Esconderse de las balas en un depósito de agua: una joven de Kenia que evacuó de Sudán cuenta su historia
“Oí las balas fuera cuando estaba limpiando. Mi jefe me dijo que había empezado la guerra".
Estas son las palabras de Theresa*, una joven de Kenia que accedió valientemente a compartir conmigo su historia sobre la huida del conflicto en Sudán. Temiendo por su seguridad, me pidió que no publicara su foto.
Theresa acababa de empezar a trabajar como empleada doméstica con otras cinco jóvenes en una casa grande de la capital de Sudán, Jartum, cuando estallaron los combates.
"Era nueva en Sudán. Mis jefes se fueron a Egipto y yo me quedé con cinco chicas y tres de seguridad. Se fue la luz, no había agua, hacía demasiado calor".
Cuenta que unos ladrones entraron en la casa, ataron al personal de seguridad y empezaron a buscarla a ella y a sus compañeras.
"Fuimos y nos escondimos arriba, en la parte superior de la casa, donde había un depósito de agua. Los ladrones rompieron las puertas, se llevaron oro, dinero, todo lo que había en la casa. Incluso mi pasaporte".
"Subieron y echaron un vistazo. Habíamos dejado un teléfono y una tetera y dijeron 'las chicas están por aquí y se han tomado el té aquí'".
"Yo estaba dentro del depósito de agua. Dispararon balas para que saliéramos, pero no lo hicimos. Nos quedamos quietas en el tanque de agua hasta que huyeron".
Theresa y sus compañeras huyeron de la casa varios días después, cuando otro grupo de hombres llegó y se instaló en ella.
"Lo dejé todo en aquella casa. La carretera no era segura. Las bombas estaban por todas partes. Disparaban, no me importaba [si moría]. [...] Vine a mi embajada. Me quedé allí y luego me llevaron a Kenia".
Theresa es sólo una de las 44 personas que conocí en el aeropuerto de Nairobi que habían conseguido ser evacuadas a un lugar seguro del conflicto en Sudán.
Atravesaban las puertas del aeropuerto en pequeñas parejas y grupos, desplomándose en las sillas que las personas voluntarias de la Cruz Roja de Kenia habían dispuesto para la gente. "Karibu, de nada", fueron algunas de las primeras palabras que escucharon.
El grupo estaba formado en su mayoría por mujeres, cuya evacuación se priorizó debido al mayor riesgo de violencia sexual y de género. Procedían de distintos países y todas habían estado en Sudán para trabajar o estudiar.
Alexina, trabajadora social y voluntaria de la Cruz Roja de Kenia, me cuenta que la mayoría de las mujeres y algunos de los hombres a los que ha ayudado han sobrevivido a la violencia sexual. Ha acogido a numerosos grupos y las historias como la de Theresa son sorprendentemente similares. A menudo, las personas han huido a toda prisa o les han robado sus pertenencias por el camino, lo que significa que no suelen tener pasaportes, dinero ni pertenencias cuando llegan a Nairobi.
Cuando llegan, las personas evacuados se registran primero con los equipos voluntarios de la Cruz Roja de Kenia, que toman sus datos para ayudarles a reconectar con sus seres queridos. A continuación, se les conduce a una tienda de campaña donde pueden mantener conversaciones tranquilas con personal de salud mental.
Dentro de la tienda, las personas voluntarias, entre ellas profesionales en psicólogía y trabajo social, se sientan con pequeños círculos de personas evacuadas que comparten sus historias de lo que han vivido. Este primer apoyo psicosocial a las personas que han pasado por situaciones traumáticas; les la oportunidad de empezar a procesar lo ocurrido.
A continuación hay una mesa de la policía para ayudarles con los documentos de identidad. Luego hay una cómoda zona de acogida donde la gente disfruta de comida y bebida, y un puesto de primeros auxilios con material médico y de higiene. Las personas pueden acceder a servicios telefónicos gratuitos, y la Cruz Roja de Kenia gestiona un servicio de autobuses para trasladarles a alojamientos gratuitos.
"Estoy muy contenta de haber vuelto a Kenia [...] Cuando me estaban buscando y yo estaba dentro del tanque de agua, pensé que ese día iba a morir", dice Theresa.
Después de contar su historia, Theresa parece entumecida y agotada. Me cuesta encontrar las palabras adecuadas para despedirme de ella. Sube a uno de los autobuses con su única bolsa y pienso en lo que debería haberle dicho: "Me asombra tu resistencia, Theresa".
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Se calcula que nueve millones de personas se han visto afectadas por el conflicto en Sudán. Alrededor de 1,2 millones de personas han sido desplazadas internamente y casi medio millón han huido a países vecinos.
La IFRC ha lanzado dos llamamientos de emergencia en respuesta a esta crisis: uno para apoyar a la Media Luna Roja Sudanesa a ayudar a las personas dentro de Sudán, y otro para apoyar a las Sociedades Nacionales de seis países vecinos que acogen a personas que huyen del conflicto.
Para ayudar a personas como Theresa, haga una donación a nuestros llamamientos siguiendo los enlaces de arriba.
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*Nombre ficticio para proteger su identidad.
Turquía y Siria un mes después: Una bomba de relojería para la salud mental
Ginebra/Ankara/Damasco, 03 de marzo de 2023 - Casi un mes después de que dos devastadores terremotos sacudieran Turquía y Siria, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) advierte de la urgente necesidad de dar una respuesta sostenible a corto y largo plazo a las necesidades sanitarias y psicosociales para evitar un "segundo desastre".
Desde el primer día, la Media Luna Roja Turca y la Media Luna Roja Árabe Siria, con el apoyo de la IFRC, han atendido las necesidades humanitarias inmediatas en las zonas más afectadas, incluida la distribución de alimentos, agua potable, artículos de higiene, ropa de invierno, mantas y la prestación de servicios de primeros auxilios, atención sanitaria y saneamiento. Pero un mes después de iniciada la respuesta, es crucial ampliar los servicios de salud mental.
La demanda de apoyo psicosocial y de salud mental y atención sanitaria es inmensa, y en algunas zonas donde el acceso es difícil, puede poner a los más afectados en un riesgo aún mayor de desarrollar problemas de salud mental a medio y largo plazo que pueden dificultar la recuperación y la resiliencia.
