atmosférico de nuestro planeta, de la complejidad, de tantas variables que están en juego en los pronósticos meteorológicos. En ese sentido la AI será un gran valor agregado para la mejora de los pronósticos.Esto pone sobre la mesa la necesidad de 1) una mayor inversión en sistemas de acción temprana basados en pronósticos, 2) sistemas de alerta temprana más ágiles, flexibles y capaces de informar y movilizar a la población en un tiempo récord, y 3) ayuda humanitaria preposicionada para responder a los desastres en el momento en que se producen.

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Crisis del hambre: "Ahora puedo cuidar de mi propia familia"

En la región de Lubombo (Eswatini), cerca de la ciudad de Big Bend, Bongani Masuku, de 39 años, observa su campo de maíz. Acaba de cosechar una parte la semana pasada. "Pero aún queda trabajo por hacer", dice Bongani y empieza a trabajar la tierra. Lubombo es una de las zonas más calurosas de Eswatini. Mientras Bongani deshierba su campo, la temperatura ya ha subido a más de 34 grados. "Elimino las malas hierbas para que mi maíz crezca bien", dice. "Si dejara que las malas hierbas se apoderaran de todo, las siembras crecerían muy delgadas y no ofrecerían una buena cosecha". A principios de la temporada, Bongani asistió a un curso de formación agrícola, tras el cual recibió asistencia en efectivo de unos 70 euros aproximadamente. Invirtió el dinero en semillas de maíz más resistentes a la sequía, ya que el cambio climático ha hecho que las lluvias sean más irregulares y ha aumentado la sequía. Alrededor del 70% de la población de Eswatini depende directamente de la agricultura para su subsistencia. Por eso las cambiantes condiciones meteorológicas son extremadamente preocupantes. "Las recientes olas de calor han dificultado mucho la agricultura. El maíz no debe recibir demasiada luz solar cuando está floreciendo. La lluvia es importante en esa fase. La última vez que el maíz floreció no llovió nada, así que mi cosecha fue menor de lo que esperaba". El campo de maíz tiene un gran significado para Bongani. "Me permite alimentar a mi familia, pero también vender parte de la cosecha y conseguir dinero", añade. "Este dinero me ayuda a darle educación a mis hijos. Tengo cinco hijos con mi querida esposa. Ahora puedo comprarles libros de texto y otro material escolar, como bolígrafos. Si gano suficiente dinero, también puedo comprarles zapatos para que vayan a la escuela". Inseguridad alimentaria prolongada Como en otros lugares del sur de África, la población de Eswatini sufre una grave y prolongada crisis de seguridad alimentaria que comenzó en 2015. La sequía provocada por el fenómeno de El Niño, reforzada aún más por el cambio climático y la irregularidad de las lluvias e inundaciones desde entonces, han dañado las cosechas año tras año. Bongani es una de las 25.500 personas incluidas en el proyecto de tres años financiado por la Unión Europea para mejorar la seguridad alimentaria mediante asistencia en efectivo. Además de la Cruz Roja Finlandesa, el proyecto incluye a la Cruz Roja de Baphalali Eswatini y a la Cruz Roja Belga de Flandes. Para las personas destinatarias de la asistencia en efectivo, como Winile Masuku, el dinero ha significado la posibilidad de comprar alimentos como arroz, harina de maíz y aceite de cocina en un momento en que las fuentes habituales de alimentos son mucho menos abundantes y más caras. "Antes de recibir la asistencia en efectivo, dependíamos de nuestros vecinos", explica Winile sentada frente a su casa, cuyas paredes están hechas de intrincados tejidos de ramas y piedra. "Ahora puedo cuidar de mi propia familia". Jardinería para el cambio Aunque no todo el mundo se dedica a la agricultura, muchas personas en Eswatini cultivan una parte de su sustento diario en huertos comunitarios locales. Esta es una de las razones por las que este proyecto de resiliencia climática también pretende revivir la tradición de los huertos comunitarios. Parte de ese esfuerzo incluye cursos de formación del Ministerio de Agricultura sobre la forma más eficaz de cuidar los huertos comunitarios ante condiciones climáticas más extremas. Después de cada formación, quienes participan reciben asistencia en efectivo de unos 35 euros para comprar semillas de plantas, por ejemplo. Se anima a estas personas a utilizar variedades de cultivos que requieran menos agua. "El huerto ofrece estabilidad a mi familia, ya que me empleo en esto y cuido de mi familia", dice Sibongile, una de las participantes. "La cosecha del huerto me permite alimentar a mi familia, y también puedo vender algunas cosechas para conseguir dinero para la educación de mis hijos". Salud en el campo También es importante garantizar la salud de la población, ya que la sequía y el calor pueden crear condiciones que agraven la propagación de enfermedades y síntomas como la deshidratación. Por esta razón, el proyecto financiado por la UE también apoya a la comunidad en la preparación ante epidemias y pandemias. La Cruz Roja de Baphalali Eswatini gestiona tres clínicas en el país, y el proyecto apoya su capacidad para responder a diferentes epidemias, como las enfermedades diarreicas, la tuberculosis y el VIH. "Todas las mañanas ofrecemos asesoramiento sanitario, lo que significa que informamos a las personas atendidas de las epidemias que hay actualmente", explica Phumlile Gina, enfermera de la clínica de Hosea Inkhundla, en la región de Shiselweni. "Ahora mismo les informamos de las vacunas, sobre todo contra el coronavirus y la tuberculosis. También hacemos hincapié en la higiene adecuada: explicamos lo importante que es lavarse las manos y también recordamos a la gente que lave sus recipientes de agua de vez en cuando." "Algunas de las personas que atendemos aquí en el campo son muy pobres", añade. "Pueden venir a la clínica por alguna razón completamente distinta, por una gripe, por ejemplo. Pero entonces podemos darnos cuenta de que el crecimiento del hijo del paciente está claramente atrofiado y hay motivos para sospechar malnutrición." "También podemos ocuparnos de esas situaciones y vigilar el estado de las personas. Me siento muy bien cuando un paciente vuelve a la clínica al cabo de seis meses y dice que su hijo está muy bien y juega como los demás niños y niñas." La Alianza Programática entre la red de la IFRC y la Unión Europea proporciona financiación estratégica, flexible, previsible y a largo plazo, para que las Sociedades Nacionales puedan actuar antes de que se produzca una emergencia. Se está aplicando en todo el mundo, incluyendo 13 países de África.

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Se intensifica la crisis del hambre en África: La IFRC advierte contra la fatiga de la crisis

Ginebra/Nairobi, 7 de diciembre de 2023: En respuesta a la creciente crisis del hambre en África subsahariana, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) amplía su llamado a la acción en medio de la creciente preocupación por la fatiga de la crisis. Para ello, la IFRC ha revisado su llamamiento de financiación a 318 millones de francos suizos, con el objetivo de llegar ahora a 18 países. Ha pasado más de un año desde el lanzamiento inicial del llamamiento para la crisis del hambre en África, pero las necesidades siguen superando el apoyo recibido. Inicialmente fijado en 215 millones de francos suizos para 16 países, sólo se han recaudado 59 millones de francos suizos. Esta crisis humanitaria, intensificada por sequías recurrentes, inundaciones provocadas por El Niño, conflictos y recesiones económicas, exige una respuesta inmediata para evitar el sufrimiento generalizado y la pérdida de vidas y medios de subsistencia. Alrededor de 157 millones de personas de 35 países del África subsahariana se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria. A pesar de las alertas tempranas de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja africanas, se necesitan más fondos y recursos. El Cuerno de África se ha visto especialmente afectado por la sequía más prolongada de la que se tiene constancia, con cinco estaciones secas consecutivas. En contraste, regiones como el este de Kenia, partes de Sudán del Sur, Somalia, Etiopía y Tanzania experimentaron lluvias más intensas de lo habitual durante la temporada de octubre-diciembre, lo que provocó inundaciones que agravaron aún más la situación de quienes ya se enfrentaban a una grave inseguridad alimentaria. Esta combinación de condiciones meteorológicas extremas, junto con los conflictos en curso, ha dado lugar a cosechas muy diversas en todo el continente. El voluntariado de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja es testigo de condiciones desgarradoras en las que muchas personas, entre ellas mujeres e infancias, sobreviven con menos de una comida al día. Mohamed Omer Mukhier, Director Regional para África, hizo hincapié en la urgencia permanente: "En el último año se ha puesto de manifiesto la extrema necesidad de recursos para hacer frente a la actual crisis del hambre, con millones de personas privadas de agua, alimentos y servicios sanitarios. Aunque esta crisis se ha intensificado, se ha visto eclipsada en gran medida por otras crisis más visibles durante el pasado año. Teniendo en cuenta su magnitud en todo el continente, pedimos urgentemente que se amplíe el apoyo para proseguir nuestra movilización colectiva para salvar y mantener vidas". Estos países se encuentran actualmente en el centro de la crisis del hambre: Angola, Burkina Faso, Camerún, Yibuti, Etiopía, Kenia, Madagascar, Malí, Malawi, Mauritania, Níger, Nigeria, República Democrática del Congo (RDC), Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Tanzania y Zimbabue. Las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja africanas han desempeñado un papel decisivo prestando asistencia vital a millones de personas afectadas por esta crisis. Hasta ahora, han llegado a 1,53 millones de personas. La mayor parte de la ayuda prestada ha consistido en servicios de agua y saneamiento, que han llegado a más de 1,2 millones de personas. Además, más de 725.000 personas recibieron asistencia en efectivo y más de 450.000 recibieron apoyo sanitario y nutricional. Esto subraya el compromiso de la IFRC de pasar del socorro inmediato a estrategias de resiliencia sostenibles y a largo plazo en la región. El llamamiento revisado se centrará en mejorar las prácticas agrícolas, fomentar la paz y la estabilidad y crear oportunidades económicas. Más información: Para más detalles, visite la página del llamamiento de la Crisis del Hambre en África. Para material audiovisual, visite la sala de prensa de la IFRC. Para solicitar una entrevista, contacte a: [email protected] En Nairobi: Anne Macharia: +254 720 787 764 En Ginebra: Tommaso Della Longa: +41 79 708 43 67 Mrinalini Santhanam: +41 76 381 50 06

