Día de las Personas Refugiadas: La experiencia europea de " alojamiento privado" para la población refugiada ucraniana ofrece un nuevo modelo de apoyo a las personas que huyen del conflicto y la violencia

Ukrainian refugee Ihor Skorobohatko smiles as he embraces the dog that belongs to Karen and Brian Spekhorst, who welcomed him into their home for the past year. "We have a good relationship,” he says, noting that he also takes care of the home and the dog when the couple is away. “I walk with him every day."

El refugiado ucraniano Ihor Skorobohatko sonríe mientras abraza al perro de Karen y Brian Spekhorst, que lo acogieron en su casa el año pasado. "Tenemos una buena relación", dice, y señala que él también cuida de la casa y del perro cuando la pareja no está. "Paseo con él todos los días".

Foto: Cruz Roja Neerlandesa

El Día Mundial de las Personas Refugiadas (20 de junio) centra nuestra atención en la ayuda a personas solicitantes de asilo y refugiadas. El Programa Hogar Seguro ofrece algunas soluciones nuevas e innovadoras al complejo reto de acoger a un gran número de personas desplazadas.

Tras la escalada del conflicto en Ucrania en febrero de 2022, innumerables personas huyeron del país. La mayoría se fue a otros países de Europa y ahora unos 7 millones de personas siguen viviendo en el extranjero.

Un porcentaje significativo de la población refugiada recibió el apoyo de las comunidades de acogida, incluidas personas y familias que les acogieron en sus hogares. Esta muestra generalizada de solidaridad proporcionó un salvavidas esencial a numerosas personas de Ucrania.

"Ella [la anfitriona] ha hecho mucho por mí", dijo uno de los huéspedes ucranianos, hablando de las personas con las que se aloja en Hungría. "Encontré trabajo con su ayuda... Y de alguna manera, poco a poco nos convertimos en una familia... Y empezamos a cuidarnos mutuamente".

También fue una experiencia enriquecedora para muchas de las familias de acogida.

"A veces íbamos de compras juntos o uno compraba una o dos cosas para el otro, compartíamos cosas", dice una mujer de Polonia que acogió a una familia ucraniana. "Juntos nos apoyábamos y ayudábamos".

Una trabajadora social de la Cruz Roja eslovaca habla con una mujer que huyó del conflicto en Ucrania y ahora se aloja en una casa particular. La Cruz Roja lleva a cabo estas reuniones periódicas de seguimiento  como parte de su labor de apoyo a la población refugiada ucraniana acogida en domicilios particulares.

Una trabajadora social de la Cruz Roja eslovaca habla con una mujer que huyó del conflicto en Ucrania y ahora se aloja en una casa particular. La Cruz Roja lleva a cabo estas reuniones periódicas de seguimiento como parte de su labor de apoyo a la población refugiada ucraniana acogida en domicilios particulares.

Foto: Cruz Roja Eslovaca

Esta solidaridad no es exclusiva del conflicto de Ucrania. La gente ha acogido a personas refugiadas en sus hogares desde que hay guerras, hambrunas y otras calamidades. Pero el movimiento de personas desde Ucrania que comenzó tras la escalada de las hostilidades en 2022 -y la respuesta de muchos países europeos- marca un momento significativo en la historia reciente.

En lugar de cerrar sus puertas a esta población, las comunidades europeas la aceptaron en gran medida.  La expresión espontánea de solidaridad hacia las personas refugiadas -por parte de particulares y autoridades gubernamentales- hizo que las personas procedentes de Ucrania tuvieran opciones de alojamiento adicionales a las instalaciones comunes de acogida como centros colectivos o campamentos (como suele ocurrir cuando grandes cantidades de personas huyen de un país a otro).

Más bien, las comunidades de toda Europa centraron su apoyo en la idea de alojar a las personas en alojamientos privados dentro de las comunidades de acogida.

Las organizaciones humanitarias, las agencias gubernamentales y las empresas que apoyan a las personas necesitadas colaboraron de una forma sin precedentes para aprovechar esta solidaridad. Coordinaron múltiples tipos de ayuda, tanto para las personas refugiadas como para las personas y comunidades que las acogen.

Un ejemplo clave es el Programa Hogares Seguros. Financiado por el Fondo de Asilo, Migración e Integración de la Comisión Europea, el programa fue ejecutado por la IFRC junto con las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de nueve países europeos: Bélgica, Francia, Irlanda, Hungría, Países Bajos, Luxemburgo, Polonia, Rumanía y Eslovaquia.

Impulsado por la dedicación de particulares, organizaciones y autoridades nacionales, el programa tenía como objetivo proporcionar un hogar seguro a las personas que huían de Ucrania y apoyar su integración en los sistemas nacionales. 

Dmytro Kikvidze y Anastassia Honcharova pasean con su perro en Sligo, Irlanda, donde la pareja ha sido acogida por una familia irlandesa durante más de un año.

Dmytro Kikvidze y Anastassia Honcharova pasean con su perro en Sligo, Irlanda, donde la pareja ha sido acogida por una familia irlandesa durante más de un año.