Los terremotos han sacudido a los supervivientes hasta lo más profundo de su ser. Comunidades enteras están sufriendo tras perderlo todo, desde sus seres queridos hasta sus hogares, trabajos y muchas pertenencias sentimentales que poseen. Además, muchos cuidadores y primeros intervinientes están luchando para hacer frente a lo que han visto, además de la agotadora carga de trabajo y el trauma secundario.
En Türkiye, los equipos de la Media Luna Roja han creado espacios seguros que ofrecen salud mental y apoyo psicosocial para que los niños jueguen, y prestan apoyo a más de 42.000 personas, incluidos socorristas y trabajadores sanitarios. También prestan primeros auxilios psicológicos y ofrecen derivaciones a centros de salud locales.
"Responder desde el nivel local, con unidades móviles y fijas, es lo que permite a la Media Luna Roja Turca y a la IFRC atender de inmediato las necesidades de salud física y mental de los más afectados. Una respuesta localizada y temprana en materia de salud física y mental es y seguirá siendo esencial para prevenir efectos negativos a largo plazo e incluso permanentes en la vida de las personas", dijo Lauren Clarke, coordinadora de salud de la IFRC para la respuesta humanitaria en Türkiye.
En Siria, los equipos de la Media Luna Roja Árabe Siria han prestado primeros auxilios psicológicos a más de 30.000 personas, especialmente niños, y siguen proporcionando asistencia sanitaria y medicamentos a través de unidades móviles de salud y programas y clínicas de rehabilitación física. El terremoto se produce tras casi 12 años de conflicto que ya ha desplazado a millones de personas y traumatizado a muchas comunidades.
"Muchos de los daños causados por el terremoto no son visibles. La gente ha sufrido más de una década de conflicto que ya ha afectado a su salud mental y su bienestar. Este terremoto añade otra capa a todo ello. También hemos visto que las heridas psicológicas no siempre aparecen de inmediato. Por eso tenemos que proporcionar un apoyo continuo, no sólo ahora sino en los años venideros. Esperemos que no haya otra catástrofe que complique aún más la situación", dijo Gwendolen Eamer, Coordinadora de Salud de la IFRC en Siria.
El llamamiento de emergencia de la IFRC por valor de 650 millones de francos suizos ayudará a la Media Luna Roja Turca y a la Media Luna Roja Árabe Siria a seguir intensificando su respuesta humanitaria y sus esfuerzos de recuperación durante los próximos dos años, en lo que constituye una de las respuestas al terremoto más difíciles a las que se ha enfrentado recientemente la red mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Si desea más información o coordinar una entrevista, póngase en contacto con
[email protected] o +41 79 708 4367
Nota para los editores
En Siria, los equipos de la Media Luna Roja Árabe Siria también han distribuido más de 1,2 millones de artículos de socorro, como ropa de invierno, alimentos, agua potable, artículos de higiene, y han prestado servicios de saneamiento, ya que son fundamentales para prevenir brotes de diarrea, infecciones respiratorias y cutáneas, COVID-19 y otras enfermedades víricas.
Paralelamente, la Media Luna Roja Palestina en Siria junto con la Media Luna Roja Árabe Siria siguen prestando ayuda, incluida la distribución de alimentos, ambulancias y servicios médicos, centrándose principalmente en los campamentos palestinos de Alepo y Latakia.
En estrecha coordinación con las autoridades sanitarias, la Media Luna Roja Turca también está prestando asistencia sanitaria a través de siete clínicas móviles en zonas rurales muy afectadas y en refugios temporales. En los lugares donde funcionan los mercados, han distribuido más de 140.000 vales en efectivo, ayudando a empoderar a los supervivientes al devolverles su agencia, y dándoles la libertad y el control para satisfacer sus necesidades de la manera que prefieran. Los voluntarios de la Media Luna Roja Turca también han distribuido más de 94 millones de comidas calientes.
Ucrania: La IFRC advierte de que las heridas psicológicas añaden una cruel capa de dolor un año después
Ginebra / Budapest / Kiev 23 de febrero de 2023 - La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) advierte que las heridas psicológicas del conflicto armado internacional en Ucrania están añadiendo otra cruel capa de dolor a las personas que ya luchan por hacer frente a las necesidades de vivienda, hambre y medios de subsistencia.
Mientras los efectos del último año siguen afectando a las familias, la red de la IFRC está llevando a cabo la mayor respuesta humanitaria de su historia. Con un llamamiento por valor de 1.600 millones de francos suizos que abarca 58 países, la red de la IFRC ha prestado asistencia médica, apoyo de salud mental y refugio a más de dos millones de personas, y hasta la fecha ha distribuido más de 87 millones de francos suizos en asistencia en efectivo para brindar opciones y dignidad a familias que lo han perdido todo. Un total de 42 Sociedades Nacionales miembros de la IFRC participan en actividades de apoyo a la población de Ucrania, dentro del país.
El Secretario General de la IFRC, Jagan Chapagain, dijo:
"Este año agotador ha devastado la vida de millones de personas y eso conlleva un daño psicológico tan importante como el físico. Nos estamos preparando para ampliar nuestras intervenciones de salud mental junto con dinero en efectivo, refugio, atención médica y asistencia urgente para ayudar a la gente a sobrellevar el duro invierno con cortes de electricidad y escasez de agua."
Los equipos de la Cruz Roja y la Media Luna Roja están trabajando en todas partes -desde los refugios antiaéreos en Bakhmut hasta los nuevos hogares de los refugiados al otro lado de las fronteras- y han prestado apoyo psicosocial a más de un millón de personas desde febrero de 2022. A medida que pasa el tiempo, hay que hacer más para abordar la salud mental.
"El trauma no conoce fronteras: los que están en Ucrania y los que han huido necesitan por igual consuelo, estabilidad y una sensación de normalidad", señaló el Sr. Chapagain.
La Cruz Roja Ucraniana ha prestado apoyo psicosocial a cientos de miles de personas desde el inicio de la escalada del conflicto. Otras 34 Sociedades Nacionales miembros de la IFRC están prestando ayuda especializada a cientos de miles de personas que han buscado seguridad en otros países.
El Director General de la Cruz Roja Ucraniana, Maksym Dotsenko, dijo:
"Han perdido a sus seres queridos, sus hogares, sus empleos, todo. La vida de la gente está en el limbo y esta angustia les corroe por dentro, agravando aún más la crisis de salud mental.