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COP28: Falta urgencia, acción y fondos

El Secretario General de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja advierte que las comunidades sufrirán debido a la falta de urgencia expresada en el texto final de la cumbre COP28. Aunque acoge con satisfacción gran parte del acuerdo, Jagan Chapagain advierte que no va lo suficientemente lejos, ni lo suficientemente rápido; y que falta compromiso financiero para satisfacer las necesidades de las comunidades. En reacción al acuerdo, Chapagain afirmó: "Este acuerdo es un paso en la dirección correcta, pero necesitábamos un salto. El establecimiento de un Fondo de Pérdidas y Daños y los avances en el Objetivo Global de Adaptación son bienvenidos. También es positivo que se haya mejorado el lenguaje sobre la mitigación. Pero esto aún no está respaldado por la financiación necesaria, y todo está sucediendo con demasiada lentitud. Debemos centrarnos en llegar a quienes más lo necesitan. Las comunidades están sufriendo ahora. Necesitan acción ya". La IFRC tiene especial interés en comentar tres aspectos del acuerdo: En mitigación Aunque el texto haya avanzado más que antes, las medidas actuales no bastarán para mantener el planeta por debajo de 1,5 grados de calentamiento. Cuando superemos este umbral, las consecuencias humanitarias serán nefastas. Veremos fenómenos climáticos y meteorológicos extremos más intensos, frecuentes y simultáneos que destruirán hogares, vidas y medios de subsistencia, y la subida del nivel del mar arrebatará a la gente sus tierras y formas de vida. En adaptación El acuerdo sobre los objetivos y un marco para el "Objetivo Global de Adaptación" es bienvenido y alentador. Sin embargo, las comunidades necesitan algo más que buenas intenciones. Para alcanzar los objetivos de adaptación, aumentar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad, se necesita apoyo financiero, y ahora. Pedimos a las partes que vayan rápidamente más allá del compromiso de duplicar la adaptación, para cerrar realmente la brecha. La adaptación también debe llegar a las comunidades que más lo necesitan, muchas de las cuales se están quedando atrás. En un avance positivo, la COP28 reconoció este reto y propuso medidas en una nueva Declaración sobre el Clima, la Ayuda, la Recuperación y la Paz. Esta declaración se compromete a "aumentar sustancialmente los recursos financieros para la adaptación al clima y el aumento de la resiliencia... en situaciones de fragilidad, conflicto o necesidades humanitarias graves". Lo importante -y lo más difícil- será llevar estas palabras a la práctica. En pérdidas y daños Un verdadero éxito de la COP28 fue el establecimiento de un "Fondo de Pérdidas y Daños" formal. Pero esa estructura de financiación ahora necesita fondos. Aunque los compromisos actuales hacen despegar el fondo, son una pequeña fracción de lo que se necesita. También se necesita una coordinación eficaz con los mecanismos de financiación más amplios para identificar las carencias y llegar a las personas necesitadas. IFRC En todo el mundo, la IFRC apoya a las comunidades para que se preparen y reaccionen ante fenómenos meteorológicos extremos y riesgos relacionados con el clima. Esos peligros son cada vez más frecuentes y peores. Sólo en las dos últimas semanas, mientras se celebraba la COP28, el personal y el voluntariado de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja ayudaron a las personas afectadas por las inundaciones en Kenia, Angola, Etiopía, República Dominicana y Tanzania. Las familias y las comunidades ya están haciendo frente a los efectos palpables de las condiciones meteorológicas extremas y, a medida que el cambio climático se agrave, esas necesidades aumentarán exponencialmente. Por ello, recordamos al mundo que las palabras nunca son suficientes. Necesitamos acción, un gran salto adelante en la acción. Entrevistas disponibles con dirigentes de la IFRC y especialistas en política climática. Contacto: Andrew Thomas +41 76 3676587; [email protected]

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Libia: Una repentina inundación les costó la vida, pero su espíritu de voluntariado sigue vivo

Escrito por Mey Al Sayegh Lo que hace que el voluntariado de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja sea tan esencial durante las emergencias, es que viven en las comunidades a las que sirven. Eso también significa que son tan vulnerables a las dificultades, las pérdidas y el dolor como sus vecinos y seres queridos. Las inundaciones que asolaron Derna, en el este de Libia, la noche del domingo 10 de septiembre no fueron una excepción. Ayudando desinteresadamente a quienes lo necesitaban, las personas voluntarias de la Media Luna Roja Libia (MLRL) acudieron a la llamada y prestaronapoyo, después de que la región nororiental de Libia se viera afectada por las intensas lluvias, provocadas por la tormenta Daniel. Las fuertes precipitaciones provocaron el desmoronamiento de dos presas en la madrugada del 11 de septiembre. Trágicamente, cuatro voluntarios de la Media Luna Roja Libia perdieron la vida en el diluvio posterior, tres de ellos mientras ayudaban a salvar la vida de otras personas. Esta es su historia. Pero también es un testimonio de todas las personas voluntarias de todo el mundo que han sufrido pérdidas este año, o que han hecho el último sacrificio mientras daban a otras personas una segunda oportunidad. En el acto de apoyar a otras personas Abed Alqader Atiya Alkherm había trabajado anteriormente como jefe del departamento de medios de comunicación de la filial de la Media Luna Roja Libia en Derna, donde utilizaba sus conocimientos de fotografía y comunicación para transmitir la voz de la gente y sus historias. Pero había decidido que también quería ayudar a la gente de forma más directa, así que se unió a los equipos de respuesta a emergencias de la Media Luna Roja Libia en Derna. Cuando se produjo el desastre, el 10 de septiembre, este voluntario de 31 años no lo dudó. "Abed dejó la cámara y arriesgó su vida para salvar a otras personas", dice Bahaa Kawash, director de medios y Comunicaciones de la MLRL. "Él y todos los héroes de la Media Luna Roja Libia estarán en nuestros corazones y en nuestra memoria". En los días que siguieron a esa trágica noche, sus afligidos colegas compartieron recuerdos e historias de la valentía, competencia y compasión de estos voluntarios. Khaled Abed Alkareem Aldwal, de 29 años, había desarrollado una sólida reputación por sus habilidades en primeros auxilios y su disposición por apoyar a la gente, recuerda el antiguo director de medios de comunicación y comunicaciones de la MLRL, Tawfeq Al Shokry. Khaled era recordado por haber salvado una vez la vida de un hombre en un restaurante donde solía trabajar, prestándole primeros auxilios. Tras las inundaciones de septiembre, uno de los sobrevivientes escribió en su páginade Facebook que Khaled arriesgó su vida para salvar a sus dos hijas antes de que las inundaciones se lo llevaran. Hussein Bou Zanouba llegó a la sucursal de Derna como de costumbre a las 6 de la tarde de ese día, muchas horas antes de la inundación. Cuando las aguas empezaron a arrasar la ciudad, no dudó en unirse a los equipos de rescate. Durante su misión de rescate, la ambulancia chocó contra un poste de energía eléctrica, lo que provocó su trágico ahogamiento. Durante aquella madrugada, su madre intentó llamarle 23 veces. Pero sus llamadas fueron en vano, ya que se había dejado el teléfono en su casa de Al Bayda, otra ciudad del este de Libia muy afectada por las inundaciones. Fue un momento angustiante para sus colegas que buscaban a Hussein entre los cadáveres y las morgues refrigeradas de Derna, recuerda Ali Hweidi, ex director de Jóvenes y Voluntarios de la MLRL en Bengasi. Pérdidas trágicas que perduran La pérdida de estos voluntarios golpeó duramente a sus compañeros. Sin embargo, mantuvieron su valor, su resistencia y su inquebrantable dedicación a asistir a quien lo necesitaba, y continuaron con su crucial labor durante los días y meses posteriores. Además de quienes perdieron la vida, muchas personas voluntarias en Derna sufrieron otros tipos de pérdidas terribles esa noche. Un colega de la Media Luna Roja Libia, Abdallah Abou Shayana, pereció tristemente junto con toda su familia cuando su casa quedó inundada por el diluvio de agua que arrasó el centro de Derna. Muchas otras personas voluntarias dedicadas, que ayudaron activamente a salvar a quienes se veían amenazados por las devastadoras inundaciones, tuvieron que soportar otro tipo de trágicas pérdidas, ya que algunos perdieron a familiares, vecinos y amistades. Hamdi Ahmed Baleidhabló por última vez con su madre a las 2 de la madrugada del 11 de septiembre. Junto con sus compañeros, estuvo ayudando a otras personas durante toda la noche. En la que iba a ser su última llamada, su madre le insistió en que se mantuviera seco para no caer enfermo. Al volver a casa, se encontró con que la casa de su familia había sido completamente arrasada. Toda su familia había desaparecido. Por una especie de milagro, el voluntario Ayman Abed Arzaak Agribyal sobrevivió a las inundaciones repentinas que amenazaban con arrastrarlo. Por desgracia, perdió a su madre. A pesar de sus pérdidas, tanto Hamdi como Ayman siguen trabajando a diario con la Media Luna Roja Libia para ayudar a la gente a reconstruir sus vidas tras la catástrofe. Hamdi encuentra consuelo en la convicción de que el mejor modo de superar su profundo dolor es apoyando a otras personas. En estos momentos difíciles, la Unidad de Respuesta a Emergencias de la IFRC desplegada tras la inundación ofrece apoyo psicosocial a todas las personas sobrevivientes, incluyendo el voluntariado. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, dice Mamdouh Al Hadid, Jefe de Operaciones de la IFRC para la tormenta Daniel, y añade que se está elaborando un programa a más largo plazo de " Cuidado del Voluntariado". Mientras tanto, la IFRC rinde homenaje a la valentía y el desinterés de los equipos de la Media Luna Roja Libia, así como a las personas voluntarias de todo el mundo, por sus incansables esfuerzos y sacrificios frente a grandes peligros en 2023. Puede que las inundaciones de hace tres meses se llevaran físicamente a estos voluntarios, pero su espíritu humanitario sigue inspirando a sus amigos y compañeros de equipo de la Media Luna Roja Libia, así como a innumerables personas de todo el mundo.