Foto: Cruz Roja Irlandesa, ProfileTree Belfast

Un nuevo modelo

Aunque este enfoque no es nuevo y las Sociedades Nacionales y otras organizaciones han vinculado a personas refugiadas con familias de acogida, nunca antes se había hecho a esta escala. El Programa Hogares Seguros, por tanto, ayudó en las monumentales tareas de buscar, emparejar, salvaguardar y alimentar las relaciones entre anfitriones y huéspedes. También ayudó a las organizaciones implicadas a reflexionar sobre las buenas prácticas y las lecciones aprendidas, de modo que las comunidades, los gobiernos y las comunidades de acogida pudieran estar mejor preparados para situaciones similares en el futuro.

Recientemente, el programa publicó un informe exhaustivo titulado "Safe Homes: Key Lessons From Hosting People Displaced from Ukraine in Private Homes", que en muchos sentidos sirve de anteproyecto o modelo para una colaboración masiva similar en torno a la acogida privada.

"El objetivo es captar el panorama completo de la situación de acogida en estos países, lo que no sólo permite tomar mejores decisiones a corto plazo, sino que también informa las estrategias para posibles iniciativas futuras", dice Denisse Solis, Directora del Programa Hogares Seguros, Oficina Regional para Europa de la IFRC.

Nuevas lecciones y nuevas preguntas

Esto es especialmente crítico en casos como éste, cuando las posibles soluciones son tan complejas como los retos. Por ejemplo, el tipo de solidaridad mostrada hacia la población refugiada ucraniana se extiende también a todas las personas que necesitan seguridad.

No obstante, cabe señalar que el alojamiento privado no es nuevo ni exclusivo de Europa y las personas refugiadas ucranianas.

Las Sociedades Nacionales, las organizaciones locales y la población han apoyado ampliamente el alojamiento privado de diversas maneras en todas las regiones a lo largo de las crisis en las que se han producido movimientos de población. La labor de la Cruz Roja Irlandesa ayudando a emparejar a personas refugiadas sirias con familias de acogida es sólo un ejemplo.

También existen otras complejidades dentro de las comunidades de acogida. A menudo, también están atravesando tiempos difíciles de diferentes maneras. En el momento de la escalada del conflicto ucraniano, por ejemplo, el mundo seguía lidiando con las secuelas de una pandemia mundial, con las economías y las cadenas de suministro bajo presión, y el dinero para los servicios públicos muy estirado.

Una pregunta clave, por tanto, es hasta qué punto es justo confiar demasiado en el alojamiento privado sin una estrategia adecuada sobre lo que ocurrirá después, ya que este tipo de crisis no suele resolverse fácilmente.

"El Estado ha confiado casi por completo en la solidaridad de su ciudadanía", señaló un representante de las autoridades locales belgas citado en el informe. "Es un problema porque no había perspectivas de solución a largo plazo. Las familias de acogida estaban al límite. Entonces la presión recayó sobre las autoridades locales, que tuvieron que encontrar soluciones".

El informe del Programa Hogares Seguros se centra en 15 "Lecciones aprendidas" clave. Lección número uno: "Los programas de acogida deben diseñarse con estrategias de salida claras, establecidas desde el principio, que permitan a sus huéspedes la transición desde los acuerdos de acogida".

Esta lección está respaldada por una cita en el informe de un trabajador social ucraniano de la Cruz Roja Irlandesa. "Al principio, la gente pensaba que iba a estar aquí poco tiempo. Todo el mundo estaba en modo temporal", dijo el trabajador social. "La mayoría de la gente estaba sentada sobre sus maletas esperando el día de volver a casa. Pero ahora se notan los cambios en la forma de pensar de la gente. Por fin han empezado a darse cuenta de que eso no va a ocurrir pronto".

Todo inicia con un Hogar Seguro

En cada país, las Sociedades de la Cruz Roja implementaron el programa Hogares Seguros de diferentes maneras, en la sección "Hogares Seguros: Estudios de casos" encontrará información detallada de los diferentes esfuerzos, experiencias exitosas, pero también diferentes desafíos. [Véanse también los resúmenes de una página, específicos de cada país, de los estudios de casos].

"Uno de los mayores retos ha sido la falta de alojamiento, y esto es especialmente frustrante para los trabajadores sociales porque no tienen ninguna influencia en esta cuestión", afirma un trabajador social de la Cruz Roja de Luxemburgo citado en el informe.

"Muchos huéspedes se sienten profundamente frustrados porque no quieren volver a las instalaciones de acogida, pero tampoco tienen acceso a una vivienda social".

En resumen, las familias de acogida proporcionan un apoyo esencial, pero no pueden sustituir a la financiación y el apoyo públicos a la vivienda. Tampoco se puede esperar que las familias de acogida sustituyan el papel de los trabajadores sociales y las autoridades públicas. En definitiva, se trata de proporcionar un complejo conjunto de ayudas desde diversos ángulos y con distintos socios. Pero todo empieza por un hogar seguro.

"Todo empieza por el alojamiento", dice un trabajador social de la Cruz Roja Eslovaca citado en el informe. "Lo oímos todo el tiempo de las personas refugiadas. Si no saben dónde van a alojarse, no pueden centrarse en otras cosas, como matricular a los niños en la escuela, encontrar trabajo, etc.".

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