"Ayudar a las familias a encontrar mecanismos de afrontamiento, tratamiento y apoyo es crucial para nosotros. Estamos formando a personas sobre cómo responder a emergencias de salud mental y esta formación se está impartiendo en refugios antiaéreos y sótanos".
En los países vecinos, las Sociedades Nacionales miembros de la IFRC están recibiendo un número creciente de peticiones de ayuda para la salud mental a través de sus sistemas de retroalimentación comunitaria.
"Estamos muy lejos de la recuperación de la población ucraniana, pero asegurar el apoyo a la salud mental, junto con el apoyo en efectivo, la protección y otros servicios básicos, es una manera de contribuir a esa eventual recuperación", dijo el Sr. Chapagain.
En el último año, la red de la IFRC ha movilizado a más de 124.000 voluntarios para responder a las necesidades urgentes de las personas afectadas por este conflicto armado internacional.
Para más información, por favor, contacten con:
[email protected]
En Kiev: Nichola Jones, +44 7715 459956
En Budapest: Corrie Butler, +36 70 430 6506
En Ginebra: Jenelle Eli, +1 202 603 6803
Recursos audiovisuales disponibles para medios a través de nuestra Sala de Prensa.
Nota para los editores:
En el marco de una iniciativa regional destinada a satisfacer la enorme necesidad de apoyo en materia de salud mental, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de Ucrania y 24 países de la UE han aunado esfuerzos para prestar servicios de salud mental y apoyo psicosocial a más de 590.000 personas en el transcurso de tres años. Los destinatarios son personas desplazadas en Ucrania y en los países de la UE afectados, cuidadores, niños, personas mayores, personas con discapacidad, comunidades de acogida, así como voluntarios y personal de la Cruz Roja. Financiado por la Unión Europea y con la asistencia técnica de la IFRC y del Centro Psicosocial de la IFRC, el proyecto EU4Health pone en contacto a personas vulnerables con profesionales de la salud mental y voluntarios de las 25 Sociedades Nacionales.
Migración en África Occidental: Cruz Roja ofrece un oasis de ayuda y esperanza a los migrantes en Kolda, Senegal
"Están expuestos a la violencia, explotación, abusos, riesgos de seguridad, violencia sexual y de género, y todo tipo de peligros a lo largo de sus rutas migratorias; aquí les ofrecemos esperanza, además de protección, asistencia, orientación y asesoramiento".
Así resume Mariama Mballo, trabajadora social, el trabajo que se lleva a cabo en el Punto de Servicio Humanitario (PSH) de Kolda, gestionado por la Cruz Roja Senegalesa y la IFRC en el sur de Senegal.
"El PSH de Kolda es un centro de escucha, apoyo psicosocial, asesoramiento y asistencia a los migrantes. Ofrece un espacio anónimo, confidencial y gratuito de acogida y asesoramiento", explica esta socióloga de formación de 30 años, que trabaja allí desde febrero de 2022.
Senegal, considerado históricamente un país de destino para los migrantes en África Occidental, se ha convertido en un país de tránsito. Debido a su situación geográfica, los migrantes, especialmente los procedentes de África Occidental, pasan por Senegal en su viaje hacia el norte, hacia los países del Magreb o Europa, en busca de una vida mejor.
La importancia del apoyo psicosocial
Viajar por rutas migratorias peligrosas puede tener un profundo impacto en la salud física y mental de los migrantes.
El objetivo del apoyo psicosocial prestado en Kolda es ayudar a las personas en tránsito a recuperar cierta normalidad, el equilibrio mental y, sobre todo, animarlas a ser activas y a comprometerse con su propia recuperación, encontrando mecanismos de defensa y protección que funcionen para ellas.
Cuando los migrantes en tránsito tienen necesidades que no pueden cubrirse en el PSH, se les deriva a otros servicios asociados externos.
"La clave del proyecto son sus voluntarios, de hecho, son la 'puerta de entrada', los que primero reciben a los migrantes, los escuchan y luego los dirigen al trabajador social para una escucha activa y en profundidad", subraya Mariama.
El personal que trabaja en Kolda también puede sentirse a veces desbordado al escuchar las experiencias que les cuentan los migrantes durante las sesiones de asesoramiento.
"Sí, hay historias que nos impactan, pero tenemos la capacidad de superarlas para ofrecer a los migrantes la orientación y el apoyo que necesitan", dice Mariama.
Satisfacer las más diversas necesidades
Las personas que se desplazan pueden acceder a otras ayudas vitales, como alimentos y agua en Kolda. Muchos de los migrantes que llegan, entre ellos mujeres y niños, han pasado días sin comer mientras emprendían sus largos viajes por zonas a menudo inhóspitas.
Los voluntarios y el personal de Kolda también ofrecen a las personas consejos útiles y asesoramiento sobre cuestiones como la trata de seres humanos, la recuperación del contacto con sus familias o la tramitación de documentos de viaje importantes.
Y, en caso necesario, los migrantes también pueden recibir asistencia jurídica, siempre con la máxima confidencialidad y protección, así como ayuda básica en materia de ropa e higiene para garantizar su salud y bienestar.
"Las personas que llegan al PSH se encuentran a menudo en una situación de vulnerabilidad avanzada, por lo que hacemos todo lo posible para atender inmediatamente sus necesidades más acuciantes", apunta Mariama.
Los voluntarios no se limitan a apoyar a los inmigrantes. También llevan a cabo una intensa labor con la comunidad local para concienciar y sensibilizar sobre el respeto de los derechos y la dignidad de los migrantes.
Esta importante labor se lleva a cabo con la máxima confidencialidad, siempre en consonancia con nuestros principios fundamentales y la política de migración de la IFRC.
Asistencia y protección de los migrantes más vulnerables en África Occidental
Kolda es sólo un ejemplo de los más de 600 Puntos de Servicio Humanitario gestionados por las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja a lo largo de las principales rutas migratorias del mundo. Son espacios neutrales que ofrecen un entorno acogedor y seguro para que los migrantes puedan acceder a servicios esenciales, independientemente de su situación y sin temor a ser detenidos o denunciados a las autoridades.
Desde la puesta en marcha del PSH de Kolda en 2020, que incluye otros pequeños puestos en Tanaff, Salikégné, Diaobé y Pata, los voluntarios han acogido y apoyado a más de 1.500 migrantes.