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Fuera del radar: Diez catástrofes del 2023 de las que probablemente no hayas oído hablar

Tal vez se deba a que la catástrofe ocurrió en una zona rural remota, lejos de los centros mediáticos. Tal vez sea "demasiado pequeña" para justificar una reacción mundial. Sea cual sea la razón, algunas emergencias no reciben tanta atención como otras. Sin embargo, para la gente que vive estas crisis son tan reales, desgarradoras y cambian la vida como las grandes catástrofes que se hacen virales o que se benefician del "efecto CNN".Y cuando has perdido tu casa a causa de una inundación, un incendio o un deslizamiento de tierras -o has tenido que abandonar la ciudad con lo puesto- no tienes tiempo para que el mundo se entere.Por eso, la IFRC cuenta con un mecanismo de financiación de respuesta rápida denominado Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (IFRC-DREF) que hace llegar fondos rápidamente a todas las crisis, ya sean grandes o pequeñas. He aquí diez de los desastres menos conocidos a los que el IFRC-DREF respondió en 2023.1. El Niño en EcuadorEn el último semestre de 2023, las lluvias extremas generadas por el fenómeno de El Niño en la costa ecuatoriana provocaron rápidas inundaciones. Afortunadamente, las comunidades afectadas estaban más preparadas que en el pasado gracias a las medidas que tomaron antes de las lluvias. Cuando se pronosticaron por primera vez los impactos de El Niño, las agencias gubernamentales declararon que prepararse y prevenir los daños de las fuertes lluvias esperadas era una prioridad nacional. Por su parte, desde el IFRC-DREF se asignaron fondos para garantizar que 1.000 familias en situación de riesgo dispusieran de agua potable, una gestión adecuada de los residuos, alimentos reservados y muchas otras medidas de precaución.2. Brote de cólera en ZimbabueComo muchas otras epidemias relativamente localizadas o regionales, el brote de cólera en Zimbabue en 2023 ha recibido poca atención internacional. Comenzó en febrero de 2023 y, hasta la fecha, se han notificado casos sospechosos y confirmados en 41 distritos de las 10 provincias del país. La IFRC ha lanzado un llamamiento de emergencia para apoyar la labor de la Cruz Roja de Zimbabue, pero incluso antes de eso, el IFRC-DREF desembolsó 500.000 francos suizos para apoyar a 141.257 personas con asistencia sanitaria y apoyo en materia de agua, saneamiento e higiene en zonas clave afectadas. El objetivo es prevenir y controlar la propagación del cólera, interrumpir la cadena de transmisión, facilitar la mejora de la gestión de los casos y mejorar el saneamiento básico, las prácticas de higiene y el acceso al agua potable.3. Inundaciones en Bosnia-HerzegovinaLa zona noroeste de Bosnia y Herzegovina sufrió intensas lluvias a mediados de mayo de 2023, que causaron inundaciones generalizadas y cuantiosos daños en las viviendas y las infraestructuras locales. Las inundaciones también destruyeron cultivos e inutilizaron gran parte de las tierras de cultivo y la producción lechera. Fue un duro golpe para una de las zonas de ingresos más bajos de Europa, una región que depende de la agricultura local para su sustento e ingresos. A través del IFRC-DREF, se asignaron 126.504 francos suizos a la Cruz Roja Bosnia para ayudar a 1.500 personas mediante diversas medidas de asistencia, como transferencias de efectivo, distribución de equipos esenciales y suministros de higiene, y difusión de información sanitaria, entre otras cosas.4. Tormentas e inundaciones se suman a la sequía y los conflictosA veces las catástrofes quedan ocultas por la crisis de mayor envergadura que envuelven a una región concreta. La escala del sufrimiento humanitario en Yemen es tan masiva y generalizada que apenas se tuvo noticia del ciclón tropical que azotó el país en octubre de 2023. El ciclón tropical Tej tocó tierra sobre la costa meridional de la gobernación de Al Mahrah la noche del 23 de octubre y siguió avanzando hacia el noroeste. El ciclón causó inundaciones generalizadas, destrucción de infraestructuras, desplazamiento de comunidades y la pérdida de muchas vidas. El IFRC-DREF apoyó rápidamente la respuesta de la Media Luna Roja de Yemen con 281.000 francos suizos para ayudar a los desplazados internos, las comunidades de acogida, los repatriados, los grupos marginados y los migrantes/refugiados.5. Incendios en ChileEn febrero de 2023, los fuertes vientos y las altas temperaturas provocaron decenas de incendios forestales en el centro y el sur de Chile, causando víctimas y daños generalizados. Estos incendios se produjeron después de los destructivos incendios forestales de diciembre de 2022, que se propagaron rápidamente alrededor de la ciudad de Viña del Mar. Con financiación de la IFRC-DREF, la Cruz Roja Chilena prestó apoyo a más de 5.000 personas. El personal y las personas voluntarias prestaron asistencia médica y distribuyeron dinero en efectivo para que las personas afectadas pudieran comprar lo que necesitaban para recuperarse. Más información.6. Brote mortal de Marburgo en GabónA principios de febrero de 2023, el Gobierno de Guinea Ecuatorial informó de la muerte de nueve personas que presentaban síntomas de fiebre hemorrágica y poco después la OMS confirmó que el país estaba sufriendo una epidemia de enfermedad de Marburgo. La Cruz Roja Gabonesa contribuyó a las medidas preventivas del gobierno y el 15 de mayo la epidemia había terminado. Ahora se están utilizando unos 140.000 CHF de los fondos de emergencia del DREF para aumentar la capacidad de la Cruz Roja Gabonesa de responder a la enfermedad de Marburgo y a otros brotes en el futuro, garantizando que los equipos movilizados puedan detectar rápidamente los casos sospechosos, anticiparse a la propagación y preparar una respuesta coordinada con las autoridades sanitarias.7. Fuertes tormentas de granizo en ArmeniaEn junio de 2023, fuertes tormentas de granizo azotaron varias regiones de Armenia, causando grandes daños y trastornos. En la región meridional, las comunidades rurales cercanas a la frontera sufrieron fuertes precipitaciones que saturaron los sistemas de alcantarillado, inundaron calles y casas y dejaron intransitables carreteras y puentes. El granizo y las consiguientes inundaciones causaron importantes daños en casas, ganado, huertos y reservas de alimentos. El IFRC-DREF asignó rápidamente 386.194 francos suizos para apoyar los esfuerzos de la Cruz Roja Armenia por ayudar a 2.390 personas que perdieron cosechas, medios de subsistencia o que sufrieron daños extremos en sus viviendas.8. Movimiento de población en BeninEn todo el mundo hay cientos de lugares donde la gente huye de la violencia de la que rara vez informan los medios de comunicación internacionales. He aquí un ejemplo: en los últimos tres años, los grupos armados no estatales de la región del Sahel han aumentado en la zona fronteriza de Burkina Faso con Benín y Togo, obligando a miles de personas a abandonar sus hogares. El IFRC-DREF asignó 259.928 francos suizos para apoyar a la Cruz Roja de Benín en la asistencia a los desplazados y a las comunidades de acogida en Benín. Los fondos se utilizaron para proporcionar ayuda alimentaria y material inmediata a los hogares más vulnerables, cubriendo las necesidades inmediatas (refugio, acceso a agua potable, suministros domésticos básicos) de al menos 3.000 personas.9. Olas de frío y tormentas de nieve en MongoliaA partir del 19 de mayo de 2023, una devastadora tormenta de nieve azotó el este de Mongolia y algunas provincias del Gobi. La tormenta trajo fuertes vientos y 124 personas (en su mayoría de la comunidad de pastores) fueron dadas por desaparecidas después de seguir a su ganado, que se alejó debido a la tormenta. Se encontraron a 122 personas, pero trágicamente murieron dos. También se produjeron graves daños en las infraestructuras, como el derrumbe de 22 subestaciones eléctricas, que causaron cortes de electricidad en varios condados. Cerca de 150 hogares perdieron sus "gers" o yurtas (estructuras tradicionales circulares con cúpula) o sufrieron graves daños, y el ganado murió de forma generalizada. El IFRC-DREF asignó 337.609 francos suizos para apoyar los esfuerzos de la Cruz Roja Mongola por proporcionar refugio, asistencia en efectivo y apoyo psicosocial a 3.400 personas.10. Sequías en UruguayUruguay sufre actualmente una sequía generalizada debido a la falta de precipitaciones desde septiembre de 2022 y a las temperaturas cada vez más altas en verano, lo que ha llevado al gobierno uruguayo a declarar el estado de emergencia. El gobierno solicitó oficialmente el apoyo de la Cruz Roja Uruguaya para llevar a cabo una evaluación de las necesidades de la sequía, para poder entender cómo estaba afectando a las personas y a las industrias agrícolas. Con financiación de la FICR-DREF, los equipos de la Cruz Roja Uruguaya se dirigieron a las zonas más afectadas para hablar con más de 1.300 familias sobre el impacto de la sequía en su salud, sus medios de subsistencia y el acceso al agua. Sus hallazgos están ayudando al gobierno a tomar decisiones más informadas sobre cómo abordar la sequía, teniendo en cuenta las necesidades reales de los afectados. Más información.

