Ha sido un año caluroso en Belice, el pequeño país costero centroamericano que limita con Guatemala, México y el mar Caribe. El final de la estación seca se caracterizó por una intensa sequía, que provocó incendios forestales en todo el sur del país.
A principios de junio de 2024, después de que las autoridades declararan estado de emergencia en los distritos de Toledo y Cayo, la Cruz Roja de Belice activó planes de emergencia para apoyar al Estado y ayudar a 28 comunidades afectadas.
El distrito de Toledo es una de las regiones más diversas de Belice, con habitantes que hablan una gran variedad de lenguas, desde el maya q'eqchi', pasando por el inglés, el español y el creole. La mayoría de la población de las comunidades que rodean Punta Gorda, la ciudad más grande del distrito, son agricultores que cultivan cacao, maíz y resina de árboles (copal) para vender en los mercados locales.
Los incendios forestales que comenzaron en mayo quemaron más de 10.000 hectáreas, arrasando campos de cultivo y afectando a unas 400 familias de 36 comunidades de Punta Gorda, incluidas San Pedro Columbia y Otoxhal.
Desde que comenzó la emergencia, la filial de Toledo de la Cruz Roja de Belice ha distribuido comidas a los bomberos, ha evaluado los daños y las necesidades y ha prestado primeros auxilios a las personas de la comunidad, entre otras cosas. La respuesta ha sido apoyada por una asignación del Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres de la IFRC (IFRC-DREF).
Foto: María Victoria Langman/IFRC
"Nos hemos asociado con vendedores para proporcionar a 204 familias cupones para herramientas y suministros agrícolas", dijo Danielle Rose, Oficial de Asistencia en Efectivo y Cupones de la IFRC para esta respuesta. "La asistencia en efectivo y cupones realmente da a la gente la autonomía para elegir lo que más necesitan".
"Cada familia tiene necesidades diferentes, y realmente creemos que cada persona sabe lo que necesita en primer lugar".
Foto: María Victoria Langman/IFRC
Las familias agricultoras de San Pedro Columbia y otros pueblos de Toledo recibieron un cupón para utilizarlo en dos tiendas locales de suministros agrícolas. En los días de distribución, personas voluntarias estaban en las tiendas para responder a las preguntas, mientras que el personal de las tiendas también recibió formación para ayudar a las familias a utilizar sus cupones para obtener los mejores resultados.
Muchas comunidades también se organizaron para apoyar la respuesta. En San Pedro Columbia, uno de los pueblos de Toledo, agricultores locales formaron una brigada de bomberos para ayudar a controlar los incendios.
Cirilia, la lideresa de las brigadas de bomberos, es una de esas agricultoras que utilizaron cupones para comprar suministros agrícolas. Cirilia, madre autónoma de tres, dice que replantará su granja con frutas como cacao, mango y aguacate, y al mismo tiempo tomará medidas para prepararse para posibles emergencias futuras.
"Estoy trazando mis planes y pensando en el futuro para minimizar el impacto de los desastres. Estoy decidida a ser proactiva para proteger mi granja y a mi familia", explica Cirilia. "También tengo previsto ampliar mis cultivos, como la vainilla, y explorar nuevas posibilidades para mi plantación. Voy a comprar semillas, sobre todo de hortalizas, porque a mis hijos les encanta la jardinería. También pienso comprar herramientas y equipos de jardinería para usar en la granja".
Foto: María Victoria Langman/IFRC
Como parte de la respuesta de la Cruz Roja de Belice a los incendios, el voluntariado también ha distribuido alimentos y kits de higiene y limpieza en numerosos pueblos. Aunque los incendios forestales de Belice pusieron a prueba la resistencia de las comunidades del distrito de Toledo, también revelaron la fuerza y la determinación de las personas afectadas.
Desde la formación de brigadas de bomberos hasta la reimaginación de sus granjas, personas como Cirilia han demostrado que la recuperación es algo más que reconstruir: se trata de crear algo más fuerte y sostenible a largo plazo.