Se creó en el marco del proyecto "Asistencia y protección de los migrantes más vulnerables en África Occidental". Financiado por la Unión Europea, el proyecto cubre diferentes rutas migratorias muy transitadas a través de Burkina Faso, Gambia, Malí, Níger y Senegal. Además de las Sociedades Nacionales de estos países, en el proyecto también participan la IFRC, Cruz Roja Española, Cruz Roja Danesa y Cruz Roja Luxemburguesa.
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Para más información, visite nuestra página web sobre migración y desplazamiento y conozca mejor las políticas, programas y operaciones de la IFRC en materia de migración
Curar las cicatrices invisibles del conflicto de Ucrania: la IFRC y la Unión Europea lanzan un proyecto de salud mental
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco personas se ve afectada por trastornos de salud mental en situaciones de posconflicto. Si no reciben tratamiento y apoyo adecuado, los ucranianos se enfrentan a efectos duraderos que podrían perjudicarles a ellos mismos, a sus familias y a sus comunidades.
"Las heridas de la guerra son profundas, a veces demasiado profundas para manejarlas solo", dice Nataliia Korniienko, delegada de Salud Mental y Apoyo Psicosocial de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC).
Como ucraniana que tuvo que abandonar el país cuando comenzó la escalada, entiende de primera mano el estrés que sufren los que huyen del conflicto. "La gente anhela que alguien se tome el tiempo de sentarse a su lado en su dolor, pero esto suele faltar para muchos que huyen de Ucrania en este momento".
En una iniciativa regional para cubrir esta enorme necesidad, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja de la República Checa, Hungría, Polonia, Rumania, Eslovaquia y Ucrania han unido sus fuerzas para ofrecer servicios de salud mental y apoyo psicosocial a más de 300.000 personas procedentes de Ucrania. Financiado por la Unión Europea y con la asistencia técnica de la IFRC y el Centro Psicosocial de la IFRC, el proyecto pone en contacto a personas vulnerables con profesionales de la salud mental y personas voluntarias de las seis Sociedades Nacionales.
El apoyo se ofrece en ucraniano y en otros idiomas a través de varias plataformas, incluidas las líneas de ayuda, la divulgación móvil y las actividades de grupo en persona. También se van a distribuir materiales de apoyo psicosocial en varios idiomas entre los profesionales de la salud mental y el público.
Desde los primeros días del conflicto, el personal y el voluntariado de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja han prestado asistencia a las personas en los puestos fronterizos, las estaciones de tren y los refugios temporales, escuchando y demostrando empatía, compartiendo información que salva vidas y atendiendo a las personas vulnerables.
Aneta Trgachevska, jefa interina de Salud y Asistencia de la IFRC Europa, dijo: "Intentamos llegar a todos los necesitados de forma conveniente y personalizada. La asistencia no se limitará a un par de llamadas o reuniones: la persona recibirá apoyo mientras nos necesite. Este tipo de respuesta temprana puede aliviar los síntomas y evitar que las personas desarrollen niveles graves de angustia o incluso condiciones de salud mental."
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El contenido de este artículo es responsabilidad exclusiva de la IFRC y no refleja necesariamente la opinión de la Unión Europea.
Cobertura Sanitaria Universal: El Secretario General de la IFRC interviene en la Tercera Reunión Ministerial Anual del Grupo de Amigos de la Cobertura Sanitaria Universal (UHC) y la Salud Global
Es un honor copresentar el evento de hoy como parte del Grupo de Amigos sobre la Cobertura Sanitaria Universal (UHC, en inglés) y hablar en nombre de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, que comprende 192 Sociedades Nacionales y millones de miembros del personal y voluntarios y voluntarias.
La Cobertura Sanitaria Universal, que encarna el derecho de todas las personas a servicios de salud de calidad, accesibles, asequibles y disponibles, reverbera profundamente con la misión principal de la IFRC de actuar en interés de los más vulnerables y aliviar el sufrimiento humano.
Desde 2018, hemos estado ampliando nuestro trabajo sobre la UHC y alineándonos con el programa de trabajo de la OMS. Como miembro de UHC2030, apoyamos a los Grupos Focales de País antes y después de la Reunión de Alto Nivel de 2019 para compartir las experiencias vividas, los desafíos y los logros en materia de UHC de las poblaciones a menudo dejadas atrás.
Este año, la IFRC llevó a cabo consultas en países de todo el mundo con comunidades y grupos de la sociedad civil para identificar las barreras que impiden el acceso a los servicios básicos de salud y para hacer aportaciones clave al informe sobre el estado del compromiso con la UHC.
A pesar de todos los avances, somos testigos de que muchos grupos vulnerables y poblaciones marginadas carecen de acceso a servicios de salud que salvan vidas.
Dentro de un año, la Reunión de Alto Nivel sobre la UHC debe servir de coyuntura para asumir los compromisos políticos que permitan reforzar los sistemas sanitarios para las generaciones futuras.
En primer lugar, debemos dar prioridad a las necesidades sanitarias de los más vulnerables, especialmente en situaciones de catástrofe, crisis climática, emergencias sanitarias y violencia. Los gobiernos deben hacer frente a la estigmatización y la discriminación y fomentar la confianza integrando a las comunidades vulnerables en la propia elaboración de políticas. Las mujeres y las niñas han informado de que tienen más dificultades para acceder a la asistencia sanitaria, y las personas que se desplazan suelen quedar completamente al margen de los planes nacionales de salud.
En segundo lugar, debemos invertir en garantizar la seguridad y la protección de los trabajadores y voluntarios sanitarios de la comunidad, incluidos nuestros voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que conocen a fondo los riesgos, las vulnerabilidades y las desigualdades que afectan al estado de salud de sus comunidades y representan un recurso clave al trabajar con el sistema sanitario oficial para prestar servicios. El papel de los socorristas comunitarios para garantizar una cobertura mejorada y oportuna de los servicios sanitarios esenciales se hizo aún más evidente durante la pandemia de COVID-19.
En tercer lugar, los gobiernos deben desarrollar estrategias de salud comunitaria mediante una mejor colaboración entre los servicios de salud pública, las comunidades y las organizaciones de la sociedad civil. Es necesario invertir más en la ampliación de la comunicación de riesgos y la participación de la comunidad como componente clave de los sistemas de salud centrados en las personas. Creemos firmemente en el empoderamiento de las comunidades y en asegurar su participación significativa en la toma de decisiones.