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Tres meses después de las catastróficas inundaciones, la Media Luna Roja Libia sigue trabajando para ayudar a quienes sobrevivieron

La tormenta Daniel azotó el noreste de Libia el domingo 10 de septiembre, trayendo fuertes vientos y lluvias torrenciales repentinas, que provocaron inundaciones masivas, devastación y muertes. Las infraestructuras sufrieron graves daños, como la ruptura de presas cerca de Derna, que provocó inundaciones que arrasaron barrios enteros. Los equipos y voluntariado de la Media Luna Roja Libia fueron las primeras personas en llegar al terreno, evacuando a la gente y prestando primeros auxilios y servicios de búsqueda y rescate. La IFRC asignó rápidamente recursos a través de su Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres.Posteriormente, la IFRC hizo un llamamiento de emergencia para apoyar a la Media Luna Roja Libia en el suministro de refugio de emergencia, apoyo psicosocial, asistencia sanitaria, agua potable y alimentos a las comunidades afectadas. Los equipos también trabajaron incansablemente para ayudar a las personas a reencontrarse con sus familiares. Con el respaldo de la red de la IFRC, el personal de la Media Luna Roja Libia realizó una labor heroica. Pero queda más por hacer. Los llamamientos de emergencia de la IFRC buscaban recaudar 25 millones de francos suizos (20 millones de los cuales se espera que recaude la Secretaría de la IFRC) para apoyar a la Media Luna Roja Libia. Hasta ahora, se han recaudado poco más de 8,3 millones de francos suizos. Y las necesidades continúan, ya que muchas personas siguen desplazadas de sus hogares y persiste el choque psicológico y económico. El desastre también recibió apoyo de toda la red de la IFRC. Para apoyar la respuesta de la Media Luna Roja Libia tras las devastadoras inundaciones, la Media Luna Roja Turca envió aviones de carga desde Turquía con equipos de búsqueda y rescate, equipos médicos de emergencia y equipos de socorro, así como equipos y suministros humanitarios. Según la IFRC, lo ocurrido en Derna debería ser una "llamada de atención para el mundo" sobre el creciente riesgo de inundaciones catastróficas en un mundo cambiado por la crisis climática. En un rápido análisis realizado por el grupo World Weather Attribution -un grupo científico apoyado por la IFRC- se analizaron datos climáticos y simulaciones de modelos informáticos para comparar el clima actual, tras aproximadamente 1,2ºC de calentamiento global, con el clima del pasado. Los científicos descubrieron que el cambio climático provocado por la actividad humana ha incrementado hasta 50 veces la probabilidad de que se produzcan lluvias torrenciales en el noreste de Libia. También descubrieron que las lluvias eran hasta un 50% más intensas de lo que habrían sido en un temporal comparable en un mundo anterior a la crisis climática. Algo tan cotidiano como los días lluviosos y las playas cercanas se han convertido tristemente en una fuente de temor para quienes viven en el este de Libia, especialmente para quienes vivieron en primera persona las inundaciones masivas que arrasaron casas, coches y familiares en un abrir y cerrar de ojos. En Derna, e incluso en la cercana ciudad de Bengasi, adonde huyeron la mayoría de las familias tras la devastación, son habituales los gritos de niñas y niños mientras duermen, o el sonambulismo.   "La gente asocia la lluvia con la muerte", afirma Ali Gharor, responsable de salud mental y apoyo psicosocial de la Media Luna Roja Libia, que ha prestado una amplia gama de servicios de salud mental y apoyo psicosocial a las personas que han sobrevivido a la inundación. "Todos los grupos de personas de la ciudad necesitan apoyo psicológico, incluido el voluntariado".

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Colombia, el país refugio

Pensar en personas refugiadas en América Latina es pensar en Colombia. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en 2023, Colombia alberga a más de 2,4 millones de personas refugiadas, principalmente de Venezuela. Esto representa un 3.2% de su población total, convirtiéndolo en el segundo país del mundo en acoger a más población refugiada, solo detrás de Turquía. Esta población, a la que se suman más de 6,8 millones de personas desplazadas por el conflicto armado interno, enfrentan necesidades humanitarias innegables y que requieren una respuesta urgente, coordinada y sostenida. Las evidencias hablan por sí solas: tres de cada 10 personas refugiadas en Colombia tienen necesidades humanitarias severas y requieren agua, refugio, atención médica y saneamiento; mientras que una de cada 10 enfrenta necesidades básicas extremas. La población refugiada también está expuesta a la violencia, la discriminación y la explotación, incluyendo la violencia sexual y de género, al tráfico de personas y a la explotación laboral. Esto obliga a prestarles servicios de protección urgentes y acceso a programas de apoyo psicosocial que eviten que los traumas a los que se exponen tengan un impacto negativo en su salud mental. Garantizarles acceso a educación, capacitación y oportunidades de empleo es otra medida para aliviar su sufrimiento y promover una integración socioeconómica plena y digna. Se trata de un desafío creciente si se tiene en cuenta la existencia de xenofobia y discriminación y el crecimiento generalizado del discurso anti-personas migrantes y refugiadas en la región. Cruz Roja Colombiana en acción Aunque la Cruz Roja Colombiana (CRC) es una organización conocida por su respuesta humanitaria a crisis y desastres, en las últimas dos décadas su papel ha sido -y sigue siendo- fundamental para atender las necesidades de las personas refugiadas y migrantes. El Programa Mariposa Monarca es un buen ejemplo de esto. Desde su nacimiento, en 2017, este programa de la CRC ha brindado asistencia humanitaria a más de 1,5 millones de personas refugiadas, desplazadas y migrantes. En estos seis años, equipos voluntarios y de especialistas han contribuido a mejorar su acceso a la salud, la educación y la protección, proveyéndolas con asistencia humanitaria básica, como alimentos, agua, albergue, atención médica y apoyo psicosocial. Lo han hecho a través de puntos de servicio humanitario, espacios seguros -móviles o fijos- que apoyan a la población a lo largo de las rutas migratorias. Mariposa Monarca también ha impulsado iniciativas de formación y acceso a oportunidades de empleo que favorezcan la integración de las personas migrantes, refugiadas y desplazadas en sus comunidades de acogida. Las acciones también han apoyado a estas últimas, que han participado en programas de educación y sensibilización sobre la migración y la protección de los derechos humanos. Programas como este tienen un impacto positivo en la vida de las comunidades y desde luego, en la de las personas que buscan iniciar un nuevo proyecto de vida en Colombia tras huir de la desigualdad y discriminación, pero también de crisis económicas, políticas y climáticas. Refugiarse de la crisis climática Según el ACNUR, el 70% de las personas refugiadas y desplazadas en Colombia son vulnerables a los efectos de la crisis climática y miles de ellas ya han sido afectadas por eventos concretos. En 2023, las inundaciones en la región del Pacífico colombiano obligaron a más de 20.000 personas a abandonar sus hogares, muchas de ellas desplazados internas o refugiadas. Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, otra amenaza es el actual Fenómeno del Niño, que afectará a más de dos millones de personas en Colombia y podría causar daños en los medios de vida de la población desplazada y migrante, sobre todo entre enero y marzo de 2024. Conscientes de esto, la CRC y la IFRC ya preparan sus mecanismos de preparación y acción temprana para anticipar los efectos que El Niño y la crisis climática podrían tener en el país. Ante necesidades urgentes, respuesta inmediata y colectiva Casos como el de Colombia y la CRC, recuerdan dos aspectos clave: que atener las necesidades de las personas refugiadas es impostergable y que las organizaciones locales ya cuentan con la experiencia y conocimiento para prestar una respuesta humanitaria de calidad. ¿Qué hace falta entonces? Por un lado, mayor inversión en el nivel local de atención, en organizaciones que, como la CRC, tienen una fuerte presencia local, están arraigadas en las comunidades y tienen acceso a zonas remotas, inseguras o de difícil acceso, donde las personas en movimiento, incluidas las refugiadas y desplazadas, buscan apoyo. Por otro, que la población refugiada y migrante participe de forma significativa en los procesos de toma de decisiones. Su pericia, conocimientos y experiencia vivida son indispensables para crear programas y políticas más eficaces, pertinentes y responsables. Confiamos que el Foro Global sobre las Personas Refugiadas será una oportunidad para avanzar en esta dirección. Colombia y el mundo cuentan con la CRC para conseguirlo.

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Las comunidades son el corazón de la resiliencia ante la crisis climática

En los últimos cincuenta años, Panamá ha experimentado un aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, como lluvias intensas y prolongadas, tormentas de viento, inundaciones, sequías, incendios forestales, deslizamientos de tierra, ciclones tropicales y los efectos de los fenómenos de El Niño y La Niña.Ahora mismo, Panamá enfrenta una grande sequía; y en los años recientes, a finales del 2020, los huracanes Eta e Iota inundaron las regiones de Soloy y Tierras Altas, en Chiriquí, que son parte del territorio indígena Ngäbe. Esta es, además, una de las principales zonas agrícolas en Panamá, y una de las que se vio más afectada por estos huracanes, lo que impulsó a la comunidad a prepararse ante posibles eventos similares.A partir de eso, la gestión del riesgo frente a desastres se ha convertido en una labor fundamental, impulsada por la participación activa de lideresas y líderes indígenas comunitarios como Dalia, Eusebio y Wilfredo de la comunidad de Soloy, el compromiso de vecinas como Doña María que vive en Las Nubes, Tierras Altas, y el acompañamiento de actores locales como la Cruz Roja Panameña.En la Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático (COP28) que se celebra esta semana, la IFRC sigue insistiendo en que las comunidades deben estar en el centro de la preparación para desastres y crisis climática. Aquí exponemos tres de las razones principales:1. Volverá a ocurrir: Prepararse para catástrofes recurrentes"Una de las situaciones que se dan para la temporada de invierno son las inundaciones de los ríos, porque nosotros tenemos gran cantidad de ríos en la comunidad; y también los deslizamientos, que dejan casas y carreteras afectadas”, comenta Eusebio Bejarano, líder comunitario de Soloy.Es por eso que la Cruz Roja Panameña trabajó junto a la comunidad en la preparación de una evaluación y estableció Brigadas de Respuesta Comunitaria. Además, han empezado a utilizar una herramienta llamada Nexus Environmental Assessment Tool (NEAT+), que ayuda a identificar rápidamente los problemas medioambientales antes de diseñar intervenciones de emergencia o recuperación a más largo plazo.“Es una herramienta de evaluación medio ambiental que nos ha permitido conocer el contexto de las actividades que desarrolla la comunidad y sobre todo, cómo podemos trabajar para la protección de los medios de vida de esta comunidad, que es rural y que depende mucho de la agricultura de subsistencia”, explica Daniel González, Jefe de Gestión de Riesgos de la Cruz Roja Panameña.A nivel familiar e individual, también se pueden tomar acciones para proteger nuestras viviendas. Como Doña María, que vive cerca de la orilla del río y ha trabajado en un plan familiar de evacuación. Ahora está preparada para actuar en caso de inundación.2. La población local es la primera en responder: Reforzar la capacidad de respuesta de las comunidadesParte de los procesos de preparación requieren que las comunidades fortalezcan sus aprendizajes, capacidades técnicas y de liderazgo, para adaptarse mejor a las situaciones de crisis que van a vivir. Las organizaciones comunitarias son las primeras en responder cuando ocurren desastres y, a menudo, tienen acceso a áreas que los actores internacionales no tienen.Su presencia dentro de los territorios antes, durante y después de las crisis, significa que generalmente tienen la capacidad de responder de manera inmediata, pero también de fomentar la preparación y la recuperación a largo plazo.“Debemos prepararnos en Primeros Auxilios, las autoridades deben estar capacitadas, el personal docente y la comunidad", dice Dalia, lideresa de la Brigada de Apoyo Psicosocial. "La Cruz Roja ha traído diferentes tipos de capacitaciones, en las que han participado jóvenes, pero necesitamos que se involucren más comunidades y más jóvenes”.La implementación de proyectos educativos, como las escuelas azules, que incorporan aprendizajes sobre agua, saneamiento e higiene (WASH), reciclaje y huertos escolares; son una muestra de las acciones que las comunidades de esta zona están llevando a cabo, con el apoyo de la Cruz Roja Panameña.“Hemos capacitado a la Brigada de Extinción de Incendios, la Brigada de Primeros auxilios; pero también hemos trabajado en el fortalecimiento de la resiliencia en tres centros educativos de Alto bonito, Boca de Remedio y Soloy", comenta Daniel González, Jefe de Gestión de Riesgo de la Cruz Roja Panameña.. "Además, les hemos dotado de botiquines de primeros auxilios y tablas rígidas, acompañado de la capacitación a docentes y a la comunidad educativa”.3. Las comunidades saben lo que está en juego: Fortalecer la resiliencia comunitariaLas comunidades son el corazón de la preparación ante la crisis climática porque saben lo que está en juego: su entorno y la supervivencia de sus medios de vida. Ante la crisis climática y los escenarios cada vez más inciertos, la Cruz Roja trabaja con las comunidades para fortalecer la resiliencia local ante los choques relacionados con el clima.“Hemos trabajado de la mano con la Cruz Roja, organizando y preparándonos para situaciones que se vienen dando con la crisis climática, enfocándonos bastante en la comunidad, trabajando con liderazgos, trabajando con las autoridades y visitando las comunidades”, comenta Eusebio Bejarano, Líder Comunitario.La resiliencia comunitaria permite a las comunidades prepararse para hacer frente a los desastres y crear un futuro seguro, saludable y próspero. Para eso debemos registrar información sobre todas las amenazas pertinentes, así como sus causas, amenazas a la salud, peligros, conflicto, violencia, crisis climática, degradación ambiental. Únicamente así podremos establecer prioridades en conjunto, y decidir cuál es la mejor manera de abordarlas.Otro de los líderes comunitarios, Wilfredo, resalta la importancia de promover la empatía y el cuidado colectivo, y destaca la importancia de cuidar la naturaleza, enfatizando que las montañas y ríos son fundamentales para la vida comunitaria. La población indígena Ngäbe también ha puesto sobre la mesa la necesidad de tomar en cuenta elementos culturales como el idioma, a la hora de plantear acciones de preparación.Una comunidad resiliente es aquella que cuenta con experiencia, es saludable y puede satisfacer sus necesidades básicas, tiene oportunidades económicas, cuenta con infraestructura y servicios bien mantenidos y accesibles; y puede manejar sus bienes naturales en armonía con el ambiente.También se están llevando a cabo acciones de preparación ante desastres y resiliencia comunitaria en Guatemala, Honduras, El Salvador y Ecuador, gracias a la Alianza Programática entre la red de la IFRC y la Unión Europea, que proporciona financiación estratégica, flexible, a largo plazo y predecible, para que las Sociedades Nacionales puedan actuar antes de que ocurra una emergencia.

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Crisis climática en Colombia: un reto humanitario