Nuestras Sociedades Nacionales, como actores neutrales e imparciales, pueden traducir las necesidades de las comunidades en políticas, sistemas de protección social, infraestructuras, leyes y cuestiones de gobernanza. Los sistemas de salud también deben estar respaldados por mejores leyes de emergencia de salud pública que permitan responder sistemáticamente a las pandemias y a las emergencias sanitarias.
Por último, y muy importante, no hay salud sin salud mental, especialmente en situaciones de crisis. El fortalecimiento de los sistemas de salud significa integrar y dotar de recursos a los servicios de salud mental y de apoyo psicosocial para todos los que puedan necesitarlos.
Excelencias, colegas, el acceso a los servicios sanitarios no es un privilegio y no debe tratarse como tal.
No podemos permitirnos perder la oportunidad de la Reunión de Alto Nivel del próximo año y no podemos renunciar a ello: lograr la Cobertura Sanitaria Universal es el único camino a seguir.
Nos comprometemos a seguir trabajando con los gobiernos y otros socios para poner en práctica nuestros compromisos compartidos en favor de la cobertura sanitaria universal y de unos sistemas de salud más sólidos para todos, en todas partes.
Gracias.
Crisis en Ucrania: El centro de salud de la Cruz Roja en Úzhgorod ofrece alivio y consuelo
Como muchas ciudades del oeste de Ucrania, el sistema sanitario de Úzhgorod se ha visto desbordado. Situada cerca de la frontera con Hungría y Eslovaquia, la población de la ciudad ha aumentado drásticamente con decenas de miles de personas que buscan refugio.
Para ayudar a satisfacer las crecientes necesidades médicas de los recién llegados y aliviar parte de la presión sobre las instalaciones médicas locales, la Cruz Roja Ucraniana abrió un Centro de Salud temporal en Úzhgorod con el apoyo de la IFRC y la Cruz Roja Finlandesa.
El centro ofrece consulta, tratamiento y medicación gratuitos a las personas que lo necesitan. Está abierto a todos, tanto a los miembros de la comunidad local como a los desplazados internos.
Los especialistas médicos asisten a personas de todas las edades en sus problemas de salud. Hay un farmacéutico que receta medicamentos y un psicólogo disponible para consultas y apoyo psicosocial.
"Los medicamentos para el corazón y la presión arterial son los que más se recetan. La gente vivió situaciones de estrés y eso afecta a su salud", explica la farmacéutica Olesya Verbovska, que trabaja allí con su hermana gemela Oksana.
"La gente tuvo que salir de casa a toda prisa, así que no pudo llevar su medicación habitual. Están agradecidos de que la Cruz Roja les proporcione los medicamentos gratuitamente".
Muchos pacientes proceden de refugios temporales. Uno de ellos es Oleksandr Ivanovich, de 72 años, de Luhansk, que se aloja en la escuela local. Vino al Centro de Salud para hacerse un análisis de sangre y una ecografía.
"Lo único que puedo decir es gracias: estoy agradecido a todos los que se preocupan por nosotros".
Daryna, de 17 años, de Donetsk, visitó el Centro de Salud de la Cruz Roja con su madre, sus abuelos y su hermano menor. Los miembros de su familia tienen muchos problemas de salud, como alergias y dolores de estómago. Se enteraron del centro de salud por otros desplazados de la ciudad.
"Es estupendo tener un hospital como éste que ayuda a gente como nosotros", dijo Daryna.
Algunos de los miembros del personal médico y de las personas voluntarias que trabajan en el Centro de Salud también se han visto afectados por el conflicto, como la Dra. Nataliia Vasylivna, médico de familia de Donetsk.
"Cuando los pacientes están retraídos, les digo que soy una persona desplazada como ellos. Esto les ayuda a relajarse y a conectar conmigo. Después, hablan más abiertamente de sus problemas", explica.
Atiende entre 15 y 20 pacientes al día. Algunas de las afecciones más comunes que trata son enfermedades cardíacas, hipertensión arterial y reacciones alérgicas.
"Muchos pacientes también muestran signos de estrés crónico y se ponen a llorar en cuanto sienten mi simpatía", añade.
El centro de salud también ofrece apoyo psicosocial seis días a la semana, tanto para adultos como para niños. Y dos personas voluntarias que se dedican a ello también pueden identificarse con lo que viven los pacientes.
Daria, de Odesa, y Ostap, de Kiev, llegaron a Úzhgorod huyendo del conflicto y empezaron a trabajar como voluntarios para la Cruz Roja. Mientras ayudaban a la gente a superar sus problemas, se conocieron y son pareja desde mayo.
"Nunca nos aburrimos cuando hacemos voluntariado juntos. Trabajar con niños puede ser difícil a veces, pero Ostap siempre está ahí para ayudarme", dijo Daria.
"Daria es una persona extraordinaria, nunca he conocido a nadie como ella. Los dos tenemos un gran deseo de ayudar a los demás, y es mucho más fácil hacerlo con alguien a quien quieres", dijo Ostap.
Él las llamaba "plantas de esperanza": El apoyo a la salud mental de las personas en la crisis de Ucrania
Una simple búsqueda de "Járkiv" en Internet ofrece hoy escenas de cenizas grises cubriendo edificios astillados. Así es como gran parte del mundo ve ahora a Ucrania.
Lejos de esta percepción están los recuerdos de los lugareños de las chimeneas crepitantes y los paseos bajo los árboles, muchos de los cuales están ahora sin vida.
Pero al menos queda un pequeño grupo de verde primaveral: unas pocas plantas en el patio trasero de un residente de Járkiv. Las únicas que han sobrevivido a la lluvia de misiles en un jardín que antes era exuberante y vibrante.
"Él las llamaba plantas de la esperanza", dice Ana Blanco, una de las 20 personas de la Cruz Roja Española que trabajan en Záhony, Hungría.
"Él y su mujer llegaron a la estación de tren de Záhony con dos de ellas, habiendo viajado desde Járkiv. Y todos los días les veía cuidar y enorgullecerse de que se mantuvieran vivas en el alféizar del refugio".
Para este hombre, estas plantas son su símbolo de hogar. Y aunque no sean lo más práctico para llevar en su viaje, Ana entiende que son de vital importancia para su bienestar mental.