Millones de personas expuestas a los efectos de las olas de calor, la caída en la producción de alimentos, la desertificación, fenómenos climáticos extremos y la pérdida de nevados, glaciares y fuentes de agua. Así sería la Colombia de 2040, si se cumplieran los escenarios proyectados por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales del país; y si no se tomara ninguna medida para responder a la crisis climática global. Desde la perspectiva de la Cruz Roja Colombiana y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC), reducir el impacto del cambio climático en la vida y medios de subsistencia de la población pasa por cuatro acciones clave: fortalecer las iniciativas de acción temprana, enfrentar la migración inducida por la crisis climática, fomentar medios de vida y servicios eco sistémicos resilientes al clima y aumentar el alcance de los programas de reducción de riesgos de desastres y crisis sanitarias enfatizando los riesgos vinculados con el clima, que ya impactan, por ejemplo, la salud de la población. Su presencia en todo el territorio, su credibilidad y liderazgo técnico en el ámbito humanitario y su estrecho vínculo con las comunidades, hacen de la Cruz Roja Colombiana un actor aventajado para implementar esas acciones y aquellas diseñadas por las mismas poblaciones en riesgo. La acción temprana y la resiliencia comunitaria en Colombia En los últimos 15 años, la Cruz Roja Colombiana ha puesto en el centro de sus programas la urgencia de reducir al máximo los efectos de la crisis climática en las comunidades, sobre todo aquellas expuestas a desastres recurrentes. Claro ejemplo de esto es el proyecto que lleva adelante con apoyo de la Fundación Z Zúrich con el objetivo de fortalecer la resiliencia comunitaria ante las inundaciones. Esta iniciativa parte de una herramienta innovadora capaz de medir hasta qué punto una población está preparada para enfrentar y sobreponerse a lluvias e inundaciones. Los resultados de la medición permiten a la Cruz Roja diseñar acciones que, teniendo en cuenta los análisis y proyecciones climáticas, potencien las capacidades de la comunidad y refuercen sus puntos más débiles. Ese tipo de acciones toman en cuenta, desde el minuto uno, la voz de las propias comunidades. Porque sí, los proyectos para aumentar la resiliencia y los sistemas de alerta temprana pueden salvar vidas y medios de subsistencia, pero para ser eficaces deben implicar activamente a las comunidades en riesgo. Ellas y otros actores locales, como el voluntariado de la Cruz Roja, son las primeras en responder cuando se produce una catástrofe, a menudo tienen acceso a zonas a las que no llegan las agencias internacionales y suelen ser las mejor situadas para vincular los esfuerzos de respuesta inmediata con el desarrollo de soluciones de largo plazo. También, son las comunidades las que atestiguan cómo el cambio climático agrava las crisis que les afectan desde décadas atrás: pobreza, desigualdad, desplazamiento, conflicto. Estos no son fenómenos separados, están conectados y tienen la capacidad de potenciarse unos a otros. COP28, agua y paz En la 28 edición de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), la Cruz Roja Colombiana es panelista del evento de alto nivel “Agua para la paz y la seguridad: del riesgo a la resiliencia”, organizado por la IFRC y organismos de las Naciones Unidas y la Alianza para la Paz y la Seguridad; con el propósito de visibilizar cómo las prácticas cooperativas, equitativas y sostenibles de gestión del agua, permiten la paz y la seguridad en regiones frágiles y afectadas por conflictos y la crisis climática. Además, la Sociedad Nacional se suma al llamado a los Estados para que aumente la inversión en soluciones basadas en la naturaleza, en anticipación y preparación y se ponga rápidamente en marcha el Fondo de Pérdidas y Daños, que servirá para reducir los impactos de la crisis climática en los países que menos contaminan pero que se ven más afectados por ella. La Cruz Roja Colombiana participa en la COP28 como miembro del grupo de campeones globales del clima de la IFRC, conformado por 20 Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja comprometidas con el trabajo en políticas climáticas y la colaboración estratégica con los Ministerios de Ambiente y otros actores clave, en la búsqueda de soluciones al cambio climático. Trabajo en equipo La necesidad de un enfoque de acción local, articulación nacional y alcance global para combatir la crisis climática nunca ha sido más evidente. Proteger a la población de los efectos humanitarios de ésta es una tarea que corresponde al ecosistema humanitario en su conjunto. En Colombia, la ciudadanía, sociedad civil, agencias humanitarias, sector privado y el Estado -a quien la Cruz Roja tiene el mandato de auxiliar- cuentan con la Cruz Roja Colombiana para llevar adelante esta tarea, sin duda, la más desafiante de nuestro tiempo.

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Conferencia COP sobre el clima: Todo depende de la base

Ginebra/Dubai: En una dura advertencia previa a la "Conferencia de las Partes" ("COP28") de la Convención sobre el Cambio Climático, el Secretario General de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC), Jagan Chapagain, ha afirmado que la crisis climática y medioambiental es un "multiplicador" que agrava casi todos los desastres humanitarios a los que se enfrenta su organización. En vísperas de la convención de Dubai, Jagan Chapagain, que forma parte del Comité Asesor de la COP28, declaró: "Ya se trate de una crisis de hambre y de personas obligadas a desplazarse a causa de la sequía, de una emergencia sanitaria exacerbada por el calor, de inundaciones mortales causadas por lluvias excepcionales, de disputas por extensiones cada vez menores de tierra cultivable o de un repunte de las muertes por malaria debido al aumento de las temperaturas, el cambio climático contribuye a exacerbar el impacto de las catástrofes denominadas 'naturales'. La crisis climática y medioambiental es el mayor desafío global al que se enfrenta la IFRC. Hacer frente a sus efectos significa abordar los problemas de base que convierten los peligros en desastres y hacerlo en la base, donde la gente se ve más afectada. Si queremos hacer frente a los desastres humanitarios, realmente todo se trata sobre la base". El clima o las condiciones meteorológicas extremas fueron un factor que contribuyó a la gran mayoría -un nuevo análisis sugiere que el 94%- de todos los peligros naturales que causaron impacto entre 2018 y 2022. Y esa proporción, según un informe de la IFRC, aumenta cada año. No cabe duda de que la crisis climática también está empeorando el impacto de esos peligros; los consiguientes desastres "naturales" -medidos a través de factores como edificios y cosechas dañados, heridas y muertes- son cada vez más graves. Pero los peligros naturales, incluso cuando el cambio climático los hace más comunes y más feroces, sólo se convierten en desastres debido a la desigualdad, la exclusión y la falta de apoyo cuando y donde más se necesita. Las consecuencias desastrosas no son inevitables cuando se invierte en adaptación, se trabaja con anticipación allí donde importa, se prepara a las comunidades locales y se dispone de la financiación adecuada antes y después de los fenómenos meteorológicos. La IFRC es una organización mundial centrada en la prevención, la adaptación y el alivio de los efectos de los desastres. Por eso es tan importante reconocer las razones básicas por las que los peligros exacerbados por el cambio climático se convierten en desastres, y abordarlas a nivel local, en la base. En la COP, los liderazgos y personal experto de la IFRC sostendrán que sólo puede evitarse una catástrofe humanitaria mediante una combinación de mitigación (reducir las emisiones para detener el aumento de la temperatura por encima de 1,5 grados), adaptación a un mundo inevitablemente más cálido que el actual, y esfuerzos acelerados para evitar, minimizar y hacer frente a las pérdidas y los daños. Afirmarán que la adaptación debe centrarse en los problemas de base de los países, comunidades y crisis más afectadas por el cambio climático, pero que reciben menos financiación para la adaptación. Y argumentarán que los proyectos e iniciativas más eficaces son los dirigidos por las comunidades, las iniciativas de base que trabajan desde la base. Tanto físicamente en la COP28 como participando a distancia, la IFRC cuenta con líderes y especialistas en clima disponibles para hablar con los medios de comunicación. Entre quienes figuran: Francesco Rocca, Presidente de la IFRC Jagan Chapagain, Secretario General de la IFRC Caroline Holt, Directora de Clima, Desastres y Crisis de la IFRC Kirsten Hagon, Responsablede Política Climática de la IFRC Jonathan Stone, Gerente de Clima y Resiliencia de IFRC También están disponibles para entrevistas las y los "campeones del clima" con historias de lucha contra el cambio climático y sus repercusiones "desde la base". Entre quienes figuran: Kevin Douglas de la Cruz Roja de Jamaica Kevin colabora con el gobierno local para que la comunidad conozca mejor la importancia de la naturaleza en la reducción de riesgos. Por ejemplo, fomenta y dirige la plantación de manglares para evitar inundaciones. Sonia Mercedes Paz Salas de la Cruz Roja Colombiana La Cruz Roja Colombiana fue pionera en un proyecto transformador en comunidades establecidas en las orillas de los ríos colombianos, propensas a las inundaciones. Esto significó involucrar a la comunidad en la construcción de casas sobre pilotes y de un puente peatonal de 1,1 km de longitud, mejorando en última instancia las condiciones de vida de las familias ribereñas y salvaguardando a más de 5.500 personas en las aldeas vecinas. Se trata de un precedente vital para la resiliencia ante catástrofes en la región. Prisca Chisala de la Cruz Roja de Malawi Cuando el ciclón Freddy azotó Malawi en marzo, la Cruz Roja estaba en primera línea para atender a cientos de miles de personas desplazadas y hacer frente a un brote de cólera. Y aunque 200 personas murieron en la tormenta, habría sido mucho peor de no ser por las acciones anticipatorias y las innovadoras formas en que se emitieron las alertas en toda la zona afectada. Para más información o solicitar una entrevista: [email protected] En Ginebra: Andrew Thomas +41 76 367 65 87, Tommaso Della Longa +41 79 708 43 67 En Dubai: Melis Figanmese +41 79 202 20 33 Aleksandra “Saša” Gorišek: +41792130425

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Se espera que El Niño agrave aún más la temporada de escasez en Malawi