Tras haber trabajado en emergencias con la IFRC desde 2011, Ana sabe que los supervivientes de desastres y conflictos pueden ser resilientes. Lo ha visto con sus propios ojos mientras prestaba ayuda de emergencia en Puerto Rico tras el huracán María, o apoyando en materia de agua y saneamiento tras el terremoto de Nepal de 2015.
Pero esto no significa que la esperanza siempre florezca por sí sola.
Eso es lo que llevó a Ana desde su casa en Valencia a Záhony: su experiencia le enseñó que apoyar la salud mental de las personas afectadas por desastres o conflictos es tan importante como apoyar su salud física.
Vino con 20 compañeros especialistas en salud de la Cruz Roja Española para trabajar junto a la Cruz Roja Húngara, asegurándose de que sus equipos tengan lo necesario para atender las necesidades inmediatas de salud mental y física de las personas. Y para ayudar a establecer una clínica de salud en Zahony, de modo que también puedan prestar un apoyo eficaz a largo plazo.
No es la primera vez que Ana apoya a personas refugiadas. En dos ocasiones ha trabajado en campos de Grecia ayudando a los refugiados a expresar sus emociones a través de la terapia artística. Sus ojos se iluminan mientras habla: "Fue extraordinario. Aunque había una gran barrera lingüística, nos basamos en formas universales de comunicación".
Ya sea a través de la creación de arte, o cuidando delicadamente las pequeñas plantas en el alféizar de una ventana, todo el mundo tiene algo que decir, porque todo el mundo tiene algo que sentir. Y estos sentimientos necesitan un lugar donde ir.
"He crecido en una familia que siempre ha ayudado a la gente. Siento que me falta algo cuando veo una crisis y no puedo ir, si no estoy disponible para responder. Es un terremoto dentro de mí", explica Ana.
Es este deseo innato de ayudar a los demás, de ser amable con los demás -compartido por tantos millones de miembros de nuestra familia de la Cruz Roja y la Media Luna Roja- lo que ha motivado a Ana durante su estancia en Hungría. Durante muchas semanas ha trabajado pacientemente para conocer a muchas de las personas que se alojan en Záhony y crear confianza con ellas, ayudándolas a abrirse.
Hablando de otro hombre que conoció al principio y que se sentaba solo en una litera en un rincón del refugio, Ana dice: "No quería salir cuando lo conocí. Había estado viajando solo, la posibilidad de contactar con un amigo en el extranjero era cada vez más escasa".
"De vez en cuando, le decía: 'espero verte en la estación de tren', 'espero verte pronto para comer'". Y a los pocos días, le vio salir de la oscuridad y salir al exterior, interactuando con ella y los demás.
En su último día en Záhony, Ana se desvive por ayudar a ponerle en contacto con un asistente al otro lado del teléfono. Termina su misión sabiendo que, para millones de personas, su hogar es ahora muy diferente al que tenían antes. Muchos no saben dónde terminarán sus viajes.
Ana sostiene una verdad que muchos socorristas llevan en el corazón: nunca podemos garantizar que alguien esté bien o que todos sobrevivan.Pero hacemos todo lo posible para alimentar las semillas de la esperanza, para que un día las vidas de las personas afectadas por crisis como la de Ucrania puedan volver a florecer plenamente.
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Haga clic aquí para obtener más información sobre el llamamiento de emergencia de la IFRC para Ucrania y los países afectados.Si desea hacer una donación para apoyar nuestra labor de respuesta a esta crisis, haga clic aquí.
También puede visitar nuestra página de salud mental para saber más sobre la labor de la IFRC en materia de salud mental y apoyo psicosocial en todo el mundo.
100 días de crisis: Huyendo de casa, volviendo a la alegría
Ya habíamos metido nuestros pasaportes en la bolsa. Viviendo en Kiev, ya éramos testigos de la tensión en el aire y veíamos las noticias de lo que ocurría cerca de la frontera de Ucrania.Habíamos aceptado que probablemente tendríamos que buscar seguridad fuera de casa en algún momento.
Pero esa noche llegó mucho antes de lo que esperábamos. Unos fuertes golpes y destellos a través de la ventana nos despertaron, la crisis aterrizó en nuestra puerta.
Mi hija de siete años y yo viajamos a casa de nuestros parientes, a pocas horas de distancia. Dejar nuestra acogedora y familiar casa en las afueras de la ciudad, junto al bosque por el que nos gustaba pasear los fines de semana, no fue una decisión fácil. Éramos muy felices allí, pero sabíamos que ya no era seguro quedarnos.
El viaje fue surrealista. La música en la radio del coche sonaba como si no pasara nada, pero a nuestro alrededor se oían sonidos de guerra. Y nada más llegar a la casa de nuestra familia, nos dimos cuenta de que, una vez más, era demasiado peligroso quedarse.
Durante los días siguientes, continuamos moviéndonos de un lugar a otro hacia la parte occidental de Ucrania, temiendo que el conflicto nos siguiera.
La agitación hizo mella rápidamente, sobre todo en mi hija. Soy psicóloga profesional de formación, así que sabía exactamente a qué atenerme para identificar esos signos de estrés grave. Varias veces por la noche, nos despertábamos con el sonido de las sirenas y las alarmas aéreas. Se negaba a dormir en pijama y, en cambio, insistía en dormir con ropa de invierno. No dormía en absoluto, en realidad, por miedo a tener que volver a levantarse y buscar seguridad. Estaba asustada todo el tiempo, y su oso de juguete no le proporcionaba mucho consuelo.
Fue entonces cuando supe que teníamos que salir del país. Conocíamos a algunas personas en Polonia, también de Ucrania, que habían recibido ayuda de la acogedora comunidad polaca. Habían ido más allá para ayudar a albergar a las familias que huían de Ucrania.
Todo en mi vida dio un vuelco de la noche a la mañana. Incluso la familiaridad con mi profesión de trabajadora humanitaria y psicóloga del Comité Internacional de la Cruz Roja, (CICR). Allí, mi trabajo consistía en apoyar a las familias de los desaparecidos en Ucrania. Pero cuando empezó el conflicto, todos cambiamos de marcha y nos centramos por completo en la emergencia que teníamos delante.