Escrito por Anne Wanjiru Oficial Senior de Comunicación de la IFRC Casi todas las familias de Malawi son agricultoras, una fuente de gran fortaleza para la economía del país. Esto era así hace unas décadas, cuando el país exportaba regularmente productos agrícolas a las naciones vecinas. Sin embargo, esto significa que la mayoría de las familias también han sido extremadamente vulnerables a las tensiones y crisis climáticas. "Año tras año, es más difícil obtener buenos rendimientos agrícolas y obtener buenos ingresos", afirma Martha Makaniko, agricultora de la aldea de Chiwalo, en Mulanje. "Ya no dependemos de la regularidad de las condiciones meteorológicas. Antes obtenía ocho sacos de maíz de mi campo. Ahora tengo suerte si consigo dos. He preparado mi tierra esperando las lluvias, pero no tengo dinero para comprar semillas o fertilizantes". Cuando el ciclón tropical Freddy azotó Malawi en marzo de 2023, Martha vio cómo toda su cosecha era arrasada por las aguas. Como miles de otras familias de agricultores, no sólo perdió sus cosechas. "Mi casa colapsó", dice Martha, que también está enferma y necesita dinero para asistencia médica. "Me quedé en el refugio varios meses. Me gasté todos los ahorros de mi vida en construir una casa nueva. Esto me ha perjudicado. No comemos nada, solo papilla hecha con mangos crudos". Fruta hervida y ñames envenenados La gente no suele hervir la fruta para comer en Malawi, así que las papillas de mango de Martha son un indicio de que muchas familias se están quedando sin opciones. Según el informe del Comité de Evaluación de la Vulnerabilidad del gobierno de Malawi, más de 4,4 millones de personas pasan hambre. La recesión económica, así como los efectos dominó de la pandemia de COVID-19; y el conflicto entre Rusia y Ucrania han agravado la situación de hambre en Malawi. En los últimos 18 meses, la moneda de Malawi, el kwacha, se ha devaluado dos veces. Esto ha provocado la inflación en todo, incluidos suministros críticos como semillas y fertilizantes. A las familias agricultoras les resulta demasiado caro gestionar sus propias granjas y deciden trabajar a destajo en los campos de otros, una alternativa habitual entre las familias de agricultores que también está resultando muy competitiva. Quienes no pueden encontrar trabajo a destajo, rebuscan ñames silvestres o mangos crudos para hervir y alimentar a sus familias. Sin embargo, hay una variedad de ñames silvestres que son venenosos, y puede ser difícil distinguirlos. Fani Mayesu perdió recientemente a su marido y a su hijo de 19 años tras consumir ñames silvestres venenosos. "No sabíamos que eran venenosos", dice con cara de incredulidad. "Mi marido los trajo, yo los preparé y todos comimos. Inmediatamente empezamos a enfermar y a vomitar. Mis otros 5 hijos y yo nos recuperamos, pero mi marido y un hijo no". Las primeras oleadas de El Niño Según los pronósticos, es probable que la situación empeore antes de mejorar. Las agencias meteorológicas internacionales y nacionales afirman que se espera que la próxima estación de lluvias 2023/24 (también conocida como la estación de escasez, cuando disminuyen los suministros de alimentos) en Malawi se vea influida por El Niño. En el pasado, las condiciones de El Niño se han relacionado con un retraso en el inicio de la temporada de lluvias, precipitaciones por debajo de lo normal y periodos de sequía. En su plan de respuesta para la temporada de escasez, la Cruz Roja de Malawi tratará de dar prioridad a los distritos más afectados. El objetivo es reforzar la capacidad de las comunidades para hacer frente a la inseguridad alimentaria, al tiempo que se mantienen otras actividades de refuerzo de la resiliencia. "Esperamos no sólo hacer frente a las graves necesidades inmediatas de seguridad alimentaria, sino también responder a las predicciones climáticas mediante intervenciones como la distribución de variedades de semillas de maduración temprana", afirma Prisca Chisala, directora de programas y desarrollo de la Cruz Roja de Malawi. "También planeamos apoyar los cultivos de invierno y fomentar la diversificación de cultivos para adoptar cultivos resistentes a la sequía con el fin de hacer frente a las lagunas en la producción." Respuesta de la Cruz Roja Con el apoyo de la IFRC y de las Sociedades Nacionales asociadas, la Cruz Roja de Malawi necesita más de 3 millones de francos suizos para ayudar a cerca de 100.000 personas a través de acciones como: asistencia alimentaria en forma de transferencias en efectivo, alimentación húmeda en las escuelas y ayuda en especie el fortalecimiento de la resiliencia de las comunidades mediante la promoción de medios de subsistencia y la reducción de riesgos la protección de todos los grupos vulnerables frente a la violencia, la violencia sexual, la explotación, el abuso y el abandono, y garantizar el respeto de los derechos humanos. "Es fundamental que apoyemos la resiliencia de las familias agricultoras para lograr una cosecha después de esta temporada de lluvias, de lo contrario veremos un aumento significativo de los niveles de hambre", dice John Roche, Jefe de la Delegación del Cluster de la IFRC para Malawi, Zambia y Zimbabue. "Aquí el tiempo es esencial para evitar un empeoramiento de la situación por las predicciones de El Niño. Sólo una respuesta rápida, eficaz y con suficientes recursos es urgentemente necesaria para mitigar la crisis de los impactos a largo plazo."

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Kenia: Inundaciones

Las recientes y graves inundaciones en Kenia, causadas por las lluvias inusualmente activas de El Niño, han causado la muerte de al menos 71 personas y el desplazamiento de miles. Los hogares han sido arrastrados por las aguas o han quedado aislados. Las tierras de cultivo han quedado sumergidas y el ganado ahogado. Algunas de las zonas más afectadas han sido las tierras semiáridas, donde el pastoreo es el motor económico. Estas zonas aún se están recuperando de la peor sequía de los últimos 40 años. La IFRC y sus miembros solicitan 18 millones de francos suizos (de los cuales se espera que la Secretaría de la IFRC recaude 10 millones) para prestar asistencia vital a 50.000 familias.

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Jamaica: Estudiantes con discapacidad auditiva aprovechan el poder de la agricultura climáticamente inteligente con el apoyo de la Cruz Roja

Plantar, regar, deshierbar, cosechar y alimentar a los animales forman parte de la vida del Centro Cristiano Caribeño para Personas Sordas (CCCD) de Manchester (Jamaica) desde hace mucho tiempo. Un día cualquiera, el personal y estudiantes del campus Knockpatrick de la escuela pueden estar cosechando frijoles, calabazas y vegetales como parte del programa educativo nutricional y de subsistencia.Pero cuando las consecuencias económicas de la pandemia de Covid-19 hicieron que disminuyeran los ingresos de las empresas y las donaciones a la escuela, la administración se centró aún más en utilizar sus tierras para ayudar a producir parte de sus demandas internas de alimentos. Mientras tanto, había otros retos: la sequía persistente significaba que simplemente no había suficiente agua para regar adecuadamente el invernadero del campus y los cultivos de campo abierto.Fue entonces cuando la escuela recurrió a la agricultura "climáticamente inteligente". Con el apoyo de la Cruz Roja de Jamaica (CRJ), el campus de Knockpatrick utiliza ahora bombas alimentadas con energía solar para ayudar a cosechar y almacenar agua para su invernadero y granja. El CCCD ya había instalado un sistema de captación de agua en los años sesenta, pero el sistema estaba en mal estado.Tyreke Lewis, uno de los 130 estudiantes que viven en el campus de Knockpatrick, de 130 hectáreas, afirma que las modificaciones han cambiado las cosas para mejor. "La escuela también podrá producir más bienes para vender a la comunidad y a otras partes interesadas", afirma. "Los ingresos adicionales nos ayudarán a pagar nuestras facturas y otros gastos. Nos permitirá desarrollar nuestras capacidades para ser más autosuficientes en el futuro".Una isla que se está secandoEl Campus Knockpatrick no es el único que se enfrenta a los impactos del cambio climático. Según los Servicios Meteorológicos de Jamaica, todas las zonas recibieron precipitaciones por debajo de lo normal en diciembre de 2022.En combinación con el COVID-19, los cambios en el clima han tenido importantes consecuencias humanitarias, y las personas más pobres y vulnerables son las que más sufren sus efectos a través de la pérdida de vidas, los contratiempos económicos y la pérdida de medios de subsistencia.Como parte de sus planes para ayudar a las personas afectadas por la crisis climática y los efectos socioeconómicos del COVID-19, la CRJ se puso en contacto con el CCCD a través de la Autoridad de Desarrollo Agrícola Rural (RADA)."En nuestras conversaciones con el CCCD, nos dimos cuenta de que la sequía y la escasez de agua existentes, unidas a la menor generación de ingresos debido al COVID-19, agravaban la crisis alimentaria, empujándoles a producir más para sí mismos", explica Leiska Powell, Project Manager de la CRJ. "Pero, para ello, necesitaban ayuda para gestionar el agua con el fin de mejorar y aumentar la producción. Queríamos encontrar la forma de ayudarles a conseguirlo".Agricultura climáticamente inteligentePara conseguirlo, la CRJ contrató a una empresa local que ofrece soluciones energéticas alternativas para instalar la bomba de agua solar; y proporcionó cuatro depósitos de agua de 1.000 galones para facilitar el almacenamiento de agua adicional.La iniciativa consistió en construir una rampa para albergar los cuatro depósitos de agua e instalar una bomba de agua solar para trasladar el agua del actual depósito de captación a los nuevos bidones de almacenamiento, para abastecer de agua al invernadero.John Meeks, responsable de empresas sociales del CCCD, señaló que esta alianza con la Cruz Roja marca el primer paso en su apuesta estratégica por desarrollar un programa agrícola resistente al clima y climáticamente inteligente."Sin riego, no podemos plantar ni criar animales", afirma. "Esta iniciativa, por tanto, supone un paso clave en la dirección correcta y nos permitirá ampliar nuestra producción de cultivos de 2-3 hectáreas a hasta 10 hectáreas, porque ahora contamos con el sistema de riego".En la siguiente fase de la iniciativa, la CRJ colaborará con RADA para ofrecer formación sobre agricultura climáticamente inteligente a estudiantes y al personal del CCCD, con el fin de reforzar su capacidad en agricultura sostenible y gestión del agua. También hay planes para ampliar la iniciativa de agricultura climáticamente inteligente a otros campus del CCCD, una vez que se consiga financiación adicional."La alianza ahora también forma parte central de las actividades emprendidas a través de la iniciativa de recuperación de medios de subsistencia climáticamente inteligentes COVID-19, llevada a cabo por la CRJ y apoyada por la IFRC", añadió Keisha Sandy, Oficial Técnica de Sostenibilidad Climática y Ambiental de la IFRC para el Caribe."La red de la Cruz Roja está comprometida a ayudar a las personas en las comunidades a hacer la transición de la recuperación inmediata de los impactos socioeconómicos del COVID-19, a soluciones de medios de subsistencia climáticamente inteligentes a largo plazo; orientadas a aumentar la resiliencia sostenida de las comunidades a las que servimos", dice Keisha.