Fui uno de los primeros miembros del personal que formó a los voluntarios de la Cruz Roja en la prestación de asistencia psicosocial a las personas en peligro. Los voluntarios de la Cruz Roja ucraniana se esforzaron mucho desde el principio de la crisis para ayudar a las personas necesitadas. También les enseñé a reconocer si necesitaban buscar ayuda para ellos mismos. Y ahora parecía que todos la necesitábamos.
Tras haber trabajado con la Cruz Roja durante años, intenté hacer todo lo posible para apoyarles en su labor de salvar vidas utilizando mis conocimientos.
Junto con mi equipo del CICR, creamos líneas telefónicas de atención para personas que necesitaban ayuda psicológica, el mismo apoyo que yo necesitaba.
Al cruzar la frontera con Polonia, fuimos recibidos por amables voluntarios al igual que cuando estábamos en camino en Ucrania. Los voluntarios nos proporcionaron comida y juguetes para mi hija, actos sencillos que me hicieron sentir mucho mejor. Me di cuenta de que esto parecía ser un punto de inflexión para mi hija, y pronto volvió a dormir y a jugar con los demás niños.
Poco después de llegar a Polonia, estaba en el banco cuando una mujer también ucraniana escuchó mi voz, el mismo idioma que ella hablaba, y empezó a compartir conmigo su propia historia. Empezó a llorar. Fue entonces cuando supe que necesitaba que la escuchara.
Quería compartir su historia con alguien que se tomara el tiempo de acompañarla en su dolor. Es lo que tantas personas anhelan, a menudo sin palabras para expresarlo. Me quedó claro que esta era una forma de contribuir utilizando mis habilidades, especialmente ahora que tenía más capacidad para cuidar de otros mientras me sentía segura.
Me puse en contacto con mis colegas de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) y ahora estoy ayudando a dirigir un programa en los países vecinos de Ucrania para proporcionar salud mental y apoyo psicosocial a las personas que han huido de Ucrania, que incluye muchas actividades diferentes en las que los voluntarios pueden apoyar a las personas mediante el uso de habilidades de primeros auxilios psicológicos, la organización de espacios amigables para los niños, ofreciendo referencias a otros proveedores de servicios y mucho más.
Las heridas de la guerra son profundas, a veces demasiado profundas para manejarlas solo.
No sé cuándo podré volver a casa y ayudar a mi gente en Ucrania. Todavía no es seguro regresar. Por ahora, sólo puedo planificar con unos pocos días de antelación. Cuando pueda -cuando cualquiera de nosotros pueda- volveremos a casa, a esa sencilla alegría que antes sentíamos.
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Nataliia K es delegada de salud mental y apoyo psicosocial de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Ayuda a devolver a las personas que han soportado más de 100 días de crisis en su país, Ucrania. Es de Kiev.
Ocean Viking rescata a 247 personas en 48 horas en el mar Mediterráneo, incluido un bebé de 5 meses
Budapest/Ginebra, 14 de febrero de 2022 – El barco de búsqueda y rescate (SAR) Ocean Viking tuvo un fin de semana extremadamente intenso, con la tripulación salvando a 247 personas en cinco rescates en menos de 48 horas. El barco es operado por la organización europea de búsqueda y rescate marítimo SOS MEDITERRANEE en asociación con la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC).
Los supervivientes ahora están siendo atendidos a bordo y han recibido alimentos, ropa seca y mantas. El equipo médico brindó primeros auxilios y apoyo psicosocial, tratando casos de hipotermia leve, inhalación de combustible y quemaduras de combustible. Algunas personas también muestran signos de tortura.
Entre los 247 supervivientes hay 52 menores no acompañados y un bebé de 5 meses. Las personas rescatadas representan 16 nacionalidades diferentes, y la mayoría proviene de Egipto, Bangladés, Siria, Etiopía, Túnez y Costa de Marfil.
La primera operación de rescate comenzó el sábado 12 de febrero, tres días después de que Ocean Viking zarpara del puerto de Trapani, Sicilia. Se envió una alerta sobre un bote de madera abarrotado en peligro en la región de búsqueda y rescate de Malta. El equipo de rescate de SOS MEDITERRANEE encontró a 93 personas en la citada embarcación, sin chalecos salvavidas, y las llevó a un lugar seguro en Ocean Viking.
El segundo rescate tuvo lugar durante la noche del 12 de febrero, nuevamente un bote de madera en peligro, en la región de búsqueda y rescate de Libia. 88 personas fueron rescatadas. Las personas se encontraban muy hacinadas en la embarcación, muy inestable, no tenían chalecos salvavidas y habían sufrido por inhalación de combustible.
El tercer rescate ocurrió el domingo 13 de febrero por la mañana, un pequeño bote de madera con 22 personas estaba en peligro en la región de búsqueda y rescate de Malta. El barco corría un alto riesgo de entrada de agua.
El cuarto rescate comenzó poco después del tercero. Ocean Viking recibió una llamada VHF de la aeronave de la ONG Pilotes Volontaires sobre una embarcación que requería ayuda urgente. El rescate de 25 personas se completó en una hora.
El quinto rescate tuvo lugar un día después, el 14 de febrero, en aguas internacionales dentro de la región SAR de Libia. 19 personas fueron rescatadas de manera segura de un bote de fibra de vidrio en peligro entre olas de 1 metro.
Desde que la IFRC se asoció con SOS MEDITERRANEE en agosto de 2021, el Ocean Viking ha rescatado a 804 personas en peligro en el mar Mediterráneo.
Esta misión de salvar vidas es una parte integral de la presencia de la Cruz Roja y la Media Luna Roja para proteger y ayudar a las personas en los países de origen, tránsito y destino en África, Medio Oriente y Europa. Como organización humanitaria neutral, independiente e imparcial, la red global de la Federación Internacional brinda asistencia humanitaria crítica a todas las personas que la necesitan, independientemente de su estatus legal.
Para más información, por favor, contacten con:
En Budapest: Hannu-Pekka Laiho, [email protected], +358 40 5257126
En Budapest: Nora Peter, nora.pete[email protected], +36 70 265 4020
Fotos disponibles en este link.
El Apoyo psicosocial a la niñez del Amazonas colombiano
En la región de las Américas de la inversión total en salud solo 1.8% es destinada a la salud mental de acuerdo con la OMS. Esta brecha resalta con el gran impacto negativo que la pandemia por COVID-19 ha tenido en el bienestar de las personas.
Sin el apoyo de servicios básicos psicosociales, las comunidades han enfrentado la dramática pérdida de 2.3 millones de vidas en el continente, los devastadores efectos socioeconómicos traducidos en el incremento de pobreza, con 209 millones de personas a 2020 en América Latina y el Caribe, la pérdida de ingresos en los hogares o la falta de acceso a educación para niños y niñas.
La niñez ha sido gravemente afectada; CEPAL y OIT estiman que entre 100 mil y 300 mil niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe, ingresarían al mercado laboral como consecuencia de la pandemia, dejando de lado su formación . Con ello, su salud mental, así como las oportunidades para desarrollar su máximo potencial están en riesgo.
Para aquellas personas en situación de vulnerabilidad el panorama es más grave. En Colombia, a noviembre de 2021 menos de la mitad de la población (48 por ciento) cuenta con un esquema de vacunación completo, con lo cual la recuperación socioeconómica para la otra mitad aún tiene un largo camino por delante. El acceso desigual de vacunas y las limitaciones para recibir servicios de apoyo psicosocial supondrán una recuperación desigual.
38,6% de la población en Colombia sufrió de nerviosismo en 2020 , y en respuesta el Estado priorizó el apoyo psicosocial durante la pandemia mediante la oferta servicios telefónicos. En zonas aisladas como el departamento del Amazonas esta ayuda no llegó para todas las personas, a pesar de registrar la mayor tasa de mortalidad por COVID-19 en junio de 2020.
Las comunidades indígenas del Amazonas Colombiano, que representan un 17 por ciento de la población del departamento, sufrieron el cierre de las fronteras de países vecinos y puertos fluviales, con lo cual su economía local, su seguridad alimentaria, su acceso a salud y a servicios como educación fueron afectados.
Para paliar la emergencia humanitaria en esta región la Cruz Roja Colombiana (CRC) implementó dos proyectos con el apoyo de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC).
De esta forma se brindó ayuda psicosocial a la niñez indígena, la entrega de asistencia monetaria multipropósito a personas adultas en situación de vulnerabilidad, la implementación de actividades de agua y saneamiento, el fortalecimiento de la red hospitalaria local y la entrega de insumos médicos a hospitales públicos de Leticia y Puerto Nariño.
Las personas voluntarias de la Cruz Roja, un eje fundamental de la intervención
654 personas se han beneficiado de los encuentros comunitarios de salud mental y apoyo psicosocial dirigido a la comunidad, personal sanitario, y niños y niñas de cuatro instituciones educativas. El personal de la CRC implementa estas actividades, con el apoyo de personas voluntarias, como Laura Londoño, que a sus 21 años estudia ingeniería industrial y trabaja con la Seccional Amazonas de la CRC como voluntaria y directora de juventudes. También destina su tiempo libre apoyando al hospital público de Leticia donde realiza vigilancia epidemiológica en compañía de su madre.
“Ser voluntaria, lo es todo, es la oportunidad de sembrar algo en la vida de alguien, ayudar sin recibir nada a cambio, tener un conocimiento y poderlo transmitir…”
Laura Londoño
Voluntaria de la Cruz Roja Colombiana
Desde hace tres años entró a fortalecer el grupo de personas voluntarias que hacen frente a las consecuencias de la pandemia. Al inicio muchas de ellas se vieron afectadas por la pérdida de empleo, e incluso tres perdieron la vida con síntomas de COVID-19 cuando el grupo estaba conformado por cuatro menores de edad y dos adultos mayores. Hoy más de 20 menores de edad se han unido a este grupo, que aún recuerda el fallecimiento de un miembro del personal de CRC y 10 familiares del equipo de personas voluntarias.
Para brindar el apoyo psicosocial a las poblaciones indígenas afectadas, Laura y su equipo de voluntarios, así como el personal de la CRC viajan en lancha durante dos horas surcando el rio Amazonas con destino a la escuela del corregimiento de Puerto Nariño. ‘’La COVID-19 se llevó a varios familiares de los niños y profesores de la escuela’’ Explica Adler Ahué Ruíz, rector de la escuela local.
El equipo se prepara con 40 grados de sensación térmica para armar un teatrino, que sirve como inicio de las actividades psicosociales que generan la confianza necesaria en niños y niñas, mediante risas, bromas e interacciones, y facilitan la intervención.
Las metodologías lúdicas avanzan en talleres de dibujo, con los cuales quienes participan tienen la oportunidad de expresar sus emociones y conocer cómo buscar apoyo según lo requieran. ’’Fue difícil el encierro de la pandemia, ahora en la escuela nos sentimos mejor porque podemos jugar con nuestros y nuestras amigas y aprender en compañía’’ comenta uno de los niños participantes.
Con el direccionamiento del equipo del voluntariado, niños y niñas reconocen técnicas para trabajar en grupo, compartiendo materiales de trabajo y dibujando una camiseta que lleva impresa un mandala, como un mecanismo de relajación y sostenimiento de sus emociones, y que cada quien pinta según sus gustos y personalidad.
En estas actividades de apoyo psicosocial, Laura da continuidad a una larga tradición humanitaria que comparte con su madre y padre, John Jairo Londoño Rivera que en 2007 y con 33 años, falleció como socorrista en el rio Magdalena después de haber rescatado a 7 personas.
La labor filantrópica de 14 millones de personas voluntarias del Movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja se ve representado también en este equipo, que desde la Amazonía colombiana, contribuye a llevar asistencia humanitaria, acá y en más de 192 países, dirigida a las personas en mayor situación de necesidad.
Gracias a este valioso trabajo, a octubre de 2021, el proyecto Appeal COVID-19 implementado por la CRC en los departamentos de Bolívar, Chocó, Nariño y Amazonas, ha alcanzado a millones de personas bajo sus tres ejes de intervención: 4.718.036 personas han sido beneficiadas en actividades para frenar la pandemia y mantener la salud, 1.409 se han beneficiado de acciones para aliviar el impacto socioeconómico y 6.160 personas han hecho parte de labores de fortalecimiento de la CRC.
12/03/2021
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Salud mental y apoyo psicosocial
Los desastres y las emergencias cobran un precio enorme no solo en la salud física de las personas, sino también en su salud mental y su bienestar. Abordar las necesidades psicosociales y de salud mental a nivel mundial es una parte vital del trabajo que hace la Federación Internacional para apoyar a las comunidades a estar saludables.