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Mesa recuperada para la acción climática

Ramas de árbol secas y desgastadas en Yemen. Paneles de pared calcinados por incendios forestales en España. Partes de una casa ugandesa arrasada por las inundaciones. Estos son sólo algunos de los objetos de una mesa única, creada por la IFRC, para representar el impacto de los desastres relacionados con el clima en todo el mundo. Arriba se muestra una parte de la mesa expuesta en la COP28. Durante la cumbre del clima, sirve de espacio neutral para reunirse y aportar ideas sobre soluciones. A continuación se exponen las historias que hay detrás de cada parte de la mesa, las personas afectadas y lo que se está haciendo para protegerlas en el futuro.

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Esperanza en medio del calor: Voluntarias como Fatema Khatun ayudan a su vecindario a superar las sofocantes olas de calor en Bangladesh.

Mientras el sol brilla sin piedad sobre el barrio de Bajakajla, en la ciudad de Rajshahi (Bangladesh), Fatema Khatun recuerda vívidamente su infancia, cuando el tiempo era distinto y la vida más cómoda. "Cuando iba a la escuela primaria, la temperatura no era tan alta, vivíamos bien", cuenta. "Solíamos sentarnos junto al cauce del río y el tiempo era diferente. Llovía con frecuencia. La temperatura era baja". Las frecuentes lluvias y las bajas temperaturas hacían que jugar junto al lecho del río fuera un pasatiempo alegre. Pero con el paso del tiempo, cada verano que pasaba parecía más caluroso e insoportable. "Ahora la temperatura media es de 42-43 grados centígrados", dice Fatema, de 19 años, que vive con su familia en una pequeña casa con tejado de chapa. "A veces sube a 45 grados centígrados. Debido a las altas temperaturas, tengo problemas en los ojos. No puedo leer correctamente". Las olas de calor son especialmente duras para las personas adultas mayores. "Nunca había visto una ola de calor así", dice la abuela de Fatema, Shohor Banu Bewa, de 75 años, que siente intensamente el impacto de la canícula y tiene dificultades para dormir por las noches. "Cuando sube la temperatura, me siento junto al cauce del río". Muchas familias, como la de Fatema, luchan contra la picazón, los sarpullidos y otras enfermedades relacionadas con el calor. Y a menudo carecen de recursos para hacer frente a las consecuencias sanitarias. "La gente de nuestra zona es pobre", dice Fatema. "La mayoría trabaja en el servicio doméstico. Tienen muchos problemas para mantener a sus familias y criar a la niñez. No pueden darles educación, comida y ropa debido a la pobreza". Techos de lata caliente Sayma Khatun Bithi, voluntaria comunitaria de la Media Luna Roja de Bangladesh en Rajshahi, añade que las casas son especialmente vulnerables al calor. "Quienes viven en la zona de suburbios tienen sus casas hechas de lata", dice Sayma, que junto con Fatema se hizo voluntaria después de recibir formación en primeros auxilios de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh. "La hojalata absorbe más calor. El calor se ha vuelto insoportable para las niñas y niños, las personas adultas mayores y las mujeres embarazadas". Para ayudar a las personas que viven en situaciones vulnerables en algunas partes de la ciudad de Rajshahi, la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh se propone proteger a la ciudadanía de los efectos adversos de las olas de calor. Mediante un proyecto financiado por la Unión Europea, en colaboración con la IFRC, la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh, la Cruz Roja Alemana y la Cruz Roja Danesa. "La Media Luna Roja de Bangladesh nos informó de muchas cosas a través de anuncios y programas de radio", dice Fatema. "Nos enseñaron cómo ayudar a alguien si cae inconsciente debido a una ola de calor. Yo escuchaba la información que daba la Media Luna Roja de Bangladesh en la radio. Comparto la información con todo el mundo". Centros de enfriamiento Fatema también recibió formación en primeros auxilios de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh y, junto con Sayma Khatun Bithi y otras, se convirtió en voluntaria comunitaria. Abu Md Zubair, funcionario de campo de la Sociedad de la Media Luna Roja de Bangladesh, destacó la importancia de la concientización pública. Su equipo proporcionó centros de enfriamiento, instalaciones médicas y puso en marcha programas de sensibilización, enseñando a la comunidad cómo mantenerse sana durante las olas de calor. Un programa de radio comunitario, presentado por Jannatun Nahar Joti, difundió estos mensajes a toda la ciudad. Gracias a los esfuerzos combinados de personas como Fatema Bithi y organizaciones como la Media Luna Roja, las enfermedades y muertes relacionadas con el calor empezaron a disminuir. Aunque el calor era implacable, la gente está aprendiendo a gestionar el calor extremo, apoyándose y cuidándose mutuamente.

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| Nota de prensa

Inundaciones en Libia: El cambio climático hace "mucho más probable" la catástrofe

Ginebra/Nueva York 19 de septiembre de 2023 - Lo ocurrido en Derna debería ser una "llamada de atención para el mundo" sobre el creciente riesgo de inundaciones catastróficas en un mundo cambiado por el cambio climático, afirma Jagan Chapagain, Secretario General de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC). Chapagain hablaba a la luz de un informe, según el cual, el cambio climático hizo que el desastre de Libia fuera significativamente más probable. Un rápido análisis del grupo World Weather Attribution -un grupo de científicos apoyado por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja- analizó datos climáticos y simulaciones de modelos informáticos para comparar el clima actual, tras un calentamiento global de aproximadamente 1,2ºC, con el clima del pasado. Los científicos descubrieron que el cambio climático provocado por el hombre ha hecho que las lluvias torrenciales en el noreste de Libia sean hasta 50 veces más probables de lo que habrían sido en un mundo sin cambio climático provocado por la especie humana. También, han constatado que las lluvias han sido hasta un 50% más intensas de lo que habrían sido en un temporal comparable a un mundo anterior al cambio climático. Quienes realizaron el informe tienen claro que, incluso en un mundo "caldeado" a 1,2 °C, las lluvias caídas en Libia fueron extremas. Fue un acontecimiento que sólo se esperaría que ocurriera una vez cada 300-600 años. Aun así, esa frecuencia es mucho mayor de lo que ocurriría en un mundo que no se hubiera calentado. Las lluvias por sí solas no hicieron inevitable el desastre de Derna. Una mayor preparación, menos construcciones en regiones propensas a las inundaciones y una mejor gestión de las infraestructuras de las presas, habrían reducido el impacto global de la tormenta Daniel. No obstante, el cambio climático fue un factor importante que provocó y agravó el fenómeno meteorológico extremo. Julie Arrighi, Directora Interina del Centro del Clima de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, cuyos investigadores trabajaron en el informe sobreWorld Weather Attribution, declaró: "Esta devastadora catástrofe muestra cómo los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático se combinan con factores humanos para crear impactos aún mayores, ya que más personas, bienes e infraestructuras están expuestas y son vulnerables a los riesgos de inundación. Sin embargo, existen soluciones prácticas que pueden ayudarnos a evitar que estas catástrofes se conviertan en rutina, como el refuerzo de la gestión de emergencias, la mejora de las previsiones y los sistemas de alerta basados en el impacto, e infraestructuras diseñadas para el clima futuro." Jagan Chapagain, Secretario General de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, declaró: "El desastre de Derna es un ejemplo más de lo que el cambio climático ya está haciendo con nuestro clima. Obviamente, en Libia se dieron múltiples factores que convirtieron la tormenta Daniel en una catástrofe humana; no fue sólo el cambio climático. Pero el cambio climático hizo que la tormenta fuera mucho más extrema y mucho más intensa, y eso se tradujo en la pérdida de miles de vidas. Esto debería ser una llamada de atención para que el mundo cumpla el compromiso de reducir las emisiones, garantice la financiación de la adaptación al clima y aborde los problemas de pérdidas y daños". Más información: Para solicitar una entrevista, póngase en contacto con:[email protected] En Ginebra: Andrew Thomas: +41763676587 Mrinalini Santhanam: +41 76 381 50 06 Tommaso Della Longa: +41 79 708 43 67

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